Minerva Glockner, testigo de primera linea:
“A mi hermano Napoleón y a Nora Rivera los mató la policía, después de torturarlos”
Una carta de Clementina B de Bassols a Julio Glockner —el primer rector marxista de la Universidad Autónoma de Puebla— fue decisiva en el destino personal de sus hijos Napoleón y Julieta como militantes de las Fuerzas de Liberación Nacional, la organización clandestina en que se gestó el Ejército Zapatista de ahora
La esposa de Narciso Bassols lo invitó, el 18 de diciembre de 1962, a colaborar “en la forma que le sea posible” para que “de Puebla pueda venir un buen contingente” al Congreso de Mujeres de Toda América, que tendría lugar en La Habana, en enero de 1963
Julio Glockner resolvió pagar 1,528 pesos por el viaje redondo, 25 de inscripción y 50 por el pasaporte de la más inquieta y mejor fogueada mujer de la familia, su tocaya Julieta, quien a sus 16 años tuvo la experiencia de conocer y platicar con el Che Guevara y recibir en su casa de Cuba las atenciones de su esposa Hilda
El viaje a la isla, en aquellos momentos de efervescencia continental, fue decisivo en la vida y muerte de la familia Glockner
Julieta Glockner se había iniciado en las luchas sociales de Puebla durante el Movimiento Carolino —que encabezó su padre—, en 1961, cuando miles de estudiantes, profesores y otros sectores liberales y comunistas combatieron al peligroso Frente Universitario Anticomunista (FUA), ultraderechista organización que sirvió de ensayo al posterior Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (el MURO)
Julieta era la cuarta de los siete hijos del doctor Glockner Con su primera esposa, Bertha Carreto, tuvo a Nuby y a Napoleón; y de su matrimonio con María Teresa Rosáinz nacieron Minerva, Julieta, Clara, Julio y Fidel
Testigo en primera fila del derrotero familiar, Minerva, psicóloga egresada de la UAP, acepta contar en Proceso la historia que va de 1961, cuando Julio Glockner ingresa al Movimiento de Liberación Nacional (cuya principal figura fue Lázaro Cárdenas), a 1995, cuando Carlos Tello Díaz, en su libro La rebelión de las Cañadas, reafirma “la gran mentira” de que Napoleón Golckner murió ejecutado por sus propios compañeros:
“A mi hermano lo mató la policía Es absolutamente falso el documento que se atribuye a las Fuerzas de Liberación Nacional, acerca de una supuesta ejecución Ni fueron sólo dos tiros los que le dieron ni es cierto que sólo a Nora la hubieran subido a la camioneta A los dos los asesinaron después de martirizarlos y a Napoleón, inclusive, le pasaron la llanta encima”, dice
Según Minerva, fue Julieta quien incorporó a Napoleón —13 años mayor— al movimiento revolucionario
“Julieta, por lo que supimos y pudimos reconstruir, murió en acción cuando el ejército la descubrió en unos cerros, por el rumbo de Palenque, después de que descargó su metralleta contra unos policías en Cárdenas, Tabasco, que la perseguían”
A lo largo de tres conversaciones pausadas —interrumpidas por el afán de precisión en situaciones, fechas, nombres, números—, el recuerdo de Minerva emerge a veces con dificultad, siempre con melancolía, y se humedece repetidamente con lágrimas que nunca alcanzan a rodar
TOGAS Y BIRRETES A LOS ALBAÑILES
La casa de Julio Glokner —colonia Xonaca, de Puebla— era una romería permanente de profesores, médicos y estudiantes progresistas, tanto de la Universidad Autónoma de Puebla como de otras instituciones, que se reunían con él para debatir asuntos políticos y sociales diversos María Teresa, su esposa, cocinaba siempre de más, aunque la familia era de siete De los frecuentes: su colega y vecino doctor Ignacio Hermoso, y el historiador Saturnino Téllez, quien mantuvo la constancia de ir todos los días a comer, “durante once años”
De ascendencia alsaciana y niñez humilde (nació en 1909), Julio Glockner era médico cirujano Se especializó en enfermedades venéreas en la Universidad de Stanford, daba clases de Biología, Embriología, Química Biológica, Farmacología y Fisiología Patológica, tanto en la UAP como en la preparatoria del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec Era masón de la Gran Logia Emancipadora y fue cofundador del Partido Popular de Vicente Lombardo Toledano
“En mi casa nunca hubo historias de cigüeñas o milagros La nuestra fue una formación amorosa, laica, solidaria y liberal”, dice Minerva
En 1961, cuando el gobernador Arturo Fernández Aguirre quiso imponer como rector al abogado Jorge Avila Parra, preferido del FUA y del arzobispo Octaviano Márquez y Toriz, Glockner encabezó el Movimiento Carolino que lo llevó a una rectoría de transición —77 días, para quedar después como consejero vitalicio—, durante la cual se realizó una reforma universitaria que convirtió a la UAP en una institución “comprometida” con la sociedad
Minerva recuerda a su padre, a quien acompañó cuando tomó posesión en el salón barroco —Paraninfo— de la universidad, cuando decidió que las togas y birretes de seda que se acostumbraban en ese tipo de ceremonias fueran regalados “a unos albañiles, para subrayar el carácter popular de la reforma La universidad, decía, deja desde hoy de ser elitista”
De los siete hermanos Glockner, Nuby fue la primera en casarse, poco antes de cumplir 15 años El segundo fue Napoleón, a los 17, quien después de varios años en Puebla se fue a vivir a Culiacán con su esposa Gloria Corte, con quien procreó a Napoleón, Ligia y Fritz
El 1964 tuvo lugar en Puebla un movimiento popular de apoyo a los lecheros, porque el gobernador Antonio Nava Castillo quería que toda la leche fuera pasteurizada, lo cual significaba la muerte de los pequeños establos La UAP fue el cuartel general y la familia Glockner participó de manera activa La noche anterior al desenlace —la caída del gobernador— el secretario de Gobierno de Puebla ofreció a Julieta un viaje a Europa que, por supuesto, no aceptó
Por esa época, cuando ingresó a la Escuela Normal Superior del Estado de Puebla, Julieta conoció a Manuel Guzmán, Edgar Bello y Carlos Martín del Campo Con ellos ingresó a las Juventudes Comunistas Fue novia de Manuel (actualmente es predicador de una iglesia protestante) y de Carlos, con quien se casó
El 15 de septiembre de 1965 Julieta tuvo su primer y único hijo
Entre 1967 y 1968, Julio Glockner sufrió tres infartos que lo obligaron al retiro El Instituto Mexicano del Seguro Social, donde también trabajó, lo indemnizó con 100,000 pesos y Julieta y Napoleón lo convencieron para que fundara un hospital: el Servicio Médico Social Poblano, que se instaló en la colonia Santa María
La memoria es imprecisa, pero Minerva supone que fue antes del 68 cuando Napoleón retornó con su familia a Puebla
De los siete hermanos, Julieta y Napoleón llegaron a solidificar una gran relación, al grado de que para Minerva no hay duda de que fue su hermana menor quien propició el ingreso de él a las Fuerzas de Liberación Nacional
EL 68, PUENTE A LA CLANDESTINIDAD
Carlos Martín del Campo, el 12 de noviembre de 1970, fue el primero de los dirigentes estudiantiles —estudiaba Filosofía y Letras en la UNAM— y magisteriales del Movimiento del 68 en recibir sentencia “por los delitos de invitación a la rebelión, asociación delictuosa, sedición, daño en propiedad ajena, ataques a las vías generales de comunicación, robo de uso, despojo, acopio de armas, homicidio y lesiones contra agentes de la autoridad”, según su juez —Eduardo Ferrer McGregor, el verdugo de aquellos ominosos procesos—, quien lo condenó a purgar 17 años de cárcel y a pagar una multa de 6,000 pesos
En una amnistía del gobierno de Echeverría, Martín del Campo salió hacia Sudamérica “y nunca regresó”, dice Minerva
También en 1970 el doctor Julio Glockner fue secuestrado por la policía Durante tres días lo estuvieron interrogando porque había sido descubierta una casa de seguridad de las FLN en Chapultepec (Puebla, por el rumbo de Chachapa), debido a que allí había sido instalado un teléfono que antes había estado en el Servicio Médico Social Poblano
En agosto de 1971 los dos hermanos activistas se enteraron que la policía había asegurado un automóvil utilizado en una “expropiación” bancaria:
“Julieta me dijo que los dos tenían que desaparecer, que era una situación muy grave la que se les venía encima `No sé cuándo me vayas a volver a ver, pero sé que no puedo ser detenida nunca’ Mi padre nunca supuso que sus hijos estuvieran involucrados a ese grado y se preocupó mucho Les advirtió que acabarían mal, pero aceptó que se fueran, y mantuvo hasta su muerte una actitud hacia ellos como de íntimo orgullo”
Fue a partir de entonces cuando Julio Glockner —dice su hija Minerva— comprendió el entusiasmo de sus hijos por la fundación del hospital Conforme pasaron los primeros meses, la familia fue enterándose de que el Servicio Médico Social Poblano tenía un entrepiso de servicio para guerrilleros heridos:
“Era lógico —comenta Minerva—: a los heridos de bala, de acuerdo con la ley, hay que reportarlos a la policía, y la organización no podía sino prever la posibilidad de que sus militantes llegaran a requerir atención clínica Supe después que ahí fueron atendidos inclusive miembros de la guerrilla guatemalteca y parece que hasta Yon Sosa, el líder, recibió atención en ese lugar El hospital, propiamente, no lo manejaba mi padre, sino Julieta y Napoleón”
Napoleón tenía estudios de medicina y conocía el mercado de laboratorios Con Julieta, proporcionaba medicamentos el hospital En ese hospital, por cierto, Minerva tuvo (1969) a su hija Circe Su primer hijo (1967) se llama Andrés
“Mi mamá le pidió a Julieta que se quedara, que pensara en su hijo Carlitos, pero ellos ya habían decidido pasar a la clandestinidad Los dos se fueron de Puebla y sólo volví a saber de ellos cuando aprehendieron a mi hermano (Monterrey, 1974), y cuando a ella la mataron en algún lugar, entre Tabasco y Chiapas” (en 1975)
MUERE JULIETA
El 20 de febrero de 1975 Minerva pasó por su padre a su consultorio y cuando salían se les acercó un muchacho que le dijo al doctor que le daba mucho gusto conocerlo, pero que lamentaba fuera “en estas circunstancias”, y le pidió que hiciera “favor de leer esta carta” cuando llegara a su casa
Julio Glockner aguantó la lectura hasta que estuvo con el resto de su familia, y leyó en voz alta un comunicado de las FLN, “auténtico, no como el falso que hay sobre Napoleón”, acota Minerva:
“Decía algo así como que la dirección de las FLN tenía la pena de comunicar a usted el fallecimiento de su hija Julieta, y que su cuerpo y el del compañero con el que murió estaban enterrados en el cementerio de Cárdenas, en Tabasco”
Entre la carta y lo que la familia pudo reconstruir, supieron que Julieta, doce días antes, en Cárdenas, iba en una camioneta conducida por Graciano Sánchez y otros dos correligionarios y se dieron cuenta de que eran seguidos por una patrulla del estado de Tabasco, al parecer con cuatro ocupantes Los guerrilleros pararon en una gasolinera y se dividieron en dos grupos Julieta y Graciano salieron a una carretera y de pronto “se amarraron” a la patrulla y Julieta vació su metralleta en los policías
“Huyeron hacia Palenque, abandonaron la camioneta y supimos que 200 soldados peinaron los montes, hasta que dieron con ellos y los mataron A mi hermana, con seis tiros en el pecho”
Al día siguiente de recibido el comunicado, viajaron a Tabasco la señora María Teresa y su hija Clara con Carlitos (el hijo de Julieta, entonces de 10 años) y la policía les entregó un bolso de mano con 5,000 pesos y un pañuelo No les dieron acta de defunción, pero visitaron el panteón de Cárdenas y vieron que en una misma tumba estaban los nombres de Graciano y Julieta
Unos dos meses después Minerva fue a ver esa tumba y recuerda que en algún momento la familia —probablemente su padre— mandó inscribir algo así como Es mejor morir de pie que vivir arrodillado
LA ADVERTENCIA, DESDE LECUMBERRI
La cárcel preventiva de Lecumberri fue durante varios años una pesadilla recurrente de Minerva
Desde el encarcelamiento de su cuñado Carlos Martín del Campo —quien compartió celda con José Revueltas—, con Julieta y sin Julieta iba a visitar a los presos políticos
Para entonces, Minerva vivía en un departamento del edificio Guanajuato, en Tlatelolco Uno de sus vecinos, que formaba parte del grupo de Víctor Rico Galán, estaba preso también
Sus visitas al Palacio Negro (hoy Archivo General de la Nación) continuaron después del excarcelamiento de su cuñado y se incrementaron cuando, en 1974, fue llevado su hermano Napoleón, que antes había estado en el Campo Militar Número Uno
“Mi hermano estuvo en la crujía G, no en la A, como se ha dicho La crujía era vigilada por un sujeto al que le decían Mayor, de nombre Lorenzo López Ulloa Era un multihomicida, decían que había matado a 22 personas y tenía bajo amenaza a todo mundo: había un psiquiatra argentino, preso porque sabía sintetizar la heroína Se llamaba Carlos Cernada Méndez”
Le pidió a Minerva conseguirle una pruebas psicológicas de MMPI, que sirven para detectar patologías, porque quería trabajar con los presos El Mayor advirtió a Cernada que si se metía con los presos políticos moriría, “y una mañana aparecieron muertos el psiquiatra y un médico peruano guerrillero, Pedro Miguel Morrón Chiclayo A los dos les había dado como 150 puñaladas”
A todos los de la crujía G hizo la misma amenaza y Minerva supone que, en virtud de que todos menos uno (no quiere decir su nombre) fueron muertos con el tiempo de dos en dos, la muerte de Napoleón y de Nora tienen el mismo origen “y de ninguna manera un ajusticiamiento de sus compañeros Las FLN tenían una estructura celular y nadie conocía —con excepción de los más altos dirigentes— a más de cinco o seis camaradas Por eso es imposible que Nora y mi hermano hubieran delatado a nadie en Nepantla, como afirma Carlos Tello en su libro”
Después del asesinato de los doctores, dice, pusieron a Napoleón a lavar la sangre Unos días antes, Minerva, el profesor Fausto Trejo y el penalista Carlos Fernández del Real redactaron una denuncia sobre la vida en Lecumberri para hacerla llegar a Amnistía Internacional Habían acudido también al procurador Pedro Ojeda Paullada, quien delante de ellos habló con Mario Moya Palencia, secretario de Gobernación, y al término de la llamada les prometió que no habría más extorsiones, maltratos ni mucho menos asesinatos
El horror de Lecumberri estaba personificado en su director, Francisco Arcaute Franco, quien personalmente asesinó de un tiro al preso (del movimiento magisterial othonista) Pablo Alvarado
“El Mayor colgó delante de mí dos ganchos de carnicería y nos dijo que iba a matar a todos, de dos en dos, hasta a mí”
Dice Minerva que así como a Amnistía Internacional acudieron, también por escrito, a la Fundación Bertrand Russel Entonces era muy peligroso hacer llegar los escritos a organismos de derechos humanos (todos fuera de México) y supieron de un contacto seguro, a quien ella acudió: el sacerdote Enrique Maza, en la iglesia de Nuestra Señora de Los Angeles, en la colonia Guerrero
“Hay que sacarlos lo más pronto posible”, comentaba Fernández del Real
En junio de 1975 salió con fianza Napoleón Glockner Se fue para Puebla y después de unos meses quedó en libertad su compañera Nora Rivera Rodríguez
“Una gran amiga, muy solidaria, Martha Zapata, le dio trabajo en Servicios de Abastecimiento de Bibliotecas —SABSA—, en la ciudad de México, y se fueron a vivir a una casa de huéspedes en Buenavista”, relata Minerva
A Napoleón y Nora los veía casi siempre en casa de Judith, hermana de su esposa Gloria Corte, o en la casa de la exdirigente estudiantil Roberta Avendaño, la célebre Tita del Movimiento del 68
El 20 de diciembre de ese 1975, más envejecido que su edad —66 años— falleció Julio Glockner:
“La muerte de Julieta lo había sumido en una tristeza profunda Qué bueno que no alcanzó a sufrir la pena de la muerte de Napoleón”
LA SORPRESA, LA MORGUE, LOS CUERPOS, LA COMBI
Alrededor de las nueve de la mañana del 6 de noviembre Minerva Glockner llegó a buscar a SABSA a su hermano Napoleón
No había podido, como quedaron dos días atrás, quedarse la noche del 5 en la casa que él y Nora acababan de rentar en Medellín y Viaducto, debido a que ella vivía con sus hijos y el del Julieta en Toluca
Minerva trabajaba en Selección de Personal del IMSS en el Estado de México, a las órdenes de un abogado militar que había sido subdirector de Santa Martha Acatitla en los tiempos de la fuga de Kaplan en helicóptero Se llamaba Carlos Piñeira Rueda y cuando la identificó con los Glockner de Puebla “tuvo la impudicia de ofrecerme una recomendación para que me fuera a colaborar con Miguel Nazar Haro, en la Dirección Federal de Seguridad Como le dije que eso sería imposible, me dijo que debía ser capaz de disociar lo profesional de lo sentimental Perdí aquél, como he seguido perdiendo casi todos mis trabajos”
Con Napoleón, suponía ella, platicaría como otras muchas veces y él, además, le entregaría un dinero que hizo favor de cobrar a un amigo de ella por la venta de un coche
Pero en SABSA un amigo uruguayo —tupamaro— asilado en México, a quien Napoleón había (“como a otros”) ayudado a conseguir trabajo, le dijo que la policía había ido a decir que su hermano “había sufrido un accidente Me entregó una tarjeta y me dijo que me presentara en la Procuraduría del Distrito, en la calle de Niños Héroes
“Acudí, me pidieron pasar por detrás de los edificios y de pronto me encontré en la morgue del Servicio Médico Forense Había no sé cuántos cadáveres en las planchas y en el suelo Y en unas camillas que estaban en el piso, vi los cuerpos desnudos de Napoleón y de Nora: estaban encontrados los pies de ella con la cabeza de él
“El cuerpo de Nora tenía un lazo de cortina en el cuello y quemaduras y golpes en distintas partes Se le veía su pancita, por su embarazo de pocos meses El de Napoleón tenía una como cruz en el pecho, con tiros y quemaduras como de cigarro También había sido golpeado y su cabeza estaba deformada Los policías me decían que sus amigos uruguayos lo habían asesinado y que le habían pasado por encima la camioneta”, relata Minerva
Estuvo en la morgue parte de la mañana y a mediodía la llevaron a la octava Delegación, donde “delante de mí quitaron los sellos a la camioneta y me hicieron subir Estaba toda manchada de sangre, entendí que allí los habían matado Después dijeron que no, que él había muerto en la calle y Nora en la camioneta, pero lo que yo vi fueron sus cuerpos en el forense y la camioneta por dentro No se trató de ningún dizque ajusticiamiento Fue un típico caso de tortura y asesinato al estilo de la policía Los cadáveres, después, fueron llevados a la octava Delegación para su identificación oficial y entregárselos a sus familias”
Una carta de Clementina B de Bassols a Julio Glockner —el primer rector marxista de la Universidad Autónoma de Puebla— fue decisiva en el destino personal de sus hijos Napoleón y Julieta como militantes de las Fuerzas de Liberación Nacional, la organización clandestina en que se gestó el Ejército Zapatista de ahora
La esposa de Narciso Bassols lo invitó, el 18 de diciembre de 1962, a colaborar “en la forma que le sea posible” para que “de Puebla pueda venir un buen contingente” al Congreso de Mujeres de Toda América, que tendría lugar en La Habana, en enero de 1963
Julio Glockner resolvió pagar 1,528 pesos por el viaje redondo, 25 de inscripción y 50 por el pasaporte de la más inquieta y mejor fogueada mujer de la familia, su tocaya Julieta, quien a sus 16 años tuvo la experiencia de conocer y platicar con el Che Guevara y recibir en su casa de Cuba las atenciones de su esposa Hilda
El viaje a la isla, en aquellos momentos de efervescencia continental, fue decisivo en la vida y muerte de la familia Glockner
Julieta Glockner se había iniciado en las luchas sociales de Puebla durante el Movimiento Carolino —que encabezó su padre—, en 1961, cuando miles de estudiantes, profesores y otros sectores liberales y comunistas combatieron al peligroso Frente Universitario Anticomunista (FUA), ultraderechista organización que sirvió de ensayo al posterior Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (el MURO)
Julieta era la cuarta de los siete hijos del doctor Glockner Con su primera esposa, Bertha Carreto, tuvo a Nuby y a Napoleón; y de su matrimonio con María Teresa Rosáinz nacieron Minerva, Julieta, Clara, Julio y Fidel
Testigo en primera fila del derrotero familiar, Minerva, psicóloga egresada de la UAP, acepta contar en Proceso la historia que va de 1961, cuando Julio Glockner ingresa al Movimiento de Liberación Nacional (cuya principal figura fue Lázaro Cárdenas), a 1995, cuando Carlos Tello Díaz, en su libro La rebelión de las Cañadas, reafirma “la gran mentira” de que Napoleón Golckner murió ejecutado por sus propios compañeros:
“A mi hermano lo mató la policía Es absolutamente falso el documento que se atribuye a las Fuerzas de Liberación Nacional, acerca de una supuesta ejecución Ni fueron sólo dos tiros los que le dieron ni es cierto que sólo a Nora la hubieran subido a la camioneta A los dos los asesinaron después de martirizarlos y a Napoleón, inclusive, le pasaron la llanta encima”, dice
Según Minerva, fue Julieta quien incorporó a Napoleón —13 años mayor— al movimiento revolucionario
“Julieta, por lo que supimos y pudimos reconstruir, murió en acción cuando el ejército la descubrió en unos cerros, por el rumbo de Palenque, después de que descargó su metralleta contra unos policías en Cárdenas, Tabasco, que la perseguían”
A lo largo de tres conversaciones pausadas —interrumpidas por el afán de precisión en situaciones, fechas, nombres, números—, el recuerdo de Minerva emerge a veces con dificultad, siempre con melancolía, y se humedece repetidamente con lágrimas que nunca alcanzan a rodar
TOGAS Y BIRRETES A LOS ALBAÑILES
La casa de Julio Glokner —colonia Xonaca, de Puebla— era una romería permanente de profesores, médicos y estudiantes progresistas, tanto de la Universidad Autónoma de Puebla como de otras instituciones, que se reunían con él para debatir asuntos políticos y sociales diversos María Teresa, su esposa, cocinaba siempre de más, aunque la familia era de siete De los frecuentes: su colega y vecino doctor Ignacio Hermoso, y el historiador Saturnino Téllez, quien mantuvo la constancia de ir todos los días a comer, “durante once años”
De ascendencia alsaciana y niñez humilde (nació en 1909), Julio Glockner era médico cirujano Se especializó en enfermedades venéreas en la Universidad de Stanford, daba clases de Biología, Embriología, Química Biológica, Farmacología y Fisiología Patológica, tanto en la UAP como en la preparatoria del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec Era masón de la Gran Logia Emancipadora y fue cofundador del Partido Popular de Vicente Lombardo Toledano
“En mi casa nunca hubo historias de cigüeñas o milagros La nuestra fue una formación amorosa, laica, solidaria y liberal”, dice Minerva
En 1961, cuando el gobernador Arturo Fernández Aguirre quiso imponer como rector al abogado Jorge Avila Parra, preferido del FUA y del arzobispo Octaviano Márquez y Toriz, Glockner encabezó el Movimiento Carolino que lo llevó a una rectoría de transición —77 días, para quedar después como consejero vitalicio—, durante la cual se realizó una reforma universitaria que convirtió a la UAP en una institución “comprometida” con la sociedad
Minerva recuerda a su padre, a quien acompañó cuando tomó posesión en el salón barroco —Paraninfo— de la universidad, cuando decidió que las togas y birretes de seda que se acostumbraban en ese tipo de ceremonias fueran regalados “a unos albañiles, para subrayar el carácter popular de la reforma La universidad, decía, deja desde hoy de ser elitista”
De los siete hermanos Glockner, Nuby fue la primera en casarse, poco antes de cumplir 15 años El segundo fue Napoleón, a los 17, quien después de varios años en Puebla se fue a vivir a Culiacán con su esposa Gloria Corte, con quien procreó a Napoleón, Ligia y Fritz
El 1964 tuvo lugar en Puebla un movimiento popular de apoyo a los lecheros, porque el gobernador Antonio Nava Castillo quería que toda la leche fuera pasteurizada, lo cual significaba la muerte de los pequeños establos La UAP fue el cuartel general y la familia Glockner participó de manera activa La noche anterior al desenlace —la caída del gobernador— el secretario de Gobierno de Puebla ofreció a Julieta un viaje a Europa que, por supuesto, no aceptó
Por esa época, cuando ingresó a la Escuela Normal Superior del Estado de Puebla, Julieta conoció a Manuel Guzmán, Edgar Bello y Carlos Martín del Campo Con ellos ingresó a las Juventudes Comunistas Fue novia de Manuel (actualmente es predicador de una iglesia protestante) y de Carlos, con quien se casó
El 15 de septiembre de 1965 Julieta tuvo su primer y único hijo
Entre 1967 y 1968, Julio Glockner sufrió tres infartos que lo obligaron al retiro El Instituto Mexicano del Seguro Social, donde también trabajó, lo indemnizó con 100,000 pesos y Julieta y Napoleón lo convencieron para que fundara un hospital: el Servicio Médico Social Poblano, que se instaló en la colonia Santa María
La memoria es imprecisa, pero Minerva supone que fue antes del 68 cuando Napoleón retornó con su familia a Puebla
De los siete hermanos, Julieta y Napoleón llegaron a solidificar una gran relación, al grado de que para Minerva no hay duda de que fue su hermana menor quien propició el ingreso de él a las Fuerzas de Liberación Nacional
EL 68, PUENTE A LA CLANDESTINIDAD
Carlos Martín del Campo, el 12 de noviembre de 1970, fue el primero de los dirigentes estudiantiles —estudiaba Filosofía y Letras en la UNAM— y magisteriales del Movimiento del 68 en recibir sentencia “por los delitos de invitación a la rebelión, asociación delictuosa, sedición, daño en propiedad ajena, ataques a las vías generales de comunicación, robo de uso, despojo, acopio de armas, homicidio y lesiones contra agentes de la autoridad”, según su juez —Eduardo Ferrer McGregor, el verdugo de aquellos ominosos procesos—, quien lo condenó a purgar 17 años de cárcel y a pagar una multa de 6,000 pesos
En una amnistía del gobierno de Echeverría, Martín del Campo salió hacia Sudamérica “y nunca regresó”, dice Minerva
También en 1970 el doctor Julio Glockner fue secuestrado por la policía Durante tres días lo estuvieron interrogando porque había sido descubierta una casa de seguridad de las FLN en Chapultepec (Puebla, por el rumbo de Chachapa), debido a que allí había sido instalado un teléfono que antes había estado en el Servicio Médico Social Poblano
En agosto de 1971 los dos hermanos activistas se enteraron que la policía había asegurado un automóvil utilizado en una “expropiación” bancaria:
“Julieta me dijo que los dos tenían que desaparecer, que era una situación muy grave la que se les venía encima `No sé cuándo me vayas a volver a ver, pero sé que no puedo ser detenida nunca’ Mi padre nunca supuso que sus hijos estuvieran involucrados a ese grado y se preocupó mucho Les advirtió que acabarían mal, pero aceptó que se fueran, y mantuvo hasta su muerte una actitud hacia ellos como de íntimo orgullo”
Fue a partir de entonces cuando Julio Glockner —dice su hija Minerva— comprendió el entusiasmo de sus hijos por la fundación del hospital Conforme pasaron los primeros meses, la familia fue enterándose de que el Servicio Médico Social Poblano tenía un entrepiso de servicio para guerrilleros heridos:
“Era lógico —comenta Minerva—: a los heridos de bala, de acuerdo con la ley, hay que reportarlos a la policía, y la organización no podía sino prever la posibilidad de que sus militantes llegaran a requerir atención clínica Supe después que ahí fueron atendidos inclusive miembros de la guerrilla guatemalteca y parece que hasta Yon Sosa, el líder, recibió atención en ese lugar El hospital, propiamente, no lo manejaba mi padre, sino Julieta y Napoleón”
Napoleón tenía estudios de medicina y conocía el mercado de laboratorios Con Julieta, proporcionaba medicamentos el hospital En ese hospital, por cierto, Minerva tuvo (1969) a su hija Circe Su primer hijo (1967) se llama Andrés
“Mi mamá le pidió a Julieta que se quedara, que pensara en su hijo Carlitos, pero ellos ya habían decidido pasar a la clandestinidad Los dos se fueron de Puebla y sólo volví a saber de ellos cuando aprehendieron a mi hermano (Monterrey, 1974), y cuando a ella la mataron en algún lugar, entre Tabasco y Chiapas” (en 1975)
MUERE JULIETA
El 20 de febrero de 1975 Minerva pasó por su padre a su consultorio y cuando salían se les acercó un muchacho que le dijo al doctor que le daba mucho gusto conocerlo, pero que lamentaba fuera “en estas circunstancias”, y le pidió que hiciera “favor de leer esta carta” cuando llegara a su casa
Julio Glockner aguantó la lectura hasta que estuvo con el resto de su familia, y leyó en voz alta un comunicado de las FLN, “auténtico, no como el falso que hay sobre Napoleón”, acota Minerva:
“Decía algo así como que la dirección de las FLN tenía la pena de comunicar a usted el fallecimiento de su hija Julieta, y que su cuerpo y el del compañero con el que murió estaban enterrados en el cementerio de Cárdenas, en Tabasco”
Entre la carta y lo que la familia pudo reconstruir, supieron que Julieta, doce días antes, en Cárdenas, iba en una camioneta conducida por Graciano Sánchez y otros dos correligionarios y se dieron cuenta de que eran seguidos por una patrulla del estado de Tabasco, al parecer con cuatro ocupantes Los guerrilleros pararon en una gasolinera y se dividieron en dos grupos Julieta y Graciano salieron a una carretera y de pronto “se amarraron” a la patrulla y Julieta vació su metralleta en los policías
“Huyeron hacia Palenque, abandonaron la camioneta y supimos que 200 soldados peinaron los montes, hasta que dieron con ellos y los mataron A mi hermana, con seis tiros en el pecho”
Al día siguiente de recibido el comunicado, viajaron a Tabasco la señora María Teresa y su hija Clara con Carlitos (el hijo de Julieta, entonces de 10 años) y la policía les entregó un bolso de mano con 5,000 pesos y un pañuelo No les dieron acta de defunción, pero visitaron el panteón de Cárdenas y vieron que en una misma tumba estaban los nombres de Graciano y Julieta
Unos dos meses después Minerva fue a ver esa tumba y recuerda que en algún momento la familia —probablemente su padre— mandó inscribir algo así como Es mejor morir de pie que vivir arrodillado
LA ADVERTENCIA, DESDE LECUMBERRI
La cárcel preventiva de Lecumberri fue durante varios años una pesadilla recurrente de Minerva
Desde el encarcelamiento de su cuñado Carlos Martín del Campo —quien compartió celda con José Revueltas—, con Julieta y sin Julieta iba a visitar a los presos políticos
Para entonces, Minerva vivía en un departamento del edificio Guanajuato, en Tlatelolco Uno de sus vecinos, que formaba parte del grupo de Víctor Rico Galán, estaba preso también
Sus visitas al Palacio Negro (hoy Archivo General de la Nación) continuaron después del excarcelamiento de su cuñado y se incrementaron cuando, en 1974, fue llevado su hermano Napoleón, que antes había estado en el Campo Militar Número Uno
“Mi hermano estuvo en la crujía G, no en la A, como se ha dicho La crujía era vigilada por un sujeto al que le decían Mayor, de nombre Lorenzo López Ulloa Era un multihomicida, decían que había matado a 22 personas y tenía bajo amenaza a todo mundo: había un psiquiatra argentino, preso porque sabía sintetizar la heroína Se llamaba Carlos Cernada Méndez”
Le pidió a Minerva conseguirle una pruebas psicológicas de MMPI, que sirven para detectar patologías, porque quería trabajar con los presos El Mayor advirtió a Cernada que si se metía con los presos políticos moriría, “y una mañana aparecieron muertos el psiquiatra y un médico peruano guerrillero, Pedro Miguel Morrón Chiclayo A los dos les había dado como 150 puñaladas”
A todos los de la crujía G hizo la misma amenaza y Minerva supone que, en virtud de que todos menos uno (no quiere decir su nombre) fueron muertos con el tiempo de dos en dos, la muerte de Napoleón y de Nora tienen el mismo origen “y de ninguna manera un ajusticiamiento de sus compañeros Las FLN tenían una estructura celular y nadie conocía —con excepción de los más altos dirigentes— a más de cinco o seis camaradas Por eso es imposible que Nora y mi hermano hubieran delatado a nadie en Nepantla, como afirma Carlos Tello en su libro”
Después del asesinato de los doctores, dice, pusieron a Napoleón a lavar la sangre Unos días antes, Minerva, el profesor Fausto Trejo y el penalista Carlos Fernández del Real redactaron una denuncia sobre la vida en Lecumberri para hacerla llegar a Amnistía Internacional Habían acudido también al procurador Pedro Ojeda Paullada, quien delante de ellos habló con Mario Moya Palencia, secretario de Gobernación, y al término de la llamada les prometió que no habría más extorsiones, maltratos ni mucho menos asesinatos
El horror de Lecumberri estaba personificado en su director, Francisco Arcaute Franco, quien personalmente asesinó de un tiro al preso (del movimiento magisterial othonista) Pablo Alvarado
“El Mayor colgó delante de mí dos ganchos de carnicería y nos dijo que iba a matar a todos, de dos en dos, hasta a mí”
Dice Minerva que así como a Amnistía Internacional acudieron, también por escrito, a la Fundación Bertrand Russel Entonces era muy peligroso hacer llegar los escritos a organismos de derechos humanos (todos fuera de México) y supieron de un contacto seguro, a quien ella acudió: el sacerdote Enrique Maza, en la iglesia de Nuestra Señora de Los Angeles, en la colonia Guerrero
“Hay que sacarlos lo más pronto posible”, comentaba Fernández del Real
En junio de 1975 salió con fianza Napoleón Glockner Se fue para Puebla y después de unos meses quedó en libertad su compañera Nora Rivera Rodríguez
“Una gran amiga, muy solidaria, Martha Zapata, le dio trabajo en Servicios de Abastecimiento de Bibliotecas —SABSA—, en la ciudad de México, y se fueron a vivir a una casa de huéspedes en Buenavista”, relata Minerva
A Napoleón y Nora los veía casi siempre en casa de Judith, hermana de su esposa Gloria Corte, o en la casa de la exdirigente estudiantil Roberta Avendaño, la célebre Tita del Movimiento del 68
El 20 de diciembre de ese 1975, más envejecido que su edad —66 años— falleció Julio Glockner:
“La muerte de Julieta lo había sumido en una tristeza profunda Qué bueno que no alcanzó a sufrir la pena de la muerte de Napoleón”
LA SORPRESA, LA MORGUE, LOS CUERPOS, LA COMBI
Alrededor de las nueve de la mañana del 6 de noviembre Minerva Glockner llegó a buscar a SABSA a su hermano Napoleón
No había podido, como quedaron dos días atrás, quedarse la noche del 5 en la casa que él y Nora acababan de rentar en Medellín y Viaducto, debido a que ella vivía con sus hijos y el del Julieta en Toluca
Minerva trabajaba en Selección de Personal del IMSS en el Estado de México, a las órdenes de un abogado militar que había sido subdirector de Santa Martha Acatitla en los tiempos de la fuga de Kaplan en helicóptero Se llamaba Carlos Piñeira Rueda y cuando la identificó con los Glockner de Puebla “tuvo la impudicia de ofrecerme una recomendación para que me fuera a colaborar con Miguel Nazar Haro, en la Dirección Federal de Seguridad Como le dije que eso sería imposible, me dijo que debía ser capaz de disociar lo profesional de lo sentimental Perdí aquél, como he seguido perdiendo casi todos mis trabajos”
Con Napoleón, suponía ella, platicaría como otras muchas veces y él, además, le entregaría un dinero que hizo favor de cobrar a un amigo de ella por la venta de un coche
Pero en SABSA un amigo uruguayo —tupamaro— asilado en México, a quien Napoleón había (“como a otros”) ayudado a conseguir trabajo, le dijo que la policía había ido a decir que su hermano “había sufrido un accidente Me entregó una tarjeta y me dijo que me presentara en la Procuraduría del Distrito, en la calle de Niños Héroes
“Acudí, me pidieron pasar por detrás de los edificios y de pronto me encontré en la morgue del Servicio Médico Forense Había no sé cuántos cadáveres en las planchas y en el suelo Y en unas camillas que estaban en el piso, vi los cuerpos desnudos de Napoleón y de Nora: estaban encontrados los pies de ella con la cabeza de él
“El cuerpo de Nora tenía un lazo de cortina en el cuello y quemaduras y golpes en distintas partes Se le veía su pancita, por su embarazo de pocos meses El de Napoleón tenía una como cruz en el pecho, con tiros y quemaduras como de cigarro También había sido golpeado y su cabeza estaba deformada Los policías me decían que sus amigos uruguayos lo habían asesinado y que le habían pasado por encima la camioneta”, relata Minerva
Estuvo en la morgue parte de la mañana y a mediodía la llevaron a la octava Delegación, donde “delante de mí quitaron los sellos a la camioneta y me hicieron subir Estaba toda manchada de sangre, entendí que allí los habían matado Después dijeron que no, que él había muerto en la calle y Nora en la camioneta, pero lo que yo vi fueron sus cuerpos en el forense y la camioneta por dentro No se trató de ningún dizque ajusticiamiento Fue un típico caso de tortura y asesinato al estilo de la policía Los cadáveres, después, fueron llevados a la octava Delegación para su identificación oficial y entregárselos a sus familias”