Los bajos fondos de la política. Morena, la víctima
Por JESÚS SOSA CASTRO
En una reunión que tuvimos el domingo 5 de junio en Álvaro Obregón, recogimos dos paquetes de volantes en los cuales se asienta: “Morena ganó en la ciudad de México. Por eso nos atacan, porque con tu voto, quedaron tambaleándose intereses oscuros y corruptos que han reaccionado contra nuestros candidatos electos y dirigentes con mentiras y difamaciones. No les creas. Seguiremos, casa por casa, diciendo la verdad, defendiendo tus derechos y trabajando para no defraudar tu confianza, Sonríe, ganamos”
El texto de este volante no permite descubrir qué es lo que se está denunciando. Las redes sociales dicen más y son más claras respecto de lo que pasa en los bajos fondos de la política. Las disputas y las zancadillas arrecian contra y dentro de Morena. Lo lamentable, lo que no se explica, está en que los órganos de dirección, los que viven y conocen de manera directa lo que está ocurriendo, no digan nada, no reaccionen ante esta ola creciente de críticas a lo que hacen algunos dirigentes y tampoco actúan ante la embestida de las mafias porque éstas intuyen que sus intereses van a ser afectados. Muchos de estos hampones están pegados a los dirigentes o a los futuros funcionarios miembros de Morena. El caso más patético es lo que sucede con los locatarios de los mercados en la Delegación Cuauhtémoc, según denuncia pública que hace Horacio Espíndola
¿Quiénes están atrás de estas actitudes politiqueras y por qué lo están haciendo? Según declaraciones publicadas en las redes sociales y en diversos periódicos de circulación nacional, Ricardo Monreal, Jefe delegacional electo, hizo público el compromiso de su gobierno de acabar con la corrupción y con los corruptos de esa demarcación. Estas declaraciones causaron mucho contento entre los ciudadanos porque este es un fenómeno que está hundiendo a la ciudad y a la nación. ¡Sin embargo, hay que poner los puntos sobre las íes! No se va acabar con la corrupción si al mismo tiempo no se acaba con los corruptores. Se sabe que en los equipos de transición -y tal vez en el de gobierno- están algunos oportunistas, hueseros, corruptos y corruptores
Horacio Espíndola, activista que trabajó en la campaña de Monreal y Consejero en lo que queda del equipo de dirección en el DF ha dado nombres y ha señalado hechos de personas que aún rodean al Jefe Delegacional electo y por lo que se ve, ya forman parte del coro de lambiscones y arribistas. Estos son lo que intentan torpedear el esfuerzo por acabar con los mafiosos, los que se han adueñado de la dirección de los mercados, los que hacen el trabajo de acarreadores, los que cobran el derecho de piso a los comerciantes ambulantes, los que van por los moches con los empresarios restauranteros, los que venden protección, en fin, estos son los gánsteres de la política
Horacio ha tenido el valor de denunciar lo que está supurando en la Delegación Cuauhtémoc. En las otras delegaciones pasa lo mismo pero los actores políticos de Morena callan, no saben qué decir. Lo que sucede es que los compañeros que “ganaron” la elección gracias al prestigio y trabajo de AMLO y que ahora son diputados federales y locales, así como la mayoría de los Comités Delegacionales de Morena, tanto legítimos como espurios, son una especie de caricatura. No saben nada de nada, no opinan ni tienen posición sobre nada. Son la tapadera y el resumidero de lo que acuerdan y deciden los de arriba. ¡Son recibidores de órdenes y ya!
Es un hecho que a nivel nacional está surgiendo una serie de críticas contra algunas decisiones de la cúpula de Morena. Es una reacción natural ante las políticas impositivas, autoritarias y acríticas que se están aplicando en este partido que se decía era un partido democrático, incluyente y antiautoritario. ¡Pero resultó que no es tan así! Lo que se observa es que las unanimidades en los nombramientos no sólo confirman que fueron decisiones unipersonales sino que además se está escogiendo a los mudos, a los que todo callan, a quienes durante las campañas, no fueron capaces de hacer ningún pronunciamiento político sobre los distintos problemas que vive la ciudad o el país. No abren la boca por temor de decir algo que no cuadre con lo que piensan o quieren los meros chipocludos
Con excepción de Tlalpan, Cuauhtémoc y Coyoacán, en el resto de las delegaciones, ganadas o perdidas, a los “dirigentes” se les apagó el gas. No hay reuniones, ni balances, ni nada. Los que ya son representantes electos ya se olvidaron de la gente y los que perdieron, andan arrimándose a los amigos que triunfaron para ver si algo les toca. Están siguiendo el ejemplo de Manuel Huerta que una vez que ganó en el Distrito II federal en la legislatura que termina el 31 de agosto, jamás se volvió a parar para oír las críticas de sus electores. Ni hablar, dice el dicho que Dios los cría y ellos se juntan. ¡Lástima Margarito!