sábado, 23 de julio de 2011

Minerva Glockner, testigo de primera linea:

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Minerva Glockner, testigo de primera linea:

“A mi hermano Napoleón y a Nora Rivera los mató la policía, después de torturarlos”
Una carta de Clementina B de Bassols a Julio Glockner —el primer rector marxista de la Universidad Autónoma de Puebla— fue decisiva en el destino personal de sus hijos Napoleón y Julieta como militantes de las Fuerzas de Liberación Nacional, la organización clandestina en que se gestó el Ejército Zapatista de ahora
La esposa de Narciso Bassols lo invitó, el 18 de diciembre de 1962, a colaborar “en la forma que le sea posible” para que “de Puebla pueda venir un buen contingente” al Congreso de Mujeres de Toda América, que tendría lugar en La Habana, en enero de 1963
Julio Glockner resolvió pagar 1,528 pesos por el viaje redondo, 25 de inscripción y 50 por el pasaporte de la más inquieta y mejor fogueada mujer de la familia, su tocaya Julieta, quien a sus 16 años tuvo la experiencia de conocer y platicar con el Che Guevara y recibir en su casa de Cuba las atenciones de su esposa Hilda
El viaje a la isla, en aquellos momentos de efervescencia continental, fue decisivo en la vida y muerte de la familia Glockner
Julieta Glockner se había iniciado en las luchas sociales de Puebla durante el Movimiento Carolino —que encabezó su padre—, en 1961, cuando miles de estudiantes, profesores y otros sectores liberales y comunistas combatieron al peligroso Frente Universitario Anticomunista (FUA), ultraderechista organización que sirvió de ensayo al posterior Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (el MURO)
Julieta era la cuarta de los siete hijos del doctor Glockner Con su primera esposa, Bertha Carreto, tuvo a Nuby y a Napoleón; y de su matrimonio con María Teresa Rosáinz nacieron Minerva, Julieta, Clara, Julio y Fidel
Testigo en primera fila del derrotero familiar, Minerva, psicóloga egresada de la UAP, acepta contar en Proceso la historia que va de 1961, cuando Julio Glockner ingresa al Movimiento de Liberación Nacional (cuya principal figura fue Lázaro Cárdenas), a 1995, cuando Carlos Tello Díaz, en su libro La rebelión de las Cañadas, reafirma “la gran mentira” de que Napoleón Golckner murió ejecutado por sus propios compañeros:
“A mi hermano lo mató la policía Es absolutamente falso el documento que se atribuye a las Fuerzas de Liberación Nacional, acerca de una supuesta ejecución Ni fueron sólo dos tiros los que le dieron ni es cierto que sólo a Nora la hubieran subido a la camioneta A los dos los asesinaron después de martirizarlos y a Napoleón, inclusive, le pasaron la llanta encima”, dice
Según Minerva, fue Julieta quien incorporó a Napoleón —13 años mayor— al movimiento revolucionario
“Julieta, por lo que supimos y pudimos reconstruir, murió en acción cuando el ejército la descubrió en unos cerros, por el rumbo de Palenque, después de que descargó su metralleta contra unos policías en Cárdenas, Tabasco, que la perseguían”
A lo largo de tres conversaciones pausadas —interrumpidas por el afán de precisión en situaciones, fechas, nombres, números—, el recuerdo de Minerva emerge a veces con dificultad, siempre con melancolía, y se humedece repetidamente con lágrimas que nunca alcanzan a rodar
TOGAS Y BIRRETES A LOS ALBAÑILES
La casa de Julio Glokner —colonia Xonaca, de Puebla— era una romería permanente de profesores, médicos y estudiantes progresistas, tanto de la Universidad Autónoma de Puebla como de otras instituciones, que se reunían con él para debatir asuntos políticos y sociales diversos María Teresa, su esposa, cocinaba siempre de más, aunque la familia era de siete De los frecuentes: su colega y vecino doctor Ignacio Hermoso, y el historiador Saturnino Téllez, quien mantuvo la constancia de ir todos los días a comer, “durante once años”
De ascendencia alsaciana y niñez humilde (nació en 1909), Julio Glockner era médico cirujano Se especializó en enfermedades venéreas en la Universidad de Stanford, daba clases de Biología, Embriología, Química Biológica, Farmacología y Fisiología Patológica, tanto en la UAP como en la preparatoria del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec Era masón de la Gran Logia Emancipadora y fue cofundador del Partido Popular de Vicente Lombardo Toledano
“En mi casa nunca hubo historias de cigüeñas o milagros La nuestra fue una formación amorosa, laica, solidaria y liberal”, dice Minerva
En 1961, cuando el gobernador Arturo Fernández Aguirre quiso imponer como rector al abogado Jorge Avila Parra, preferido del FUA y del arzobispo Octaviano Márquez y Toriz, Glockner encabezó el Movimiento Carolino que lo llevó a una rectoría de transición —77 días, para quedar después como consejero vitalicio—, durante la cual se realizó una reforma universitaria que convirtió a la UAP en una institución “comprometida” con la sociedad
Minerva recuerda a su padre, a quien acompañó cuando tomó posesión en el salón barroco —Paraninfo— de la universidad, cuando decidió que las togas y birretes de seda que se acostumbraban en ese tipo de ceremonias fueran regalados “a unos albañiles, para subrayar el carácter popular de la reforma La universidad, decía, deja desde hoy de ser elitista”
De los siete hermanos Glockner, Nuby fue la primera en casarse, poco antes de cumplir 15 años El segundo fue Napoleón, a los 17, quien después de varios años en Puebla se fue a vivir a Culiacán con su esposa Gloria Corte, con quien procreó a Napoleón, Ligia y Fritz
El 1964 tuvo lugar en Puebla un movimiento popular de apoyo a los lecheros, porque el gobernador Antonio Nava Castillo quería que toda la leche fuera pasteurizada, lo cual significaba la muerte de los pequeños establos La UAP fue el cuartel general y la familia Glockner participó de manera activa La noche anterior al desenlace —la caída del gobernador— el secretario de Gobierno de Puebla ofreció a Julieta un viaje a Europa que, por supuesto, no aceptó
Por esa época, cuando ingresó a la Escuela Normal Superior del Estado de Puebla, Julieta conoció a Manuel Guzmán, Edgar Bello y Carlos Martín del Campo Con ellos ingresó a las Juventudes Comunistas Fue novia de Manuel (actualmente es predicador de una iglesia protestante) y de Carlos, con quien se casó
El 15 de septiembre de 1965 Julieta tuvo su primer y único hijo
Entre 1967 y 1968, Julio Glockner sufrió tres infartos que lo obligaron al retiro El Instituto Mexicano del Seguro Social, donde también trabajó, lo indemnizó con 100,000 pesos y Julieta y Napoleón lo convencieron para que fundara un hospital: el Servicio Médico Social Poblano, que se instaló en la colonia Santa María
La memoria es imprecisa, pero Minerva supone que fue antes del 68 cuando Napoleón retornó con su familia a Puebla
De los siete hermanos, Julieta y Napoleón llegaron a solidificar una gran relación, al grado de que para Minerva no hay duda de que fue su hermana menor quien propició el ingreso de él a las Fuerzas de Liberación Nacional
EL 68, PUENTE A LA CLANDESTINIDAD
Carlos Martín del Campo, el 12 de noviembre de 1970, fue el primero de los dirigentes estudiantiles —estudiaba Filosofía y Letras en la UNAM— y magisteriales del Movimiento del 68 en recibir sentencia “por los delitos de invitación a la rebelión, asociación delictuosa, sedición, daño en propiedad ajena, ataques a las vías generales de comunicación, robo de uso, despojo, acopio de armas, homicidio y lesiones contra agentes de la autoridad”, según su juez —Eduardo Ferrer McGregor, el verdugo de aquellos ominosos procesos—, quien lo condenó a purgar 17 años de cárcel y a pagar una multa de 6,000 pesos
En una amnistía del gobierno de Echeverría, Martín del Campo salió hacia Sudamérica “y nunca regresó”, dice Minerva
También en 1970 el doctor Julio Glockner fue secuestrado por la policía Durante tres días lo estuvieron interrogando porque había sido descubierta una casa de seguridad de las FLN en Chapultepec (Puebla, por el rumbo de Chachapa), debido a que allí había sido instalado un teléfono que antes había estado en el Servicio Médico Social Poblano
En agosto de 1971 los dos hermanos activistas se enteraron que la policía había asegurado un automóvil utilizado en una “expropiación” bancaria:
“Julieta me dijo que los dos tenían que desaparecer, que era una situación muy grave la que se les venía encima `No sé cuándo me vayas a volver a ver, pero sé que no puedo ser detenida nunca’ Mi padre nunca supuso que sus hijos estuvieran involucrados a ese grado y se preocupó mucho Les advirtió que acabarían mal, pero aceptó que se fueran, y mantuvo hasta su muerte una actitud hacia ellos como de íntimo orgullo”
Fue a partir de entonces cuando Julio Glockner —dice su hija Minerva— comprendió el entusiasmo de sus hijos por la fundación del hospital Conforme pasaron los primeros meses, la familia fue enterándose de que el Servicio Médico Social Poblano tenía un entrepiso de servicio para guerrilleros heridos:
“Era lógico —comenta Minerva—: a los heridos de bala, de acuerdo con la ley, hay que reportarlos a la policía, y la organización no podía sino prever la posibilidad de que sus militantes llegaran a requerir atención clínica Supe después que ahí fueron atendidos inclusive miembros de la guerrilla guatemalteca y parece que hasta Yon Sosa, el líder, recibió atención en ese lugar El hospital, propiamente, no lo manejaba mi padre, sino Julieta y Napoleón”
Napoleón tenía estudios de medicina y conocía el mercado de laboratorios Con Julieta, proporcionaba medicamentos el hospital En ese hospital, por cierto, Minerva tuvo (1969) a su hija Circe Su primer hijo (1967) se llama Andrés
“Mi mamá le pidió a Julieta que se quedara, que pensara en su hijo Carlitos, pero ellos ya habían decidido pasar a la clandestinidad Los dos se fueron de Puebla y sólo volví a saber de ellos cuando aprehendieron a mi hermano (Monterrey, 1974), y cuando a ella la mataron en algún lugar, entre Tabasco y Chiapas” (en 1975)
MUERE JULIETA
El 20 de febrero de 1975 Minerva pasó por su padre a su consultorio y cuando salían se les acercó un muchacho que le dijo al doctor que le daba mucho gusto conocerlo, pero que lamentaba fuera “en estas circunstancias”, y le pidió que hiciera “favor de leer esta carta” cuando llegara a su casa
Julio Glockner aguantó la lectura hasta que estuvo con el resto de su familia, y leyó en voz alta un comunicado de las FLN, “auténtico, no como el falso que hay sobre Napoleón”, acota Minerva:
“Decía algo así como que la dirección de las FLN tenía la pena de comunicar a usted el fallecimiento de su hija Julieta, y que su cuerpo y el del compañero con el que murió estaban enterrados en el cementerio de Cárdenas, en Tabasco”
Entre la carta y lo que la familia pudo reconstruir, supieron que Julieta, doce días antes, en Cárdenas, iba en una camioneta conducida por Graciano Sánchez y otros dos correligionarios y se dieron cuenta de que eran seguidos por una patrulla del estado de Tabasco, al parecer con cuatro ocupantes Los guerrilleros pararon en una gasolinera y se dividieron en dos grupos Julieta y Graciano salieron a una carretera y de pronto “se amarraron” a la patrulla y Julieta vació su metralleta en los policías
“Huyeron hacia Palenque, abandonaron la camioneta y supimos que 200 soldados peinaron los montes, hasta que dieron con ellos y los mataron A mi hermana, con seis tiros en el pecho”
Al día siguiente de recibido el comunicado, viajaron a Tabasco la señora María Teresa y su hija Clara con Carlitos (el hijo de Julieta, entonces de 10 años) y la policía les entregó un bolso de mano con 5,000 pesos y un pañuelo No les dieron acta de defunción, pero visitaron el panteón de Cárdenas y vieron que en una misma tumba estaban los nombres de Graciano y Julieta
Unos dos meses después Minerva fue a ver esa tumba y recuerda que en algún momento la familia —probablemente su padre— mandó inscribir algo así como Es mejor morir de pie que vivir arrodillado
LA ADVERTENCIA, DESDE LECUMBERRI
La cárcel preventiva de Lecumberri fue durante varios años una pesadilla recurrente de Minerva
Desde el encarcelamiento de su cuñado Carlos Martín del Campo —quien compartió celda con José Revueltas—, con Julieta y sin Julieta iba a visitar a los presos políticos
Para entonces, Minerva vivía en un departamento del edificio Guanajuato, en Tlatelolco Uno de sus vecinos, que formaba parte del grupo de Víctor Rico Galán, estaba preso también
Sus visitas al Palacio Negro (hoy Archivo General de la Nación) continuaron después del excarcelamiento de su cuñado y se incrementaron cuando, en 1974, fue llevado su hermano Napoleón, que antes había estado en el Campo Militar Número Uno
“Mi hermano estuvo en la crujía G, no en la A, como se ha dicho La crujía era vigilada por un sujeto al que le decían Mayor, de nombre Lorenzo López Ulloa Era un multihomicida, decían que había matado a 22 personas y tenía bajo amenaza a todo mundo: había un psiquiatra argentino, preso porque sabía sintetizar la heroína Se llamaba Carlos Cernada Méndez”
Le pidió a Minerva conseguirle una pruebas psicológicas de MMPI, que sirven para detectar patologías, porque quería trabajar con los presos El Mayor advirtió a Cernada que si se metía con los presos políticos moriría, “y una mañana aparecieron muertos el psiquiatra y un médico peruano guerrillero, Pedro Miguel Morrón Chiclayo A los dos les había dado como 150 puñaladas”
A todos los de la crujía G hizo la misma amenaza y Minerva supone que, en virtud de que todos menos uno (no quiere decir su nombre) fueron muertos con el tiempo de dos en dos, la muerte de Napoleón y de Nora tienen el mismo origen “y de ninguna manera un ajusticiamiento de sus compañeros Las FLN tenían una estructura celular y nadie conocía —con excepción de los más altos dirigentes— a más de cinco o seis camaradas Por eso es imposible que Nora y mi hermano hubieran delatado a nadie en Nepantla, como afirma Carlos Tello en su libro”
Después del asesinato de los doctores, dice, pusieron a Napoleón a lavar la sangre Unos días antes, Minerva, el profesor Fausto Trejo y el penalista Carlos Fernández del Real redactaron una denuncia sobre la vida en Lecumberri para hacerla llegar a Amnistía Internacional Habían acudido también al procurador Pedro Ojeda Paullada, quien delante de ellos habló con Mario Moya Palencia, secretario de Gobernación, y al término de la llamada les prometió que no habría más extorsiones, maltratos ni mucho menos asesinatos
El horror de Lecumberri estaba personificado en su director, Francisco Arcaute Franco, quien personalmente asesinó de un tiro al preso (del movimiento magisterial othonista) Pablo Alvarado
“El Mayor colgó delante de mí dos ganchos de carnicería y nos dijo que iba a matar a todos, de dos en dos, hasta a mí”
Dice Minerva que así como a Amnistía Internacional acudieron, también por escrito, a la Fundación Bertrand Russel Entonces era muy peligroso hacer llegar los escritos a organismos de derechos humanos (todos fuera de México) y supieron de un contacto seguro, a quien ella acudió: el sacerdote Enrique Maza, en la iglesia de Nuestra Señora de Los Angeles, en la colonia Guerrero
“Hay que sacarlos lo más pronto posible”, comentaba Fernández del Real
En junio de 1975 salió con fianza Napoleón Glockner Se fue para Puebla y después de unos meses quedó en libertad su compañera Nora Rivera Rodríguez
“Una gran amiga, muy solidaria, Martha Zapata, le dio trabajo en Servicios de Abastecimiento de Bibliotecas —SABSA—, en la ciudad de México, y se fueron a vivir a una casa de huéspedes en Buenavista”, relata Minerva
A Napoleón y Nora los veía casi siempre en casa de Judith, hermana de su esposa Gloria Corte, o en la casa de la exdirigente estudiantil Roberta Avendaño, la célebre Tita del Movimiento del 68
El 20 de diciembre de ese 1975, más envejecido que su edad —66 años— falleció Julio Glockner:
“La muerte de Julieta lo había sumido en una tristeza profunda Qué bueno que no alcanzó a sufrir la pena de la muerte de Napoleón”
LA SORPRESA, LA MORGUE, LOS CUERPOS, LA COMBI
Alrededor de las nueve de la mañana del 6 de noviembre Minerva Glockner llegó a buscar a SABSA a su hermano Napoleón
No había podido, como quedaron dos días atrás, quedarse la noche del 5 en la casa que él y Nora acababan de rentar en Medellín y Viaducto, debido a que ella vivía con sus hijos y el del Julieta en Toluca
Minerva trabajaba en Selección de Personal del IMSS en el Estado de México, a las órdenes de un abogado militar que había sido subdirector de Santa Martha Acatitla en los tiempos de la fuga de Kaplan en helicóptero Se llamaba Carlos Piñeira Rueda y cuando la identificó con los Glockner de Puebla “tuvo la impudicia de ofrecerme una recomendación para que me fuera a colaborar con Miguel Nazar Haro, en la Dirección Federal de Seguridad Como le dije que eso sería imposible, me dijo que debía ser capaz de disociar lo profesional de lo sentimental Perdí aquél, como he seguido perdiendo casi todos mis trabajos”
Con Napoleón, suponía ella, platicaría como otras muchas veces y él, además, le entregaría un dinero que hizo favor de cobrar a un amigo de ella por la venta de un coche
Pero en SABSA un amigo uruguayo —tupamaro— asilado en México, a quien Napoleón había (“como a otros”) ayudado a conseguir trabajo, le dijo que la policía había ido a decir que su hermano “había sufrido un accidente Me entregó una tarjeta y me dijo que me presentara en la Procuraduría del Distrito, en la calle de Niños Héroes
“Acudí, me pidieron pasar por detrás de los edificios y de pronto me encontré en la morgue del Servicio Médico Forense Había no sé cuántos cadáveres en las planchas y en el suelo Y en unas camillas que estaban en el piso, vi los cuerpos desnudos de Napoleón y de Nora: estaban encontrados los pies de ella con la cabeza de él
“El cuerpo de Nora tenía un lazo de cortina en el cuello y quemaduras y golpes en distintas partes Se le veía su pancita, por su embarazo de pocos meses El de Napoleón tenía una como cruz en el pecho, con tiros y quemaduras como de cigarro También había sido golpeado y su cabeza estaba deformada Los policías me decían que sus amigos uruguayos lo habían asesinado y que le habían pasado por encima la camioneta”, relata Minerva
Estuvo en la morgue parte de la mañana y a mediodía la llevaron a la octava Delegación, donde “delante de mí quitaron los sellos a la camioneta y me hicieron subir Estaba toda manchada de sangre, entendí que allí los habían matado Después dijeron que no, que él había muerto en la calle y Nora en la camioneta, pero lo que yo vi fueron sus cuerpos en el forense y la camioneta por dentro No se trató de ningún dizque ajusticiamiento Fue un típico caso de tortura y asesinato al estilo de la policía Los cadáveres, después, fueron llevados a la octava Delegación para su identificación oficial y entregárselos a sus familias”

1968, Luis Gutiérrez Oropeza y Mario Ballesteros Prieto desobedecieron a Marcelino García Barragán

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Luis Gutiérrez Oropeza y Mario Ballesteros Prieto desobedecieron a Marcelino García Barragán

Luis Gutiérrez Oropeza y Mario Ballesteros Prieto desobedecieron a Marcelino García Barragán
Versión de Inteligencia Militar de EU: La indisciplina de dos generales provocó la matanza de Tlatelolco
Pascal Beltrán del Río
WASHINGTON, DC – Siete documentos del gobierno estadunidense, desclasificados recientemente, aportan elementos sobre el movimiento estudiantil mexicano de 1968, la matanza de Tlatelolco y otros hechos posteriores
En ellos se especula en el sentido de que la decisión de reprimir a los estudiantes el 2 de octubre fue tomada por dos generales que desobedecieron órdenes del secretario de la Defensa Nacional, Marcelino García Barragán; se dice que la influencia extranjera en el Comité Nacional de Huelga “fue probablemente un factor menor”; que quizá hubo ciudadanos cubanos detenidos en el Campo Militar Número Uno, y que en Washington la decisión del presidente Gustavo Díaz Ordaz de heredar el poder a Luis Echeverría se daba por tomada cuando menos cuatro meses antes del destape, el 22 de octubre de 1969
Los documentos —cinco informes de inteligencia militar, del Departamento de Defensa; un telegrama de la embajada estadunidense en México al Departamento de Estado, y un memorándum interno de la Casa Blanca— fueron desclasificados a petición de la organización no gubernamental National Security Archive
La desclasificación —o revelación de documentos oficiales secretos— está prevista por la Ley de Libertad de Información (FOIA, por sus siglas en inglés) Esta norma, que data de 1966, obliga a las dependencias del gobierno estadunidense a entregar, a cualquier persona interesada, toda información oficial catalogada como “confidencial”, “secreta” o “ultrasecreta”, siempre y cuando su revelación no ponga en riesgo la seguridad nacional (una de las nueve excepciones de la legislación)
Es frecuente que las dependencias gubernamentales respondan a las peticiones de información política o de inteligencia con la entrega de documentos parcialmente desclasificados, es decir, que contienen partes censuradas Muchas veces los renglones tachados buscan no revelar la identidad de las fuentes que proporcionaron la información
En septiembre de 1994, Proceso dio a conocer tres “Reportes de información de inteligencia”, del Departamento de Defensa, relacionados con el movimiento estudiantil de 1968, obtenidos luego de que este semanario presentó solicitudes de desclasificación Uno de esos informes fue obtenido nuevamente, mediante gestiones de la National Security Archive, y tiene menos tachones que el documento desclasificado hace tres años
Se refiere al estado de salud del general José Hernández Toledo, comandante del Batallón de Fusileros Paracaidistas, herido el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas La versión oficial de los hechos es que Hernández Toledo recibió tres balazos de un arma de alto calibre y que sobrevivió “de puro milagro” Sin embargo, el documento del Pentágono describe así al general, dos semanas después de los hechos: ” Está en la más satisfactoria de las condiciones Caminó por su cuarto de hospital gesticulando y hablando con absoluta libertad” Como si nada
Esa versión se complementa ahora con la versión menos censurada obtenida por la National Security Archive
En la parte del informe que ahora fue posible conocer, queda claro que los informantes del Pentágono gozaban de una relación muy cercana con los altos mandos del Ejército Mexicano, la cual les permitía solicitar y obtener información privilegiada
Dice la parte antes censurada del documento:
“Comentarios:
“1 La Defensa dio a conocer información indicando que solamente dos (soldados) habían muerto (en Tlatelolco) Las pérdidas exactas del Ejército siguen sin ser determinadas Para corregir esto se ha pedido (tachón) que proporcione (tachón) respuestas a lo siguiente: (1) Cuántos efectivos del Ejército fueron muertos-heridos; (2) qué tipo de armas causaron las heridas, y (3) número y nacionalidad de cualquier extranjero involucrado
2- (tachón) había mencionado previamente que el Ejército ‘tenía en buenas manos’ a 18 extranjeros, pero que no estaba seguro de su nacionalidad, aunque había oído que algunos de ellos eran cubanos Cuando se le preguntó (tachón) qué significaba ‘en buenas manos’, la fuente dio (tachón) la impresión de que lamentaba haber mencionado el asunto, pero dijo que ‘en buenas manos’ significaba estar bajo custodia en el Campo Militar Número Uno”
Otro de los documentos del Departamento de Defensa publicados en Proceso es una cronología de hechos que va del 24 de septiembre al 18 de octubre de 1968 Entre los documentos desclasificados recientemente está lo que podrían ser la primera y segunda partes de esa misma cronología sobre el movimiento estudiantil: Una de ellas registra los acontecimientos entre el 29 de julio y el 13 de agosto, y la otra entre el 16 de agosto y el 24 de septiembre
Otra aportación que hacen los documentos desclasificados recientemente es un largo telegrama del embajador estadunidense Fulton Freeman a sus superiores en el Departamento de Estado El telegrama fue enviado el 12 de octubre de 1968, de acuerdo con un memorándum de la Casa Blanca, también desclasificado
Freeman tuvo pocas oportunidades de dar a conocer sus puntos de vista sobre el 68 mexicano, si tuvo la intención de hacerlo, pues murió en diciembre de 1973, menos de un lustro después de haber dejado la embajada En el telegrama, el embajador estadunidense especula que “es probable” que las autoridades mexicanas hayan dejado a los estudiantes reunirse en Tlatelolco con el fin de atraer a los líderes más radicales del movimiento y atraparlos ahí
El pleito de los generales
La fecha precisa del Reporte de información de inteligencia está tachada, pero el documento, de dos páginas, tiene un sello que dice: “24 de marzo de 1969″
La ficha de resumen indica:
País: México
Tema: Oficiales generales, del desagrado del secretario de la Defensa
Este reporte se refiere a la remoción del jefe del Estado Mayor presidencial de la Secretaría de la Defensa Nacional y de la pérdida de importancia del jefe del Estado Mayor Presidencial
El informe entra en materia:
“1 (una línea censurada) que el general brigadier Mario Ballesteros Prieto, exjefe del Estado Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional, y el general de brigada Luis Gutiérrez Oropeza, jefe del Estado Mayor Presidencial, habían caído de la gracia del general de división Marcelino García Barragán, secretario mexicano de la Defensa (tachón) dijo que la razón por la que el general Ballesteros fue relevado como jefe del Estado Mayor fue que él, junto con el general de brigada Gutiérrez, habían estado dando contraórdenes o fallando en la interpretación correcta de las órdenes del general García Barragán Además, ambos generales habían hecho cambios de personal y designaciones sin la autorización del secretario de la Defensa (tachón) también dijo que el general Gutiérrez ya no ocuparía su lugar acostumbrado directamente detrás del presidente en actos oficiales
“2 Las más importantes de esas órdenes tuvieron que ver con los acontecimientos en la Plaza de las Tres Culturas, el 2 de octubre de 1968, durante los desórdenes estudiantiles El general García Barragán había dado instrucciones a Ballesteros para mandar efectivos a rodear la Plaza de las Tres Culturas, con el fin de observar qué ocurría y prevenir que las manifestaciones estudiantiles se esparcieran por otros rumbos de la ciudad (tachón) dijo categóricamente que la entrada del Batallón de (Fusileros) Paracaidistas a la plaza, que resultó en una confrontación violenta con los estudiantes, no era parte de la actividad militar planeada (tachón) dijo que el general García Barragán no pudo juzgar en aquel momento si el general Ballesteros había malinterpretado las órdenes o las había cambiado deliberadamente; sin embargo, hechos posteriores convencieron a García Barragán de que tanto el general Ballesteros como el general Gutiérrez estaban pasando por encima de su autoridad y que, de hecho, habían cambiado deliberadamente sus órdenes
“Comentarios: Es difícil evaluar la validez de las acusaciones que se hacen arriba (varias líneas censuradas) El general Gutiérrez normalmente se coloca detrás del presidente en todos los actos públicos Durante el desayuno del Día del Ejército, el 19 de febrero de 1969, un joven capitán del Ejército se paró directamente detrás del presidente mientras Gutiérrez estaba sentado en una mesa Además, el general Ballesteros ha sido transferido a Canadá como agregado militar en la embajada en aquel país
Así empezó todo
A continuación se reproducen partes centrales de la crónica que el Departamento de Defensa hizo de los hechos del 29 de julio al 14 de agosto:
Unidades del Ejército Mexicano estacionadas en la Ciudad de México fueron usadas para apoyar a la policía y a la policía antidisturbios (Granaderos) para deshacer los disturbios estudiantiles que se salieron de control en la Ciudad de México en la semana que comenzó el 29 de julio de 1968 La tropa fue usada primero a las 0030 horas, el 30 de julio, cuando el Batallón de (Fusileros) Paracaidistas y la Brigada de Infantería, estacionados en el Campo Militar Número Uno, de la Ciudad de México, dispersaron a los estudiantes revoltosos en la explanada central de la Ciudad de México (Zócalo) en una acción feroz que duró sólo unos 30 minutos Grupos de estudiantes, incluyendo muchos en la adolescencia temprana, se reunieron durante el día el 29 de julio y la violencia comenzó en la zona centro de la ciudad cerca de las 2100 Los estudiantes lanzaron piedras y bombas molotov y prendieron fuego a autobuses que habían confiscado antes y usado para poner barricadas en las calles La policía del Distrito Federal, Dirección Federal de Seguridad, Servicio Secreto y el Cuerpo de Granaderos, usando gases lacrimógenos y macanas, dieron la batalla a los estudiantes, pero fueron incapaces de controlar la situación Los estudiantes se refugiaron en varios edificios de la zona, principalmente escuelas, y hubo quienes hablaron de asaltar depósitos de armas El apoyo de efectivos del Ejército fue solicitado por el regente de la Ciudad de México, Alfonso Corona del Rosal
Después de la escaramuza en el Zócalo, en el que los efectivos del Ejército usaron bayonetas fijas y vehículos blindados de reconocimiento, los estudiantes fueron sacados de las escuelas de la zona y los edificios e instalaciones fueron ocupados por soldados Una bazuka fue usada para volar la puerta de una escuela donde algunos estudiantes se habían parapetado
El 30 de julio, continuaron los desórdenes estudiantiles, pero en lugares diseminados e involucrando a pequeños grupos de estudiantes que confiscaban camiones y los usaban para bloquear calles y para tratar de alcanzar el centro de la Ciudad de México La tropa y la policía eran transportadas alrededor de la ciudad a lugares donde los problemas parecían ir en aumento Ya tarde ese día, la mayoría de los efectivos militares fueron regresados a sus cuarteles, donde permanecieron en estado de alerta El secretario de la Defensa, general de división Marcelino García Barragán, declaró públicamente que las fuerzas armadas estaban listas para “repeler cualquier agresión” y que actuarían con “toda la energía y fuerza necesaria”
El 31 de julio de 1968, unos 20,000 estudiantes de la UNAM, encabezados por el rector, Javier Barros Sierra, celebraron un mitin ordenado en las instalaciones de la universidad para protestar por la violación, por parte de la policía y la tropa, de la autonomía universitaria Durante la manifestación, un número de vehículos de reconocimiento del Ejército aparecieron en el Zócalo, pero se marcharon pocos minutos después, cuando se supo que los estudiantes permanecerían en la universidad Durante el día, la tropa fue retirada de todas las escuelas salvo dos Las patrullas militares continuaron en zonas problemáticas y se usaron helicópteros para ubicar puntos de conflicto potenciales
Del 1¼ al 13 de agosto, la situación fue tranquila aunque volátil, con ataques y contraataques en los periódicos La línea oficial del gobierno parecía acusar de los desórdenes a influencias “extranjeras”, particularmente a izquierdistas, comunistas y trotskistas El 8 de agosto, el regente Corona del Rosal propuso que una comisión conjunta, compuesta por representantes del gobierno, de los estudiantes y de los profesores, se estableciera para investigar los diferentes cargos y versiones de lo que había ocurrido y de quién tenía la culpa La reacción de los estudiantes a esto no fue uniforme, con algunos de ellos manteniendo sus demandas de que se destituyera al jefe de la policía y a su asistente Llamaron a una huelga estudiantil hasta que se cumplieran sus demandas y las clases en la UNAM y el IPN continuaron suspendidas Incluso la CIA y el FBI fueron culpados por la Federación de Estudiantes Técnicos, que acusaron a algunos estudiantes y profesores de causar agitación bajo órdenes de estas dos agencias, y que “personas aliadas” con esas agencias estaban tratando de instituir una “dictadura militar para servir a los fines estadunidenses”
La situación alcanzó un nuevo clímax en la tarde y noche de 13 de agosto, cuando miles de estudiantes (las estimaciones alcanzaron los 180,000, con promedio de entre 80,000 y 100,000) montaron una manifestación de protesta a través de las calles de la Ciudad de México, concluyendo en el Zócalo, donde se escucharon discursos Si bien fue ruidosa, la manifestación se llevó a cabo sin incidentes y terminó con un despliegue de la bandera mexicana y la entonación del himno nacional
Es imposible obtener una estimación precisa del número de estudiantes involucrados en la violencia actual El mejor cálculo para los desordenes del 26 de julio es de 3,000 y posiblemente un número igual en los desordenes del 29 y 30 de julio (Las manifestaciones pacíficas posteriores en la UNAM incluyeron unos 20,000 y 40,000 participantes, y la manifestación del 13 de agosto en el centro, unos 80,000) Durante los períodos de desorden, los cálculos sobre el número de personas detenidas eran tan altos como 1,600, muchos de los cuales fueron liberados posteriormente; muchos de los detenidos eran no estudiantes y, aparentemente, algunos eran extranjeros (tachón) recibió informes (tachón) de que hubo cuatro estudiantes muertos y unos 200 heridos Los estudiantes sostienen que hubo 48 muertos No ha habido confirmación pública de deceso alguno y todos los funcionarios del gobierno siguen negando enfáticamente que hubiera muertos
Las siguientes son algunas de las “conclusiones” del Pentágono sobre esas dos semanas del actividad del movimiento estudiantil:
Según el decir general, el Ejército Mexicano se desempeñó honorablemente al aplacar los desordenes La principal acción que involucró a la tropa ocurrió durante la noche del 29-30 de julio cuando dispersó a los estudiantes en el Zócalo en un choque que duró apenas 30 minutos Algunos testigos oculares indican que quizá actuó con demasiada firmeza y, aparentemente, una vez desplegada, actuó con muy poca hesitación Ha habido pocas críticas de parte de la prensa por el papel del Ejército en los disturbios y los estudiantes han lanzado la mayor parte de su cólera contra los Granaderos y la policía regular Comentarios privados de “sobrerreacción” por parte del Ejército han sido escuchados
(Medio párrafo censurado) Los soldados se integraron en una Fuerza de Tarea bajo el comando del general de brigada Crisóforo Masón Pineda, cuya asignación habitual es comandante de la Brigada de Infantería El segundo en comando en la Fuerza de Tarea fue el general de brigada Mario Ballesteros Prieto, regularmente asignado como jefe del Estado Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional El personal militar asignado a las oficinas centrales de la Defensa y unidades en la Ciudad de México fue colocado en alerta total (limitado a oficinas e instalaciones) el 29 de julio Esto fue cambiado a una alerta parcial el 7 de agosto y esa condición permanece en efecto al día de este informe
(Tres líneas censuradas) que la Fuerza de Tarea encabezada por el general Masón Pineda se reportara directamente con la Secretaría de la Defensa y que no estuviera bajo el comando o dirección del jefe de la policía de la Ciudad de México (como se pensaba) Dijo que el Ejército había respondido a la petición de ayuda que hizo el regente y aseguró que (la posición oficial del gobierno) no había habido muertos Dijo que todas las personas detenidas por el Ejército fueron entregadas lo más pronto posible a las autoridades civiles
Si la comisión conjunta propuesta por el regente (o cualquier otro cuerpo con autoridad) establece que hubo, de hecho, un número de estudiantes muertos y/o que los Granaderos y/o las unidades del Ejército se sobrepasaron en su brutalidad, puede haber más repercusiones Después de la gran manifestación y marcha del 13 de agosto, las acciones futuras de los estudiantes sólo pueden adivinarse Se cree que manifestaciones continuas, y particularmente más violencia, puede poner en peligro el éxito de los Juegos Olímpicos
La ocupación de Ciudad Universitaria
En un informe de cinco páginas, el Departamento de Defensa resume cronológicamente los hechos ocurridos entre el 16 de agosto y el 24 de septiembre de 1968
Estos son algunos extractos de ese documento:
El período del 16 al 26 de agosto de 1968 fue relativamente tranquilo, con mucha discusión pública y periodística y especulación sobre la posibilidad de pláticas entre el gobierno y los representantes de los estudiantes El regente de la Ciudad de México, Alfonso Corona del Rosal, previamente había sugerido la formación de un comité para investigar las acusaciones de los estudiantes sobre brutalidad policiaca en los enfrentamientos de julio Los estudiantes de la UNAM y del IPN permanecieron en huelga Era obvio que el liderazgo estudiantil estaba fraccionado, con algunos en favor de un curso moderado y el regreso a clases Se formó un Consejo Nacional de Huelga, compuesto por los estudiantes más militantes, que decía hablar por todo el cuerpo estudiantil Los líderes de la huelga aseguraban que 32 estudiantes estaban heridos o desaparecidos como resultado de los desórdenes de julio y se elaboraron muchas listas de estudiantes desaparecidos, una de ellas integrada por 25 nombres Mucha publicidad se dio a los resultados de “investigaciones” que indicaban que muchos nombres en la lista eran ficticios o no eran realmente estudiantes o simplemente se habían mudado o habían muerto de causas naturales
Con base en la posibilidad de que hubiera problemas durante la manifestación estudiantil del 27 de agosto, los efectivos del Ejército Mexicano en el área de la Ciudad de México, a los que se había retirado de la alerta parcial el 22 de agosto, fueron colocados nuevamente en alerta total el día 27 La marcha, que comenzó a las 1600, avanzó desde Chapultepec, cerca del Museo de Antropología, por Paseo de la Reforma, luego frente a la embajada estadunidense para terminar en el Zócalo, en el corazón de la ciudad Se estimó que había 100,000 personas en el Zócalo, principalmente estudiantes del IPN y de la UNAM Retiraron la bandera mexicana del asta en el centro del Zócalo y la reemplazaron con una “bandera de huelga” estudiantil, negra y roja Cuando concluyó la manifestación, varios miles de estudiantes intentaron quedarse en el Zócalo, con la pretensión anunciada de acampar ahí hasta que el conflicto estudiantil fuera resuelto A las 0100 del 28 de agosto, efectivos del Ejército fueron desplegados para dispersar a esos estudiantes, lo cual fue cumplido sin incidente serio Involucrados en el operativo estuvieron el Batallón de (Fusileros) Paracaidistas, dos Batallones de Infantería de la Brigada de Infantería, 12 carros blindados de Guardias Presidenciales, bomberos, policía preventiva y de tránsito En previsión de posible violencia contra la embajada estadunidense efectivos del Ejército fueron desplegados alrededor del edificio, además de policías Para esto se usaron a dos pelotones de infantería de 33 hombres cada uno, además de diez carros blindados, cada uno con una tripulación de cuatro y con dos ametralladoras de calibre 30 y un arma de 37 milímetros No hubo incidentes en o alrededor de la embajada, aunque se gritaron algunos epítetos cuando pasaron los estudiantes (También se colocaron soldados alrededor de la embajada soviética)
Los periódicos del 29 de agosto publicaron una declaración del secretario de defensa, general Marcelino García Barragán, en la que subrayó el apoyo del Ejército al presidente Díaz Ordaz y declaró que los militares no querían una dictadura en México, fuera civil o militar
Durante las primeras dos y media semanas de septiembre, la situación permaneció relativamente calmada La Ciudad de México comenzó a prepararse para las celebraciones anuales de la Independencia El rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, hizo un llamado para volver a la normalidad y anunció que las clases en la UNAM se reanudarían el 17 de septiembre Durante la tarde y noche del 13 de septiembre, los estudiantes (unos 24,000, según estimaciones) realizaron una “marcha del silencio” (algunos con cinta adhesiva en los labios), otra vez desde Chapultepec, por Paseo de la Reforma, hasta el Zócalo La Ciudad de México vivió las celebraciones de Independencia sin incidentes
A las 2200 horas del 18 de septiembre, la escena cambió En una acción súbita, los efectivos del Ejército ocuparon edificios e instalaciones de Ciudad Universitaria, deteniendo a 600-700 personas (el número más alto que se manejó fue 765) La mayoría eran estudiantes, pero también había algunos padres de familia y unos cuantos profesores La operación requirió sólo unos 30 minutos; los estudiantes no ofrecieron resistencia y no hubo víctimas En sintonía con la acción del Ejército, el gobierno emitió una declaración diciendo que la acción se tomó a causa de las amenazas estudiantiles de sabotear los Juegos Olímpicos Los soldados que desalojaron los edificios de la UNAM encontraron “medio cuarto lleno” de propaganda, alguna importada de Cuba y otra con sesgo chino-comunista Pósters en las paredes de salones de clase criticaban al gobierno mexicano y a sus líderes; había fotos del Che Guevara y Mao También se encontró una cantidad de bombas molotov Los estudiantes fueron conducidos fuera de los edificios con las manos al aire, escoltados por soldados
Durante el período del 19 al 24 de septiembre, grupos de estudiantes vagabundeaban por la Ciudad de México, incitados por la ocupación militar de la UNAM Hubo muchos choques con la policía y varios con la tropa que permanecía en Ciudad Universitaria y las calles aledañas
En un choque que comenzó la tarde del 21 de septiembre y que duró hasta las primeras horas del 22 de septiembre, la policía y la policía antidisturbios fueron incapaces de someter y dispersar a grupos de estudiantes en el área de Tlatelolco, cerca de la Secretaría de Relaciones Exteriores Cerca de las 0140 horas del 22 de septiembre, unos 500 soldados, encabezados por un grupo de tanques, arribó a la escena La Procuraduría de Justicia dijo que 500 personas habían sido arrestadas en los desordenes del 21-22 de septiembre
El redactor del documento comentó:
1 Las estimaciones del número de efectivos militares usados el 18 de septiembre en la ocupación de Ciudad Universitaria llegaron incluso a 10,000 Se cree que esta cifra es muy alta y que una estimación mejor sería de alrededor de la mitad de esta cifra Las unidades involucradas no fueron identificadas públicamente, pero se presume que son elementos de la Brigada de Infantería, engrosada por personal de Guardias Presidenciales y del Batallón de (Fusileros) Paracaidistas El 23 de septiembre de 1968, el general de brigada Alonso Aguirre Ramos, jefe de la Sección Segunda, de la Secretaría de la Defensa Nacional, dijo que los reportes periodísticos de que hasta 10,000 soldados fueron empleados eran ‘demasiado altos’ (aunque no dio a conocer una cifra) Dijo que la Fuerza de Tarea había sido usada otra vez y otra vez fue comandada por el general Crisóforo Masón Pineda, comandante de la Brigada de Infantería
2 Reportes de prensa dijeron que el coronel Javier Vázquez Félix estuvo al frente del batallón de tropas usado en el área de Tlatelolco en la noche del 21-22 de septiembre El coronel Vázquez es el comandante del 43 Batallón de Infantería, con cuartel en Toluca, Estado de México (parte de la 22 Zona Militar) Esto marcó la primera participación conocida de soldados de fuera del área inmediata de la Ciudad de México y da una indicación de la creciente seriedad de la situación
Las observaciones del embajador
Diez días después de la matanza de la Plaza de las Tres Culturas, el embajador estadunidense Fulton Freeman envió el telegrama número 7514 a Washington El texto —de cinco páginas, dividido en dos secciones— está dirigido “al secretario de Estado”, que entonces era Dean Rusk
Freeman escribió:
1 La cuestión de influencia extranjera en los desórdenes estudiantiles, como la cuestión del liderazgo estudiantil mismo, son difíciles de determinar dada la abundancia de corrientes en el seno del movimiento, la fluidez del liderazgo en diferentes momentos, el alto grado de espontaneidad que ha caracterizado a las acciones de los estudiantes, especialmente luego de la toma militar de la UNAM, cuando los líderes se diseminaron y creció la posibilidad de acciones descoordinadas, especialmente por parte de grupos extremistas
2 La participación directa de extranjeros ha sido esencialmente insignificante y, de embajadas extranjeras, difícil de probar (tachón) alto funcionario de la Secretaría de Gobernación ha dicho que el gobierno de México tiene pruebas sólidas de que las embajadas soviética y cubana han ayudado a los huelguistas La embajada no tiene tales pruebas y no conoce la naturaleza de las pruebas del gobierno de México Ha habido una participación considerable de grupos ligados a países comunistas y de individuos que han viajado a la URSS o a Cuba y que quizá por eso sean vistos como personas con apoyos extranjeros Estos individuos claramente tienen una fuerte influencia en la formulación de las demandas estudiantiles, que cambiaron su enfoque inicial a raíz del incidente del 29 de julio para incluir temas como la liberación de los presos políticos y la derogación del artículo 145 (el delito de disolución social), demanda para la cual los comunistas han intentado, por años y sin éxito, conseguir apoyo
3 El grado de la influencia de grupos apoyados por el extranjero, en una situación táctica dada, es mucho menos claro La hipótesis que mejor queda a la información actual es que por lo menos uno, y quizá varios grupos extremistas pequeños, bien organizados y disciplinados han operado en momentos a la sombra del amplio, masivo movimiento estudiantil, que ha sido las más de las veces moderado
4 En sintonía con lo anterior, Díaz Ordaz dijo al congresista (Armistead) Selden que la agitación estudiantil original no era de inspiración comunista Sin embargo, poco después comunistas orientados por Moscú obtuvieron posiciones de mayor importancia en la dirigencia del movimiento Posteriormente, este grupo fue desplazado por extremistas de orientación maoista-castrista-trotskista La influencia de estos ahora está rota y el grupo orientado por Moscú tiene sólo una pequeña influencia
5 Así que parece que la izquierda de vieja guardia y la izquierda más nueva, extremista, han estado compitiendo entre ellas y con los moderados por la dirigencia del movimiento de huelga También pudo haber otros grupos ad hoc, representando supuestos intereses de políticos mexicanos descontentos
6 La embajada cree que el grupo comunista de vieja guardia, cuyo liderazgo y organización son bien conocidos por las fuerzas de seguridad, causaron pocos problemas al gobierno, y, hasta cierto punto, el éxito que tuvieron los grupos más extremistas en desplazarlo puede haber sido apoyado por las presiones gubernamentales sobre los de vieja guardia, que los obligó a retirarse
7 Los grupos más nuevos y extremistas han mostrado fuerza de organización, disciplina y recursos, lo que sugiere que esto no fue un desarrollo ad hoc de agitación estudiantil sino una organización ya en existencia y bien desarrollada Informes de que grupos estudiantiles extremistas intentarían interrumpir los Juegos Olímpicos habían causado preocupación entre los agentes de seguridad del gobierno de México incluso antes de que la agitación estudiantil comenzara La evidencia tiende a mostrar que cuando el grupo se volvió activo en el movimiento estudiantil, el gobierno apenas lo había infiltrado superficialmente e identificado a sus líderes La verdadera preocupación del gobierno es que este grupo, ya sea mediante actividad terrorista directa o mediante la capacidad de inflamar a las masas estudiantiles, podría interrumpir los Juegos El problema que tenía el gobierno era identificar y detener a la dirigencia y destruir la organización antes de los Juegos y hacer esto, de ser posible, de una manera que no enfureciera a las masas de estudiantes y no creara una atmósfera pública negativa para los Juegos
8 Conforme se aproximaban los Juegos, las dos últimas metas se volvieron menos importantes puestas en la balanza con la imperativa necesidad de destruir a la organización terrorista y detener a su dirigencia Por lo tanto, una razón de peso para la ocupación del campus de la UNAM por parte de la tropa era la esperanza de que la dirigencia terrorista, que había usado el campus como lugar de reunión, sería aprehendida (De hecho, la mayoría se había retirado del campus poco antes) La ocupación de los campus de Zacatenco y el Casco de Santo Tomás, del Instituto Politécnico, probablemente tenían el mismo motivo: Agarrar a la dirigencia extremista y sus armas En todos los casos, la táctica era la aprehensión de todas las personas presentes, posteriormente tamizar a los detenidos y liberar a aquellos a quienes no se creyera directamente involucrados en la violencia La táctica posterior del gobierno de permitir las reuniones estudiantiles por varios días, para luego hacer aprehensiones masivas parece haber sido diseñada con el mismo propósito Conforme el gobierno fue deteniendo a un número creciente de líderes extremistas, su información sobre la organización y el resto de la dirigencia mejoró
9 Es probable que el gobierno haya permitido a los estudiantes reunirse el 2 de octubre en Tlatelolco Siempre es más fácil prevenir que los grupos de estudiantes se formen que deshacerlos posteriormente: Tenía razones para creer que muchos de los elementos extremistas y la dirigencia estarían presentes, y parece abundantemente claro que se habían hecho preparativos para detener al menos a la dirigencia Parece posible, a la luz de discusiones previas, que el gobierno hubiera preferido hacer esto con un mínimo de violencia, aunque, en todo caso, esto no es seguro
10 Es igualmente claro que numerosos elementos estudiantiles extremistas bien armados estaban cuidadosamente colocados en por lo menos tres de los edificios que rodeaban a la Plaza de las Tres Culturas En cuanto a grupos específicos, uno puede concluir a priori que estos habrían incluido, de una manera o de otra, los de tipo trotskista La embajada ha oído por segunda vez de una Brigada Olimpia, aunque no en conexión con el 2 de octubre Parece poco probable que el despliegue de extremistas armados fuera una medida acordada por todo el Comité de Huelga que, efectivamente, pudo no haber estado enterado de ello por adelantado La evidencia es incompleta o contradictoria sobre si el propósito del despliegue de los extremistas armados era emboscar al Ejército y provocar así una balacera a la vista de la prensa extranjera (que, ellos sabían, estaría presente) o si era de orden “defensivo” La embajada está inclinada a creer lo primero Con el desalojo del campus de la UNAM y otras medidas los estudiantes parecían estar calentándose: Los extremistas pudieron haber pensado que había llegado el momento de echar toda la carne al asador Como ha indicado previamente la embajada, los extremistas tenían la opción de hacer fracasar una solución pacífica provocando violencia
11 Informes de fuentes usualmente confiables y observadores en el lugar varían mucho y a veces son francamente contradictorios acerca de quién disparó los primeros tiros La evidencia preponderante parece indicar que los primeros tiros ocurrieron en o salieron del edificio Chihuahua Si fueron disparados por estudiantes extremistas o por agentes de seguridad vestidos de civil en el edificio sigue siendo un punto de mucha controversia El hecho de que el general de (Fusileros) Paracaidistas José Hernández Toledo fue herido mientras usaba un altoparlante para urgir a la concurrencia a dispersarse pacíficamente sugiere fuertemente que el primer tiro no provino del Ejército Quizá la cuestión de quién disparó el primer tiro nunca se sepa y es, en todo caso, académica
12 El interrogatorio de un gran número de personas (se ha informado que más de 2,000) detenidas en Tlatelolco ha tomado un tiempo considerable La gran mayoría ha sido liberada, pero la operación capturó a un número de extremistas y a sus líderes El gobierno parece creer que el resultado ha sido sustancial en desmembrar a la organización terrorista La técnica de declaraciones públicas de líderes terroristas frente a la prensa ha sido probablemente efectiva en crear miedo, desconfianza mutua e incertidumbre entre los estudiantes en general, así como entre los elementos restantes del grupo terrorista
13 Respecto de las declaraciones públicas sobre conspiración extranjera, es importante notar el uso frecuente en México del chivo expiatorio extranjero y, en esta instancia, están diseñadas para desacreditar al movimiento estudiantil y tal vez, hasta cierto grado, desviar la atención de las largas raíces locales del problema El gobierno ha inferido varias veces la participación soviética y/o cubana, mientras que algunos elementos de la izquierda han culpado a la CIA o el FBI La declaración de Cárdenas no es específica, pero, dado sus prejuicios, puede ser que esté pensando en nosotros Sócrates Amado Campos Lemus cambió el enfoque de la participación extranjera a la posible culpabilidad de políticos locales desleales Se puede pensar que con tantos extranjeros en la ciudad para los Juegos, el gobierno de México no quiere que el enfoque esté en el ángulo extranjero, pero, después de los Juegos Olímpicos, especialmente si vuelven a resurgir los desórdenes estudiantiles, el tema pueda salir de nuevo
Freeman
Dos días después, el telegrama del embajador estaba en el escritorio de Walt Rostow, asesor especial del presidente Lyndon Johnson y experto en temas de seguridad nacional
En papel membretado de la Casa Blanca, alguien escribió:
14 de octubre de 1968
Memo para Walt Rostow
Tema: Disturbios en México
El cable adjunto proveniente de la Ciudad de México contiene un buen análisis sobre los recientes disturbios y valora lo que se sabe sobre influencia extranjera
La mejor evidencia sugiere que la violencia fue iniciada por grupos extremistas pequeños y bien organizados y que la influencia extranjera fue probablemente una factor menor
Sobre el nombre de Rostow hay una paloma, lo que indica, en los usos del gobierno estadunidense, que el funcionario seguramente leyó el memo
El fin (del principio)
“Desde el 18 de octubre, la situación estudiantil en México continúa estando relativamente calmada”, dice el resumen de otro reporte de inteligencia militar, elaborado en diciembre de 1968
Y describe hechos ocurridos en ese mes, como la suspensión de una marcha de Ciudad Universitaria al Casco de Santo Tomás, del IPN, después de la intervención de soldados y policías Y agrega:
A causa de la posibilidad de disturbios, se anunció: Que el 19 de diciembre no habría clases en la UNAM o en los campus de Santo Tomás y Zacatenco por lo que queda del año, y los estudiantes del IPN y de la UNAM anunciaron que sus actividades de huelga serían suspendidas por el resto de 1968
Comentarios:
La suspensión de clases por el resto del año permitirá que las festividades transcurran normalmente; sin embargo, algunos (tachón) creen que más disturbios están en cierne y que los disturbios estudiantiles resurgirán de nuevo en enero de 1969
Para junio del 69, los analistas del Pentágono habían modificado sus predicciones: “Los estudiantes mexicanos no se arriesgarán a otra confrontación violenta con las autoridades mexicanas”, dice, en su sumario, otro reporte de inteligencia militar
¿La razón?
Tal vez porque “cambió la opinión pública” O quizá también porque “Luis Echeverría Alvarez, actualmente secretario de Gobernación, posiblemente sea escogido como nuevo presidente de México”
El texto, fechado, según un sello, el 2 de junio de 1969, tiene una advertencia en mayúsculas: “Este informe no debe ser distribuido en el extranjero, pues tal distribución puede comprometer a la fuente de esta información”
Uno de los párrafos está totalmente tachado, aparentemente el que está dedicado al destape anticipado de Echeverría
El otro dice: “(tachón) él cree que ellos no se arriesgarán a otra confrontación con las autoridades (tachón) diciendo que, justo después de las manifestaciones del otoño último, y su resultado sangriento, el pueblo de México era inicialmente pro estudiantes y estaba enojado con las fuertes medidas que habían adoptado las autoridades Después, cambió la opinión pública, y el pueblo pasó a creer que los estudiantes tenían la culpa de las manifestaciones y sus resultados A causa de este cambio en la opinión pública, los líderes estudiantiles creen serán responsabilizados por futuros desórdenes y que el pueblo no los apoyará

Los exdirigentes estudiantiles desmenuzan las implicaciones de “Parte de guerra”

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Los exdirigentes estudiantiles desmenuzan las implicaciones de “Parte de guerra”

Los exdirigentes estudiantiles desmenuzan las implicaciones de “Parte de guerra”
Al general Gutiérrez Oropeza y a todos los conjurados del 68 espera un juicio en México o en el extranjero
José Alberto Castro
Los documentos dados a conocer en el libro Parte de guerra, de Julio Scherer y Carlos Monsiváis, colocan directamente en el banquillo de los acusados al general Luis Gutiérrez Oropeza, jefe del Estado Mayor Presidencial de Gustavo Díaz Ordaz, y a Fernando Gutiérrez Barrios, director de la Federal de Seguridad en 1968, de acuerdo con un mandato judicial 
Aunque la ratificación de esa resolución está en manos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el expediente que los implica y que incluye los documentos de Parte de guerra ya fue entregado a la relatora especial para Ejecuciones Extrajudiciales, Sumarias o Arbitrarias de la ONU, Asma Jahangir Y si las autoridades mexicanas no proceden en consecuencia, el caso de los militares acusados —así como de varios políticos hasta hoy intocados tras la matanza de 1968— será llevado a los tribunales internacionales para someterlos a un proceso parecido al que vive el exdictador chileno Augusto Pinochet
Para los miembros del Comité 1968-1998, exlíderes del movimiento estudiantil, los documentos oficiales y testimoniales de Marcelino García Barragán —en aquel tiempo secretario de la Defensa Nacional—, compendiados en Parte de guerra, además de agregar “documentación inédita y de un valor indudable”, señalan a “Gutiérrez Oropeza como el autor de acciones criminales en Tlatelolco” Gutiérrez Barrios, a su vez, “de quien se dice actuó en complicidad, es un virtual testigo clave de los hechos”
El litigio
En entrevista con Proceso, Raúl Álvarez Garín, miembro del Consejo Nacional de Huelga por el Politécnico en 1968 y actual candidato a la dirigencia nacional del Partido de la Revolución Democrática, manifestó:
“Los documentos de García Barragán sacados a luz pública, además de su valor histórico e intrínseco, representan evidencias, y deben ser considerados en el litigio judicial que emprendimos algunos miembros de la generación del 68″
Dijo que “la bomba documental” contenida en Parte de guerra es una prueba fehaciente de la existencia de una conspiración o de un plan previo al genocidio de la Plaza de las Tres Culturas Para él, hoy más que nunca, se fortalece la oportunidad de obtener el testimonio ante el Ministerio Público de protagonistas axiales de la represión oficial contra el movimiento estudiantil del 68
En abril último resurgió la posibilidad de investigar lo sucedido hace 31 años, cuando el Juzgado Primero de Distrito en Materia Penal consideró “incongruente” la negativa con que la Procuraduría General de la República respondió a la solicitud presentada por siete integrantes del Consejo General de Huelga (CGH) de 1968, encabezados por Álvarez Garín
Por ello, ordenó a la Procuraduría cumplir con lo dispuesto en el artículo 21 constitucional —que la obliga a investigar y perseguir de oficio los delitos— o en su defecto fundamentar y motivar bien su rechazo, pues sin las pruebas correspondientes tipificó los hechos y se adelantó a establecer un plazo de 30 años como la media aritmética en que procede la prescripción
Inconforme, la Procuraduría pidió la revisión de la resolución judicial y ahora el desenlace está a cargo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), la cual —en fecha no precisa aún— deberá emitir su fallo
En su sentencia del 29 de abril, el juez Miguel Ángel Aguilar López otorgó el amparo a Raúl Álvarez Garín, Roberto Escudero, Félix Lucio Hernández Gamundi, César Tirado, Gilberto Piñeiro Guzmán, Roberto Vázquez Camarena y Javier Ramos Rodríguez, quienes con motivo del 30 aniversario de la matanza, el 2 de octubre de 1998, solicitaron la investigación ministerial de los hechos
El asunto se ventiló mediante el amparo 898/98 en que figuran como presuntos responsables Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, Marcelino García Barragán, Luis Gutiérrez Oropeza, Alfonso Corona del Rosal, Julio Sánchez Vargas, Gilberto Suárez Torres, Luis Cueto Ramírez, Crisóforo Mazón Pineda, José Hernández Toledo, Ernesto Gómez, Fernando Gutiérrez Barrios y Miguel Nazar Haro, principalmente
Los miembros del Comité 68 siguen en espera de la resolución definitiva, que se encuentra en manos de la ministro Olga Sánchez Cordero
Ahora Álvarez Garín explica que las revelaciones de Parte de guerra refuerzan su acusación contra Gutiérrez Oropeza y Gutiérrez Barrios, y que la entrega del expediente completo de lo sucedido en 1968 a la relatora especial de Naciones Unidas constituye el primer paso —de continuar la renuencia del gobierno mexicano a abrir los archivos e investigar los acontecimientos— para elevar el caso hasta los tribunales internacionales
En referencia al libro de Scherer y Monsiváis, Álvarez Garín comentó:
“La grave revelación es la incriminación directa, testimonial y no documental, de oficiales del Estado Mayor Presidencial que ocuparon departamentos de Tlatelolco para disparar contra los estudiantes y miembros del Ejército”
Considera que el propio García Barragán se exhibe como víctima de las maniobras de Gutiérrez Oropeza, cuando en realidad fue cómplice al mantener en secreto durante más de 30 años “los abusos de autoridad de ese miembro del cuerpo castrense”
Los documentos difundidos, aclara, “no exoneran de responsabilidad criminal a algunos de los personajes involucrados en los sangrientos sucesos”, pues en el libro se incluye sólo la documentación que García Barragán seleccionó, y continúan ocultos documentos esenciales
Pregunta:
“¿Dónde están los documentos relacionados con la integración del Batallón Olimpia? ¿Dónde están las bitácoras y las órdenes que recibieron los pilotos y ocupantes de los helicópteros? Además, no se incluyen informes previos de los servicios de inteligencia”
En cambio, García Barragán “sí se atribuye la autoría de la maniobra para lograr la detención de los miembros del Consejo Nacional de Huelga y se ufana de que él urdió el plan para ocupar distintos departamentos de Tlatelolco, pero luego se muestra sorprendido por la iniciativa de Gutiérrez Oropeza”
Sobre la posibilidad de que en los archivos de la Secretaría de la Defensa y de otros organismos relacionados con la seguridad del Estado pudieran localizarse documentos sustanciales, considera que “es un problema arduo, pues se sabe que hay carencias de información No obstante, pienso que en ciertos espacios, en algunos archivos podemos obtener la información relevante, la correspondiente a las órdenes, la línea de mando, la decisión, planeación, ejecución, y novedades de los sucesos Tal información tendría que complementarse con los testimonios de los participantes Ahora mismo se podría interrogar a miembros del Batallón Olimpia para saber de forma pormenorizada cómo recibieron las órdenes Y así encontraremos las razones de que un batallón del Ejército vistiera ropa de civil el 2 de octubre, hecho que representa un delito grave e implica a los altos mandos del Ejército, quienes al aceptar la ejecución del plan violaron la Constitución
“Parte de guerra confirma que hay una predisposición del Ejército a actuar en acciones represivas ilegales a lo largo del conflicto estudiantil de 1968 La única condición radicaba en que fueran órdenes superiores Esto generó confusión, pues los aparatos de seguridad actuaban en varios sentidos La lección que se puede obtener es que uno de los reclamos de un México democrático implicaría desaparecer el Estado Mayor Presidencial y organismos castrenses como las Guardias Presidenciales”
Paranoia anticomunista
Raúl Jardón, delegado al CNH por la Preparatoria 2 de la UNAM, autor de 1968 / El fuego de la esperanza, y militante del Frente Zapatista de Liberación Nacional, comenta:
“Lo que quiso hacer el exsecretario de la Defensa al recopilar los documentos que hoy son base del libro de Scherer y Monsiváis, fue autoexonerarse y exonerar a las tropas a su mando de la responsabilidad de lo ocurrido en Tlatelolco y en los ataques terroristas anteriores y posteriores
“También muestran esos documentos la histeria y paranoia anticomunista que privaba en las cúpula militares y políticas Aunque García Barragán pretendía atribuir sólo a Luis Echeverría el pecado de actuar movido por la información ‘falseada y exagerada’, en todos sus documentos muestra que el gobierno y el Ejército creían estar enfrentando una situación casi de guerra interna que, según insinúa el general, estuvo a punto de desembocar en la suspensión de las garantías constitucionales”
Jardón observó un detalle significativo:
“García Barragán dice, en la transcripción de la conversación que sostuvo con el general Lázaro Cárdenas, que dio órdenes de aprehender a Sócrates Campos Lemus cuando estuviera ante el micrófono Lo curioso es que Sócrates no estaba programado para hablar en el mitin del 2 de octubre y tomó el micrófono a la fuerza ¿Sabía García Barragán que ello iba a ocurrir?”
Nuevas líneas de investigación
Los exdirigentes estudiantiles Marcelino Perelló y Joel Ortega Juárez, luego de examinar los documentos y confidencias del general Marcelino García Barragán, en entrevistas por separado, coinciden en afirmar que el libro “desata y abre interrogantes”, e “indica líneas de investigación” Es, dicen, una inesperada pieza de un complicado rompecabezas; un volumen donde hay más preguntas que respuestas, pues aporta algunas luces pero también hace surgir nuevas sombras
Perelló y Ortega advierten que Parte de guerra no es un libro cerrado; estiman que los editores han exagerado y es “muy pretensiosa la advertencia de que ya se aclaró el 68″, pero reconocen que “ayuda a comprender lo que sucedió”
El más controvertido de los miembros del llamado Consejo Nacional de Huelga, Perelló, subraya que “no se vale que algunos exdirigentes estudiantiles muestren su desdén frente al libro, porque les da igual que los responsables de la masacre sean el Estado Mayor Presidencial o el Ejército Para ellos la represión provino y es responsabilidad del Estado Esto me parece muy simplista”
El libro es “un testimonio esclarecedor, que sólo se puede validar con los métodos de la historia, contrastándolos con otros testimonios, fuentes y pruebas De ahí me parece que en él hay más preguntas que respuestas”
El exdelegado al CNH por la Facultad de Ciencias de la UNAM señala que la circulación de esa obra actualiza “la exigencia de rendir cuentas” a protagonistas vivos y activos en la política represiva del 68, y atrae a la mente la siguiente pregunta: “¿Por qué aparece hoy? ¿Es casual o se inscribe dentro del actual conflicto estudiantil?”
A su juicio, las afirmaciones de García Barragán tienen repercusiones en el México de 1968 y en el de 1999 De ahí que no sepa a qué obedece el silencio de una buena parte de los participantes en el movimiento estudiantil
También recalca:
“Una de las conclusiones de Parte de guerra podría ser que además de la represión, durante el 2 de octubre se dio una provocación, porque la represión tiene por objeto acabar con el desorden; en cambio, la provocación tiene por objeto aumentar el desorden ¿A quién de los hombres prominentes del Estado le interesaba armar un desmadre?”
No está de acuerdo con quienes dicen que Parte de guerra exculpa al expresidente Luis Echeverría, al enfocar la responsabilidad de Díaz Ordaz y Gutiérrez Oropeza, y asevera:
“Esa es una lectura ingenua, candorosa, porque en situaciones críticas los lazos con instituciones se rompen y las obediencias son cruzadas Aquí hay juegos de intereses, y muchas cosas no cuadran El móvil del 2 de octubre no está claro: ¿para qué detener a los miembros del CNH? ¿Cuál sería el móvil de Gutiérrez Oropeza para ordenar el fuego contra las tropas y los estudiantes? ¿Quién se lo ordenó?”
A su vez, Ortega, quien en 1975, durante la visita de Luis Echeverría a Ciudad Universitaria, lo interpeló con un discurso que encendió la cólera del mandatario, hoy rememora que en ese entonces quedó desprestigiado el Ejército; por lo tanto, las aspiraciones del general Alfonso Corona del Rosal cayeron por tierra y quien permaneció intocado fue Echeverría
Perelló estima que las declaraciones de García Barragán no son suficientes, y recuerda:
“En aquellos días se habló del rompimiento en el aparato del Estado; hacia el 30 julio, cuando la toma de San Ildefonso, uno de los rumores que andaban por ahí estableció que las relaciones entre García Barragán y Díaz Ordaz no iban bien ¿Había dejado de ser (el secretario de la Defensa) el hombre de confianza (del presidente)?”
De las páginas de Parte de guerra, Perelló deduce:
“Se fortalece la versión de que en los círculos gubernamentales se había montado una conspiración para reprimir el movimiento y, al mismo tiempo, favorecer intereses ajenos a los estudiantes y muy próximos al poder Las declaraciones de García Barragán abren un camino a la reflexión y confirman un rompimiento profundo dentro del aparato estatal”
Propone Perelló pasar las confidencias de García Barragán por el agua regia de otros testimonios, y concluye que la vocación represiva del militar era indiscutible
Al contrario, dice que en su memoria no se ha alterado la imagen del rector Javier Barros Sierra, a quien considera “un hombre bien intencionado”, y admite: “Sí era un hombre político, el más político de los rectores de la UNAM: llegó a ser rector después de la caída de Chávez Sin duda, jugó de manera política; pero resulta sorprendente el que se le asocie con Echeverría, al punto como lo presenta García Barragán Además, la iniciativa de la marcha del 1 de agosto no es de Rectoría, sino del CNH En ese momento nos estábamos organizando, y fue cuando se le invitó a la manifestación”
Desagravio al rector
Al igual que Perelló, Ortega no da crédito a las declaraciones de García Barragán sobre Barros Sierra, a quien conoció en 1966, cuando se produjo un conflicto en la Escuela de Economía
“Barros Sierra fue director del Instituto Mexicano del Petróleo —no venía del limbo—; fue secretario de Obras Públicas, alto accionista de ICA, un hombre del poder Lo digo no en desdoro de él, porque su actuación durante el 68 fue la primera fisura del sistema, y tal ruptura entre una persona de la altura de Barros Sierra con el régimen fue tan importante o mayor que la ruptura de Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo en 1987 Barros Sierra protagonizó la primera gran fractura del régimen presidencialista, no acató la voluntad del primer mandatario Esto explica por qué el movimiento alcanzó una dimensión insospechada; él fue un aliado importante no sólo por ser el rector, sino porque era un personaje del sistema que se colocó del lado de los estudiantes”
La conjura
Ortega está convencido de que el 68 provocó una serie de pugnas y conflictos fuera y dentro del aparato estatal, y asevera: “Eso explica la conducta errática del gobierno frente a jóvenes que sucumbían por la asfixia de un régimen autoritario”
Una lectura atenta de Parte de guerra, continúa, obliga a ir más allá de “una oposición maniquea” entre la administración de Díaz Ordaz y los estudiantes, según la cual ya no hay nada que indagar porque el conjunto del gobierno fue el responsable de la masacre
Por el contrario, el libro de Scherer y Monsiváis obliga a preguntarse: “¿Cómo operaron las corrientes al interior del Estado? ¿Qué circunstancias se dieron para permitir la conspiración? ¿Por qué el Estado Mayor Presidencial actuó al margen del secretario de la Defensa? ¿Cómo actuó Echeverría? ¿Quién ordenó al EMP que se adueñara de los edificios y que disparara? ¿Por qué García Barragán admitía solicitudes de intervención del Ejército del secretario de Gobernación sin apelar a que su jefe era el presidente? No queda claro tampoco quién le dio las órdenes a García Barragán
“Parte de guerra deja claro que, en un primer momento, un grupo del Ejército (miembros del EMP), y no el Batallón Olimpia, disparó contra la gente y la tropa; esa fue la tesis que sostuvo Perelló, y por ello fue satanizado Hoy sabemos que ese grupo lo organizó Gutiérrez Oropeza y también se estableció responsabilidad a otro sobreviviente, Fernando Gutiérrez Barrios No sabemos quién dio expresamente las órdenes Sin embargo, queda demostrado que una parte o grupo del Ejército sí disparó desde los balcones del edificio Chihuahua Eso supera la visión comodina de Cuauhtémoc Cárdenas, quien sostiene que la responsabilidad del 68 no fue del Ejército, sino de individuos Parte de guerra hace evidente que hubo una conjura, en la que participaron militares de alto rango, y eso implica a la institución Uno se pregunta si ellos hicieron esos movimientos y contaron con la complicidad de Díaz Ordaz o si García Barragán, sin sospecharlo, fue víctima de la conjura”