lunes 4 de abril de 2005
Huberto Juárez
Nervioso, cercado y presionado por los representantes de los medios locales y nacionales, el hombre soltó a bocajarro: “¡Borrón y cuenta nueva!; se inician otras relaciones de trabajo, bajo el nuevo Contrato Colectivo”,1 dijo Francisco Soroa, a la sazón director de relaciones públicas de la empresa VW de México (VWM), buscando frases cortas para sintetizar el fin de uno de los conflictos obrero patronales más representativos en la región y en el país.
Unas horas más tarde a estas declaraciones –en la madrugada del 20 de agosto de 1992– se pudo observar el alcance de los recursos oficiales disponibles para garantizar la nueva fase de paz laboral. Tres cientos de obreros, de los mil 118 que fueron excluidos de la recontrataciones y que hicieron acto de presencia en las cercanías de la fábrica, fueron agredidos por la fuerza pública, quien en esta ocasión utilizó, además de los toletes, perros de ataque que fueron lanzados sin ninguna consideración a los disidentes de un acuerdo leonino para el regreso al trabajo.
Obviamente hubo muchos lastimados y algunos de ellos fueron capturados y tratados virtualmente como prisioneros de guerra. El reporte de Andrea Becerril es elocuente: “A las 13:30 horas, con las manos en la nuca y encañonados por dos docenas de judiciales armados con metralletas, aparecieron los 11 trabajadores en el palacio de gobierno. Salieron poco después, con muestras visibles de la golpiza que recibieron al ser aprehendidos e indignados por el maltrato”. Claro, después de esto no podía faltar: “Es la buena voluntad del gobierno lo que permitió su liberación”, dijo el procurador de Justicia del estado, Humberto Fernández de Lara.
Éste es el parteaguas de la historia del sindicalismo independiente en la región. Con la aparición de un nuevo CCT y un nuevo estatuto sindical en VW, se dieron las nuevas reglas que habrán de marcar profundamente los sucesos regionales, productivos y sindicales de la siguiente década.2
Desde su independencia de la CTM, 20 años antes, los miles de trabajadores que laboran en la planta automotriz más grande en México, construyeron, en relevos de generaciones de líderes naturales, un verdadero modelo de sindicalismo caracterizado por su enorme capacidad para responder y muchos casos revertir las políticas de la gerencia.
Nutridos por la tradición del pensamiento y las luchas de la izquierda universitaria de los años 70, una y otra vez, hicieron grandes demostraciones de su unidad y su fuerza, como en el verano de 1987, cuando frente a la inusitada iniciativa de la gerencia para desconocer las relaciones contractuales (vía demanda de Conflicto de Orden Económico), mantuvieron una huelga de cerca de dos meses y presionaron al gobierno y a la empresa haciendo algo inaudito: cerrar en dos ocasiones las rutas de acceso a la ciudad de Puebla.
La reestructuración de la industria automotriz, que a finales de los años ochenta inaugura la fase de producción de unidades de exportación, vino acompañada con una iniciativa para modificar el contexto de las relaciones laborales. Proyectos internacionales financiados por el BID y el BM, por fundaciones con intereses en la industria automotriz y por el gobierno mexicano, desplegaron una intensa campaña en todas las organizaciones sindicales para sentar nuevas bases tendiendo como eje la productividad y la calidad en el trabajo. Desde esta versión fue como empezó a mirarse al sindicalismo independiente de la VWM, como un sindicalismo premoderno, atrasado. Línea conflictual le llamó una investigadora aficionada al tema.3
El cambio que produjo la derrota obrera de 1992 generó las modernizaciones a tono con el nuevo proyecto de Plataforma Giratoria y Fábrica Modular que estaba en puerta. A partir de 1993 se pudo ver que llegaba a Puebla una nueva industria de autopartes, de clase mundial, hacia quien se transfirió una buena parte de las materias de trabajo de los sindicalizados de VW y copó en cosa de cuatro años todos los poros de la proveeduría de la armadora alemana.
Proyectos sindicales que buscaron incorporar a los nuevos puestos de trabajo fueron rechazados drásticamente por las gerencias: todas y cada una de las nuevas plantas ya tenían firmado –antes de empezar a producir– un CCT con alguna de las tres grandes centrales oficiales. El éxito del nuevo modelo puede medirse por dos indicadores: la producción que en 1992 fue de 145 mil 270 unidades (la mayor parte para el mercado interno) tuvo su punto más alto en el año 2000 (425 mil 703 unidades, 85 por ciento para la exportación), variaciones que son más elocuentes si nos referimos a los ingresos, que a principio de la década eran poco más de 2 mil millones de dólares anuales y en cosa de ocho años se multiplicaron por cuatro. La regla empresarial de hacer más con menos se cumplió cabalmente, en el otro extremo, en el mismo período, la plantilla disminuyó en más de dos mil trabajadores y los costos laborales cayeron del 12 por ciento al 4.5 por ciento como proporción de los costos de producción totales. 4
II
La presencia de la nueva industria de autopartes en Puebla creó cerca de tres decenas de miles de nuevos empleos directos e indirectos en el cluster más moderno de América, un producto de lo más destilado de las nuevas formas de organización industrial que combina las formas de cooperación modular con las estructuras del JIT/Kanban. Debo indicar que, en todos los casos, cuando se dice moderno en la industria de autopartes, se habla de una estructura que ha homologado la calidad del producto a lo largo de la cadena, al mismo tiempo que asigna salarios que son per se inferiores a los de los trabajadores de las líneas de ensamble, la razón estriba en la existencia de mecanismos que han anulado la capacidad de negociación de los trabajadores, usando la modalidad de sindicatos de protección (de los intereses de las gerencias, por supuesto).
Pero el sistema se ha probado y es eficiente para paliar los efectos negativos de la dualidad salarial. Cuando menos eso creían los capataces de la fábricas hasta la mañana del 15 de diciembre de 1999 cuando las trabajadoras de Siemens (hoy Alcoa Fujikura) que fabrica el módulo eléctrico electrónico (bordnest), pusieron en jaque los equilibrios del cluster. Una combinación de malos tratos en la línea de trabajo, bajos salarios, casos de acoso sexual de jefes de segundo nivel y promesas de incrementos salariales incumplidas, derramaron el vaso de la paciencia y el temor de esas mujeres y simplemente pararon la línea.
Fue un hecho extraordinario, pues inaugura una nueva fase en la lucha del trabajo asalariado. En las primeras horas del paro laboral existió la amenaza latente de usar, como en 1992, la fuerza pública, un hecho que no ocurrió como resultado del cálculo de riesgo que el cluster en su conjunto podría tener en el caso de que el conflicto escapara de su control y se multiplicara a las otras empresas donde las condiciones de trabajo y los salarios eran los mismos que en Siemens (hoy Alcoa Fujikura). 5
Estas mujeres, con el apoyo de las dirigencias (saliente y recién electa) de sus hermanos de VW, lograron en la primavera de 2000 que la empresa reconociera una nueva organización y dirigentes electos por los trabajadores en sustitución de los dueños de los sindicatos de protección. Para la historia quedará también el hecho que fue su ejemplo el que permitió que trabajadores (varones en su mayoría) de otras dos empresas del cluster (Seglo y ATL), obtuvieran reconocimiento de sindicatos independientes.
III
Hacia principio de los noventa, silenciosa pero inexorable, una nueva industria de exportación se multiplicaba en Puebla. La base de esta nueva industria fue el uso masivo del empleo precario, es decir, una industria que no requiere altos niveles de calificación escolarizada, exige a cambio altos niveles de intensidad en jornadas, donde la norma es cumplir con tareas que en promedio requieren 10 horas por día, muchas veces incluyendo los fines de semana. La industria del vestido para exportación en Puebla, llegó como parte de ese proyecto de reestructuración de la industria del vestido en EU, apuntalado en acuerdos multilaterales como el Multifibras del GATT o regionales como el Anexo 300 B del TLCAN. De esta forma tuvimos en Puebla a la segunda región mexicana más importante para la exportación de prendas de vestir (Tehuacán, Ajalpan, la Sierra Negra, Tezuitlán en la Sierra Norte).
Las maquiladoras tuvieron (tienen) en Puebla las mismas características de las plantas que en otras partes del mundo se conocen como Zonas de Procesamiento para Exportación (EZP por sus siglas en inglés): explotación del trabajo al más bajo precio, ausencia de derechos de asociación y débiles protecciones sociales.
Aunque se conoce poco, los trabajadores de la maquila siempre han resistido, seis y una de esas luchas vino a ser el complemento de la tradición independiente de los obreros de VWM y de las de Siemens-Alcoa.
En esta ocasión el turno correspondió a mujeres que laboran en una maquiladora coreana en Atlixco, que fabrica sudaderas con el logo de universidades norteamericanas, comercializadas por Nike.
Todo empezó por una protesta por la comida que se ofrecía en el comedor de la empresa: maloliente y sucia. Ellas no lo sabían (creo), pero justo en el día de aniversario del paro de sus colegas en Siemens, acordaron no ir al comedor y su boicot que era una protesta inocua en términos de las relaciones laborales prevalecientes, se volvió el punto de partida de un movimiento de resonancia internacional cuando la empresa despidió a las organizadoras del boicot de comida y éstas como respuesta organizaron a sus compañeras para ahora sí paralizar la fábrica y forzar la negociación de un paquete de mejoras que incluía, independencia sindical y mejoras en las relaciones de trabajo.
En la tercera noche del paro fabril (el 11 de enero del 2001), fueron agredidas por el cuerpo de granaderos con saldos de decenas de heridas.7 El recurso de la represión física era, de acuerdo con el cálculo de la gerencia y de las autoridades del estado, el remedio para dar por concluida una protesta que parecía peligrosa por su ejemplo. Error, las mujeres no se amedrentaron y apoyadas en la solidaridad internacional (estudiantes y profesores de prestigiadas universidades norteamericanas, Berkeley, Duke, Wissconsin, Columbia-NY, Michigan Ann-Arbor, Indiana, etcétera),8 se mantuvieron en movimiento hasta el punto que ocho meses después (21 de septiembre) vieron nacer su hoy sindicato independiente.
Las mujeres de Kukdong (hoy Mexmode) Atlixco, han sido el último destacamento que engrosa a los sindicatos industriales independientes en la región.
Epílogo
La fase 2001-2004, como se sabe, estuvo en México plagada de los impactos de la recesión de la economía norteamericana. La fase de crecimiento de los años 1993-2000 se volvió una gigantesca pavesa en la región ante la falta de previsiones de los responsables de la política económica, quienes, en una demostración de ignorancia absoluta de los ciclos del capitalismo, apostaron a una fase de crecimiento eterna. En este escenario, dos de las industrias de exportación más golpeadas fueron justamente las que florecían en Puebla: la de autos y la de ropa.
Así, los sindicatos independientes han sido puestos a prueba. Las gerencias inmediatamente redujeron sus niveles de operación acudiendo al desempleo. Se creó un ambiente que ha propiciado la carrera hacia abajo, como se llama el proceso de precarización del trabajo en la fase de la globalización. Así, los sindicatos han tenido que buscar fórmulas de sobrevivencia y aceptar propuestas de las gerencias para crear categorías salariales con menor valor o revisiones de contrato con muy poco impacto en las percepciones.
Dos hechos, sin embargo, muestran que como sindicatos independientes tienen recursos para remontar la carrera hacia abajo: el primero, el ejercicio consistente del derecho de huelga, un derecho constitucional, cada vez más cuestionado por el empresariado. Tres huelgas en Volkswagen de México, una en Alcoa (2005 con un incremento del 7 por ciento) y una negociación exitosa en Mexmode (2004 cuando lograron un incremento promedio del 14 por ciento), indican que el futuro puede ser mejor en tanto entidades con capacidad de respuesta sustentada en el ejercicio de la democracia sindical.
El otro hecho es la unidad que los cinco sindicatos independientes pueden desarrollar en torno a la búsqueda de soluciones a problemas comunes. Véase esto: en mayo de 2003, coordinaron una campaña para recuperar el derecho de los trabajadores a la Participación en las Utilidades de las Empresas (PTU)9 y de acuerdo a los registros de la prensa local,10 el asunto estuvo a punto de volverse un conflicto cuando funcionarios de la oficina local de la SHyCP estuvieron tentados a reprimir las peticiones de revisión de las Declaraciones de las empresas, usando personal de seguridad para expulsar a los líderes y miembros de las comisiones de las oficinas de Puebla.
Si bien es cierto que la campaña no tuvo los efectos esperados, se mostró que derechos laborales –que la modernidad capitalista ha estado anulando como la PTU–, pueden ser revisados y planteados dentro de una cobertura de lucha y resistencia coordinada.
1 Andrea Becerril. Lanzan perros de ataque contra los obreros disidentes de Volkswagen. La Jornada. 21 de agosto de 1992.
2 “La nuevas relaciones laborales en VWM son el resultado del laudo número 15 emitido por la JFCA. Contienen, en el caso de del cambio del CCT, 53 cláusulas modificadas –15 de ellas mutilan derechos obreros–, 15 cláusulas suprimidas, un capítulo completo eliminado –el de escalafón–, y se agregaron cinco nuevas cláusulas. En el caso de los estatutos sindicales, existe una nueva estructura que, además de no ser conocida por los trabajadores, no fue elegida o siquiera consultada con los trabajadores”. Juárez, N. H. Los Sindicatos frente a las políticas empresariales de elevación de la productividad. En Productividad. Distintas experiencias. García, de la Garza. Coords. Ed. UAM-I. FFE. 1993
3 Véase dos textos de Yolanda Montiel. VW de México una modernización en frío. La Jornada Laboral. Oct. 1992 y VW de México: la vía impositiva para mejorar la productividad. Productividad. Distintas experiencias. Op. Cit.
4 Un análisis amplio de los cambios puede verse en: Juárez, N.H. The VW strike of 2000. Worker resistance in a setting of new industrial relations. La Lettre du Gerpisa. No. 49. 2002. France.
5 Véase: Mujeres trabajadoras de Siemens. Una lucha por mejores condiciones de trabajo y libertad sindical. Juárez, N. H. Revista Trabajo y Democracia. No. 54. Marzo-Abril. 2000.
6 Véase: Juárez, N. H. 2004. Allá... donde viven los más pobres. Ed. BUAP, UdG, UOM, UMSNH.
7 Hay una cronología del movimiento en: Rebelión en el Greenfield de Juárez, N. H, Ed. BUAP-AFLCIO y en la página Web del Worker’s Rigth Consortium.
8 Junto a un reducido número de estudiantes y profesores de la BUAP
9 Desplegado signado por los secretarios generales de VW de M, Alcoa Fujikura, Seglo, ATL y Mexmode, en La Jornada de Oriente con fecha 26 de mayo de 2003.
10 Véase los reportes de los días 26-29 de mayo de: La Jornada de Oriente, El Sol de Puebla, Síntesis, Cambio, etcétera.