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Publicado el 20 de diciembre de 1995
Se
han dado muchas explicaciones sobre los resultados adversos que obtuvo el PRI
en las pasadas elecciones y también existen variadas propuestas para remontar
los resultados. El fundamento para cada una de las propuestas se basa en
considerar varios escenarios:
Si las tendencias
continúan es posible que los 10 distritos ganados por el PAN en la elección
estatal se traduzcan en la federal en triunfos panistas, en casi la mitad de
los distritos federales. Los resultados poblanos se agregarían a los de otras
entidades haciendo posible una mayoría panista en la Cámara de diputados del
Congreso de la Unión.
De mantenerse por
más tiempo las condiciones socioeconómicas del país, es posible que en las
elecciones estatales próximas el PRI pierda y tengamos un gobernador panista.
Así lo anuncian los resultados electorales recientes, en donde la suma de los
votos de la oposición supera ya la votación del PRI.
La lucha por la
candidatura a la gubernatura se ha desatado y ya se anuncian los posibles
contendientes.
Para convencer al
electorado y que vuelva a votar por el PRI, es necesario:
1.Que
la crisis desaparezca y en consecuencia que la situación económica mejore.
2.Que
voten los priístas y que las bases afiliadas retornen a sus filas. El
electorado también deberá ser reconquistado, con métodos distintos a los
utilizados hasta ahora. La compra de votos, los regalos de despensas, créditos
a la palabra, trámites en PRONASOL y
PROCAMPO, servicios públicos y obras, pro empleo y otras medidas
seguramente serán inútiles para atraer votos.
3.La
unidad partidaria en el PRI ha sido rota sobre todo a partir de la
interpretación del propio Germán Sierra de que durante su campaña y dentro de
las filas priístas hubo una "quintacolumna". Al mismo tiempo existen
opiniones que insisten en que Germán Sierra no fue derrotado, sino que fueron
las condiciones adversas de la política
económica nacional, que fue el mejor candidato; estos impulsan la idea de que
puede ser candidato para la gubernatura del estado de Puebla. Sin embargo, el
escenario de lucha interna en el PRI será distinto. A diferencia de las pasadas
elecciones, esta vez si habrá competidores y la confrontación entre los grupos
ya se ha iniciado. Esta puede ser tan cruenta que sus resultados, aunque
impredescibles, pueden dejar en caricatura las confrontaciones internas del
PRD, pues es posible que alcancen la magnitud
de la contienda presidencial pasada que le quitó la vida a Luis Donaldo
Colosio. Por ello es una condicionante fuerte la unidad de los priístas.
En este cuadro
aparece una corriente dentro y fuera del PRI que pretende endurecer las
relaciones y sobre todo cobrar venganza aprovechando el privilegio del poder
del gobernador y la mayoría en la Cámara. Ahogar económicamente al municipio de
Puebla y a los que pertenecen al Programa de Desarrollo Regional “Angelópolis”,
no resolver y "dejar a la administración panista" problemas tan
agudos como los servicios públicos: la
basura, el transporte, la contaminación,
los pasivos y el pago de empledos del ayuntamiento, para demostrar que las administraciones panistas
son incapaces, es un viejo recurso que fue utilizado contra la administración
democrática de la BUAP en 1989 y contra algunos municipios panistas y
perredistas. El camino se ha iniciado con los ajustes hechos por el gobernador
al Programa Angelópolis, por los proyectos de presupuesto presentados por el
gobernador y por el Alcalde de Puebla, además de las cuantiosas deuda que
tienen los municipios y el Fideicomiso Angelópolis aprobado por el Congreso
previo a las elecciones del 12 de noviembre.
En esta lógica, no
sería extraño que el Congreso aplicara auditorías permanentes a los municipios
panistas y perredistas con la intención de desconocer a los presidentes
municipales o que genere conflictos artificiales, cabildazos o conflictos
laborales de los trabajadores al servicio de los ayuntamientos, entre otros.
No cabe duda que el
llamado Frente de Centro Amplio tiene esta intención y que aglutina en Puebla a
viejos Sierristas, entre ellos a quienes apadrinados por el senador orquestaron el golpe a la
universidad democrática, a quienes con el espantajo de parar a la ultraderechas
llamaron a través de una manifiesto a los universitarios, publicado en todos
los diarios locales, en las vísperas de las elecciones, aglutinando a conocidos
priístas y exuniversitarios, quienes con
la etiqueta de liberales pretenden combatir a la derecha panista y colaboraron eficientemente con el
gobierno del estado y con el priísmo
para descalificar a todos aquellos que demandaban la alternancia como una
manifestación de la democracia.
En esta lógica se
encuentran el PPS y el PFCRN y una corriente del PRD quienes fueron duramente
castigados por el electorado, quienes en forma orquestada procura
intencionalmente la profundización de las diferencias en el PRD desde dentro y
con una campaña de publicidad en los medios que hace públicas las diferencias
exagerando las repercusiones. El propio gobernador puso el acento en ello.
La preocupación del
PRI y del gobierno en torno a las relaciones políticas entre el PRD y el PAN
fueron ya expresadas plenamente por el gobernador en la entrevista de
septiembre. No es asunto solo de la derecha, sino de que está en peligro la
presidencia de la República, dijo.
Nuestra respuesta
fue siempre contundente y se expresaron las preocupaciones sobre la permanente
persecución de que habíamos sido objeto por parte del PRI, del presidente de la
República, del gobernador y de los caciques. En tanto no cambiara esta actitud,
nuestra desconfianza a este conjunto de expresiones políticas tenía una
coherencia histórica y una respuesta política. En el plano electoral
simplemente actuamos como oposición, enfrentados al gobierno, al PRI y a una
insistencia por controlar -desde estas dos caras de la misma moneda- los
órganos electorales. Los consejeros ciudadanos, en su mayoría afines al PRI,
actuando junto con otros, propuestos por el PPS y el PFCRN, no escondieron su
desesperación por golpear al PAN y al PRD, sus actuaciones poco lúcidas
expresaban una incondicionalidad con el representante del PRI que por su
descaro nunca fue necesario denunciar, sus votaciones, argumentos y actuaciones
sin lógica ni el más mínimo recato pusieron en duda su identificación y
simpatías.
Nada más fehaciente
puede haber que la actuación del gobernador. La simbiosis entre el PRI y el
gobierno, tradujeron todos los actos de gobierno en partidistas y durante los
meses de julio a noviembre en actos de campaña. Todos sus argumentos legales,
pudieron ser legalmente válidos -y falta que lo demuestre-, pero políticamente
fue totalmente claro para el PRD y para el electorado que sus llamados a votar,
sus amenazas sobre la suspensión de “Angelópolis” y la presentación del grupo
“Bronco” al inaugurar el periférico, son delitos electorales por ser actos de
campaña en favor de su partido. Cuando se habla con el Lic. Manuel Bartlett, es
difícil distinguir entre el titular del poder ejecutivo y el primer priísta del
estado. La desconfianza es obvia cuando se le pide su intervención para
esclarecer el asesinato de un dirigente del PRD, perpetrado por antorchistas,
caciques o dirigentes del PRI. En esta confusión es difícil tener claro que se
habla con el gobernante obligado a procurar justicia. Siempre surge la duda de
que pueda encubrir a sus compañeros de partido, a sus subordinados o a quienes
dirige.
Al mismo tiempo
pone en primer plano a la derecha panista sin considerar a la derecha priísta,
tanto o más fascista. Esta ultraderecha priísta, proempresarial y neoliberal,
es la principal, quien "sin ver ni oír", durante el sexenio pasado
descargó su ira contra las expresiones democráticas y en especial contra el PRD
y no tuvo empacho en abrirle paso al PAN para su despegue electoral. Quienes
están en esta dinámica, en una cruzada antiderechista, llamando a la Unidad de
Centro Amplio, insisten en la confrontación, al estilo salinista que solo va a
destruir al municipio, a los servicios públicos, a las relaciones políticas y
va a provocar un enfrentamiento sin sentido, la ingobernabilaidad y la
confrontación interminable. Los restauradores del viejo orden hoy se lanzan al
grito coantraderechista, los colaboracionistas, viejos lobos con piel de oveja
navegan con careta de democráticos, a pesar de sus ya conocidos compromisos con
los anteriores regímenes priístas, insisten en colocarse como salvadores de la
democracia. Sus métodos -viejas artimañas- son el engaño y la espectacularidad
y buscan revertir la derrota electoral con violencia institucional, represión y
revanchismo, pretenden justificar un golpe a la voluntad ciudadana.
Estos no fueron
capaces de darse cuenta que las tendencias electorales, señaladas
insistentemente por articulistas e intelectuales, anunciaban una derrota del
PRI y que esta fue acentuada con las condiciones económicas, sociales y
políticas del país. Estos mismos pretenden engañar al electorado colocando
artificialmente como responsables de la derrota a actores secundarios como las
traiciones, los compromisos y pactos cupulares, las inconsistencias en la
militancia, escondiendo las verdaderas razones: la profunda descomposición del
sistema, la crisis del priísmo, el fracaso de la política económica, el
afloramiento de la corrupción del gobierno, el desprestigio de programas de
asistencia como el DIF, PROCAMPO, SOLIDARIDAD y sobre todo la derrota a una
estrategia electoral que descansa en la compra de votos, el fraude electoral y
el control de padrón y los órganos electorales.
La necesidad de la
alternancia democrática hoy ha beneficiado al PAN, porque este no ofrece ningún
cambio de fondo, simplemente el de gobernantes y de sus orígenes partidarios,
proviene de los favores del salinismo y
de la amplitud de los espacios negociados a costa de la persecución y represión
al PRD. Los proyectos económicos y
sociales del PRI salinista y del PAN son los
mismos, no ofrecen cambios substanciales, solo la alternancia y por ello
se ha decidido el electorado. Después pedirá un cambio a fondo.