sábado, 25 de diciembre de 2010

CROM, acusada de saquear instalaciones del CAT por el caso Johnson Controls

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Milenio Puebla


Los quejosos estimaron el hurto en más de 200 mil pesos e insistieron que dicho acto ilícito tiene un trasfondo político.
  

  • Integrantes del Centro de Apoyo al Trabajador (CAT) acusaron a la Confederación Regional de Obreros de México (CROM) de estar detrás del saqueo de sus instalaciones en Puebla, ubicadas en la privada de la 3 poniente, casi esquina con la 11 sur, cuyo ilícito se registró el lunes pasado.


  • En entrevista con Milenio Puebla, los activistas laborales, Catalina Guzmán y Enrique Morales, precisaron que los delincuentes dejaron escrita una leyenda en la pared de la oficina, la cual versa: “No saben con quién se meten”, por lo que deducen que se trata de personas enviadas por la CROM.
    Cabe recordar que hace unos meses, el CAT junto con el Sindicato Minero lograron que trabajadores de Johnson Controls Interiores se independizaran de dicha central obrera para así conformar un sindicato independiente.
    En este año, dicho organismo no gubernamental ha asesorado a los obreros de las plantas de Johnson Controls en Parque Finsa y Tlaxcala, para que también logren su autonomía y ya no dependan de la CROM, organización vinculada con el PRI.
    Los quejosos expusieron que el robo en las instalaciones del CAT consistió en equipos de cómputo, copiadoras, cámaras de video y de fotografía, así como documentos laborales.
    Estimaron el hurto en más de 200 mil pesos e insistieron que dicho acto ilícito tiene un trasfondo político, debido a que los maleantes rompieron todos los documentos relacionados con Johnson Controls.
    Guzmán y Morales, procuradora de fondos y responsable de comunicación del CAT, respectivamente, hicieron un llamado a las autoridades para que investiguen a fondo los hechos, cuya averiguación previa es la 5033/2010/Nte.
    Puebla • Aarón Martínez

    jueves, 23 de diciembre de 2010

    La sucesión rectoral, las lecciones de la historia y las tareas actuales del movimiento universitario democrático

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    La sucesión rectoral, las lecciones de la historia y las tareas actuales del movimiento universitario democrático

    Alfonso Vélez Pliego[1]
    El 10 de septiembre del año en curso finaliza el periodo rectoral del ingeniero Luis Rivera Terrazas, quien fuera electo rector de la Universidad Autónoma de Puebla en 1975. Al momento de escribir estas líneas, no parece existir entre los universitarios un interés generalizado en torno a la problemática inherente a la sucesión rectoral, no obstante la proximidad de dicho acontecimiento y la trascendencia que reviste para el rumbo futuro de la institución y del movimiento universitario democrático y revolucionario que desde hace más de dos décadas actúa en su seno.
    En la mayoría de los universitarios prevalece hasta ahora una actitud expectante y en no pocos casos indiferente, ante este acontecimiento político que en el pasado ha generado un ambiente de efervescencia política, de discusión ideológica y en la mayoría de las ocasiones conflictos y enfrentamientos de diversa índole
    El Consejo Universitario en su sesión ordinaria del día 27 de julio resolvió hacer un llamado “a todos los trabajadores, los estudiantes y los profesores universitarios para discutir ampliamente y con un alto sentido democrático” los problemas relacionados con el proceso electoral que se avecina. El propósito fundamental de este artículo es el de contribuir a esa discusión, convencidos de la necesidad que tenemos los universitarios de lograr a través de ella una participación consciente y mayoritaria en las diversas fases del proceso electoral como única garantía de que las decisiones que adoptemos coadyuven al fortalecimiento de la transformación democrática de nuestra universidad.
    El presente ensayo intenta ubicar la próxima sucesión rectoral en su relación con el contexto universitario nacional actual y en su articulación con un proceso histórico cuyo desarrollo facilita esa ubicación y la precisión de la conducta que el movimiento universitario democrático debe asumir ante esta coyuntura. El movimiento requiere asimilar las lecciones que se desprenden del análisis de ese proceso histórico y para así elevar su comprensión sobre las implicaciones que la sucesión rectoral tiene para la universidad y el movimiento democrático y revolucionario universitario y regional
    A partir de 1937, fecha en que se establece el rectorado como parte de los órganos de gobierno de la universidad, ésta ha tenido 20 rectores, y 6 catedráticos más han desempeñado las funciones inherentes al rectorado por razones que veremos más adelante Con excepción del doctor Alfonso C. Alarcón, nacido en Guerrero, del maestro en Filosofía Joaquín Sánchez MacGregor, del maestro en química Sergio Flores Suárez y del ingeniero Luis Rivera Terrazas nacido en el Distrito Federal, en Durango y en Sonora respectivamente, todos los demás han sido originarios de Puebla.
    En cuanto a sus estudios, la excepción hecha del maestro en Filosofía Joaquín Sánchez MacGrégor y del ingeniero Luis Rivera Terrazas, la mayoría de ellos obtuvo su grado profesional en el Colegio del Estado o en la universidad. Nueve han sido licenciados en derecho, doce en medicina, uno en filosofía, dos en química y uno en ingeniería. El predominio de médicos y abogados se explica por el peso político que durante muchos años mantuvieron en la vida universitaria como resultado de la estructura académica tradicional de la institución.
    En los últimos veintidós años, con la relativa tranquilidad de los rectorados entre 1937 y 1956, ha predominado, en las elecciones y en las gestiones rectorales, una inestabilidad más o menos permanente.
    En ese lapso la institución ha tenido nueve rectores y en dos periodos las funciones de la rectoría han sido desempeñadas por órganos distintos de 1961 a 1963 por el presidente del Consejo de Gobierno, y de 1967 a 1971 por una Junta Administrativa. En ese mismo lapso sólo tres rectores han concluido su gestión al término del periodo para el cual fueron electos el médico Manuel Santillana (1956-59), el maestro en química Sergio Flores Suárez (1972-75) y el ingeniero Luis Rivera Terrazas (1975-78).
    Por otra parte, renunciaron por razones políticas cuatro de ellos: el abogado Armando Guerra Fernández en 1961, el médico Manuel Lara y Parra en 1965, el médico José Garibay Avalos en 1967, y el abogado Ignacio Flores Rojas en 1971,  y otro más fue removido de su cargo: el abogado Martín Carvajal Caro en 1972.
    A su calidad de presidentes del Consejo de Gobierno renunciaron el licenciado Arturo Fernández Aguirre en 1962 y el licenciado Amado Camarillo Sánchez en 1963 y a la Junta Administrativa el maestro en filosofía Joaquín Sánchez MacGrégor en 1969 y el médico Rolando Revilla Ibarra en 1970.
    En el periodo analizado hubo cuatro rectores interinos y uno más de facto. Cubrieron en forma interina la rectoría: el químico Antonio Espinosa Portú, quien no pudo tomar posesión de su cargo en 1961; el abogado Ignacio Flores Rojas (1971), el abogado Martín Carvajal Caro (1971.72) y el maestro en química Sergio Flores Suárez (1972). El médico Julio Glóckner Lozada fungió como rector de facto en 1961, al estallar el movimiento de Reforma Universitaria. [2]
    Como se ve, no es sino hasta las dos últimas gestiones rectorales cuando empieza a manifestarse una tendencia al restablecimiento de la estabilidad rectoral si bien en el primer caso la universidad y el propio rector sufrieron por parte del Estado y de los círculos más reaccionarios de la burguesía uno de los ataques más brutales que haya sufrido universidad alguna en nuestro país, y en el segundo se haya presentado un nuevo intento de liquidar el proceso democratizador de la institución, bajo los auspicios del gobierno federal mediante el asalto realizado por un grupo de porros al edificio Carolino con el propósito evidente de lograr la renuncia del rector y el sometimiento de la UAP a la política gubernamental.
    Sin duda que el fortalecimiento de esa tendencia tiene su explicación en la profundización del proceso de Reforma Universitaria, de los cambios que se han producido en la institución y en el conjunto de la sociedad como expresión de la lucha de las masas y en los avances en la construcción de una universidad nueva que hemos caracterizado como democrática, crítica y popular. Pasemos ahora al análisis de algunos de los elementos que conforman la trayectoria que ha seguido este proceso.
    El antiguo Colegio del Estado, que desde el año de 1825 había funcionado como una dependencia estatal, se transforma en mayo de 1937 en la Universidad de Puebla mediante la promulgación, a iniciativa del general Maximino Ávila Camacho, de su primera Ley Orgánica.
    Este acontecimiento se dio en el marco de las reformas estructurales emprendidas por el gobierno del general Lázaro Cárdenas. Con ellas culminaba un largo ciclo de revoluciones burguesas que se había iniciado en nuestro país con la revolución de 1810-21 y había continuado con las de 1857-67 y 1910-17.
    Las dos primeras “pertenecían claramente a la época de las revoluciones burguesas en el mundo”, mientras que la segunda y las reformas cardenistas “...se manifiestan en cambio cuando la crisis general del capitalismo se ha declarado ya y las revoluciones socialistas se suceden desde 1917. Eso, naturalmente, marca los movimientos mexicanos: tienen un carácter anti imperialista (sobre todo el segundo) y las demandas campesinas y obreras se expresan más claramente. Las reformas de 1935-39 exhiben incluso algunas tendencias a superar los límites burgueses”.[3]
    Este elemento va a estar presente en los movimientos universitarios en nuestro país. Y como veremos más adelante, nos será imprescindible en la explicación de algunos de sus acontecimientos y rasgos, al caracterizar el contenido de sus luchas y de las distintas fuerzas que se mueven en su interior y, sobre todo, en la comprensión del papel que han jugado y juegan en la lucha por la transformación democrática y socialista de la sociedad mexicana.
    Pero, volviendo al tema, podemos afirmar que es bajo el impulso de las reformas cardenistas —y en particular de la reforma educativa emprendida por su gobierno— que se crea la Universidad de Puebla. De igual manera, la efervescencia política y la lucha de las masas que se despliega con intensidad en ese periodo coadyuvan al entendimiento del ambiente político prevaleciente en la institución y en la sociedad poblana en el momento en que se produce ese cambio.
    Antes de 1937 los intentos por fundar una universidad en Puebla habían fracasado. En 1924 un grupo de estudiantes del Colegio del Estado, bajo el impacto de la lucha revolucionaria, anuncia la fundación de una universidad obrera, convencidos de que en las instituciones existentes “los estudiantes no están organizados ni siquiera para salvaguardar sus propios intereses. Las instituciones estudiantiles llevan una vida raquítica, desconectadas de las ansias vagas de renovación que anidan en la juventud.., dirigidas por cenáculos obedientes a muy restringidos propósitos personales. Inútil buscar en esas instituciones una mínima resonancia de los problemas del país”[4].
    La iniciativa había surgido del Partido Revolucionario Mexicano, nacido “como un brote netamente estudiantil.., con una plataforma socialista, sancionando a la interdependencia de las distintas actividades sociales, en un anhelo de solidaridad para el pueblo productor” .
    Por su parte, Vicente Lombardo Toledano, que en su calidad de delegado de la Universidad Popular a la Convención de Organizaciones Obreras de donde surgiría la CROM había formulado la idea de una organización nacional de centros de cultura dedicados a la clase trabajadora, hizo el intento de fundar la Universidad Popular de Teziutlán, pero fracasó en su empresa[5].
    Años más tarde, en 1935, una comisión de la Confederación Nacional de Estudiantes y de la Agrupación Estudiantil del Colegio del Estado, elaboró un proyecto de ley para transformar a la institución en una universidad autónoma, pero tampoco prosperó su propósito[6].
    Era evidente que las aspiraciones a una universidad popular vinculada a los problemas del país y a los intereses del pueblo trabajador, cuyo quehacer se sustentara en el conocimiento científico de la realidad natural y social, no podían cristalizar en la naciente universidad, ni mucho menos con anterioridad.
    México se internaba por un rumbo distinto. En esos años la burguesía establecería definitivamente su dominación. Los estudiantes, al igual que los obreros y campesinos y sus organizaciones, quedarían atrapados en la ideología de la Revolución Mexicana, sujetos al régimen político creado por ella y supeditados a los intereses de la clase dominante.
    Durante el sexenio cardenista el auge del movimiento de masas sirve de apoyo para que la burguesía lleve a cabo las importantes reformas estructurales, que permitirían la consolidación de la orientación reformista del proceso emanado de la Revolución Mexicana y afianzarían el desarrollo del país por la vía del capitalismo. Al mismo tiempo, en este lapso se consolidan los aparatos ideológicos que crea la burguesía para el ejercicio de su dominación.
    Después de un ascenso sostenido de las luchas de las masas y en especial de la clase obrera, como consecuencia de la situación anteriormente descrita, seguiría un largo período de reflujo del movimiento democrático y revolucionario. La debilidad ideológica y política de la clase obrera mexicana se manifestaría entonces con toda claridad. Sus instrumentos de lucha, los sindicatos, y sus organizaciones políticas, como el caso del Partido Comunista Mexicano, perderían en mayor o menor grado su independencia y autonomía frente a la burguesía, quedando sujetas a su influencia ideológica y a su política.
    Es precisamente en Puebla, a partir del gobierno de Maximino Ávila Camacho, donde se inicia la consolidación de la burguesía poblana, una de las fracciones más recalcitrantes de la burguesía mexicana integrada en su mayoría por industriales textiles y comerciantes de origen español y por los grupos de la oligarquía porfiriana que habían logrado sobrevivir a la ola revolucionaria. En esos años crece también el capital y la influencia del norteamericano William O. Jenkins[7] bajo cuya sombra iban a crecer los capitales de dos de los más prominentes miembros de la gran burguesía mexicana actual: Manuel Espinosa Iglesias y Gabriel Alarcón. Posteriormente se integrarían a ella un número considerable de inmigrados sirio libaneses.
    El ambiente en Puebla en esos años es descrito por un periodista de la época de la manera siguiente: “... En la actualidad, aunque ya descendiendo, puede decirse que los españoles son, en Puebla, decisivos. Ellos han conquistado, como sea, cuanto de valer tiene la entidad.
    “El recuerdo de las más bellas mujeres, las señoritas Soto Paz en falange de familia, la ahora señora de Artasánchez, las esposas respectivamente de los señores Conde, de Villa Río, de Martínez Pando, todo, en fin, de cuanto más hermoso tiene Puebla en materia femenil está en manos hispanas. Ellos, los es son los jefes de familia, los dueños de los corazones de las más gentiles, delicadas y deslumbrantes poblanas, los novios y aspirantes probables a las mejores fortunas de las mejores mujeres de Puebla y los objetivos selectos de la ambición de toda buena madre que quiere dar buen marido a sus buenas hijas. Fenómeno comercial, pecuniario, económico, de conquista, o como se quiera, pero real palpitante. Un español, se dice en Puebla, es siempre un buen marido y la bienandanza no descansa en la estética sino en las finanzas y las finanzas en Puebla son inevitablemente finanzas españolas. Donde quiera que haya un capital español habrá junto una mujer poblana bella siempre como buena poblana. Donde quiera que haya una poblana rica habrá siempre junto un Nemesio, o un Eligio, un Venancio o un Benito que todavía con las vigilias del entrepuente de inmigrantes de los paquebotes de la Trasatlántica, ronda ya a los dorados, delicados y apetecibles lirios del vergel poblano. Y en esa protesta, que es la victoria de una contienda, no debe haber quejas ni reproches.
    “Los poblanos se dejaron vencer a sí mismos, que al fin, como dice Pesa, “culpas son ésas del tiempo y no de España”. Pero el hecho virtual, exacto, patente, está a la vista. Las mujeres poblanas, las riquezas poblanas, las industrias poblanas, el comercio poblano, todo amagado ya por el único rico que quedará al fin en Puebla: don William O. Jenkins o tal vez hablando mejor, el cónsul de los Estados Unidos de México. [8]
    La cuestión agraria ha afectado hondamente la riqueza española. Las restricciones bolcheviques han también lesionado esa riqueza y por consiguiente disminuido los matrimonios entre hispanos e indohispanos, pero no transformado, porque en eso está el arraigo, la tenacidad, la constancia y el espíritu de empresa español”[9] .
    La nueva conformación de la estructura económico social del país en proceso de consolidación, permitió un rápido crecimiento de la economía nacional y el fortalecimiento de las más importantes ramas industriales que así expandieron su producción y su mercado. En la región de Puebla y Tlaxcala, la burguesía y particularmente los industriales textiles, logran un exorbitante aumento en sus ganancias. Lo anterior se explica por la coincidencia del proceso descrito con las repercusiones de la Segunda Guerra Mundial en nuestro país. La industria textil empleaba en ese año 44.000 personas, cifra que representaba el 30% del total empleado en todas las industrias de transformación; además ocupaba el primer lugar en cuanto al total de salarios pagados y el segundo en cuanto al- valor de la producción y la inversión del capital. Entre 1939 y 1946, la producción aumentó en un 65%, mientras que el valor de la misma en 1946 había ascendido un 238% respecto del nivel alcanzado en 1939. La expansión y las ganancias de los industriales textiles fueron el resultado del aumento de la producción durante todo el periodo de la guerra. Sin embargo, esta expansión no se tradujo en la modernización de esta industria, que para esa fecha mostraba ya un atraso considerable en sus instalaciones. Cerca de tres cuartas partes de los telares en uso en 1942 —según un estudio oficial— habían sido instalados entre 1898 y 1910. El aumento de la producción y el incremento de las ganancias de los capitalistas se logró mediante la explotación despiadada de los tra bajadores. En ese periodo se incrementan los niveles de productividad a través del establecimiento de turnos adicionales, que en algunos casos mantenían trabajando a las empresas la veinticuatro horas del día. Junto a esto, sobrevino una depresión gradual de los salarios de los trabajadores. La industria textil en Puebla muestra los efectos de esta expansión y se convierte en uno de los elementos más importantes de la economía regional, llegando a ocupar en 1955 a 4.5 971 trabajadores[10].
    La Iglesia Católica de Puebla, una de las más fuertes del país, sufrió durante los primeros años de la revolución continuos ataques por parte de las fuerzas revolucionarias, ataques que habrían de disminuir su influencia ideológica y política, y su poderío económico. En 1914 la Universidad Católica, que había sido fundada en 1907, al igual que otros centros educativos controlados por el clero, es ocupada por las fuerzas carrancistas. Al año siguiente el gobernador del estado, doctor Luis G. Cervantes, ordenó la clausura de los templos y el encarcelamiento de sacerdotes. Algunos de los bienes de la Sociedad Anónima La Piedad, a través de la cual se manejaban las propiedades de la Iglesia, son expropiados. El conflicto entre la Iglesia y el Estado, agudizado durante el régimen callista, se refleja en Puebla en diversos acontecimientos que se producen entre 1927 y los últimos años de la década de los treinta. A la aprehensión y expulsión del país del arzobispo doctor Pedro Vera y Zuria suceden otras actividades antirreligiosas de los gobiernos estatales y del movimiento revolucionario influido por el jacobinismo burgués. Se clausura en 1934 el Seminario Palafoxiano e igual suerte corren los colegios católicos y los conventos.
    La persecución religiosa cesa durante el gobierno del general Maximino Ávila Camacho.[11]  A partir de ese momento las relaciones entre la Iglesia y el Estado se normalizan y con ello se inicia un proceso, en condiciones nuevas, de reconstrucción de las diversas actividades del clero católico en el Estado. Los colegios católicos son reabiertos y se fundan otros más, mientras se fortalece su actividad ideológica en el conjunto de la sociedad. El jacobinismo de la Revolución Mexicana y las persecuciones habían reforzado las concepciones integristas en el seno de la Iglesia y entre el pueblo católico. Esto explicará años más tarde su actitud ante el ascenso de la lucha de las masas y, en especial, frente al movimiento de reforma universitaria, así como el anticomunismo militante que adoptan y, en el caso del movimiento democrático y revolucionario, el resurgimiento del liberalismo y el jacobinismo.
    A partir del gobierno de Maximino Ávila Camacho (1937.40) la burguesía  regional establece definitivamente su dominación sobre el conjunto de la sociedad poblana. Las formas y los métodos que adopta en el ámbito regional, al mismo tiempo que reflejan lo nacional, expresan las especificidades. de la realidad regional.
    Uno de los instrumentos fundamentales en el ejercicio de esa dominación es el cacicazgo ávilacamachista que, articulado con otros cacicazgos regionales y locales, constituye uno de los pilares fundamentales de la estructura de poder que se conforma desde finales de los años treinta en el estado de Puebla [12] En esos años el movimiento obrero y popular independiente empieza a ser perseguido sistemáticamente, se des articulan sus organizaciones y se reprime a sus dirigentes. Los métodos despóticos y autoritarios de gobernar, el uso predominante de la violencia en la solución de los conflictos sociales, combinados con el paternalismo y la creación de diversos instrumentos de control de las masas, configuran las bases sobre las cuales se instaura y se mantiene hasta finales de los años treinta el poder político estatal.
    En ese periodo se instrumenta una política que busca desarticular y mediatizar las luchas de las masas. La labor desarrollada en ese sentido por el general Ávila Camacho se encaminó primeramente a la supresión de las huelgas obreras: “Hace un año —escribe uno de sus apologistas— que el general Ávila Camacho hizo solemne promesa, ante el Congreso Local, de que el gobierno del Estado acabaría con las huelgas llamadas “locas”, ya que éstas constituían una amenaza constante al orden, a la organización sindical y al progreso de las fuerzas económicas poblanas.
    El general Ávila Camacho cumplió con la promesa, y pudo hacer que se restableciera la armonía, quebrantada en largos años entre los trabajadores y los capitalistas, realizando así una obra que lo presenta como a uno de los políticos más notables de México. Durante el año pasado, de ciento ocho huelgas emplazadas por los trabajadores, solamente siete llegaron a estallar; y de éstas, la Junta Central de Conciliación y Arbitraje sólo calificó cuatro, terminando por convenio celebrado entre las partes, las tres restantes” [13].
    Esta política, aunada a la superación de las pugnas intergremiales en el congreso de unificación obrera celebrado en el año de 1940, junto con el surgimiento del gangsterismo sindical y la corrupción de los líderes obreros y el predominio del refor mismo, crearon las condiciones para la consolidación del charrismo sindical en la región.
    La supervivencia de la CROM en la región y el papel que ha jugado en el control del movimiento obrero y en la estructura de poder en el Estado, a través del cacicazgo rural, probablemente encuentre justificación en el contexto anteriormente descrito.
    Por lo que respecta al movimiento campesino, la creación en 1939 de la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos y la política agraria del gobierno de Ávila Camacho, en combinación con la represión sistemática de las organizaciones y dirigentes independientes, sujetan también dicho movimiento al control de la clase dominante. El propio Maximino describe su política de la manera siguiente:
    “No obstante que la intensificación de los repartos ejidales y superficies concedidas superan con exceso a las de los años anteriores, durante 1939 desaparecieron las invasiones ilegales, los crímenes de los hacendados, los atentados de los guardias blancos contra campesinos, el apoderamiento arbitrario de cosechas y, en general, todo ese fárrago de abusos que se comerían al amparo del asunto agrario”[14] .
    Las capas medias de la población también quedaron sujetas a la influencia ideo. lógica y a los mecanismos de control de la burguesía. En 1939 se crea una organización estatal de profesores, una de cuyas finalidades —según se señala expresamente— es la de separarlos de la “actividad política”. En ese mismo año se funda el sector popular del PRM en el estado de Puebla ‘

    18 Informe que rinde el general de brigada Maximino Ávila Camacho, gobernador constitucional del estado libre y soberano de Puebla, ante la H. XXXIII Legislatura en su tercer año de administración, Puebla, 1940
    Todo este proceso se refleja también en los partidos y agrupaciones políticas. Paulatinamente desaparecen. del escenario político las organizaciones locales y se establece una legislación electoral antidemocrática. El Partido Comunista Mexicano, fundado en Puebla en 1926[15] , que había adquirido una influencia importante en núcleos de obreros y campesinos y encabezado un sinnúmero de luchas de diversa índole, entra en un periodo de dispersión y de alejamiento de las masas.
    En cuanto a los medios de comunicación, en especial la prensa, contribuirá a la conformación de una conciencia social imbuida de la ideología dominante. Esta función va a ser desempeñada con toda claridad, entre otros, por el periódico El Sol de Puebla, fundado en 1944 por el general Ávila Camacho como parte de sus preparativos para lanzar su candidatura a la presidencia de la república.
    La universidad que nacía no podía sustraerse a todo este proceso. Su historia va a reflejar lo que acontece en el conjunto de la sociedad y al mismo tiempo la sociedad reflejará Jo que acontece en la universidad. La forma en que se desarrollan y se articulan en una totalidad única las relaciones entre la universidad y el Estado, entre la universidad y las clases y capas sociales y sus expresiones ideológicas y políticas, entre la universidad y el movimiento democrático y revolucionario, no se ex presarán sin embargo nítidamente. Por el contrario, las mediaciones y la complejidad del proceso dificultan su cabal comprensión. A continuación intentaremos aproximarnos a una interpretación inicial de algunos de los aspectos sobresalientes de dicho proceso. Para ello analizaremos el curso que en diversas coyunturas han seguido esas relaciones. Las conclusiones y tesis que se desprenden del análisis no pretenden de ninguna manera ser definitivas. Son, por el contrario, formulaciones provisionales que tendrán que ser convalidadas, desechadas o modificadas por investigaciones posteriores Despertar el interés por esta línea de trabajo es otro de los propósitos del ensayo.
    La Universidad de Puebla iniciaba sus labores con una población escolar que no llegaba al millar de estudiantes y con un centenar de profesores que hablan sido educados, en su mayoría, en las aulas del antiguo Colegio del Estado bajo la in fluencia del positivismo y de la cultura francesa y en los que, por otra parte, reflejaba la larga tradición liberal que en él se había forjado desde el siglo XIX.
    Entre los estudiantes existía una clara heterogeneidad política e ideológica. La agitación y el debate entre ellos era frecuente. La conformación de agrupamientos estudiantiles de distintos signos expresaba esta situación. Los grupos estudiantiles pro fascistas organizaron el Bloque de Estudiantes Dorados, mientras que aquellos influenciados tanto por la ideología de la Revolución Mexicana y/o por las ideas del socialismo se agruparon en organizaciones como la Agrupación de Estudiantes Socia listas y la Federación Única Juvenil Revolucionaria del Estado de Puebla que formaba parte de la Confederación de Jóvenes Mexicanos[16] .
    Estos últimos se proclamaban partidarios de una educación basada en el marxismo, de la vinculación del estudiante a las luchas de obreros y campesinos y al movimiento antimperialista y antifascista y de su incorporación a la lucha contra el capitalismo en nuestro país[17].
    La universidad recién fundada quedaba integrada por el bachillerato y las facultad de Fi1osofía y Letras (que no llegó a funcionar), de Derecho y Ciencias Sociales, de Medicina, de Ingeniería Química y Farmacia de Comercio y C1enciás Administrativas y de Odontología. Salvo en el caso do esta última, las carreras que en ella se impartían, de corte liberal, habían sido introducidas desde el siglo XIX en el Colegio del Estado.
    Además se incorporaron a ella, o se crearon en ‘su caso, otras instituciones como la Escuela Secundaria Socialista Venustiano Carranza y las Escuelas de Bellas Artes, de Extensión Normal Superior-, de Educación Física y de Música, Declamación y Teatro, la Biblioteca Palafoxiana, los museos Comercial y de Alfeñique, el Hospital Francisco Marín, la Dirección de Turismo, el Instituto Biotipológico y el Instituto Obrero.[18]
    Sin embargo, a los pocos meses, en diciembre de ese año, el. gobierno del estado separó la Escuela Secundaria Venustiano Carranza, y a los pocos días, a excepción del Bachillerato, de las facultades, de la biblioteca Lafragua, del Observatorio Meteorológico, del museo Comercial y de los institutos Biotipológico y Obrero, todas las demás instituciones pasaron a depender del ejecutivo del estado.[19]
    El gobierno de la institución quedaba a cargo del Consejo Universitario como suprema autoridad, el rector, los directores de facultades, escuelas e institutos y las academias de profesores y alumnos.
    El Consejo se integraba por el rector, el secretario y los directores y por dos profesores y dos alumnos de cada una de las escuelas y facultades.
    El rector era nombrado por el gobernador del e3tado por un lapso de por lo n cuatro años y para ocupar el cargo se requería: ser mexicano por nacimiento, ser mayor de treinta años y menor de sesenta y cinco, tener un grado universitario superior al de bachiller y ser persona de reconocida autoridad científica, filosófica o artística.
    Los directores de las facultades, escuelas e institutos eran nombrados por el rector, existiendo además en cada una de ellas academias integradas por profesores y alum nos en forma paritaria.
    Entre las facultades que se reservaba el ejecutivo del estado estaba la de inter poner su veto a las resoluciones del Consejo Universitario y la de la comprobación de los gastos de la universidad.
    En la universidad se establecieron un bufete jurídico, consultorios gratuitos y una botica popular y se implantó él servicio social.
    No obstante todas estas modificaciones, que llevaron inclusive a proclamar al rector Alfonso G. Alarcón con excesiva euforia que la institución era “...una universidad socialista” [20] lo cierto es que en lo fundamental seguía teniendo en la orientación y el contenido de la enseñanza, en su estructura académica, en su infraestructura (bibliotecas, laboratorio, etcétera), en sus métodos de enseñanza y en la ideología de sus estudiantes y profesores, la profunda huella de las reformas que el positivismo había introducido al Colegio del Estado a finales del siglo XIX.
    Por esta razón algunos observadores más realistas veían con escepticismo los cambios que sufría la institución. Uno de ellos, al analizar el problema del servicio social, para fundamentar su escepticismo escribía, refiriéndose a las relaciones entre la universidad y la revolución de 1910, que “los centros de cultura, como entidades morales, fueron indiferentes a la. nueva luz que irradiaba en los cerebros y en los corazones del pueblo, como una derivaste de la norma laica, reinante en los programas de los planteles educativos y culturales —y aún puede decirse que la población universitaria en su mayoría fue hasta refractaria al nuevo orden de cosas, permaneciendo aislada, entre la imposibilidad de ‘impedir la penetración de la nueva doctrina”.
    “Esta última observación se hace más notable en la hoy Universidad de Puebla: la conciencia universitaria —salvo algunos elementos aislados— es ostensiblemente inasimilable al contenido ideológico de la Revolución, como que es un reflejo del sentir de una clase social acomodada, pasiva, pletórica de conceptos asaz extemporáneos, aunque de virtudes innegables[21].
    En síntesis, la modernización de la. Institución se había limitado a la reforma de su régimen jurídico. La burguesía y los gobierno. de la revolución, en loe años posteriores a la fundación de la universidad, se preocupaban más por mantener su. control político y su influencia ideológica entre los universitarios que por realizar transformaciones profundas en la estructura académica y en las condiciones materiales en que se desarrolla el quehacer universitarios, para adecuarlas a los requerimientos del capitalismo. Esta tarea deberá ser asumida años más tarde por el movimiento democrático universitario.
    El primer rector de la nueva universidad fue el abogado Manuel L. Márquez, quien siendo estudiante del Colegio del Estado en vísperas del estallido de la revolución de 1910 había traicionado a sus compañeros. En efecto, la Agrupación de Estudiantes del Colegio del Estado había adoptado la decisión de participar en la campaña electoral de Madero por el estado de Puebla. Márquez se dio entonces a la tarea de delatar a los estudiantes que encabezaban el movimiento anti reeleccionista, suscitando con ello su expulsión del Colegio. No conforme con eso, después de verificadas las elecciones y con motivo de los preparativos que realizaba la agrupación para una manifestación en protesta por el fraude electoral, suscribió —junto con otros estudiantes adictos al gobierno de Mucio P. Martínez y a la dictadura porfirista (entre los que se encontraba también el entonces estudiante Arturo Fernández Aguirre, que años después ocuparía también el rectorado de la UAP)— un documento titulado “Los estudiantes del Colegio del Estado”, cuyo texto constituye el antecedente más remoto de la consigna reaccionaria “los estudiantes a estudiar”, que a lo largo de las múltiples luchas universitarias vamos a escuchar en boca de la burguesía, de sus políticos e ideólogos y de los oportunistas y traidores[22].
    A pesar de estos ante cuatro años más tarde, ya en plena revolución, Márquez se había incorporado a ella en calidad de coronel del Ejército Constitucionalista bajo las órdenes del general zapatista Antonio Medina, jefe de la 3a. División de Oriente.
    Años después, no obstante la trayectoria del licenciado Marques, la revolución victoriosa lo reincorporaba a sus filas confiándole la responsabilidad y el inmerecido cargo de rector de la universidad Su rectorado se caracterizo por la actitud de sumisión ante el gobierno del general Ávila Camacho Acepto sin resistencia alguna las reformas a la Ley Orgánica decretadas por el gobierno en detrimento del patrimonio de la universidad emprendió una campaña orientada a “moralizar” y “disciplinar” a los estudiantes universitarios. En el informe que rindió de su gestión pone de relieve  los éxitos que había alcanzado en su campaña Transcribimos a continuación fragmentos de ese documento que nos sirven para formarnos una imagen de la que reinaba entre los estudiantes en esa época
    En 1916, el Bloque de Estudiantes Constitucionalistas del Colegio del Estado hizo pública una protesta dirigida al general Medina en un manifiesto titulado “Hoja de servicios real y efectiva del llamado licenciado Manuel L. Márquez”. En respuesta, el general Obregón ordenó la exclusión de Márquez de las filas del Ejército Constitucionalista.
    “Por lo que hace a la parte administrativa del Colegio del Estado, me di cuenta desde luego de que, tratándose de un plantel de carácter mixto, se había descuidado por completo la disciplina, y que la concurrencia de alumnos y alumnas había sus citado penosos incidentes que era necesario evitar. Y dada la libertad que se concedió a las señoritas para deambular por el edificio, no eran sorprendentes los resultados que se obtenían, por lo que para prevenir futuras consecuencias indebidas, dispuse que en el primer patio se acondicionara una pieza de estudios para las señoritas, con su anexo sanitario, a efecto de que no tuvieran más acceso al edificio que el necesario para llegar a su pieza de estudios, para salir de allí a sus clases, y, finalmente, volver a sus casas.
    “No obstante que se a’egaron multitud de razones en contra de la indicada disposición, la sostuve con toda energía, obteniéndose los mejores resultados, pues durante los meses transcurridos hasta la fecha, el respeto de los alumnos para las alumnas es absoluto, y los incidentes penosos han desaparecido por completo [23]
    Para terminar con la anarquía académica prevaleciente, una de cuyas expresiones era la libertad que tenían los estudiantes de presentar exámenes indistintamente en cualquiera de las materias que integraban los planes de estudio, independientemente del año que estuvieran cursando, convencido de que era “indispensable.., implantar el orden, base de toda función pedagógica”, implantó un ciclo especial de exámenes de regularización. Esta disposición, según refiere el propio rector, provocó cierta agitación entre el grupo estudiantil, porque “reinaba tan completo desorden, que había algunos estudiantes, que año por año llevaban a sus casas boletas de inscripción en nuevos cursos sin haber pagado los anteriores, y tenían en perpetuo engaño a sus familias, haciéndolas creer que aprobaban todos sus cursos completos, cuando en realidad sólo defraudaban las esperanzas de sus propios familiares, que les sostenían la carrera a base de muy amargos sacrificios.[24]
    Además de estas medidas, el emprendedor rector”. . . estimando que una de las formas más adecuadas para alejar a los alumnos de los vicios y de las malas costumbres, es el de brindarles oportunidad para diversiones honestas” acondicionó “locales que estaban destinados a bodegas, convirtiéndolos en un casino decente, con mesas de billar, mesa de boliche y diversos juegos como ajedrez, parche, dominó, damas, etcétera y en donde se cobrará una módica suma a los estudiantes por el uso de estos juegos, la que será destinada a la reparación de los mismos”.[25]
    Por otra parte, la rectoría pensaba que “. . . además de la función meramente científica, la Universidad de Puebla debía realizar en sus elementos, otra obra de complemento cultural y social, desterrando por completo vicios y costumbres que un abandono punible había perjudicado a la clase estudiantil. En consecuencia, tanto en el baile de apertura de cursos, como en el de clausura de los mismos, que en otros tiempos eran brillantes oportunidades para exhibir ese abandono de la clase estudiantil, se prohibió con toda energía, el consumo de bebidas alcohólicas, y se con venció a los estudiantes de que las autoridades escolares no podían permitir que en el interior del plantel la juventud estudiantil se embriagara, ni tampoco que obtuviera provechos con la explotación de bebidas embriagantes, como era costumbre hacerlo en años anteriores.
    “Persuadida la rectoría de que las reuniones de alumnos y alumnas en un ambiente de sincera y sana alegría no solamente no son perjudiciales, sino que deben considerarse educativas y necesarias, como se demuestra en universidades americanas y europeas, organicé los sábados sociales universitarios, a los que concurrían alumnos y alumnas de los diversos planteles de la universidad, y siempre en presencia del rector y de las autoridades universitarias, tenía lugar una reunión social de la más absoluta moralidad, y en la que la rectoría obsequiaba con un ambigú a los concurrentes, muchos de los cuales asistieron acompañados de sus familiares y cuyas reuniones presenciaron diversos profesores universitarios.” [26]
    A los pocos meses de haber tomado posesión de su cargo, el nuevo gobernador del estado, señor Gonzalo Bautista, presentó al Congreso del Estado el proyecto de una nueva Ley Orgánica para la universidad.[27]
    Era evidente que el gobernador Bautista buscaba con esta medida establecer un férreo control sobre la universidad y los universitarios. En la exposición de motivos planteaba explícitamente este propósito en la forma siguiente: “como una de las transformaciones necesarias de la mentalidad actual, la adquisición de una disciplina severa que subordine todos los actos de la conducta pública o privada a la obtención rápida y armónica de los fines de utilidad colectiva que se adopten. Así también: se considera por el suscrito (el gobernador) que la adquisición de hábitos disciplinarios severos que sustituyan a la actual dispensión e inconstancia de las formas de conducta más generalizadas es una de las necesidades más serias del momento actual, y el complemento de la adquisición por el pueblo mexicano de un ideario cuya realización asegura su bienestar, y al servicio del cual debe ponerse una voluntad coordinada y enérgicamente encaminada a su ejecución, con menosprecio de toda atención intrascendente, mezquina o simplemente frívola.
    “Por lo tanto para esta ley: El sometimiento de la juventud universitaria a las estrictas de una disciplina severa, además de significar un mejoramiento te de su aptitud para asimilar las enseñanzas impartidas, constituiría también una ayuda valiosa para facilitar la asimilación de los propósitos que persigue la ley del servicio militar”.
    En otra parte de la exposición, fundamentaba las modificaciones antidemocráticas y autoritarias que proponía al gobierno de la universidad señalando que “en lo que respecta a su organización interna, se ha simplificado en lo posible el funcionamiento del instituto, concentrando en la rectoría la mayor parte del mando, dejando al tanto al propósito de eliminar tramitaciones innecesarias y engorrosas, y la necesidad de individualizar las responsabilidades cuanto al carácter especial de nuestra universidad que no siendo autónoma sino dependiente del gobierno del estado, requiere que la autoridad universitaria se concentre en un órgano de mayor potestad ejecutiva, de atributos más definidos y donde el cumplimiento de los altos fines universitarios sean exigible en forma fácil que evite la difusión del cumplimiento de los deberes que corresponden a la dirección de un establecimiento al que nuestra organización institucional encomienda la realización de fines de altísimo interés colectivo”.
    La ley fue promulgada el 18 de abril de 1941. En ella se establecía como autoridad suprema de la institución al rector, señalándose como requisitos para ocupar el cargo: el de ser mexicano por nacimiento, mayor de treinta y cinco años, poseer un título de grado universitario superior al de bachiller, adquirido en la misma institución así como ser catedrático de la misma y de costumbres honestas.
    El Consejo Universitario quedaba reducido a un órgano de consulta respecto a los problemas técnicos o académicos de la institución. El artículo 29, relativo a los requisitos para ser consejero-alumno, imponía un sinnúmero de restricciones. Se exigía ser mexicano, estudiante regular en la facultad o escuela correspondiente, en la que debería estar cursando por lo menos el segundo año y no haber sido reprobado en alguna de las cátedras. Por si esto fuera poco se exigía además un promedio mínimo de ocho y la prohibición de desempeñar en el momento de la elección o en el ejercicio de su cargo algún puesto docente o administrativo.
    La ley suprimía la participación de los estudiantes en las academias de las escuelas y facultaba al rector para nombrar a los directores de las escuelas o institutos.
    Por otra parte, el gobernador del estado implementó otras medidas orientadas a reforzar el nuevo “orden universitario” y el control político de la universidad y de los universitarios.
    En 1942 militarizó la universidad y auspició la creación del Pentatlón Militar Deportivo Universitario y, mediante la corrupción y las canonjías de los dirigentes estudiantiles, estableció su control sobre la Federación Estudiantil Poblana que había sido fundada en 1939.
    Entre 1947 y 1956 la universidad tuvo diez rectores. Conforme a las leyes de 1937 y 1941 todos ellos fueron nombrados por el gobernador en turno. A lo largo de este periodo, salvo en los casos que analizaremos más adelante, la vida universitaria transcurrió en un clima de atraso académico y de sujeción política. En las aulas universitarias la rutina, la enseñanza anticientífica y el fortalecimiento de las concepciones ideológicas más atrasadas de la burguesía, conformaban la conciencia acrítica y “apolítica” de los estudiantes.
    A lo largo de estos años la falta de independencia de la universidad frente al Estado y por lo tanto la estrecha vinculación de la política universitaria con la política gubernamental determinan la función que ésta ha ejercido como mecanismo de promoción y de ascenso a la vida política en el marco del régimen político mexicano.
    Este hecho explica también la forma en que se han desarrollado las relaciones entre los dirigentes políticos universitarios (estudiantes, profesores y trabajadores), la burocracia política estatal y el partido del gobierno.
    El análisis de este fenómeno nos permite explicarnos el porqué el ejercicio real de la autonomía, la lucha por la independencia ideológica y política del movimiento universitario y la elección democrática de los dirigentes universitarios tanto en el ámbito institucional como en el de sus organizaciones sociales, modificó sustancialmente esas relaciones.
    La elección de autoridades y dirigentes identificados ya no con la ideología y la política de la “familia revolucionaria” o de la burguesía poblana, sino con la política y la ideología de la clase obrera y sus aliados, además de expresar un cambio en la conciencia social y en la correlación de fuerzas en la universidad y en el conjunto de la sociedad, se ha traducido en una acción permanente, desarrollada a través de formas diversas, por parte del Estado y de los círculos más reaccionarios de la burguesía, tendiente a restablecer su dominación en la universidad.
    Este afán, como veremos en otra parte de este ensayo, se reflejará claramente a partir de la década de los sesentas en las posiciones y acciones que por separado o conjuntamente emprenden con la finalidad de desterrar de la UAP la ideología y la política revolucionaria y, desde luego, al movimiento, a las organizaciones y a los universitarios que en distintas coyunturas encarnan esa política y esa ideología.
    En ese contexto podemos entender la importancia que han adquirido las sucesiones rectorales en la vida política del Estado y de la universidad; el papel político que ha desempeñado el rector en las relaciones entre esta última y el Estado y la influencia decisiva que ha tenido sobre la forma en que se desenvuelven aquéllas y en el rumbo seguido por la universidad y el movimiento universitario democrático.
    En las distintas legislaciones universitarias, implícita o explícitamente se ha establecido como una de las funciones del rector la de ser el conducto a través del cual se desarrollan las relaciones entre la universidad y sus integrantes y el Estado. Así tenemos que en las leyes de 1937 y 1941 esta función se señalaba explícitamente en la forma siguiente: “El rector será el conducto por el cual se comunicará la universidad con las diversas autoridades” (Art. 28) y en la segunda se precisaba aún más: “las relaciones entre la universidad y los distintos departamentos del poder público del estado se ejercerán por el rector de la misma institución”. Las leyes de 1956 y 1963 aun cuando no definían esta función en forma explícita, al otorgar al rector el carácter de representante legal de la institución, implícitamente le asignaban esta función.
    La independencia del rector frente al Estado se pretendió resolver jurídicamente tanto en la ley de 1937 como en la de 1956 estableciendo la incompatibilidad del cargo de rector con el de algún otro cargo público. La primera (Art. 27) contenía una fórmula más general que refería esa incompatibilidad al desempeño de “cualquier otro cargo de elección popular o gubernativa”; mientras que en la segunda la redacción es ambigua: “no desempeñar,. en el momento de la elección ni durante su encargo, puesto público de carácter público” (Art, 27, fracción7).
    En la realidad, la independencia del rector frente al Estado no podía ser el resultado de una fórmula jurídica. El principal impedimento radicaba en la pertenencia de la mayoría de los rectores a la burocracia política, al partido oficial, en la utilización de la universidad como escalón en su ascenso político [28]
    Entre 1937 y 1952, tanto los universitarios como las gestiones rectorales, se desarrollan en el marco de la situación que hemos descrito. Sólo ocasionalmente se produce algún acontecimiento académico o político que altera la “paz” ávilacamachista. La burguesía, el gobierno y los rectores, seguros de la eficacia del sistema de dominación impuesto, se dan a la tarea de usufructuarlo.
    Durante el rectorado del dr. Larragoiti (1943-46) se suscitó una huelga estudiantil con motivo de la elevación de las cuotas de inscripción. En el rectorado del licenciado Horacio Labastida (1947-51) la agitación estudiantil invade nuevamente la universidad como consecuencia de la solidaridad que los estudiantes otorgan a los obreros agrupados en la FROC y en la Confederación Proletaria Nacional en su lucha contra el aumento en el precio de la carne, en las tarifas de la Compañía de Luz y Fuerza y del transporte urbano. Entre el 18 y el 20 de julio de 1948 la ciudad de Puebla se convierte en escenario de mítines y manifestaciones de obreros y estudiantes. Varios autobuses son incendiados y el 20 de julio, según narra un diario local, una manifestación popular “con gente armada de piedras, palos y bote- Das, gritando ‘mueran los hambreadores’ se dedicó a lapidar el edificio de la Compañía de Luz y Fuerza” [29]
    En 1951, el Consejo Universitario, a propuesta del rector Labastida, acuerda la creación de la Escuela de Ciencias Físico-Matemáticas. En plena segunda mitad del siglo XX se abría por primera vez en la institución la posibilidad de que la ciencia moderna penetrara en sus recintos. Paradójicamente este hecho también significaba la posibilidad de congregar en torno a su primer director, el ingeniero Luis Rivera Terrazas, a un reducido núcleo de profesores y estudiantes inconformes con la situación prevaleciente.
    Podemos caracterizar la década de los cincuentas como un periodo en el que se configuran las condiciones objetivas y subjetivas para el surgimiento del movimiento de reforma universitaria democrática.
    Son los años de la guerra fría y del macartismo. En México se producen los primeros síntomas de reanimación del movimiento obrero. El ascenso de las luchas obreras se expresa en la multiplicación del movimiento huelguístico entre 1957 y 1959, cuya causa principal fue el empeoramiento de las condiciones de vida del proletariado como resultado de la crisis económica, la inflación, el incremento de precios, el desempleo, etcétera. La extensión del movimiento huelguístico se da en el marco de la revisión de los contratos colectivos de las principales industrias del país. Los grandes sindicatos de industria se lanzan a la huelga (mineros, metalúrgicos, petroleros, textiles, telefonistas, telegrafistas, electricistas, etcétera) y junto con ellos otros sindicatos de menor importancia se incorporan al movimiento, entre otras cosas con motivo de la fijación del salario mínimo. Al calor de la lucha reivindicativa, en el seno del movimiento obrero resurgen las tendencias a la independencia y a la democracia sindical, lo cual da un carácter político a las luchas obreras que empiezan a enfrentarse al “charrismo”  y al Estado mexicano.
    En Puebla durante esos años se profundiza la crisis de la industria textil y en consecuencia el cierre de empresas y el despido masivo de obreros se convierte en un fenómeno generalizado. La existencia en el Estado de secciones importantes de los sindicatos nacionales en lucha (SNTE, STERM, STFRM) y las peculiaridades de la crisis económica en la región se traducen en una reanimación en el ámbito local del movimiento obrero, en cuyas filas se manifiestan también las tendencias que hemos señalado.
    A principios de los años cincuentas se inicia, por otra parte, la reorganización del trabajo del Partido Comunista Mexicano en la región de Puebla y Tlaxcala. En el ambiente político regional los resultados de esta labor se dejarán sentir en ‘la reestructuración de la juventud comunista y de su actividad entre los estudiantes universitarios; en la campaña electoral de 1952 que desarrollan conjuntamente el PCM y el PPS; en el surgimiento del movimiento por la paz en el ámbito local; en el despliegue de una ofensiva contra el cacicazgo de la CROM en las zonas de Atlixco, Cholula y Tlaxcala y, por último, en la intensificación de la actividad de los comunistas en el movimiento sindical particularmente entre maestros y ferrocarrileros. [30]
    El lo. de enero de 1959 triunfaba en Cuba la revolución que se había iniciado el 26 de julio de 1953 con el ataque al cuartel Moncada encabezado por Fidel Castro. Los objetivos nacionales y democráticos de la revolución popular al transformarse en medidas concretas del gobierno revolucionario, acentúan su carácter antimperialista y la transforman poco después en la primera revolución socialista de América Latina.
    La victoria del pueblo cubano sobre el imperialismo y la dictadura de Batista, ejercerían una revitalizadora influencia sobre el movimiento democrático, revolucionario y antimperialista de América Latina. La revolución había demostrado que ni el imperialismo norteamericano ni sus socios —las oligarquías nativas— eran invencibles. En la clase obrera, en los campesinos, en la intelectualidad progresista y entre los estudiantes mexicanos este acontecimiento se reflejaría profundamente, al igual que en el resto del continente. -
    En 1952, en la Universidad de Puebla, el proyecto de militarización que pretende implantar el general Rafael Ávila Camacho va a desencadenar un amplio movimiento de oposición en el que prácticamente participa la mayoría de los estudiantes.
    Encabeza el movimiento la Juventud Comunista, recién organizada, y en él interviene activamente el ingeniero Luis Rivera Terrazas, miembro del PCM. Esta lucha universitaria, que culmina en un triunfo a la vez que representa la primera impugnación importante al cacicazgo ávilacamachista y a sus métodos de gobierno,. simboliza también el resurgimiento en las filas estudiantiles de una conciencia crítica y de las tendencias a su independencia frente a la clase dominante.
    La respuesta del ávilacamachismo y de la burguesía poblana, preocupados por la situación, no se hizo esperar. El gobernador Ávila Camacho ordena al entonces rector doctor Carlos Vergara Soto, el cese como catedrático del ingeniero Luis Rivera Terrazas. La burguesía poblana y los círculos más reaccionarios del clero, que habíais acrecentado en los años anteriores su influencia en la universidad, auspician la creación del Frente Universitario Anticomunista en 1955.[31]
    Entre los estudiantes el intento de militarización de la institución revitaliza un viejo proyecto: la conquista de la autonomía universitaria.
    En 1946 un estudiante de Derecho escribía: “. . .desde la fundación de la Universidad de Puebla en 193’?, se trató de dar a ésta una independencia cuando menos parcial, principalmente en lo que se refiere a su organización interna, concediendo al rector amplias facultades para el manejo de la institución.
    “Han pasado cerca de diez años sin que ninguno de nosotros podamos observar los frutos que esta organización ha tenido: por el contrario se ha ido de fracaso en fracaso... Para la solución de este caos universitario se han presentado diferentes soluciones sin que ninguna ataque el mal de raíz, muchos son los profesores y estudiantes que conscientes de sus responsabilidades hán aportado sus puntos de vista sobre este asunto.” Y más adelante planteaba lo que en su opinión podría ser la solución: “Tanto profesores como alumnos deberán pugnar porque se nombre una comisión que se encargue de redactar el proyecto para una nueva Ley Orgánica que corresponda, a todas y cada unas de las necesidades de la universidad, buscando no una reforma parcial, que de nada serviría, sino la destrucción i del pasado para que sobre cimientos nuevos sé construya el porvenir”.[32]
    No fue, sin embargo, hasta diez años después cuando se promulgó una nueva Ley Orgánica. En ella se concedía a la universidad su autonomía y se estructuraba una nueva forma de gobierno cuyas autoridades serían el Consejo de Honor, el Consejo Universitario, el rector[33] 32 y los directores de escuelas y facultades e institutos. Se creaba por otra parte un patronato encargado de todo lo relativo al patrimonio universitario. La ley facultaba al Consejo de Honor, integrado por siete personas electas con carácter vitalicio para nombrar al rector a propuesta en tema al Consejo Universitario, conocer de su renuncia o remoción. El gobernador del estado quedaba facultado para designar por única vez a los siete primeros componentes del Consejo de Honor[34].
    La autonomía restringida que se otorgaba a la universidad de ninguna manera transformaba radicalmente las relaciones entre universidad y Estado ni mucho menos garantizaba una auténtica democracia al interior de la institución. Por otra parte, el debilitamiento de la intervención, del Estado en los asuntos universitarios fue acompañado por un conjunto de decisiones que fortalecían la intervención directa de la burguesía poblana al interior de la universidad. Era evidente que esa transformación no solucionaba de raíz las dificultades de una universidad que, junto al agravamiento de sus diversos problemas (financieros, de crecimiento, académicos, etcétera) y las aspiraciones democráticas que paulatinamente se extendían entre sus miembros, se iba a enfrentar en los años siguientes a nuevos y más complejos conflictos, bajo  impacto de las primeras manifestaciones de la crisis socioeconómica y política por la que se internaba el país y la región a partir de esos años.
    El gobierno de la universidad, tal y como quedó integrado a partir de la promulgación de la nueva ley, reflejaba una disminución del control de la institución por parte de la burocracia política y, simultáneamente, el desplazamiento de ese control a los círculos de la burguesía poblana y del clero. En el patronato universitario fueron nombrados: como presidente Francisco Rodríguez Pacheco, en la secretaría Casimiro Senderos, en la tesorería Enrique Benítez y, como vocales, Domingo Taboada y el profesor Manuel Ibáñez. A excepción de este último, las personas designadas no eran universitarios sino prominentes industriales y comerciantes.
    El Consejo de Honor, que concentraba las decisiones más importantes de la vida universitaria desde el punto de vista político, se integré también como profesionistas estrechamente vinculados a esos círculos.
    Sólo dos rectores fueron electos conforme a lo establecido en la nueva legislación y a la nueva situación política que se presentaba en la universidad. En ambos casos no se trataba ya de personas vinculadas a la burocracia política y al partido oficial. Sus vínculos y sus intereses estaban ahora estrechamente ligados a los de la burguesía poblana y a los de los círculos más reaccionarios del clero católico. Sólo uno, el primero de ellos, el Dr. Manuel Santillana, pudo concluir su periodo, mientras que el licenciado Armando Guerra Fernández vivía la primera crisis rectoral como consecuencia del estallido del movimiento de Reforma Universitaria democrática y del sacudimiento que éste produjo en la universidad y en la sociedad poblana en los primeros meses del año de 1961. El desconocimiento del rector Guerra, la derogación de la Ley Orgánica de 1956 y el reconocimiento de los rectores nombrados de facto por el movimiento democrático reflejaban en esos años la importancia que revestiría en el futuro la lucha por conquistar la plena autonomía y junto con ello una auténtica democracia universitaria cuyo ejercicio los universitarios tuvieran la posibilidad y el derecho, entre otras cosas, de intervenir en la elección de sus autoridades.
    El clima, que se vivía en la universidad es descrito por el estudiante comunista Enrique Cabrera:
    “A pesar de los avances en la universidad en la década de los 50s, se acentué el ambiente asfixiante que las fuerzas de la derecha empezaron a imponer a través de su principal instrumento político: el Frente Universitario Anticomunista, que logra expulsar a los revolucionarios y ganar a las autoridades universitarias: el rector, el Consejo de los directores, etcétera, y manipular a los estudiantes a través de la Federación Estudiantil Poblana, controlada a su vez por la reacción y el gobierno estatal.
    “En estas condiciones adversas a cualquier manifestación ligeramente democrática, estudiantes y maestros se encontraban ahogados en la densa mentalidad de la nefasta colonia hispánica: cursos de Sociología donde se enseñaba “Las apariciones del Tepeyac”, por el licenciado José Antonio Pérez Rivero; misas en acción de gracias al final de los cursos; ridículos desfiles de los consejeros con toga y birrete; larguísimas conferencias de miembros del Instituto de Cultura Hispánica; y un clima de barbarie alcoholizado y cabaretero entre los estudiantes más avanzados o con más influencia; quienes generalmente eran los que pegaban  más fuerte: los clásicos pandilleros, porristas, golpeadores de toda especie, como sistema favorito, de la- burguesía para reprimir cualquier manifestación ligeramente democrática del moví miento estudiantil.
    “Los dirigentes estudiantiles fueron sistemáticamente corrompidos con dádivas y prebendas del gobierno del Estado, la Junta de Mejoras, la Alianza de Camioneros, que buen cuidado tuvieron de someter a los estudiantes a través de pachangas can tineras, barbacoas, moles, bailes, entradas gratis a los prostíbulos y todo aquello que permite desviar el interés por la superación académica y política. Todo ello fue utilizado para corromper y desviar al movimiento estudiantil hundiénd11o en la confusión más absoluta.
    “En estas condiciones, la actividad política resultaba casi una aventura donde se estaba continuamente expuesto a ser golpeado,, o bien a ser reprobado y reprimido en la actividad académica, amén de las continuas amenazas de expulsión de la UAP.”[35]
    “No era necesario conocer a fondo la estructura de la universidad para percatarse del atraso académico, la simulación y la farsa en la enseñanza. Era la’ universidad un reflejo fiel de lo que acontecía fuera de ella. Una ciudadanía con atraso medieval, lacerada y atemorizada por un cacicazgo cruel y sanguinario, que contaba con la beatífica bendición de un clero altanero y político como el de los tiempos de Labastida y Dávalos y Miguel Miramón. A este ambiente hay que sumar la labor paralizante de la prensa ‘encadenada’, su persistente trabajo encaminado a hundir la conciencia revolucionaria del pueblo. En especial los diarios García Valseca han causado mucho daño al pueblo en todos sus sectores, desmovilizando, desorientando, como un sistema anestesiante de las masas”[36]
    Por otra parte, en esos años, se empiezan a manifestar los primeros rasgos de la crisis de la universidad mexicana como resultado de la acentuación de las contradicciones que genera su propio desarrollo y de su creciente inadecuación a las necesidades que le plantea el desarrollo del país. Al mismo tiempo la universidad empezada a reflejar en su interior la crisis de la estructura económico social y política que empieza a gestarse a partir de la década de los ‘60.
    Hacia 1959 la población estudiantil de la institución alcanzaba ya la cifra de 3 732 alumnos. Se iniciaba el proceso de masificación y con él’ se agudizaban  problemas como el financiero y el de la falta de espacios suficientes y apropiados para absorber la creciente demanda de educación  media superior y superior y se ponían en evidencia los rasgos tradicionales de la estructura académica y lo obsoleto de su infraestructura (laboratorios, bibliotecas, etcétera).
    Un pequeño núcleo de estudiantes, entre los que se encontraba Enrique Cabrera, bajo el impacto de la situación que hemos descrito e inconformes con la situación universitaria, deciden emprender una- lucha por su transformación. Hacia 1959 impulsan un movimiento llamado de la Gran Comisión orientado a combatir la influencia del Frente Universitario Anticomunista, de “la iniciativa privada” y del clero reaccionario en la universidad; El movimiento fue derrotado, pero la experiencia y las lecciones que aprendieron sus organizadores sirvieron de base posteriormente para la siguiente batalla.
    En 1960, en la ciudad de México, los estudiantes salen a la calle a manifestar su apoyo a la Revolución Cubana. El acto es disuelto por los granaderos mediante el uso de la fuerza. El 15 de julio de ese año se realiza una nueva manifestación estudiantil que incorpora a la solidaridad con la Revolución Cubana ei apoyo a la lucha em prendida por el magisterio, que para ese entonces sufría ya los efectos de la represión por parte del Estado y del charrismo sindical.
    En Puebla se acrecentaba entre los estudiantes la influencia de la Revolución Cubana. El pequeño núcleo que había encabezado el movimiento de la Gran Comisión, animado por este hecho, se da a la tarea de organizar una manifestación de apoyo a la lucha del pueblo cubano. Enrique Cabrera nos describe lo que sucedió en la forma siguiente: -
    “Al compañero Naval le encomendamos hacer un retrato de Fidel Castro, cosa que hizo en unos costales de cemento.- Yo pinté una manta de apoyo a Cuba. El grupo organizador no pasaba de cinco personas.
    “Y en estas pobres condiciones no presentamos frente al zaguán de la unk a convocar la manifestación. Una gran multitud de estudiantes nos rodeaban haciendo burla de cuanto hicimos. En ese momento estaban a prueba -de’ fuego lo - principios que defendíamos en esa forma tan rudimentaria. -
    “Empezaron a arrojamos globos de agua y cohetes y por momentos naufragamos en el más espantoso de los ridículos. Por fin se reunieron diez gentes y con ellas empezamos a avanzar. Pero solamente fue uno.; cuantos metros porque el escándalo arreció y nuestros seguidores nos abandonaron en la mitad de la calle. La rechifla y las- bromas sangrientas no se hicieron esperar y por. momentos sentíamos que aquello era imposible. Sin embargo, lo inesperado sucedió. El presidente de• la. Federación, -José María Cajica, subió súbitamente al toldo de un automóvil y arengó a la multitud diciéndoles que “el Sr. William Jenkins estaba muy enojado por lo que sucedía en ese momento y que había decidido no dar el dinero para construir la Ciudad Universitaria”, “que si los estudiantes apoyaban al comunista Castro él se verla en la necesidad de negar toda clase de ayuda a la universidad”.
    “Una ola de indignación estalló contra el presidente de la Federación y lo que parecía un fracaso se tomó súbitamente en un fuerte movimiento de apoyo a la Revolución Cubana. Bajaron al presidente -de la Federación, y nosotros aprovechamos este momento para arengar a la multitud e invitarla a la manifestación. Pocos minutos después una multitud nos seguía por la avenida Reforma gritando ¡ CUB A SI, YANQUIS NO!
    “Había nacido la conciencia revolucionaria de los estudiantes poblanos”[37]
    El deterioro de la situación económica de los trabajadores y de las capas medias, producido por el alza del costo de la vida, genera en esos días un creciente malestar popular que estalla con motivo de la elevación de las tarifas telefónicas y del transporte urbano. Los sectores descontentos constituyen la Sociedad de Defensa de los Intereses Populares y llaman a movilización contra las alzas decretadas. En el campo poblano nace la Sociedad de Solicitantes de Crédito, Tierras y Aguas y empiezan a multiplicarse las acciones independientes de los campesinos. La confluencia de todos estos movimientos rompe la tranquilidad y el orden impuestos a lo largo del cacicazgo avilacamachista. En el seno de la burocracia política, de la burguesía poblana y del clero reaccionario aumenta la preocupación por el súbito ascenso de la lucha de masas en la región.
    Mientras tanto las transformaciones implementadas por la Revolución Cubana y su acercamiento al bloque socialista generan profundas contradicciones con el imperialismo norteamericano, que culminan en abril de 1961 con una invasión de contrarrevolucionarios auspiciada por el gobierno norteamericano La invasión es derrotada en tres días, en el mismo lugar donde había desembarcado: Playa Girón.
    El presidente John F. Kennedy manifiesta su apoyo a los invasores y públicamente manifiesta su decisión de exterminar el comunismo en América Latina. El gobierno norteamericano decreta un bloqueo económico á Cuba y los gobiernos latinoamericanos, a excepción de México, apoyan la medida y rompen relaciones diplomáticas con el gobierno revolucionario cubano.
    Estos acontecimientos, en apariencia tan distantes de lo que sucede en Puebla, adquieren, sin embargo, una enorme significación en el curso que sigue a partir de ese momento el movimiento democrático y revolucionario en la región y en particular el movimiento de reforma universitaria.
    Con motivo de la invasión de Playa Girón, las movilizaciones de protesta contra la carestía se convierten simultáneamente en muestras de solidaridad y de apoyo a la Revolución Cubana. Ya no son sólo los estudiantes quienes adoptan esta actitud.
    Al mismo tiempo los estudiantes inician, con la toma del edificio Carolino, el Movimiento de Reforma Universitaria y fortalecen sus vínculos con el movimiento obrero y popular.
    A partir de ese momento la vinculación entre las luchas universitarias y las luchas populares va a constituirse en un elemento fundamental para explicarnos los cambios que se producen tanto en la universidad como en la sociedad poblana.
    La confluencia de todos estos factores determina el inicio de una nueva etapa de la lucha de clases en la región Pasaremos ahora al análisis de la conducta que asumen los distintos sectores que conforman el bloque gobernante en el Estado ante el ascenso y multiplicación de la lucha de las masas y en particular hacia el movimiento de reforma universitaria.
    Los estudiantes “carolinos”, agrupados en el Comité Estudiantil Poblano, demandan la derogación de la Ley Orgánica de 1956, en especial la desaparición del Consejo de Honor y del Patronato Universitario; una mayor participación de los estudiantes en el gobierno universitario; una educación laica, científica y popular; la vigencia del artículo 3o. constitucional en el Estado de Puebla; la desaparición de los grupos anticomunistas, y la renuncia del rector licenciado Armando Guerra Fernández.
    Es evidente que entre los estudiantes reformistas existía una enorme heterogenidad ideológica y política e intereses diversos. Se l conformado un amplio frente en el que participaban por igual comunistas, masones, librepensadores, liberales, gobiernistas, etcétera, cuyos puntos de coincidencia no iban más allá de su decisión de modernizar la universidad y de desterrar de ella lo que en su opinión era el origen del atraso académico y de la asfixia política: la influencia “de la iniciativa privada y del clero reaccionario”. Esta heterogeneidad se va a reflejar posteriormente, cuando el movimiento se radicaliza y trasciende sus objetivos primarios. Surgirán entonces profundas divergencias y contradicciones al interior de esa alianza.
    La burguesía poblana, atemorizada, pone en tensión todas sus fuerzas y los di versos instrumentos mediante los cuales ejerce su hegemonía en estrecha colaboración con la Iglesia Católica al frente de la cual se encuentra el arzobispo Octaviano Márquez Toriz y sus organizaciones seglares.
    La burguesía, agrupada en el Comité Coordinador de la Iniciativa Privada Poblana, declara que las actividades que desarrolla tienen como objetivo el restituir “lo antes posible el orden y la tranquilidad públicas, perdidos en estos días por acontecimientos de todos conocidos”. Afirma que su acciona “en ninguna forma está enderezado contra el estudiantado poblano y mucho menos en contra de la universidad Autónoma de Puebla; unos y otra merecen del sector privado altas consideraciones” Y explicita: “debe quedar claramente establecido que la acción está dirigida contra los agitadores y alborotadores, esto es, contra aquellos que han provocado desórdenes en el medio estudiantil y social”.[38]
    Las exigencias de represión contra el movimiento emergente son seguidas de manifestaciones anticomunistas y de paros patronales. Se multiplican los enfrentamientos entre grupos de estudiantes antagónicos y el pequeño conflicto universitario adquiere una magnitud imprevista, cuyas proporciones producen una polarización en el con junto de la sociedad poblana.
    La Iglesia se une a la iniciativa privada, y el arzobispo Márquez y Toriz en su carta pastoral del 15 de mayo de 1961 declara que lo que sucede en Puebla y en otros lugares del país “son convulsiones sociales íntimamente ligadas al orden moral y al religioso. Más aún, aunque muchos no se den cuenta —advierte--— afectan todo el orden de nuestra civilización cristiana y mexicana, y lo amenazan de total destrucción”. No vacila en afirmar que esas convulsiones están “profundamente ligadas a conjuras internacionales, a todo un plan mundial de destrucción de nuestra civilización cristiana, a un titánico esfuerzo de los poderes del mal para adueñarse de nuestra patria y de todas las naciones”. Más adelante agrega que sus “. . . verdaderos dirigentes. . - son instrumentos del comunismo materialista y ateo, que parte de Rusia y pretende adueñarse de todo el mundo. Bastaría un solo caso, tristísimo y muy cercano. Lo que está sucediendo en nuestra hermana república de Cuba... No se puede ser católico y comunista al mismo tiempo... hoy más que nunca se aplican- las palabras de Jesucristo: Aquel que no está conmigo está contra mí (Mat. 12,30.) “. [39] La posición que adopta el arzobispo influye de terminantemente en la forma en que se desenvuelve el conflicto. Tras la consigna “cristianismo sí, comunismo no” se pretende ocultar el verdadero significado de lo que acontece en la sociedad poblana. Se busca transformar en una lucha religiosa lo que en realidad es la expresión de un proceso de agudización de la lucha de clases.
    El gobierno del estado toma algunas medidas que tienen el prop6sito de apaciguar el conflicto. Promulga reformas a la Ley Orgánica con un contenido avanzado y al mismo tiempo encarcela a los principales dirigentes del movimiento democrático. Sin embargo, a los pocos días de haber introducido las reformas, procede a derogarlas ante la presión de la Iglesia y de los grupos empresariales.
    El conflicto provoca fisuras en los instrumentos de control del Estado. La FROC reprueba públicamente la conducta de su diputado Juan Figueroa en el Congreso del Estado, por haber aprobado la derogación de las reformas ‘a la Ley Orgánica[40]. La sección 21 del SNTE y una sección del STFRM, manifiestan su apoyo al movimiento universitario y llaman a la movilización solidaria.[41]  El sector juvenil del PR! por su parte, convoca a una manifestación de apoyo a la lucha universitaria y la solidaridad nacional se extiende rápidamente[42] .
    El conflicto desemboca en la conformación al interior de la universidad de un equilibrio inestable de fuerzas. Durante dos años la universidad estuvo dirigida por un Consejo de Gobierno hasta la promulgación, en 1963, de una nueva Ley Orgánica.
    Mientras tanto, en el ámbito nacional continuaba en ascenso el movimiento democrático y revolucionario. En 1960, se realiza el XIII Congreso del PCM, en el que culmina un proceso de lucha interna y se reelabora su línea política a fin de restablecer su independencia frente a la clase dominante y recuperar su influencia sobre las masas. En 1961 se realiza en México la Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, por la Situación Económica y la Paz, en torno a. la cual se reagrupan las fuerzas democráticas antimperialistas del país. En ese mismo contexto se crea el Movimiento de Liberación Nacional.
    En 1963, ante las necesidades que plantea el ascenso de las luchas campesinas, se constituye la Central Campesina Independiente, y poco tiempo después, con motivo de las elecciones de 1963-1964, se crea el Frente Electoral del Pueblo.
    En ese mismo año se lleva a cabo en Morelia, Michoacán, la Conferencia Nacional de Estudiantes Democráticos, a la que asisten importantes destacamentos de estudiantes de diversas partes del país. bs delegados suscriben un documento en el que llamen al estudiantado mexicano a luchar por una educación popular y científica, a organizarse en forma independiente y unitaria, y a vincular sus luchas con las del pueblo trabajador.[43]
    En Puebla, a la par que se constituyen el frente de Estudiantes democráticos y la Organización Local de la Central Campesina Independiente, se desarrolla una im portante lucha de los obreros textiles de la rama del algodón que culmina el 27 de julio con la firma de un nuevo contrato colectivo.
    A iniciativa del nuevo gobernador, general Antonio Nava Castillo el Congreso del Estado promulga una nueva Ley Orgánica en el año 1963. Esta ley, vigente hasta hoy, refleja ya algunos de los planteamientos formulados por el movimiento de Re forma Universitaria. Se modifica la estructura de gobierno, suprimiendo el patronato y el, Consejo de Honor; se faculta al Consejo Universitario para elegir al rector[44] y se crean los consejos técnicos de las escuelas e institutos.
    El primer rector electo bajo este nuevo ordenamiento jurídico fue el doctor Manuel Lara y Parra, quien formaba parte del ala liberal del movimiento de Reforma Universitaria.    -
    Durante su rectorado se desarrolla una intensa actividad legislativa; se crean- las escuelas de Filosofía y Letras y Economía, se establecen por primera vez plazas de profesores de carrera, se reglamentan las relaciones laborales entre la universidad y sus empleados administrativos y de intendencia; y cuando todos estos avances, que son los primeros frutos del movimiento del ‘61, parecen indicar el fin de los conflictos universitarios, intempestivamente se produce el primer gran enfrentamiento entre la universidad y el Estado.
    El conflicto tiene su origen en la promulgación de un decreto que establece la obligatoriedad para los introductores de la leche a la ciudad de Puebla de pasteurizar su producto. Esta medida, en apariencia adoptada para salvaguardar la salud de la población, en el fondo tendía a beneficiar a la única empresa pasteurizadora que existía en Puebla. Los propietarios de ella eran, entre otros, el propio gobernador del estado y el senador Eduardo Cue Merlo. El decreto afectaba a un número considerable de pequeños productos de leche de la región, al obligarlos a vender su producto a la planta pasteurizadora recién fundada. -
    Afectaba también a la población consumidora,. que tendría que adquirir obligatoriamente a un precio más elevado el producto[45]
    La Unión de Pequeños Productores de Leche de los Estados de Puebla y Tlaxcala y la Federación de la Central Campesina Independiente en Puebla decidieron emprender una lucha para derogar el decreto de referencia. Ambas organizaciones lo mataron el acuerdo de acudir en demanda de solidaridad a los estudiantes de la UAP y al mismo tiempo buscar el apoyo popular para su lucha. Deciden convocar para el día 13 de octubre a un ‘mitin de protesta en el zócalo de k ciudad. Al acto acuden más de cinco -mil personas, y al poco tiempo de haberse iniciado interviene la fuerza pública quien con lujo de violencia interrumpe el acto. Numerosas personas son aprehendidas, entre ellas el secretario general de la CCI, Ramón Danzós Palomino, y Bruno Martínez, secretario general de la Federación Local. La acción policiaca des emboca en un enfrentamiento con un contingente nutrido de estudiantes que se con centran en el edificio Carolino.
    La represión gubernamental, en lugar de frenar la movilización, desencadena una amplia movilización e3tudiantil popular que además de solidarizarse’ con la lucha de la Unión, plantea la libertad de los dirigentes presos y la destitución del gobernador del estado.
    Los universitarios acuerdan una huelga general y en su inmensa mayoría se incorporan a las tareas de agitación y propaganda. La universidad se convierte en el• centro de la agitación política. En el transcurso de un mes la movilización se extiende por todo el estado. Se suceden numerosas manifestaciones, mítines, huelgas y un sinnúmero de organizaciones sociales se incorporan a la lucha. Las concentraciones en el zócalo de la ciudad llegan a aglutinar a decenas de miles de obreros, campesinos estudiantes y otros sectores de las capas populares.
    El gobernador del estado se muestra incapaz de resolver el conflicto, la combatividad y la movilización de las masas, contrastan con la ineficacia de las acciones de apoyo que inundan al gobernador, charros, caciques, empresarios y burócratas. La denuncia anticomunista, tan eficaz en 1961 para dividir al pueblo trabajador y al estudiantado, no logra en esta ocasión engañar y desviar a decenas de miles de ciudadanos que han adquirido conciencia en unos cuantos días de su propia fuerza y de los intereses que se esconden tras la propaganda anticomunista. -
    En estas circunstancias el gobernador se ve obligado a solicitar un permiso ante el Congreso local, quien. nombra como gobernador interino del estado al ingeniero Aarón Merino Fernández y al poco tiempo abroga. el decreto en cuestión.
    El gobierno y la burguesía poblana, mostrando una clara preocupación por los avances del movimiento democrático y revolucionario de la región —y especialmente por el papel que en este proceso desempeña el movimiento universitario— pretenden restablecer la paz en la universidad mediante la satisfacción de algunas de las necesidades más imperiosas de la institución.
    Entre 1964 y 1965 el gobierno incrementa los subsidios a la universidad y con el apoyo de la “iniciativa privada” se construyen las escuelas de Enfermería y Medicina y la Preparatoria Benito Juárez. En 1965 la Fundación Mary Street Jenkins aporta 60 millones de pesos para la construcción de la Ciudad Universitaria.
    Hacia 1965 la elección de un nuevo rector se desarrolla en el marco de una política gubernamental que intenta desarticular al movimiento democrático universitario y popular —cuya influencia y movilización crecían cotidianamente— y en particular a la organización política que potencialmente y en la práctica se presentaba como la única fuerza que estaba en condiciones de impulsar hacia adelante dicho proceso: el Partido Comunista Mexicano.
    Mientras tanto, al interior de la universidad, la caracterización del momento por el que atravesaba el proceso de Reforma Universitaria y la formulación de las nuevas tareas que se le planteaban, crearon las condiciones para la acentuación de las divergencias de las distintas fuerzas que actuaban en su seno, conformando un campo propicio para que el gobierno de Merino Fernández llevara a la práctica sus pro pósitos.
    En un artículo editorial del periódico estudiantil: La palabra, dirigido por los comunistas, se analizaba bajo el título de “La Reforma Universitaria, actualidad y crisis”, la situación universitaria de la siguiente manera:
    “Transcurridos los primeros cinco años de iniciada la Reforma Universitaria en nuestra máxima casa de estudios, asistimos a la elección en forma extemporánea, de un nuevo rector.
    “Ante la situación que prevalece, la opinión universitaria se formula entre otras preguntas, las siguientes:
    “ rectores y una misma Reforma Universitaria? o ¿dos rectores y numerosas simulaciones de Reforma Universitaria?
    “Pero, ¿qué es Reforma Universitaria? ¿Cuáles son sus principios? ¿Dónde se inicia? ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Significa mera verborrea o contiene puntos concretos que lograr? ¿Representa un fenómeno social o corresponde a caprichos personales? ¿Es disposición arbitraria del patrimonio universitario, o abuso de autoridad en contra de trabajadores?
    “Cada una de estas interrogativas exigen muchas cuartillas explicativas.
    “Sin embargo, un somero análisis en la organización administrativa de la UAP, nos revelará hasta qué grado nuestra universidad se ha proyectado en lo social, en lo político y en lo cultural después de iniciado el movimiento de Reforma Universitaria.
    “Aprobada la actual Ley Orgánica de la UAP en 1963, el flamante Consejo Universitario estimó que las dependencias administrativas —Secretaría, Tesorería, Departamento de Presupuestos e Inventarios y el Departamento Escolar— fueran las principales auxiliares de la rectoría. Esto significa que el rector dejaba de ser la “suprema autoridad” por la decisión de todos los trámites y el único “repartidor” del patrimonio universitario. El año lectivo de 1965 ha sido la “piedra de toque” para los que han participado en la organización administrativa de la UAP.
    “El Dr. Manuel Lara y Parra, primer rector producto del movimiento reformista, renunció a su cargo obligado por una premeditada falta de cooperación. -
    “El Dr. José F. Garibay asume el puesto de rector, en medio de numerosos problemas que agitan y afectan la vida universitaria. Así por ejemplo, la falta de nombramientos a empleados y maestros, pago irregular e impuntual a maestros por falta de nóminas, insolencias, insultos y ofensas para todas aquellas personas que se presentan a cobrar en la Tesorería de la UAP un trabajo ya devengado, negligencia y mala fe del tesorero de la UAP para retirar oportunamente de la tesorería del gobierno del estado el subsidio mensual correspondiente. Limitación exagerada y manifiesta ignorancia del personal del Departamento de Presupuestos para autorizar las compras más elementales. Extravío de documentos y abandono en el sistema de bibliotecas, inversión inútil e infructuosa en el sostenimiento de algunas dependencias universitarias cuya función es totalmente estéril tanto en la investigación científica, como en la difusión cultural, designación de ‘amigas’ para los cargos de secretarias de los jefes de la diversas dependencias universitarias
    “ ¿Puede una universidad cumplir su alta misión con esta clase de problemas? ¿Se puede llamar a esta situación conquistas de la Reforma Universitaria?
    “ hecho un simple cambio de persona y no de sistema en la vida administrativa de la UAP, para continuar con la política pre reformista de ‘hoy por mí, mañana por ti, solapando de esta manera el saqueo del patrimonio universitario, el charlatanismo científico, demagogia de mafias politiqueras, aventureras y oportunistas para su particular provecho? Vivimos momentos de angustiosa crisis que se reflejan en todas y cada una de las actividades de la vida universitaria. Una fría corriente de inquietud y desconfianza paraliza los cerebros en su función creadora.
    “La sección administrativa, base de toda estructura universitaria, requiere una urgente y profunda reorganización, si se quiere, claro está, cumplir con el manejo honrado de los intereses que el pueblo les confía.
    “La Reforma Universitaria, como fenómeno social evolutivo, se ve constantemente amenazada por la agresión de sus contrarios. La ‘santa alianza’ que actúa en la UAP formada por oportunistas y FUAS agitan el ‘hacha’ revanchista y liquidadora para decapitar el movimiento reformista iniciado en 1961.
    “ Será la Escuela de Ciencias Químicas la que primero sufra el golpe traidor del oportunismo y la reacción, pretendiendo reinstalar para 1966 a los 18 profesores expulsados, responsables de diversos delitos fraudulentos cometidos a la UAP, fraudes plenamente comprobados”
    “La amenaza que se cierne sobre el embrión de la Reforma Universitaria es crítica y grave; la desorganización administrativa la desprestigia y la ‘santa alianza’ castra y estanca todo desarrollo científico, cultural, ideológico y político.
    “En los actuales momentos en que se realizan en todo el orbe social las transformaciones más radicales, nos permitimos afirmar que, a pesar de las claudicaciones, el oportunismo y la traición inherentes en los enemigos del progreso, la Reforma Universitaria se ha de llevar a efecto hasta sus últimas consecuencias. Confiamos en la honradez y dinámica de los auténticos universitarios”[46]
    El rector Garibay Avalos, en cuya designación había influido Merino Fernández, se convirtió en el principal instrumento de la política gubernamental. Durante su gestión surgió y se desarrollaron el porrismo y la corrupción, y se introdujeron la violencia y la componenda como métodos para la solución de los conflictos universitarios. A lo largo de dos años la universidad fue escenario de una sistemática campaña anticomunista de nuevo tipo. Es decir, el anticomunismo no era ya en apariencia impulsado por la reacción y el gobierno, sino que surgía del seno mismo del movimiento, disfrazado de posiciones ultraizquierdistas.
    El rector Garibay, a los pocos meses de haber iniciado su gestión, empezó a adoptar un conjunto de medidas tendientes a eliminar la influencia que las fuerzas democráticas ejercían en diversos ámbitos de la vida universitaria. A través de la manipulación y de la corrupción y en alianza con los grupos estudiantiles derechistas logró el control del Directorio Estudiantil Poblano, que era la organización general de los estudiantes surgida del movimiento del 61 como alternativa a la Federación Estudiantil Poblana Por diversos medios eliminó del Consejo Universitario a algunos de los consejeros opuestos a su política, entre ellos a la señorita Estela Hernández, consejera universitaria y representante de los empleados universitarios, al director de la Escuela de Ciencias Físico Matemáticas, doctor Virgilio Beltrán, y al licenciado José Luis Balcárcel, de origen guatemalteco, a quien el gobierno amenazó con su expulsión del país. Fueron destituidos, además, el doctor Francisco Arellano Ocampo, director de la Preparatoria Nocturna, el profesor Enrique Aguirre Carrasco, director de la Preparatoria Diurna: y el doctor Manuel Gil Barbosa, director de la Escuela de Medicina.
    Por su parte, los sectores democráticos aglutinados en torno a lo que se llamó “Movimiento Universitario 23 de Marzo” y a la Central Nacional de Estudiantes Democráticos, se lanzan a la huelga en las preparatorias Diurna y Nocturna Benito Juárez, y- en las escuelas de Economía, Físico-Matemáticas y Ciencias Químicas, demandando la renuncia del rector José F. Garibay, la reinstalación de los directo. res destituidos, la extensión de nombramientos a los maestros y el pago puntual de los salarios y, si fuera necesario, la reducción del presupuesto de lo departamentos e institutos inútiles. A estas demandas iniciales se incorporarán posteriormente otras, que quedaron plasmadas en una plataforma de principios del movimiento dada a conocer en julio de 1966 por el Comité de Lucha Estudiantil.[47]
    En respuesta a las acciones y demandas del movimiento universitario democrático el rector Garibay, los consejeros universitarios adictos a su política y los grupos estudiantiles incondicionales a él, desataron la violencia contra la oposición garibayista. Se producen actos vandálicos que culminan con la destrucción de las instalaciones de la Escuela de Ciencias Físico-Matemáticas y de las Escuelas Preparatorias Benito Juárez y parcialmente de la Escuela de Economía; se suceden numerosos enfrentamientos, resultando heridos varios estudiantes. Simultáneamente el gobierno de Merino Fernández desata la represión contra los militantes del movimiento democrático. El dirigente estudiantil comunista Enrique Cabrera Barroso es aprehendido el 15 de julio, acusado de la comisión de siete delitos y, mientras tanto, el Consejo Universitario acuerda la expulsión de setenta estudiantes, diez catedráticos y cinco empleados y el cierre temporal de cinco escuelas universitarias.
    A mediados de 1967 el movimiento universitario democrático logra, después de una larga lucha, la renuncia del doctor Garibay, a -quien el Directorio Estudiantil Poblano, reconquistado por la fuerzas democráticas, acusa ante el Consejo Universitario de los siguientes cargos:
    lo. Ser el responsable del pistolerismo existente en la universidad para aniquilar todo asomo de vida democrática.
    2o. Ser el autor intelectual del asalto al edificio de la Escuela Preparatoria Benito Juárez y de la destrucción de la Escuela de Ciencias Físico-Matemáticas.
    3o. Haber constituido un Consejo Universitario con elementos reaccionarios para eliminar a todos aquellos maestros progresistas y hostiles ante ideas antidemocráticas.
    4o. Auspiciar la corrupción administrativa .[48]
    La derrota de Garibay no s6 simbolizaba una nueva derrota de las fuerzas reaccionarias al interior de la universidad; significaba también un triunfo del movimiento democrático en su lucha por la autonomía y la democracia universitarias y un nuevo fracaso de la burguesía y el gobierno por restablecer su control en la UAP.
    La renuncia del rector no fue sin embargo suficiente para modificar en ese momento, en forma sustancial, la correlación de fuerzas existentes al interior de la universidad en favor del movimiento democrático. Este hecho se reflejó claramente en la solución que tuvo la sucesión rectoral en esos días. El Consejo Universitario acordó entonces la integración de una Junta Administrativa compuesta por cuatro miembros, la cual ejercería las funciones del rectorado. Era evidente que esta medida intentaba establecer un equilibrio entre las distintas fuerzas en pugna. El Directorio Estudiantil Poblano por conducto de su representante, al plantear la creación de la Junta, explícitamente propuso que dicho organismo se integrara con do miembros de la parte opositora al régimen rectorista, dos miembros por la parte que apoyó posteriormente al doctor José F. Garibay Avalos, y dos miembros del Directorio Estudiantil Poblano en tanto llegara el momento propicio para la elección de nuevo rector.[49]
    Finalmente la Junta Administrativa quedó integrada por el director de la Escuela 4ngenlería Civil, ingeniero Antonio Asorio García, el director de la Escuela de Enfermería y Obstetricia, doctor Rolando Revilla Ibarra,’ el director de la Escuela Derecho y Ciencias Sociales, licenciado Amado Camarillo Sánchez y el director de la Escuela de Filosofía y Letras, maestro en filosofía Joaquín Sánchez McGregor, ú en representación de las fuerzas democráticas y de izquierda a la crítica situación financiera de la universidad y las constantes gestiones de las lados universitarias ante los gobiernos federal y estatal en demanda de aumentos de. subsidio desembocaron en una discusión en torno a las diversas soluciones que podían resolver el problema financiero de la UAP.
    El presidente de la república, licenciado Gustavo Díaz Ordaz, había delineado la postura del gobierno federal sobre el problema del financiamiento de la educaci6n superior en su discurso ante el Congreso dé la Unión del lo. de septiembre de 1966. “la educación superior —señaló-— no puede seguir siendo prácticamente gratuita; quienes tienen posibilidades económicas —y en la actualidad muchas familias de estudiantes las tienen, y de sobra— deben retribuir el servicio que reciben en la medida de su capacidad, estableciéndose cuotas de montos diversos y sistemas de créditos a corto y largo plazo, para que sólo los estudiantes muy pobres o los que den rendimiento excepcional queden totalmente exentos y aun con garantía de no verse obligados a interrumpir su carrera por causas económicas, mediante el establecimiento de un seguro para los de altas calificaciones, cuya estructura y funcionamiento estamos terminando de estudiar.”[50]
    Al no contar el gobierno del estado con un presupuesto suficiente. para satisfacer los requerimientos de la universidad, en virtud de lo raquítico del presupuesto estatal y de la dilapidación y el saqueo que caracterizaron al gobierno del ingeniero Merino Fernández, recurrió en busca de una solución a la iniciativa privada de Puebla.
    Los representantes de la burguesía poblana aceptaron formular sus puntos de vista sobre el problema y plantearon algunas medidas para su solución.
    Los empresarios propusieron la creación de un Patronato Universitario, integrado - por representantes de las cámaras de empresarios un representante de las organizaciones obreras, uno de los colegios de profesionistas y uno de la Asociación de Ex alumnos, cuyos objetivos serían:
    a) Crear un patrimonio al servicio de la Universidad Autónoma de Puebla, distinto del que constituyen los bienes y recursos actuales y futuros de dicha institución, meados por ley o disposición gubernamental.
    b) Determinar de común acuerdo con la suprema autoridad de la Universidad A de Puebla las aplicaciones, económicas del patrimonio a que se refiere el artículo anterior, los cuales deberán hacerse según programas aprobados por la Universidad y el Patronato Universitario a finalidades universitarias; así como cuidar la inversión y manejó de las inversiones que al efecto se hagan.
    c) Elaborar y aprobar los programas administrativos y financieros que las finalidades anteriores demanden.
    d) Obrar como agente financiero’ de la Universidad Autónoma de Puebla, en todo aquello que solicite dicha institución y exista acuerdo entre ambos.[51]
    Los recursos en lo fundamental se recaudarían mediante el establecimiento de una cuota para los estudiantes equivalente al 50% del costo de su formación, durante su estancia en la universidad.
    Por lo que se refiere a la Ciudad Universitaria, en virtud de que ésta fue entregada a la IJAP sin mobiliario ni instalación de laboratorios necesarios para su funcionamiento, y ante la solicitud de la universidad al gobierno del estado y a la Fundación Jenkins en el sentido de que se destinara un presupuesto para satisfacer esas necesidades de equipo y mobiliario, la respuesta fue que tanto el gobierno como la fundación estaban dispuestos a destinar 10 millones de pesos para que la institución pudiera realizar las adquisiciones pertinentes. Sin embargo, a cambio de esa cantidad la universidad debería comprometerse a enajenar el edificio Carolino a la propia fundación.
    ¿Qué pretendían el gobierno y la burguesía poblana en este último caso? Era evidente que no se trataba de salvaguardar —como se argumentaba— uno de los edificios coloniales más importantes de la ciudad. Se trataba de despojar a los universitarios de un edificio cuya ubicación en el corazón de la ciudad permitía y permite en múltiples formas una eficaz acción política del movimiento universitario. Al mismo tiempo el edificio se había convertido para los universitarios y el pueblo trabajador en un símbolo de la lucha por la libertad, la democracia y la justicia. Arrebatar ese símbolo a los universitarios y confinarlos a las orillas de la dudad eran en realidad las intenciones de la reacción y del gobierno. A pesar de las vacilaciones y de los compromisos de algunos de los miembros de la junta Administrativa y del Consejo Universitario, ambas iniciativas fueron rechazadas por la mayoría de los universitarios.
    La Junta Administrativa, creada como un órgano transitorio, se fue convirtiendo paulatinamente y de hecho en una instancia de gobierno permanente de la universidad.
    La discusión respecto a las formas más adecuadas del gobierno de la universidad y la necesidad de una nueva Ley Orgánica, fueron objeto de debate de los universitarios en esos años. En 1968 el Directorio Estudiantil Poblano, en un documento intitulado “Síntesis del Problema Universitario”, en la parte relativa a sus propuestas de reformas a la Ley Orgánica, después de considerar que era “. . . indu4able que la Ley Orgánica de la UAP, creada a raíz del movimiento de 1961, no satisface actualmente del todo las aspiraciones del sector mayoritario estudiantil” propone las siguientes modificaciones:
    “1. Respeto a la elección de rector, director y profesores:
    “a) Con objeto de que la elección de rector sea democrática, es necesario tomar
    en cuenta las opiniones de maestros y alumnos a través de los Consejos Técnicos de todas las escuelas, los cuales serán sólo el conducto de estas opiniones ante el Consejo Universitario. De esta manera se evitará hasta donde esto es posible, la formación de camarillas dentro del Consejo que son las que hasta ahora deciden la elección de rector. El Consejo Universitario actual no representa la mayoría tanto de alumnos como de personal docente, ya que según se ha demostrado algunos de sus. miembros no tienen derecho a ser elegidos como tales y otros más son repudiados por el alum nado y personal docente de sus respectivas escuelas. Como se puede apreciar, el Consejo actual en su integración está viciado por tanto, en estas condiciones, no podrá nunca tomar acuerdos que satisfagan las necesidades de la universidad entera.
    “b) En el nombramiento de directores de escuela, deben participar directamente los alumnos de la escuela correspondiente en la formulación de la terna presentada al Consejo Universitario.
    “c) El nombramiento de profesores debe quedar a cargo de los respectivos Consejos Técnicos de las escuelas, siendo función del director llevar a la Rectoría la propuesta de nombramiento.
     “d) Modificación de los requisitos para la elección de rector, eliminando el concerniente a los cinco años de actividad docente del candidato a la Rectoría. De esta manera, queda abierta la posibilidad de nombrar rector a una persona de reconocida capacidad científica de reciente ingreso a la UAP.
    Respeto a los estudiantes:
    “a) Paridad de maestros y alumnos en los Consejos Técnicos de cada escuela, ya que sólo de esta manera se lograría la realización de los incisos a), b) y e) anteriormente enunciados
    “b) La Ley Orgánica debe establecer de un modo explícito el derecho que los estudiantes tienen a formar organizaciones de toda índole, y a recibir de parte de las autoridades universitarias todas las facilidades y ayuda necesarias para su desenvolvimiento. Es de esta manera como se lograría una genuina democratización de los aspectos netamente estudiantiles.” [52]
    La Unión de Estudiantes Progresistas, por su parte, fijó su posición a través de - documentos intitulados “ o Junta Administrativa?” y “El desarrollo de la UAP y las reformas a la Ley Orgánica”, en los términos siguientes:
    “L Ante el problema de la reforma de gobierno más adecuada para la UAP la
    -corriente democrática estudiantil de toda la universidad, se inclina porque dicha 4ornia de gobierno esté constituida por una Junta Administrativa, por las siguientes razones:
    Como, es bien sabido, la elección de un rector ha tenido el grave inconveniente
    • - de centralizar en una persona, y en el grupo que la rodea, un gran poder que no siempre ha resuelto favorablemente los graves problemas universitarios. Tal fue el caso de la nefasta administración de Garibay durante la cual la universidad se consideró como un botín.
    “Claro está que no es justo generalizar esta situación, pero tal parece que la elección durante la etapa garibayista ha sido olvidada, y nuevamente, como en 1965, ha surgido un nuevo grupo, conocido como “los santillanas”, que pretende imponer, recurriendo a la violencia y a la agresión personal, un rector.
    “También hay que recordar que desde 1961 no ha habido un solo rector que haya terminado su periodo, lo cual revela la inestabilidad de este puesto por lo antes mencionado.
    ‘ “2 Pero independientemente de que esto pudiera o no ocurrir es obvio que una Junta Administrativa, o como se le quiera llamar, eliminaría los peligros que hemos apuntado y sería un medio eficaz para iniciar una verdadera etapa constructiva ya que estaría desligada de cualquier ambición de grupo.
    “3 indudablemente que la actual Junta Administrativa adolece de algunos defectos que es necesario remediar y para ello proponemos concretamente las siguientes soluciones:
    “a) Que, la Junta esté constituida solamente por tres miembros para evitar ero pates al tomar una. decisión importante. De esta manera se evitaría el acumulamiento de problemas sin solución.
    “b) Que los tres miembros de la Junta tengan iguales atribuciones y obligaciones y que las decisiones que se tomen sobre cualquier asunto, sea cual fuera su índole, sean tomadas colectivamente.
    “e) Que el Consejo Universitario designe las funciones que cada miembro de la Junta debe realizar y las reglamente. Consideramos que las funciones más importantes son: Académica, Administrativa, Económica, Proyección Universitaria, etcétera.
    “d) La elección de la Junta Administrativa debe ser hecha por el Consejo Universitario después dé previa auscultación entre estudiantes y maestros.
    “e) Cada miembro de la Junta Administrativa recibirá un sueldo equivalente al
    de un director de Escuela.
    “II. Las reformas urgentes que necesite la Ley Orgánica para asegurar, no sólo la tranquilidad universitaria, sino también un clima democrático necesario para su desarrollo, son las siguientes:
    “1. La Ley Orgánica tiene que ser modificada en cuanto a la integración de los Consejos Técnicos de las escuelas. Debe establecer la paridad entre maestros y alumnos; o sea, que el número de maestros y el de alumnos consejeros sea el mismo. El director tendrá voto de calidad.

    “2. Que la elección del director de escuela sea efectuada por el Consejo Técnico y no por el Consejo Universitario.
    “3. Que la integración de la planta de maestros de las escuelas sea determinada por el Consejo Técnico, previos exámenes por oposición.
    “Estas dos últimas reformas sólo podrán efectuarse si se realiza la primera, ya que de ésta depende la participación de los estudiantes en la solución de aquellos problemas que directamente les afectan y que muchas veces se resuelven lesionando Sus intereses como alumnos.
    “4. La Ley Orgánica sólo establece el derecho de los estudiantes a organizarse culturalmente. Esto limita en forma extraordinaria la democracia estudiantil y la libertad de organización dentro de la UAP.
    “Este aspecto antidemocrático de la ley debe ser modificado. La ley reformada tiene que establecer el derecho de los estudiantes y maestros a formar organizaciones culturales, académicas, científicas, sociales y políticas.
    “De otra manera tanto las mesas directivas como el DEP se encuentran fuera de la ley. Esto no puede continuar.
    “5. Por último, y sobre ello ya. dimos nuestras opiniones, la forma de dirección de la universidad poblana podrá ser la Junta Administrativa, integrada ahora por tres miembros y reglamentadas sus funciones y forma de elección.
    “Las reformas a la Ley Orgánica son necesarias porque de depende que continúe la Reforma Universitaria democrática y no simples politiquerías a nombre de ella, como lo hace el llamado grupo santillanista”[53]
    La derrota del. grupo “santillanista”, el estallido del movimiento estudiantil popular de 1968, al cual se. incorporó el movimiento universitario democrático de Puebla, y la elección de un nuevo gobernador del estado pospusieron la discusión sobre estas cuestiones hasta el mes de noviembre de 1969. El debate se reanudé nueva mente como consecuencia de J renuncia del maestro en filo Joaquín Sánchez MacGregor a la Junta Administrativa. El 7 de noviembre se puso a discusión del Consejo Universitario un anteproyecto de Ley Orgánica en el que se proponía la sustitución definitiva del rectorado por una Junta de Gobierno integrada por tres miembros, la cual sería designada por el Consejo Universitario. Los miembros durarían en su encargo tres años y podría  ser reelectos por una sola vez.[54]
    El anteproyecto fue aprobado por el Consejo, pero los trámites para su discusión y en su caso promulgación por parte del Congreso del Estado fueron interrumpidos por el estallido de nuevos conflictos en el seno de la universidad y de la sociedad.
    A partir de 1970 en el país se empiezan a reflejar con toda’ nitidez los efectos de la crisis de la estructura económico social y, de la crisis política que se han venido desarrollando a partir de la década de los ‘60.. El modelo de desarrollo económico implantado por la burguesía a partir de los años ‘40 muestra su ineficacia para mantener en forma constante y a niveles adecuados el crecimiento de la economía mexicana. De igual manera, la acentuación de la dependencia, el incremento de los índices de desempleo y subempleo, el abatimiento del nivel de vida de los trabaja dores, y la multiplicación y extensión de la lucha de las mamas, en tanto expresiones de esa crisis conforman una situación económica, social y política cada vez más compleja e inestable. En Puebla y Tlaxcala, no obstante el proceso de industrialización que promueven los gobiernos federal y estatal en la segunda mitad de los años ‘60, la economía regional no logra un desarrollo sostenido, capaz de incorporar al proceso productivo a una fuerza de trabajo que crece aceleradamente. En el campo, la disminución de la productividad, la subsistencia de grandes concentraciones de tierra —particularmente en la Sierra Norte del estado de Pueblo—, la desocupación y la situación de miseria, provocan durante estos años la agudización de los conflictos y el ascenso de la lucha campesina.
    La situación política regional se ve alterada por la agudización de conflictos sociales que rompen el precario equilibrio creado después de la represión del movimiento estudiantil popular de 1968, represión que condujo al movimiento a una situación de depresión. La compleja situación política que se desarrolla a partir de este momento presenta los rasgos siguientes: en primer término, la reanimación del movimiento estudiantil corno consecuencia del reagrupamiento de los diversos núcleos de activistas que se habían dispersado después de 1968. Este reagrupamiento obedece, entre otros factores, a la necesidad que tiene el propio movimiento de dar respuesta a la aguda crisis por la que atraviesa la UAP, y, por otra parte, a la necesidad de adoptar una posición frente al inminente ascenso de las luchas populares que repercutió de inmediato en la propia institución.
    En este periodo los campesinos sin tierras y empobrecidos y los jornaleros, que se mantienen en una situación de miseria y desesperación, provocan un repentino auge de la lucha por la tierra. A partir de la marcha agraria de abril de 1972, se suceden numerosas invasiones a los latifundios de la región y se agudizan los conflictos en el campo. Por otra parte —como consecuencia de la inflación, que se traduce en una elevación creciente del costo de la vida, y de la profundización de la crisis estructural— en la ciudad se desarrollan movilizaciones populares contra la carestía, el des empleo, y por la solución de otros problemas que han hecho crisis, como el de la vivienda.
    Un elemento de primera importancia para comprender el curso que toman los acontecimientos en la región, es la manifestación de inconformidad en el seno de la clase obrera y de los trabajadores asalariados, que se traduce en un ascenso del movimiento obrero, en las dificultades crecientes del charrismo sindical para mantener su dominación, y en el surgimiento del sindicalismo independiente.
    En cuanto a los requisitos para ocupar dicho cargo serían:
    1. Ser mexicano por nacimiento.
    2. Ser profesor en activo de la Universidad Autónoma de Puebla con una antigüedad no menor de cinco años.
    3. Poseer un título o grado académico superior al de bachiller.
    4. Gozar del respeto y estimación universitaria.
    5. No desempeñar otro cargo administrativo o de director de la institución, o renunciar a ello en su caso.
    Otro de los elementos presentes en la situación política regional es la profundización de las contradicciones en el seno de la clase dominante. Estas contradicciones se reflejan en claros enfrentamientos entre la burguesía poblana y la fracción de la burguesía que representa el gobierno de Luis Echeverría.
    Un elemento nuevo que forma parte de la crisis política es la crisis del sistema electoral y la pérdida de base social del partido oficial, que se manifiesta a través del surgimiento y desarrollo de un movimiento de resistencia a las imposiciones priís.tas, y en la derrota, particularmente en -la ciudad de Puebla, del partido oficial en las elecciones de 1973.
    A lo largo de todos esos años algunos de los rasgos de la crisis de la educación superior se habían acentuado en todo el país. Puebla no era la excepción. La masificación creciente de la universidad y la agudización de sus problemas financieros, desembocaron en el año 1970 en un nuevo conflicto. La implementación de una política de selección y restricción de cientos de estudiantes que solicitaban su ingreso a dos de las escuelas, es en donde se expresaron con mayor claridad los problemas que hemos mencionado (masificación y falta de recursos). La Escuela Preparatoria Benito Juárez y la Escuela de Medicina originaron el conflicto. Ante la imposibilidad de absorber la demanda de ingreso, las autoridades determinaron restringir al mínimo el acceso a dichas escuelas.
    Los aspirantes rechazados entraron en contacto con los sectores democráticos de la universidad y en unidad con ellos emprendieron una lucha tendiente a resolver el problema de otra manera. Por lo que respecta a los estudiantes que aspiraban a ingresar a la Escuela Preparatoria, se planteó como solución la fundación de una preparatoria popular y su incorporación a la UAP, mientras que quienes esperaban ingresar a la Escuela de Medicina demandaban la ampliación del número de cupo en el primer año de la misma.
    El inestable equilibrio se rompía nuevamente dentro y fuera de la universidad.
    Los círculos más reaccionarios de la burguesía poblana y las fuerzas controladas por ellos al interior de la universidad, localizadas principalmente en las escuelas de Arquitectura, Administración de Empresas, Ingeniería Civil y Medicina, desataron nuevamente una campaña anticomunista oponiéndose a la creación de la preparatoria popular. El general Rafael Moreno Valle, aunque sin plantearlo explícitamente, se mostraba también contrario a la idea de la fundación de la preparatoria popular. En el Consejo Universitario los estudiantes y profesores derechistas y aquellos que esta- han vinculados en una u otra forma en la política gubernamental se aliaron para impedir la creación de la nueva preparatoria y el ingreso a la Escuela de Medicina de un mayor número de estudiantes.
    El gobierno recurrió entonces, como lo habían hecho gobiernos anteriores, al expediente de reclutar y armar a un grupo estudiantil con el propósito de resolver mediante la violencia el conflicto.
    Durante varios meses, en el marco de una intensa campaña de propaganda anti• comunista, auspiciada por las cámaras empresariales y los círculos más reaccionarias del clero, y con la evidente protección gubernamental a un grupo de pandilleros encabezados por Raúl Méndez Morales (“La salerosa”) y Gildardo Ramos Cortés ( “chino pistolas”) consejero universitario alumno y presidente de la Sociedad de Alumnos de la Escuela de Derecho respectivamente, se suceden innumerables encuentros violentos entre pandilleros, estudiantes y profesores democráticos. Un estudiante —Eduardo Romano Soriano— es asesinado.
    Mientras tanto, el Consejo Universitario en el mes de febrero aprobó la ampliación hasta 350 plazas de nuevo ingreso a la Escuela de Medicina, medida que permitió satisfacer la demanda planteada por los aspirantes, y pocos días después aprobó la creación de la Escuela Preparatoria Popular.
    55 Primer Congreso Regional del Partido Comunista Mexicano en Puebla y Tlaxcala. Informes y Resoluciones. Puebla, Ediciones del Comité Regional, 1977
    In
    Una de las consecuencias del conflicto que se suscitó en la Escuela de Medicina fue la renuncia del doctor Rolando Revilla Ibarra a la Junta Administrativa. Esté hecho replanteó por tercera vez la discusión del anteproyecto de Ley Orgánica aprobado en 1969. El mismo fue ratificado por el Consejo Universitario en su sesión del día 9 de julio de ese año.
    La reanimación del movimiento estudiantil, el reagrupamiento de su vanguardia a partir de los acontecimientos que hemos reseñado y la tendencia a fortalecer sus vínculos con el movimiento obrero y popular en un contexto universitario én el que algunos de los rasgos de la crisis de la universidad han llegado a extremos agudos, crean las condiciones para que el movimiento de reforma universitaria se plantee la lucha por nuevos objetivos.
    Otro factor que contribuye al despliegue del movimiento y a la elevación de la influencia de las posiciones más avanzadas, revolucionarias, tanto en sus sectores de vanguardia como el conjunto de los universitarios, es la radicalización cada vez mayor que se ha producido en él como consecuencia de los constantes enfrentamientos en el transcurso de sus luchas con el despotismo estatal, radicalización que, por otro lado, se debe a la mayor vinculación de la universidad y de los universitarios con la problemática social y política y en particular con las luchas populares en ascenso.
    El 5 de febrero de 1971 el Comité Coordinador de los Comités de Lucha de la UAP elabora un manifiesto en el que analiza la situación universitaria y llama a dar un nuevo impulso a la reforma universitaria democrática. Cuatro días después, a la par que los comités se apoderan del edificio Carolino, difunden ampliamente el manifiesto de referencia. El documento está dividido en dos partes. En la primera de ellas se hace un análisis de los elementos que conforman la situación que priva en la universidad (inmoralidad y corrupción en todos los niveles de la administración e ilegalidad de la misma; estancamiento, burocratismo y falta de planificación; ausencia de un concepto de universidad).
    He aquí algunos de los conceptos fundamentales de esa primera parte del manifiesto:
    “La Universidad Autónoma de Puebla se presenta como una institución paralizada, pese a la explosión demográfica y a las cada vez más urgentes y mayores necesidades de la sociedad. En el último decenio sólo se han creado tres escuelas, una de ellas a iniciativa estudiantil, y venciendo un número inimaginable de barreras y obstáculos.
    “Desde hace varios años nuestra universidad se ha convertido en una institución mendicante, ha llegado a trabajar hasta siete meses sin presupuesto.     -
    “Se ha llegado a identificar a la universidad como una oficina burocrática, donde la rutina asfixiante y paralizante sólo ha intentado romperse a iniciativa de los alumnos, que se niegan a vivir y nutrirse dentro de una institución que casi es cadáver. Los burócratas carecen de un concepto de universidad. La falta de planificación universitaria y la ausencia de un concepto de la misma, con metas precisas y fines claros, hacen de la educación superior un verdadero caos.
    “La falta de mercado profesional obliga al estudiante, desde los primeros años, a perseguir oportunidades y colocaciones en el de la preparación científica (originándose el oportunismo profesional). Las escuelas se vuelven anacrónicas, producen títulos que poseen poca demanda en el mercado profesional, mientras las necesidades profundas de la sociedad, que requieren de personas con preparación adecuada para resolverlas, continúan sin intento de solución. Puede decirse que la universidad prepara profesionales no según requerimientos de la sociedad, sino según el número de pupitres utilizables.
    “No sólo en la orientación, sino en los métodos, se sufre un verdadero estaciona miento. No existe un sólo organismo universitario que estudie científicamente los problemas universitarios, entre ellos el más urgente: la educación y orientación universitarias. El raquítico presupuesto es una causa de ellos, pero la falta de imaginación y de profesionalidad universitaria son otras causas muy graves.
    “No creemos que la sustitución de burócratas por tecnócratas resuelva el problema universitario, que en ultimo análisis se debe a la ausencia de un concepto científico de universidad.
    “Urge una filosofía de la universidad, objetiva, científica y social, que tome en cuenta la realidad en que está inscrita y cuya promoción se supone es la razón de su ser. Una universidad sin relación estrecha con la realidad social, es decir, una universidad no popular, es inconcebible. Se nos ha repetido que la universidad es neutra, que el universitario es un privilegiado, pero nosotros rechazamos el derecho de ser privilegiados. La universi4ad es ya política desde su origen, pagada por el pueblo prepara a los cercanos colaboradores de los explotadores del pueblo. Rechazamos el privilegio de ser explotados y explotadores. Creemos que una universidad popular es la única forma de definir la naturaleza de nuestra universidad latinoamericana, antiimperialista, y anti oligárquica, porque nuestra universidad no es un jardín cercado en medio de la miseria y opresión de nuestro pueblo (¿ no es traición al pueblo preparar a los capataces del imperialismo y del sector oligárquico, mientras existe analfabetismo, erosión, difteria endémica y baja. productividad agrícola en nuestro estado?).
    “Puede afirmarse que la crisis general por la que atraviesa la universidad no le es exclusiva, es el callejón sin salida en que se encuentra la educaci6n superior, cuya estructura no responde a los requerimientos populares, pues no promueve a la sociedad ni intenta promover el cambio de las estructural sociales, sino que más bien, al intentar conservar y defender las viejas estructuras, cierra el círculo vicioso que impide el desarrollo.
    “Nosotros creernos que siendo la universidad parte del pueblo, ésta es la razón de su ser, su causa primera y su fin único, por lo que pensamos que la educación universitaria, más que un mero adiestramiento domesticante, más que un factor de continuidad de la opresión, debe responder a los siguientes fines:
    a) Educación para la liberación.
    b) Educación dirigida a promover el cambio de las estructuras generales de la sociedad.
    c) Educación inscrita en la hora latinoamericana y en las necesidades concretas nacionales (las de independencia entre i .“
    Respecto a administración universitaria se señala:
    “A pesar de que el presupuesto universitario continúa siendo raquítico, las fugas económicas se convierten en práctica cotidiana. Al momento se ignora el estado del patrimonio universitario, sólo se conocen algunas maniobras por parte de personas concretas que disponen delictivamente de! acervo económico.
    “. . Otro hecho notable consiste en que los catedráticos padecen meses sin salarios
    “La Junta Administrativa es un órgano de facto, originado como instrumento
    —al margen de la ley— para resolver transitoriamente las contradicciones políticas de un momento histórico determinado. Funcionando a nivel político como arreglo eventual en relación con una situación momentánea y una estructura universitaria cuya naturaleza queda inalterable, obligada ——como solución de paso— a evitar enfrentamientos de grupos, y como arreglo apresurado más que como solución democrática, la Junta Administrativa pudo separarse aún más de las bases estudiantiles y magisteriales, trabándose la vida democrática indispensable para formular planteamientos científicos, académicos e ideológicos que permitieran un desarrollo universitario
    “La situación exclusivamente fáctica de la además le negaba la representatividad y la personalidad jurídica necesarias para hacer valer los derechos de la universidad, lo cual permitió que el patrimonio universitario sufriera daños y perjuicios dificultando responsabilizar a las autoridades que, por negligencia o por mala fe evidente, no defendían legalmente a la universidad “
    5 hoja volante
    El inicio de un nuevo conflicto universitario, como había venido sucediendo en conflictos anteriores, polarizó nuevamente a las distintas fuerzas al interior de la universidad y fuera de ella. Al calor de la lucha se realizan las elecciones de un nuevo Consejo Universitario, el cual toma posesión el día 31 del mes de marzo. Entre los consejeros electos predominan los partidarios del recién iniciado movimiento.
    Las escuelas controladas por grupos de profesores y estudiantes derechistas (Arquitectura, Administración de Empresas, Ingeniería Civil) en alianza c el grupo de porros que encabeza Raúl Méndez (“La salerosa”), cuya influencia se concentraba principalmente en la Escuela de Derecho y Ciencias Sociales y. en la Escuela Prepara. toña Diurna Benito Juárez, y con algunas autoridades que se agrupan en torno al director de la Escuela de Comercio, contador Rafael Moreno Valle, sobrino del gobernador y portador al interior de la universidad de sus posiciones, agrupados todos en el- “Bloque de ciudad universitaria” pasan a combatir al movimiento.
    La burguesía poblana a través del Comité Coordinador Permanente de la Ciudadanía Poblana, de la Junta de Mejoramiento Moral, Cívico y Material de la Ciudad y del Instituto de Investigaciones Motolinía, dirigido por uno de los fundadores del FUA ‘y del Muro en Puebla., desencadena una intensa campaña anticomunista.
    Entre los meses de febrero y junio se suscitan numerosos enfrentamientos entre loe militantes del movimiento democrático y los integrantes de organizaciones juveniles profascistas: Juventud. Nueva y Grupo Náhuati, que actúan conjuntamente con la porra de Raúl Méndez Morales. Se realizan algunos atentados terroristas en los domicilios de autoridades universitarias; inclusive el . edificio Carolino gofre algunos daños al estallar los explosivos que habían sido colocados en la madrugada del 24 de agosto en sus tres puertas de acceso.
    En uno de los enfrentamientos es asesinado el estudiante Marco Antonio Márquez y el Consejo Universitario resuelve suspender definitivamente a 36 alumnos que han participado en acciones delictivas de diversa índole y que constituyen el núcleo principal de porristas que encabeza Raúl Méndez Morales. El gobierno del estado, aunque’ no lo plantea explícitamente, protege y alienta al. Bloque de Ciudad Universitaria y permanece indiferente ante la acometida empresarial.
    La renuncia de la Junta Administrativa desemboca en el nombramiento de un nuevo rector. El nombramiento recae en el licenciado Ignacio Flores Rojas, que goza de la simpatía y :del apoyo tanto del gobierno como del grupo que -encabeza el -contador Moreno Valle. La agudización del conflicto provoca su renuncia en una acalorada sesión de Consejo Universitario que nombra en su lugar al licenciado Martín Carvajal Caro, hasta ese entonces secretario general de la institución. El nuevo rector, a pesar de sus relaciones estrechas con el contador Moreno Valle y de su filiación derechista, adopta una actitud de acercamiento y colaboración con el movimiento democrático universitario y particularmente con el Grupo 64 que encabeza el licenciado Juan José Barrientos y el profesor Nicandro Juárez.
    Mientras tanto se fortalece la unidad del movimiento universitario con el movimiento popular. Se constituye el Frente Obrero Campesino Estudiantil Popular. de Puebla que se convierte en el centro de coordinación entre las luchas universitarias y las luchas populares. En él participan, además de los Comités de Lucha, la tendencia democrática del SUTERM, el Movimiento Sindical Ferrocarrilero, el Consejo Local Ferrocarrilero, eventualmente el Sindicato Independiente de Trabajadores de la’ Volkswagen, el Movimiento Revolucionario del Magisterio, organizaciones de colonos, la Federación Estatal de la Central Campesina Independiente -y grupos de trabajadores en lucha. - ‘ ‘ - -
    La renuncia del gobernador Moreno Valle y el nombramiento’ como gobernador interino del estado del doctor Gonzalo Bautista O’Farril, son determinantes’ en el curso que toman los acontecimientos a’ partir de ese momento. El nuevo gobernador intenta resolver ‘el conflicto mediante la combinación de la represión y el apoyo al Grupo 64 ‘para que éste, consolide ‘su influencia al interior de’ la universidad. Es decir, mediante esta doble política se pretendía aislar a las fuerzas que representaban el ala revolucionaria del movimiento.       ‘           -
    El Grupo 64 —que había a su vez apoyado la precandidatura del doctor Bautista a la gubernatura del estado en 1968 y cuyos dirigentes habían aprovechado su participación en el movimiento estudiantil popular de 1964- para incorporarse al aparato estatal—, pasa entonces a desarrollar una labor de división en las filas del movimiento y a establecer alianzas con otros grupos “moderados” e inclusive derechistas.
    En junio de 1972, en medio de una intensa campaña de propaganda anticomunista que incluye además amenazas de muerte contra dirigentes universitarios, se celebra el día 8 una sesión de Consejo Universitario en la que sorpresivamente se plantea la elección del rector definitivo de la institución. La maniobra era evidente: apoyándose en una movilización de estudiantes de la Escuela de Medicina que habían acudido al Consejo en virtud de que en el orden del día había sido incluido el asunto relativo a la lucha por la incorporación del Hospital Civil a la universidad la alianza que encabezaba el Grupo 64 pretendía imponer antidemocráticamente al licenciado Martín Carvajal Caro como rector de la institución.
    Los comités de lucha se habían reunido la mañana de ese día para analizar el papel que estaba jugando el Grupo 64 y habían acordado denunciar sus vínculos con el gobernador del estado. La sesión del Consejo no pudo concluir al abandonar el recinto un grupo de consejeros que no estaba dispuesto a convalidar con su presencia la maniobra y por haberse suscitado un enfrentamiento violento entre los estudiantes comprometidos con el Grupo 64 y los comités de lucha.
    Habiendo fallado el plan gubernamental, el doctor Gonzalo Bautista O’Farril, en abierta unidad con el Comité Coordinador Permanente de la Ciudadanía Poblana, decide desplegar aún más la campaña anticomunista y la represión.
    En’ la universidad, al ser derrotada la maniobra para imponer un nuevo rector y al producirse, como consecuencia de ello, el desplazamiento del Grupo 64 y junto con él de los grupos de estudiantes, profesores y autoridades vinculadas directamente con la burguesía, ‘se modifica la correlación de fuerzas y por primera vez el movimiento democrático y revolucionario logra establecer su hegemonía en el con junto de la universidad.
    El Consejo Universitario destituye de su cargo al licenciado Martín Carvajal Caro y nombra como rector interino al químico 3ergio Flores Suárez. La llegada a la rectoría de un militante comunista, cuya trayectoria política lo identificaba plena mente con las aspiraciones, intereses y luchas del movimiento universitario democrático, era algo inusitado no solamente en la universidad poblana sino en el resto de las universidades mexicanas. Por esa. misma razón este hecho tendría importantes repercusiones en la trayectoria que sigue el conflicto en los meses siguientes ‘entre la universidad y el movimiento universitario y el Estado y la burguesía poblana.
    En el seno del movimiento existía plena conciencia de este ‘hecho, como lo. ‘de muestra el discurso que a nombre de los comités de lucha pronunció un estudiante en el acto de toma de posesión del químico Sergio Flores, después de. un proceso electoral en el ‘ que por primera vez consciente y mayoritariamente y en ejercicio de la autonomía universitaria, los universitarios había electo al rector para’ el periodo 1972-75. No era. en esta ocasión: el gobernador del estado ni ün consejo de honor, ni un consejo universitario, ,al margen de los estudiantes profesores y trabajadores los que habían tomado. la decisión. -‘ .
    He aquí algunos de los fragmentos del discurso en cuestión:
    “El acto dé hoy’ no es como otros del pasado. -. (hoy) . - - recordamos abril de 1961 y la invasión de Playa Girón. Los universitarios poblanos de aquella, época levantaron su- voz, y la reacción levantó ‘el garrote para» golpearlos, porque Sabía que era el inicio de su derrote, parcial, pero derrote al fin.
    “Esa pequeña pero vigorosa chispa, que en esa época no se distinguía en medio del humo del oportunismo y la traición, hoy convertida en fuego, aquí habla.
    “Jornadas duras, largas y sangrientas a lo largo de once años. Hoy han llegado a dar el resultado: la posibilidad de que la universidad en su conjunto sirva a las causas del pueblo.
    “Por eso hoy la ocasión tiene características diametralmente opuestas a las del pasado. En aquellas hablaron las voces de la reacción, del capital, de la minoría privilegiada de la sociedad.
    “Hoy en cambio —y no creemos exagerar al decirlo— hablan las voces de los oprimidos, de los explotados, de los parias y de los estudiantes revolucionarios.
    “Y aquí muchos se preguntarán por qué nos adjudicamos esa voz. Pues bien: porque en el seno de la universidad también se desarrolla la lucha de clases, y cualquier posición que tomemos estará dentro de esa lucha de clases; y estamos convencidos de que la nuestra en la cátedra, en la manifestación, en la solidaridad, en una palabra, en la práctica, ha sido en favor de los explotados, de la clase obrera y de los campesinos.
    “Es esa práctica la que nos ha llevado a combatir en lo interno contra los oportunistas de todos los matices y por una enseñanza científica, entendiendo por ésta no la especialización enajenante sino la comprensión integral de la técnica y de los problemas sociales. Y en esta lucha nos hemos topado con los politicastros sutiles y con los pandilleros asesinos.
    “Pero no sólo adentro hemos encauzado nuestros esfuerzos. También hemos marchado junto al pueblo en sus luchas, en su alegría y en sus lágrimas, porque ellos y nosotros, que somos los mismos hemos pagado cuota de sangre. Están presentes aquí los mártires de Tlatelolco y del 10 de junio. Están presentes Marco Aurelio Aparicio, Leonardo Cerón, Marco Antonio Márquez Martínez, Eduardo Romano Soriano y nuestro inolvidable compañero Joel Arriaga Navarro; también están presentes aquí los presos políticos que hoy abarrotan las cárceles del país; por todo esto hoy es diferente a otras ocasiones.
    “Por todas esas luchas, por todos los caídos y los privados de la libertad, nuestra responsabilidad es más grande. Venimos hoy no solamente a apoyar y depositar nuestra confianza en una persona determinada sino a expresar nuestra decisión de seguir luchando y difundir nuestras concepciones y nuestro programa.
    No es una persona lo que hoy se confirma en un puesto, sino toda una corriente la que, se consolido en un proceso de transformación; proceso que se apoyó en el ascenso de la lucha de las masas trabajadoras por sus propios problemas en particular y contra la explotación en general; es evidente que sin la alianza, aunque incipiente, con los trabajadores, este momento no sería posible; nunca antes habían, fundido ta1 conscientemente sus intereses ¡os estudiantes y el pueblo.
    “Pero aún falta mucho camino por recorrer, muchas luchas que dar y desgraciadamente mucha sangre que derramar, porque la primera etapa del camino no ter minará sino hasta que se elimine, la explotaci6n del hombre por el hombre. . .“
    Pero no solamente el movimiento universitario democrático comprendía el significado de la nueva etapa que. se iniciaba con el rectorado del químico Sergio flores. La burguesía y el gobierno lo sabían también y no estaban dispuestos a permitir que el proceso universitario se consolidara. Entendían la importancia que esto podía’ tener en el fortalecimiento del conjunto del movimiento democrático y revolucionario de la región y en su ulterior desarrollo.
    La universidad, al aglutinar el conjunto de movimientos que se desarrollan a partir de 1970 y al darles un cauce, se convierte en el principal protagonista de los acontecimientos que se suceden en este periodo. La universidad y los universitarios son el objetivo central de la provocación y de la represión anticomunista. El otro gran objetivo es el Partido Comunista Mexicano. La burguesía y el gobierno, están con vencidos de que la agitación y las luchas populares y universitarias tienen su origen en estos dos factores y por esta razón la ofensiva que desatan desde julio de 1972 hasta el lo. de mayo de 1973, encabezada personalmente por el gobernador Bautista O’Farril, tiene el propósito de recuperar el control de’ la universidad previa liquidación del Partido Comunista Mexicano.
    Revista de la Universidad Autónoma de Puebla, vol. 1, números 2, 3 y 4, Puebla, marzo de 1913, pp. 48-52
    Durante los trece meses que dura el gobierno de Bautista O’Farril la región vive un clima de violencia extrema. El Estado no sólo protege las actividades que organiza la burguesía en contra del movimiento, sino que se convierte en el centro de coordinación de todas las acciones anticomunistas.
    El 2O de julio es asesinado el arquitecto Joel Arriaga Navarro, director de la Preparatoria Nocturna Benito Juárez y militante del -PCM, quien por gestiones del Consejo Universitario había logrado su libertad el 22 de noviembre de 1971. El arquitecto había participado activamente desde 1971 en el movimiento universitario democrático y habla estado preso en la cárcel de Lecumberri desde 1968 acusado de haber- participado en el movimiento estudiantil popular de ese año, no obstante que en el curso del proceso se demostró que no podía haber cometido los delitos que se le imputaron puesto que se encontraba en el extranjero en, el momento en que supuestamente aquéllos fueron realizados, apoyan las. medidas del gobernador. “Tenemos la profunda convicción —afirman— de que nos llevará al triunfo completo sobre los grupos terroristas y criminales al
    A partir de este asesinato político se van a suceder un sinnúmero de acciones las que se articula la provocación y la represión con una sistemática campaña anti comunista. La relación sucinta de los principales acontecimientos puede ayudar a formarnos una idea del clima que se vivió en ése periodo:
    El 14 de octubre se realizó frente al palacio de gobierno un mitin de apoyo al gobernador Gonzalo-Bautista O’Farril donde éste denuncia qué: “Grupo comunistas fomentan el desorden en Puebla”. Se invita a una gran concentración para el 18 de octubre
    El 18 de octubre las “fuerzas vivas” encabezadas por el gobernador Gonzalo Bautista O’Farril efectúan un mitin anticomunista en el zócalo de la ciudad En el, el gobernador ordena públicamente al procurador de justicia del estado la aprehensión del químico Sergio Flores Suárez rector de la UAP, del ingeniero Luis Rivera Terrazas director de la Escuela de Física, del profesor Enrique Cabrera Barroso, jefe del Departamento de Extensión Universitaria y Servicio Social, del licenciado Alfonso Vélez Pliego, director de la Escuela Preparatoria Popular; y de otros dirigentes universitarios
    Por -otra parte enuncia que del subsidio de la UAP “en el futuro se descontará el monto de los daños que sufran personas o negocios atribuidos a los pandilleros.”
    Organismos de la iniciativa privada publican el mismo día un desplegado donde servicio del comunismo internacional”. Este documento lo firman, entre otros, ¡os Caballeros de Colon, el Centro Patronal, la Asociación Local de Boys Scouts y las cámaras de comercio e industriales de la ciudad de Puebla. -
    El 9 de noviembre, Guardia Unificadora de Ibero América (GUlA) publica en la prensa nacional una cronología de los acontecimientos en las universidades de Puebla, Sinaloa y Nuevo León, atribuyendo al Partido Comunista Mexicano la responsabilidad de los mismos Exige que se tomen medidas eficaces en contra de los “agitadores” y “anarquistas”- ‘al servicio del imperialismo soviético que pretenden hundir a México en el desastre con la apertura del “Segundo’ Frente”.
    El 18 de noviembre, agentes de la policía judicial del estado de Puebla detienen una brigada de Servicio Social que regresaba de Zacapoaxtia. Se detiene al chofer José Brito, al estudiante Carlos Martínez y se secuestra el vehículo en que viajan
    El 24 de noviembre c Cuanta Coordinador de la Ciudadanía Poblana en un UAP en el entronque de las carreteras Zana para luego dá* Detienen al jefe del Departamento de Extensión Universitaria, Enrique Cabrera Barroso, quien es- liberado horas después. -
    - El 24 de noviembre el Comité Coordinador de la Ciudadanía Poblana en documento dado a conocer a la opinión pública plantea: -
    1 Lucha permanente contra el comunismo y la subversión. -
    2 Apoyo para el Bloque de Ciudad Universitaria —grupo universitario derecha.
    la— en laé siguientes peticiones: derogación de la Ley Orgánica; desconocimiento
    de las supuestas autoridades universitarias por s cómplices de asesinatos, torturas, prostitución y drogas; desaparición de los comités de lucha de la Preparatoria Popular; restitución de derechos escolares a cincuenta y cuatro alumnos, y de maestros y directores expulsados ilegalmente.
    3 Aplaudir la actitud viril y enérgica de la Federación de Barrios y Colonias.
    4 Exigir al procurador del estado que cumpla las órdenes que el gobernador giró en la manifestación anticomunista.
    5 Exigir al gobierno estatal y federal la retención del subsidio, ya qué las autoridades no son legítimas.
    6 A partir del 25 de noviembre de 1972, si los comunistas continúan usurpando la iMP, se suspenderá el pago de impuestos tanto estatales como federales.
    El 29 de noviembre el gobernador declaró: “desde que el Partido Comunista se posesionó de la UAP la comunidad estudiantil efectivamente vive en una constante zozobra, pero no como producto de mi actitud”. “Distintos grupos de estudiantes, de verdaderos estudiantes, han acudido a mí solicitando ayuda y me han explicada que la universidad está en manos de un grupo comunista que impide la universalidad de corrientes ideológicas dentro de la propia comunidad universitaria”.
    “Me han asegurado estos estudiantes, que son amenazados con la expulsión polí tica y la destrucción de sus expedientes si no comulgan con la ideología de ese grupo.
    “En este caso y ante la campaña que pretenden realizar en todo el estado pera levantar en armas al pueblo, me pregunto si soy yo el fascista y subversivo o lo es el grupo que continuamente me calumnie..”
    El 20 de diciembre al llegar a su domicilio es acribillado el profesor Enrique Cabrera Barroso, jefe del Departamento de Extensión Universitaria y Servicio Social y militante del PCM y otro de los principales dirigentes del movimiento universitario democrático desde 1960.
    El 31 de enero aparece el cadáver del policía David Morales Flores en las in mediaciones del edificio Carolino de la UAP.
    El 6 de febrero; el rector Sergio Flores Suárez declara: “Las autoridades universitarias exigen que se aclare a fondo este crimen, lo que implica que sean hallados los verdaderos responsables, como igualmente se exige se aclaren los asesinatos de Enrique Cabrera, Joel Arriaga y Josafat Tenorio”.
    El lo. de mayo, estudiantes y trabajadores realizan un festival conmemorativo en el edificio Carolino de la Universidad Autónoma de Puebla. Una brigada que repartía volantes es detenida por la policía y el festival se convierte en mitin de protesta contra las detenciones, que se realiza en la Plaza de la Democracia. Instantes después la policía empieza a disparar en contra de los estudiantes y durante una hora ininterrumpida los agrede con armas de diferente calibre. El saldo de esta agresión es de cinco muertos: cuatro estudiantes y Un obrero.
    El 2 de mayo el gobernador Bautista O’Farrtl declara: “En la actualidad la policía local está debidamente armada y tiene la habilidad necesaria para imponer el orden.., la policía tiene órdenes para matar de un tiro al que atente contra la paz pública o intente secuestrar a los agentes policiacos. También —señaló-— la muerte de cuatro estudiantes debe ser una lección” .
    La capacidad de autodefensa de las masas, el nivel de sus movilizaciones, la pro. testa solidaria que genera la ofensiva burguesa, fueron algunos de los elementos que lograron, después del lo: de mayo de 1973, la caía del gobernador Bautista O’Farril y la desarticulación del conjunto de fuerzas que é1 encabezaba.
    La renuncia de Bautista, que había sido precedida por un paro nacional de universidades efectuado el día 8 de mayo y el anuncio de una manifestación en el Distrito Federal convocada por las fuerzas democráticas y revolucionarias para el día 9, enfureció a la burguesía poblana, la que publicó un desplegado suscrito por el Comité
    58 Vélez Pliego, Alfonso. Universidad Autónoma de Puebla. Cronología, pp. 10-16
    1
    Coordinador Permanente llamando al pueblo a concentrarse en el Congreso local “para impedir” que se aceptara la renuncia de Gonzalo Bautista y convocando a un paro patronal para el día 10 de mayo, junto con la amenaza de no pagar impuestos. Desde luego, las medidas resultaron infructuosas. El movimiento universitario y el pueblo trabajador habían logrado ganar una batalla más en su lucha por la democracia contra el despotismo gubernamental y los círculos profascistas de la burguesía poblana.
    La derrota de la ofensiva burguesa produce también un nuevo equilibrio de fuerzas mucho más favorable al movimiento democrático y revolucionario. Los grupos recalcitrantes de la burguesía se repliegan, y el gobierno interino de Morales Blúmenkron aplica una política cuyo contenido esencial es evitar el enfrentamiento directo con las fuerzas democráticas y el desarrollo de un trato político para resolver los problemas que se van suscitando. Esta política disminuye la represión y crea condiciones más favorables para el desarrollo de las propias fuerzas democráticas.
    - Después de la derrota de la ofensiva burguesa, el movimiento transita a un periodo de reflujo, cuyas expresiones son el debilitamiento de los vínculos que se establecieron en el transcurso de la lucha entre las diversas organizaciones que se incorporaron a la misma; el desmoronamiento de los organismos que se fueron creando al -calor y por La necesidad misma de la coordinación del movimiento (comités de lucha, FOCEP, etcétera). Afloran así algunas de las debilidades que han caracterizado al movimiento de masas regional; tales como sus limitaciones organizativas, el nivel de conciencia de las masas, el inmediatismo de sus acciones, su alto grado de espontaneidad y la falta de una perspectiva revolucionaria que lo encuadre dentro de una estrategia y una táctica definidas.
    Un elemento de primera importancia para comprender ese reflujo fue la situación particular que se presentó en el movimiento universitario. El ascenso en ll lucha de masas produce dos tendencias que van a acentuarse en este periodo, y que constituyen un grave peligro para su futuro. Estas tendencias son el aventurerismo izquierdista y los marcados rasgos de descomposición que empiezan a surgir en algunos grupos de activistas del movimiento.
    La burguesía poblana obtiene del gobierno del estado dos concesiones importantes en el marco que hemos descrito. La primera de ellas, es la aprehensión del secretario general de la Central Campesina Independiente, Ramón Danzós Palomino, el 23 de julio de 1973. El dirigente comunista permanece encarcelado durante más de un año en la cárcel municipal de Atlxco. La segunda se refiere al reconocimiento de IOC estudios de la Universidad Popular Autónoma de Estado de Puebla, cuya función auspició la burguesía poblana. La promulgación de la Ley de Educación Media Superior y Superior del Estado de Puebla establece las condiciones para fortalecer la participación de los grupos empresariales en estos niveles educativos y por ende favorece la multiplicación de las instituciones de enseñanza privada.
    Duran te la gestión del químico Sergio flores Suárez al frente de la rectoría el movimiento universitario democrático logra avances importantes en el proceso de cambio de la UAP, tanto en la transformación de su estructura académica y en la orientación y contenido del quehacer universitario, como en la democratización de su gobierno y administración. Al mismo tiempo se dan pasos importantes en la modernización de su infraestructura y de su administración. En el año de 1973 se convierte en realidad una vieja demanda: la incorporación del Hospital Civil al patrimonio universitario y su conversión en un hospital universitario que al mismo tiempo que desarrolla una actividad de extensión sirve coma de enseñanza. Se crea el Centro de Cálculo arquitecto Joel Arriaga Navarro; se establecen las carreras de Electrónica
    Los sucesos del lo. de mayo en Puebla. Prólogo y selección de Arturo Garmendia, Puebla,
    UAP, 1974
    IO Periódico oficial del estado libre y soberano de Puebla, número 23, 17 de septiembre de 1974. Suplemento número 1
    trónica, Matemáticas, Computación, Veterinaria y Zootecnia y la Escuela Preparatoria Enrique Cabrera de Tecamachalco; se crean los departamentos de Extensión Universitaria y Servicio Social, de Información y Relaciones, y los primeros centros de investigación agrupados en el Instituto de Ciencias; se reincorporan al patrimonio universitario la Galería de Arte José Antonio Jiménez de las Cuevas y el antiguo Colegio de San Jerónimo; se realizan inversiones importantes en laboratorios y bibliotecas; crece en forma considerable el número de profesores de carrera, y la difusión cultural se revitaliza con iniciativas como la creación del Departamento Editorial, el establecimiento de las temporadas de conciertos universitarios, etcétera.
    En diversas escuelas universitarias el sistema de gobierno basado en los consejos técnicos y las direcciones es abandonado y en su lugar se crean formas más democráticas de gestión.
    Al interior del movimiento estudiantil empiezan a desarrollarse fenómenos como el del “grupismo”, es decir, la conformación —a partir de los núcleos de activistas que integraban los comités de lucha— de grupos de presión que van a entrar rápidamente en un proceso de descomposición como resultado de su desvinculación del conjunto del movimiento y de su debilidad ideológica. Por otra parte, del auge del guerrillerismo y del ultraizquierdismo en algunos sectores del movimiento estudiantil nacional, aunado a las características de violencia extrema del proceso poblano, generan las condiciones para que algunos núcleos estudiantiles radicalizados pretendan conducir el movimiento a posiciones “enfermizas”, y tal y como ya había sucedido en Nuevo León, Sinaloa y Guerrero.
    Ambas desviaciones fueron comprendidas y combatidas oportunamente por las fuerzas que poseían una mayor experiencia y una visión más justa del proceso de Reforma Universitaria y de las tareas de orientación que debería realizar en esta nueva fase de su desarrollo.
    Paulatinamente se va estableciendo un clima de relativa tranquilidad que permite al movimiento concentrarse en la discusión y la implementación de las tareas que hemos reseñado y, simultáneamente, en la construcción de las organizaciones sindicales de profesores y trabajadores universitarios.
    Un factor importante en todo este proceso es la incorporación de núcleos importantes de estudiantes, profesores y trabajadores a organizaciones políticas de izquierda (PCM, PRT, PMT). Este hecho refleja el grado de conciencia política que en el transcurso de la lucha habían alcanzado un buen número de integrantes de la van guardia natural del movimiento. Este fenómeno coincide, además, con la reorganización de la actividad del Partido Comunista Mexicano en Puebla y Tlaxcala, que se inicia en septiembre de 1973 1.
    fl Consejo Universitario de la UAP en su sesión del 17 de julio de 1975 aprobó la convocatoria a las elecciones de rector para el periodo 1975 En ella se incluyen dos elementos importantes que venían a modificar el sistema electoral previsto en la Ley Orgánica y en los estatutos generales: la obligatoriedad para los candidatos de presentar y poner a discusión un programa, y un procedimiento electoral integrado por dos fases, en la primera de las cuales los aspirantes a la rectoría tendrían que registrar su candidatura ante la comisión electoral del Consejo y desarrollar su campaña electoral en el conjunto de la universidad mientras que en la segunda los universitarios en asambleas generales y sectoriales, a través de una votación directa, manifestarían su apoyo a alguno de los candidatos. Los consejeros universitarios se convertían así en portadores de las decisiones de sus representados, evitándose de esta manera que el Consejo Universitario adoptara una decisión a espaldas de la mayoría de los estudiantes, profesores y trabajadores.
    La coyuntura electoral era propicia para que fuerzas interesadas en modificar el rumbo que seguía la institución y el movimiento universitario democrático intentaran intervenir Efectivamente, el gobierno, que había auspiciado la constitución de! Frente Estudiantil Popular y del Partido Socialista de los Trabajadores en Puebla, con el apoyo de estudiantes y profesores incorporados a estos agrupamientos y con la colaboración del doctor Guillermo Cabrera Candia, cuya candidatura apoyaban estos grupos, pretendió llevar a la rectoría a este último.
    La coyuntura electoral de ese año se iniciaba en un clima de tensión producido por las constantes provocaciones llevadas a cabo por el grupo FEP-PST con el claro propósito de crear las condiciones propicias para que la sucesión rectoral se resolviera con base en la intimidación, al chantaje y, de ser necesario, mediante el uso de la violencia. Distintas fuerzas políticas y grupos universitarios, conscientes de las implicaciones que esto tendría para el conjunto del proceso democratizador, se pronunciaron en contra de la provocación y a favor de que la sucesión rectoral se desenvolviera en un clima de la más amplia democracia, en el que el debate ideológico y la discusión pública y general acerca de los candidatos y de los programas que se presentaban fuera el único terreno en le que los universitarios decidieran sus discrepancias.
    Estaba claro que en ese terreno ni el FEP-PST ni su candidato estaban en condiciones de ofrecer una alternativa viable y convincente para la mayoría de los universitarios. Conocíamos perfectamente la conducta que éstos habían asumido a lo largo de las luchas universitarias, y en los sectores avanzados del movimiento existía en mayor o menor medida la conciencia de los intereses y de las fuerzas que aquel grupo representaba bajo el disfraz de su auto caracterización como una organización “socialista” y de “trabajadores”. Obligados por las circunstancias, se vieron en la necesidad de formular un programa en apoyo a su candidato y de participar en el debate ideológico y político, en el que evidentemente no tenían posibilidad alguna de superar ni el programa ni al candidato de las fuerzas democráticas.
    La trayectoria política y académica del ingeniero Luis Rivera Terrazas superaba con mucho a la de su opositor. Y el proyecto de programa, en cuya redacción intervinieron el propio ingeniero Terrazas, el licenciado Roberto Borja, el estudiante Enrique Condés y el licenciado Alfonso Vélez era un documento cuyo contenido no podía compararse con las orientaciones y tesis planteadas en el programa que sustentaba el FEP-PST.
    Realizadas las campañas electorales en un ambiente de intensa discusión y movilización de los universitarios, se iniciaron las asambleas electorales en las que éstos emitieron su voto por el candidato y el programa que cada uno de ellos consideraba más adecuado. El 5 de septiembre se reunió el Consejo Universitario y los consejeros informaron a este órgano colegiado de los resultados de las asambleas electorales de sus respectivas escuelas y sectores. El resultado de la Votación fue el siguiente:
    doctor Guillermo Cabrera Candia, 8 (ocho) votos; ingeniero Luis Rivera Terrazas, 45 (cuarenta y cinco) votos, y una abstención. Cinco días después el rector electo tomaba posesión de su cargo.
    Entre tanto un nuevo gobernador del estado había sido electo. El proceso electoral se había desarrollado en el marco de una situación. política en la que se patentizaban con mayor agudeza los síntomas de la crisis del sistema electoral y de la quiebra del monopolio político del PR! en el estado. Al mismo tiempo, la secuela de acontecimientos suscitados durante el gobierno del doctor Bautista O’Farril estaban presentes en la coyuntura e
    Las condiciones en que se resuelve la designación de un nuevo gobernador se dan en ese contexto. Los políticos de la burguesía intentan presentar este acontecimiento como una solución de equilibrio que corresponde a la política de los gobiernos de la revolución. El propio dirigente nacional del PR!, en el discurso que pronunció con motivo de la toma de protesta del doctor Alfredo Toxqui, señaló que el PRI “al
    52 Le Eecuela de Arquitectura y la sucesión rectoral de la UAP. Escuela de Arquitectura.
    Comisión de difusión. Puebla, junio de 1975, mimeóg., véase también: Declaración del CCI
    sobre la sucesión rectoral. ¡ Por un apoyo critico y revolucionario!, mimeóg.
    68 Rivera Terrazas, Luis. Programa de Reforma Universitaria, Puebla 1975
    Acta de la sesión celebrada por el II. Consejo Universitario con fecha 5 de septiembre de 1975. Archivo de la Secretaría General de la UAP
    82
    .s su candidato al gobierno del estado, demostraba una vez más, que sus militantes comprenden las circunstancias a que se enfrentan y, de acuerdo con ellas, seleccionan al hombre adecuado. Se evitó caer en una trampa grave: la de hacer el juego de quienes intentan plantear en Puebla una bipolarización política, una lucha entre dos extremos, un maniqueísmo que, a no dudarlo, sólo puede beneficiar a quienes pretenden invertir el sentido de la revolución; esto es llevarnos a la contrarrevolución. De un lado, los de todo y de golpe, de otro lado, los de nada y nunca, que todo permanezca igual. Pues bien, este planteamiento elemental, rudimentario, que únicamente podría favorecer a los contrarrevolucionarios y a los partidarios de volver atrás, fue eludido”.
    El planteamiento hecho por Reyes Heroles se deriva del viejo mito de la “unidad nacional” que hemos encontrado ya en otras etapas de la lucha formando parte de la política del gobierno federal en relación a los conflictos que se han suscitado en la región. Pero como ya señalábamos, en el fondo esta posición refleja la diversidad de intereses que necesariamente existen entre las diversas fracciones de la clase dominante °
    Las peculiaridades de la situación en que se resuelve la designación del nuevo gobernador del estado nos permiten explicarnos algunos de los rasgos de la política desarrollada por su gobierno hacia el movimiento democrático y revolucionario y en particular hacia la universidad.
    Tras la derrota de la política represiva de Bautista O’Farril —señala un documento del PCM— se impuso una nueva correlación de fuerzas, una nueva situación política que los gobernantes se ven en la necesidad de reco1 Se imponía una política más abierta y flexible que hiciera concesiones en los puntos más difíciles, que recuperara prestigio y posiciones perdidas para el bloque dominante, e impidiera el avance del movimiento revolucionario. Fue así como llegó el nueve gobernador, sin una fuerza propia, obligado a basar su política en la conservación de un equilibrio entre las distintas fuerzas que actúan en la región. La derecha poblana sólo retrocedió pero no cedió en sus posiciones, lo que vino a conformar un gobierno que ce en realidad un mosaico de fuerzas en pugna.
    El gobierno de Alfredo Toxqui en el curso de los primeros años de su sexenio ha dado muestras de no estar dispuesto a favorecer una polarización de fuerzas en Puebla y por lo tanto su forma de gobernar, hasta ahora, ha estado impregnada de una actitud de cautela, de conciliación y de indefinición frente a los múltiples conflictos que se han suscitado durante ese periodo. Los métodos despóticos y autoritarios no han caracterizado al gobierno del doctor Toxqui. Aun cuando en ocasiones se ha recurrido para la solución de los conflictos sociales al uso de la fuerza pública, particularmente ante los agrarios, en general se ha preferido abordar políticamente los problemas a través de la discusión y la negociación. Este hecho no es casual. Es el resultado de la quiebra en Puebla de las tradiciones y métodos despóticos de gobernar que prevalecieron durante el predominio del cacicazgo avilacamachista y que entraron en crisis a partir de la década de los sesentas como consecuencia del ascenso del movimiento de masas, de su combatividad y de la capacidad de respuesta y movilización ante la represión. Los intentos por restablecer el predominio de las formas autoritarias de gobierno —primero durante el gobierno del general Antonio Nava Castillo y posteriormente, con mayor debilidad, durante los gobiernos de Aarón Merino Fernández y Rafael Moreno Valle, intentos que alcanzaron su máxima expresión durante el gobierno de Gonzalo Bautista O’Farril— fueron derrotados por la movilización de las masas y se tradujeron en un creciente desprestigio de los gobernantes del partido oficial. El fracaso del autoritarismo gubernamental constituye una experiencia que influye en el gobierno actual y que explica en gran medida la política que éste desarrolla .
    ‘ Reyes Heroles, Jesús. Discursos políticos, México, 1975
    83
    La política del gobierno actual ha sido utilizada por los grupos más reaccionarios para desarrollar sus propias formas de enfrentar al movimiento democrático y revolucionario: la creación de guardias blancas en la sierra norte de Puebla, la impunidad con la que actúan grupos de choque, como el que encabeza Carlos Talavera Pérez, no sólo agrediendo a militantes del movimiento democrático universitario, sino en general cometiendo frecuentes actos delictivos en contra de simples ciudadanos. Por otra parte es también evidente la impunidad con que actúan caciques y charros ante la complicidad gubernamental ‘.
    En lo que respecta a la política desarrollada por el doctor Toxqui hacia la universidad, podemos decir que ésta se ha sustentado en la utilización del diálogo, principalmente con las autoridades universitarias, como mecanismo a través del cual se desarrollan las relaciones entre la universidad y el Estado y se resuelven los problemas que necesariamente se presentan en forma cotidiana entre ambas entidades. En cuanto al curso que han seguido estas relaciones, si bien es cierto que no se han suscitado hasta ahora conflictos de magnitud, también lo es que no ha habido por parte del gobierno estatal un apoyo sustancial a los programas de desarrollo de la universidad. Por ejemplo en los últimos años el subsidio estatal ha ido decreciendo proporcionalmente, sin mencionar las enormes dificultades a las que se enf renta la institución año con año para lograr que éste se incremente.
    Otro aspecto fundamental de esa política ha sido el de fomentar a través de di versas formas y muy sutilmente el aislamiento de la universidad de la problemática social y política y, en especial, de las luchas populares. Desde luego, en el desarrollo de este aspecto de su política ha jugado un papel importante tanto su articulación con los elementos anteriormente descritos, como los rasgos y las características que integran el rumbo que ha seguido la institución y el movimiento universitario democrático después del 27 de abril de 1976.
    La gestión del ingeniero Luis Rivera Terrazas en su primera fase —entre el 10 de septiembre de 1975 y el 3 de mayo de 1976—, se desarrolló en un ambiente de creciente tensión y provocación, que culminó el 27 de abril con el asalto al edificio Carolino de la UAP.
    La sucesión rectoral desemboca en un fortalecimiento de la unidad y de la con ciencia política del movimiento universitario democrático y revolucionario y, por consiguiente, en el afianzamiento de su hegemonía en el conjunto de la institución, hecho que no es aceptado ni por el gobierno ni por su candidato ni por las fuerzas que los apoyan.
    Ante la imposibilidad de acceder a la dirección universitaria a través de un proceso democrático y con el afán de lograrlo a toda costa y por cualquier medio la reacción organiza la toma del edificio Carolino para, de esta manera, eliminar a través de la violencia a las autoridades electas democrática y mayoritariamente por los universitarios.
    Sin embargo, en esta ocasión como en otras, la capacidad de respuesta del movimiento universitario y popular frustré ese intento.
    Después de la derrota del FEP-PST, la universidad entra en un periodo de estabilidad. El movimiento universitario democrático se da entonces a la tarea de impulsar el proceso de construcción de la universidad democrática crítica y popular. La segunda fase de la gestión rectoral del ingeniero Luis Rivera Terrazas se caracteriza por los avances sustanciales que ha tenido la institución, particularmente en su desarrollo académico y en su modernización.
    A diferencia de etapas anteriores, en las que la lucha se orientaba fundamental mente hacia la conquista de la plena autonomía de la universidad y de su democracia
    interna en el contexto de un régimen político antidemocrático o, dicho en otras
    Vélez Pliego, Alfonso. La evolución de la situación política y las tareas de los comunistas
    Informe a la IV Conferencia Regional del PCM en Puebla y Tlaxcala. Puebla, 21 de mayo
    de 1977, mimeóg.
    6T Ibídem
    84
    palabras, de un sistema de dominación incapaz de aceptar la existencia de posiciones y espacios democráticos en cualquier esfera de la vida social y política, la etapa que se inició en mayo de 1976 posibilitaba la concentración del movimiento universitario en la solución de algunos de los problemas mas agudos y ancestrales que padecía la institución.
    Esta situación universitaria al mismo tiempo que permite la implementación de algunos aspectos del proyecto democratizador de la universidad, genera, por otra parte, nuevos problemas y nuevas tareas que el movimiento de Reforma Universitaria necesita comprender a fin de formular las orientaciones adecuadas que posibiliten la continuación de este proceso.
    Durante el rectorado del ingeniero Luis Rivera Terrazas, aunque en forma des igual en cuanto a extensión y profundidad, continúa la transformación de la estruc tura académica iniciada durante el rectorado del químico Sergio Flores. La enseñanza profesional dejó de ser la actividad única de la universidad como resultado del fuerte impulso que han recibido la investigación científica y la extensión universitaria y se han incrementado sustancialmente los presupuestos destinados a estos renglones y las inversiones para fortalecer su infraestructura.
    La gestión que está por concluir, partiendo de la idea de “fincar la enseñanza del profesorado de carrera, con personal dedicado exclusivamente a la educación y que se interese vivamente en las reflexiones planteadas por la didáctica moderna y en la aplicación de las nuevas técnicas educativas”, apoyó decididamente la creación de nuevas plazas de profesores de carrera y al mismo tiempo otorgó facilidades a un buen número de profesores para actualizar sus conocimientos o continuar sus estudios de posgrado.
    En Consejo Universitario aprobó en el curso de los dos últimos años la creación de dos nuevas escuelas preparatorias y los planes de estudios de las maestrías en Ciencias Sociales y Física.
    La labor editorial y la difusión cultural recibieron también un apoyo considerable.
    Por otra parte, la universidad en estos tres años ha sido sede de un número importante de eventos académicos de carácter nacional e internacional.
    Un aspecto relevante de este rectorado ha sido la expansión de las instalaciones universitarias. Se han construido las escuelas de Economía y Físico Matemáticas y se han iniciado las obras de las escuelas de Odontología, Ciencias Económico Administrativas y del gimnasio universitario. Se construyó la biblioteca Herminio Abreu Gómez de la Preparatoria Benito Juárez y próximamente se iniciará la edificación de la escuela Preparatoria Alfonso Calderón Moreno.
    Si quisiéramos sintetizar en unas cuantas palabras el contenido principal del quehacer universitario en este periodo, podríamos afirmar con el ingeniero Luis Rivera Terrazas que los últimos tres años “el mayor esfuerzo ha estado encaminado a la continua superación de los niveles académicos”
    Los resultados obtenidos han sido, en general, trascendentes. El afán de modernización y la preocupación por la elevación del nivel académico de la universidad, tanto del rectorado como de los sectores de vanguardia de los universitarios, han permitido una formación cualitativamente superior de los estudiantes y una participación cada vez mayor de la universidad en el movimiento científico y cultural del país. Inclusive algunas de las actividades que se desarrollan en diversas áreas académicas han alcanzado un nivel que les permite colocarse a la altura de las que se desarrollan en los centros educativos y de investigación más importantes del país.
    Este esfuerzo es aún más encomiable si tomamos en consideración las múltiples limitaciones y obstáculos que se han tenido que enfrentar.
    La “nueva imagen” de la universidad de que se habla frecuentemente entre los universitarios y en círculos que no están relacionados directamente con la institución,
    1$ Informe del rector, ingeniero Luis Rivera Terrazas, 1975-1977. Puebla, UAP, 1978, p. 19
    se ha ido construyendo precisamente a partir de los avances que el movimiento ha realizado en esta dirección.
    Sin embargo, es indispensable advertir que esta orientación a todas luces justa, al igual que las iniciativas, modificaciones y resultados que se han derivado de su puesta en práctica, tienen que ser evaluadas en función del proceso de Reforma Universitaria en su conjunto. De otra manera se corre el riesgo de perder de vista el rumbo que Sigue la institución y el movimiento universitario democrático y, por ende, descuidar la atención de viejos y nuevos problemas que en el curso de su desarrollo se van presentando.
    Está claro que el creciente prestigio académico de la universidad debe atribuirse al movimiento de Reforma Universitaria que a través de sus luchas ha sostenido siempre esta bandera. La universidad de Puebla es la prueba más fehaciente de que la ciencia y la política no son actividades incompatibles. Y, desde luego, de que las fuerzas democráticas y revolucionarias de México Son capaces de intervenir con sus propias alternativas, distintas y opuestas a las de la clase dominante, en la solución democrática y popular de los más agudos problemas del país, entre ellos el de la crisis de la universidad mexicana.
    Pero, por otra parte, es también evidente que el movimiento no debe privilegiar sólo este aspecto del proyecto de universidad democrática, crítica y popular en proceso de construcción; ni tampoco reducir, en forma unilateral, la acción de los universitarios y el proceso mismo de transformación de la institución a un aspecto que, si bien es sustancial, de ninguna manera agota los objetivos, la función y las tareas de un movimiento cuyas líneas de acción no sólo pasan por la universidad e impulsan su transformación, si no que rebasan los marcos universitarios para inscribirse en un movimiento social más general que vincula la lucha por reformas en tal o cual esfera de la vida social, política y cultural de México con la lucha por la transformación radical revolucionaria de la sociedad mexicana.
    Como he pretendido demostrar a lo largo de este trabajo, la historia de la lucha por la Reforma Universitaria en Puebla no puede desligarse de las luchas de la clase obrera, de los campesinos y del pueblo trabajador. Y así como los universitarios han logrado conquistar un espacio democrático fundiendo sus luchas con las de ese pue. Mo, así éste ha acudido a los universitarios en busca de solidaridad para sus luchas reivindicativas y políticas. Sin esta fusión, ni la lucha por la democracia en la universidad y por la modificación de su función social, ni la lucha por la democracia social y política en el ámbito extrauniversitario hubieran logrado, ya no digamos avanzar, sino ni siquiera sobrevivir a los embates del despotismo de la reacción. La unidad del movimiento universitario y de la universidad misma con los problemas, las aspiraciones y las luchas del pueblo trabajador constituye el elemento fundamental para entender lo que ha sucedido en la Universidad Autónoma de Puebla y en la sociedad poblana a partir de 1961. Mantener y fortalecer esa unidad es la condición indispensable para poder avanzar en la transformación universitaria: ésa es una de las principales lecciones de la historia.
    Decíamos que el movimiento de Reforma, después de la conformación de la nueva situación política universitaria y regional creada a partir de mayo de 1976, centró su atención y su actividad fundamentalmente en el impulso a la modernización y al desarrollo académico de la institución.
    ¿En qué forma se ha desarrollado esta actividad? ¿Cuales han sido sus consecuencias? ¿Qué problemas nuevos han surgido en este proceso y qué orientaciones y tareas debe desarrollar el movimiento de Reforma Universitaria para enfrentarlos? A continuación intentaremos responder a estas interrogantes, aunque sin pretender abordar las múltiples determinaciones y aspectos que necesariamente están implicados en un análisis global de la compleja realidad universitaria de hoy. Sólo nos detendremos a señalar algunos de los problemas más relevantes y a plantear esquemática mente algunas de las tareas actuales que se le plantean al movimiento de Reforma Universitaria, para enfrentar la sucesión rectoral o, mejor dicho, la coyuntura actual, sobre determinada por factores tanto universitarios como regionales y nacionales.
    Un factor que nos permite explicarnos esta fenómeno es la crisis del régimen jurídico político de la universidad La lucha por la autonomía y la democracia y el surgimiento de ‘nuevos fenómenos en la vida universitaria, así ‘como la profundización y extensión de algunos de los rasgos de la crisis de la universidad mexicana, se han traducido en un proceso de redefinición de las relaciones entre la universidad y el Estado; entre la universidad y la sociedad; entre los universitarios y la institución; y entre los propios universitarios, etcétera.
    Uno de los efectos de este proceso es, precisamente, la crisis de las instituciones y leyes que habían regulado hasta ahora este conjunto de relaciones. Este hecho, que expresa los avances del proceso democratizador, se puede convertir, sin embargo, en un elemento que posibilite, en el caso del movimiento, desviaciones y retrocesos; y por lo que respecta a las fuerzas que se oponen a él, dentro y fuera dela universidad, en una buena oportunidad para intervenir en su solución en un sentido antidemocrático. Son de todos conocidos los pronunciamientos reaccionarios y las propuestas que se han enarbolado para readecuar estas relaciones sobre la base de liquidar los avances de la lucha por la democratización de las instituciones de educación superior.
    Ejemplo de ello son la propuesta del apartado “C” del rector Soberón, los intentos por suprimir la autonomía universitaria, la oposición sistemática a reformar las leyes orgánicas, etcétera.
    Al ser sobrepasada la institucionalidad, y al no’ ser observadas las normas que en ella se establecen para regular la vida universitaria, se crea una situación de hecho en cuyo marco se resuelven los complejos problemas de la vida universitaria. Las relaciones personales empiezan a sustituir a, las relaciones institucionales. En tal circunstancia tienden a generalizarse prácticas, formas y métodos de dirección incorrectos, se adoptan acuerdos y resoluciones según las circunstancia del momento. Así, las contingencias y las cuestiones secundarias, los intereses particulares y las decisiones personales en ocasiones prevalecen frente a los principios, las formas y métodos democráticos y los intereses generales de los universitarios y de la institución. En dete, coyunturas la anarquía y la dilución de responsabilidades, el autoritarismo o el democratísimo, sustituyen a lo que debe ser un nuevo orden democrático, producto de la lucha que los universitarios han impulsado a lo largo de los últimos quince años, resultado de la aceptación y participación consciente en la construcción de una democracia universitaria, que requiere también de una nueva estructura institucional y legal.
    Una tarea urgente del movimiento es iniciar una discusión que desemboque en la formulación de un modelo nuevo de organización universitaria, que establezca con precisión el nuevo tipo de relaciones e instituciones (académicas, políticas, laborales, individuales y colectivas, etcétera) que deben regular la vida de los universitarios. Al mismo tiempo es indispensable que la redefinición de las relaciones entre la universidad y el Estado se sustente en el ejercicio pleno de la autonomía universitaria y que esta relación quede también institucionalizada.
    A este proceso de discusión y de elaboración debe seguir una discusión en torno a una nueva legislación universitaria (Ley Orgánica, estatutos, reglamentos) en la que, sobre la base de la discusión anterior, se instituya un régimen jurídico político en el’ que queden plasmados los avances ‘del proceso democratizador y se supere de esta manera la situación actual que vive la institución.
    Otro de los factores que han incidido en el fortalecimiento de las tendencias que hemos señalado es la situación en que se encuentra el movimiento estudiantil, que ha sido a lo largo de todos estos años la columna vertebral del movimiento de masas en la región. Los estudiantes universitarios han desempeñado el papel principal en la lucha por Ja transformación del gobierno y la administración de la UAP y de la orientación y contenido de la enseñanza que en ella se imparte. Han sido básica mente ellos, los estudiantes, quienes ‘han buscado la alianza con otras fuerzas sociales
    T0Vid.,61       ‘           ‘ ‘
    y han desplegado la más amplia solidaridad con sus luchas. Por su combatividad, su larga tradición de lucha, su número y su capacidad de movilización, los estudiantes constituyen la fuerza motriz principal del movimiento de Reforma Universitaria. por estas razones es preocupante el reflujo y la dispersión en que se encuentra sumida el movimiento estudiantil desde hace ya algún tiempo. Ea indudable que la disminución del peso político de los estudiantes en la vida universitaria y su desvinculación del movimiento obrero y popular se ha reflejado en un relativo estancamiento del proceso de Reforma Universitaria y, por otra parte en la. dispersión del movimiento democrático y revolucionario regional.
    • A diferencia de los profesores y trabajadores universitarios, que se dieron a la tarea de construir sus organizaciones sindicales, elevando con ello a un plano superior su nivel de conciencia y participación en la vida universitaria y en al lucha política más general, los estudiantes universitarios no han sido hasta ahora capaces de con formar una alternativa que les permita superar la situación que prevalece en el movimiento estudiantil, uno de cuyos rasgos es la ausencia de una organización unitaria que refleje y defienda los intereses del conjunto de los estudiantes.
    Por lo tanto, otra de las tareas urgentes del movimiento es la de impulsar una organización de este tipo, la cual, estructurada democráticamente y en forma independiente tanto de los profesores y trabajadores universitarios como de la propia institución, permitiría aumentar el peso político de los estudiantes, lograr la participación de éstos con sus propias posiciones en la dirección de la UAP y en la transformación universitaria y fortalecer los vínculos del estudiantado con organizaciones Sindicales, campesinas y populares que participan en el movimiento democrático de la región.
    La organización general de los estudiantes de la UAP, tomando en consideración que uno de los elementos que hoy se presenta cada vez con mayor fuerza es el de la dimensión nacional que adquiere la lucha y el propio ascenso del movimiento estudiantil, debe vincularse a otros núcleos estudiantiles que estén trabajando en el mismo sentido para establecer las bases de un accionar conjunto en la futura construcción de una organización nacional de los estudiantes.
    El localismo y la dispersión deben ser superados sobre la base de una comprensión cabal del carácter nacional de la lucha de clases y, por lo tanto, de la formulación de una política y una acción también nacionales frente a esa problemática. La necesidad de avanzar y de formular una política integradora que articule la lucha estudiantil en diversos planos permitirá enfrentar al enemigo en un mismo sentido, en
    ( forma simultánea y en consecuencia con mayor eficacia.
    Una organización de esta naturaleza puede empezar a construirse si las fuerzas políticas que en la UAP y el conjunto de los estudiantes comprenden la importancia que para el proceso de Reforma Universitaria reviste la reincorporación organizada y consciente de los estudiantes a dicho proceso. Otra de las condiciones fundamentales para poder avanzar en este sentido es la elaboración de un programa que refleje las aspiraciones y preocupaciones que hoy están presentes en la mayoría de los estudiantes. Para ello debe partirse de un análisis concreto de sus condiciones de estudio, de los problemas académicos y sociales a los que se enfrentan, captando las inquietudes de diversa índole que se manifiestan entre los estudiantes.
    Simultáneamente es necesario desarrollar un trabajo sistemático de agitación y propaganda en torno a la idea de la organización estudiantil y de la necesidad de discutir ampliamente los principios, los objetivos y las vías para iniciar su construcción.
    La sucesión rectoral se encuentra sobredeterminada por la situación universitaria, alguno de cuyos rasgos hemos señalado, y por una situación nacional y regional caracterizada por una crisis histórica que afecta al conjunto de la sociedad mexicana. Las diversas fuerzas sociales que son portadoras de las distintas opciones que pueden
    ‘ IbÁdcm
    una salida a la crisis formulan, sus propias alternativas, desarrollan una actividad concreta frente a los acontecimientos sociales y políticos que conmueven al país y a la región, buscando con ello conformar una fuerza capaz de inclinar a su favor y en función de sus intereses, la solución de los múltiples conflictos que genera la propia crisis en las diversas esferas de la vida social, política y cultural del país.
    La Universidad Autónoma de Puebla y el movimiento de Reforma Universitaria han desempeñado un papel importante en la lucha por una salida democrática y popular a la crisis de la universidad mexicana. En la coyuntura actual se acrecienta la responsabilidad que los universitarios de Puebla hemos adquirido a lo largo de los años de lucha que hemos brevemente reseñado.
    La elección democrática del próximo rector en medio de una amplia discusión que garantice la participación consciente y mayoritaria de los universitarios en el proceso electoral, la superación de los problemas y dificultades a los que se enfrenta el movimiento en la actualidad —con base en el ejercicio de la crítica y la autocrítica, y en la realización de las tareas que hoy se nos plantean—, nos permitirá cumplir con esa responsabilidad, tal y como lo hicieron en su oportunidad los universitarios que en otra época y en circunstancias iás desfavorables, supieron mantener con firmeza los principios y las tradiciones combativas de un movimiento que ha contribuido a cambiar el curso de la historia de la universidad y de la sociedad poblana.
    Luchas estudiantiles. Znfrentamientos del 3 de agosto de 1961.



    [1] El presente ensayo es la síntesis de un estudio que será publicado próximamente en la colección Fiosolia y Letras de la Escuela de F y L de la UAP.

    [2] Después del rectorado del Ing. Luis rivera Terrazas, el H. Consejo Universitario convoca una consulta por medio del voto universal, directo y secreto de todos los universitarios que provoca una contienda difícil que llevó a la división dentro del Partido Comunista Mexicano, producto de la propuesta de este del licenciado en economía. Luis Ortega Morales, diputado local, ex secretario general del PCM y  dirigente sindical y de la auto postulación del secretario general de la UAP y ex secretario general del Comité Estatal del mismo partido, el licenciado en historia. Alfonso Vélez Pliego, quien había perdido la elección interna también por voto universal, directo y secreto en el interior del PCM. Este ganó las elecciones y se reeligió contendiendo contra el licenciado en antropología y maestro en ciencias sociales Óscar Samuel Malpica Uribe, ex miembro del Partido Comunista. En el siguiente proceso el Partido Socialista Unificado de México que resultó de la fusión del PCM con otros partidos, convocó a una elección interna por voto universal, directo y secreto entre cinco contendientes saliendo triunfador el licenciado en economía José Marum Dogerr Corte. Este fue apoyado oficialmente por el PSUM y contendió contra Óscar Samuel Malpica Uribe quien salió triunfador de la contienda por voto universal, directo y secreto de todos los universitarios. En 1990 se fraguó un movimiento para desconocer al rector Malpica en el que participan todos los grupos velecistas y una escisión del malpiquismo dirigida por Jorge Méndez, quienes logran el apoyo del gobernador del estado Lic. Mariano Piña Olaya, el cual suspende el subsidio al rector y reconoce a una Junta de gobierno nombrada por un Consejo Universitario paralelo y que termina el período rectoral. En este enfrentamiento es asesinado el profesor Luis Antonio Cuéllar. Se convoca a elecciones por voto universal, directo y secreto y es nombrado el licenciado en economía  José Marum Doger Corte, el cual termina su período. Durante este rectorado se reforma la Ley orgánica y con esta nueva norma se elige por el Consejo Universitario, en consulta por medio del voto ponderadoa Enrique Doger Guerrero y Enrique Agüera Ibáñez, los cuales se reeligen.
    [3] Semo, Enrique. “Acerca del ciclo de las revoluciones burguesas en México” en Socialismo revisla de teoz1a y polftica dd Partido Comui Mexicano, p. 73
    [4] Revista Puebla, director Agustín Loes. Chévez, t. 1, número 1, Puebla, 1924.
    [5] Enrique, Krause, Caudillos culturales de la Revolución Mexicana, México, Siglo XX Editores.1976, pp. 79-80
    [6] Revista Don Quijote, números 32-33, enero-febrero de 193$

    [7] Acerca del origen del capital de Jenkins véase: Ronfldt, David, Atencingo. La política de la lucha agraria en un ejido mexicano, México, FCE, 1975
    C. Cuinberland, Charlela, “The Jenkins, case and Mexican-Amerlcan relationes, en The his. partic american hi.storical review, vol. XXX number 4, Purkhan, North Carolina, USA, no vember, 1961, pp. 586-607

    [8] N. a. Jenkins era cénsull de los EEUU en Puebla.
    [9] León de Garay, Alfonso. Veinte meses de gobierno. Donato Bravo Izquierdo. 5 obra su régimen, su herencia; ver Bravo Izquierdo, Donato. Un soldado del pueblo, Puebla, 1964, p. 213
    [10] A. Mosk, Saniord. “La revolución industrial en México” en Problemas agrícolas e indas tj-iales de México, vol. III, número 2, México, 1951

    [11] General de &visión Maximino Ávila Camacho; el hombre, el militar y el estadista, editor, D Blumenkron, Puebla, 1943
    El general Ávila Camacho, interrogado por un periodista acerca de si era católico, declaraba:
    —Soy creyente, como ya lo dijo mi hermano a usted mismo.
    —Va usted i la iglesia?
    —Muy raras veces; no necesita uno estar dentro de ese recinto para hacer honor a sus convicciones y creencias.
    ve muy a menudo con el arzobispo?
    —-Somos buenos amigos.
    [12] Barira Roger, y otros. Caciquismo y poder político en el México rural, México, Siglo XXI Editores, 1975
    [13] Vid. t9), pp 28-29
    [14] Ibídem, p. 33
    [15] Ramírez  Julio. “Cómo se fundó la organización de nuestro partido en Puebla” en La Unidad, órgano del comité regional del PCM en Puebla y Tlaxcala, número 8, noviembre-dic. de 1976 .

    [16] Téllez, Saturnino. “El movimiento juvenil” cii Puebla en marcha, número 6, Puebla, diciembre de 1939
    [17] Los estudiantes socialistas del pesa realizaron en esos años diversas reuniones para lije en posición ante la problemática educativa social y política e impulsar su organización nacional.
    De julio a agosto de 1934 se llevó e cabo, en Álvaro Obregón, Tabasco, el Primer Congreso de Estudiantes Socialistas de México. Al año siguiente se efectué en Michoacán el Segundo Congreso, al que asisten como representantes de Puebla L. Darío Vasconcelos, Esteban González Mejía, Daniel Bojórquez Montero, 1. Ramón Palacios, Manuel Popoc*, Alfonso Hermoso, Juan Sánchez L., Fidel Meza S., Saturnino Téllez, Rubén Gracia A. y Arturo Escamilla. Conclusiones del Segundo Congreso de Estudiantes Socialistas de México. México, Publicaciones CESM, 1935
    En 1938 se realizó en Guanajuato el Congreso Constituyente de, la Confederación de Estudiantes Socialista Unificadas de México, al que asisten como delegados de Puebla la mayoría de los estudiantes que habían participado en el congreso anterior. Manuel González Calzada, Juventud Izquierdista de México, Congreso Constituyente del CESUM, Guanajuato, México, 1938.
    Al año siguiente se fundó I Confederación de Jóvenes Mexicanos y quedó disuelta la Federación juvenil Comunista, que había sido fundada por el PCM as 1920.
    [18] Poriódico oficial del estado libre y soberano de Puebla, t. CXXXVIII, número 41, Puebla, 21 de mayo de 1937
    [19] Ibídem del 17 de diciembre de 1937 y del 31 de diciembre de ese año
    [20] Informe del C. Dr.. Alfonso G. Alarcón, rector do la Universidad de Puebla, de las
    actividades escolares durante el año de 1939”, revista Don Quijote, número 42, Puebla, mano de
    1940
    [21] Serdán, Héctor. “El servicio social y las universidades” en Puebla en marcha, número 3,
    Puebla, septiembre de 1939
    [22]  “Desde la venida a esta ciudad del tristemente célebre candidato Francisco 1. Madero, la Junta Directiva de los Estudiantes del Colegio del Estado, y con ella un reducido número de los alumnos de nuestro plantel, haciéndose aparecer como representantes de la Agrupación Es- tudiantil, formaron parte muy activa en la recepción del mencionado candidato y fueron a ren dirle pleito homenaje, causando esta conducta un profundo dolor sagrado en’ la sociedad honrada y sensata de Puebla, que siempre había visto con satisfacción que los est del Colegio del Estado, habían permanecido ajenos a toda clase de cuestiones políticas consagrados del todo al mejor éxito de sus estudios.
    “Por lo demás está repetir aquí todos loe incidentes que surgieron en esta ocasión con motivo de la incorrecta conducta seguida por la mayoría de los miembros de la mesa directiva de los estudiantes que como era natural, estaban íntimamente ligados por muy sinceros afectos.
    “Pero cuando ya parecía que el arrepentimiento había llegado a las conciencias de los estudian tes revoltosos y que todo se había olvidado, comenzaba nuevamente a reinar la tranquilidad y armonía entre nosotros, un nuevo hecho ha venido a poner de manifiesto que desgraciadamente algunos de nuestros compañeros movidos por cuales o tales pasiones, por tales o cuales intereses personales, persisten en sus ideas de entrometerse en cuestiones políticas, arrastrando a muchos compañeros débiles, trayendo otra vez al seno de nuestra familia estudiantil el germen de la indisciplina.
    “Por este motivo y con el deseo de que en nuestro estado fuera de él no se crea que 1ª mayoría de los estudiantes del Colegio del Estado es la que esta mezclada en política y pretende agitar el elemento obrero a fin de celebrar manifestaciones que sólo pueden dar margen a desórdenes con perjuicio de la tranquilidad social -y de muchísimas familias ajenas a estos asuntos protestamos honrada y enérgicamente contra, la conducta seguida por algunos de los estudiantes de nuestro Colegio y los exhortamos a que ya que quieren mezclarse en esta clase de asuntos tengan el valor de estampar sus firmas en sus escritos y no ocultar su miedo o su vergüenza con firmas como la de “ALUMNOS DEL COLEGIO DEL ESTADO”, porque asf, además de dar muestras de cobardía, demuestran poca honradez al pretender engañar al público haciéndole creer que todos los estudiantes piensan como ellos.
    El. valor y la honradez han sido siempre cualidades en los estudiantes. Manuel L. Márquez, Abel Vivas, Federico Toxqui, Serafín Monterde Luis Arnoja, Miguel Vélez, Armando Viez, Juan Saavedra, Cirilo R. Heredia, Conrado Lezama, Rafael Ávila Jr., Antonio Pérez Oronoz, Ignacio Ramírez, Miguel A Sarmiento Jr, Andrés Martínez, Fugino Pérez, Neftah Rodríguez; Fermín E. Día; Alberto R. Zamíti; Roberto Virnés, Gilberto Cano, Herminio L. Virués, -Trinidad Pérez, Noé López, Luis Gómez Viveros, F. Moro, Rodolfo Sarmiento, Zenón Cortés, Manuel M. Fernández, ‘José Monterde, Arturo Fernández A.”
    Sobre la participación de los estudiantes del Colegio del Estado en la Revolución de 1910 véase: Jiménez, Gil. “Los estudiantes del Colegio del Estado y la revolución de 1910” en Don Quijote, número 18, Puebla, de 1933. Asimismo puede consultarse Gómez, Atenedoro. Monografía histórica sobre la génesis de la revolución en el estado de Puebla, México, BINEHRM 1960



    [23] Informe que rinde el rector de la Universidad de Puebla, abogado Manuel L Márquez, de -los trabajos llevados a cabo por esa institución en el año de 1937. Publicaciones de ¡a universidad de Puebla, Puebla, 1938, p. 4
    [24] Ibídem, p. 7
    [25] Ibídem, p. 6
    [26] Periódico oficial. Orgwio del gobierno constitucional del estado de Puebla, t. CXLVZ, número 31, Puebla, 18 de abril de 1941
    [27] Ibídem, p. 17
    [28] El licenciado Gustavo Díaz Ordaz pas6 de la vice rectoría de la universidad, cargo que ocupó durante el rectorado del doctor Alfonso C. Alarcón, a ocupar una diputación federal en la XXXIX Legislatura (1943-1946); posteriormente a la senaduría por el estado de 1946 a 1952; a la Secretaría de Gobernación durante el gobierno del licenciado López Mateos, y, por último, a la presidencia de la república (1946-1970). Por su parte, el rector Alarcón fue electo senador por el estado de Guerrero en 1952.
    El licenciado Horacio Labastida Muñoz fue electo diputado federal por Puebla a la XLIX Legislatura (1973-1976) y en la actualidad ocupa el cargo de senador por el mismo Estado.
    Par su parte el doctor Gonzalo Bautista O’Farril, hijo de uno de los más prominentes miembros de la burocracia política, fue diputado federal a la XLV Legislatura (1961.1964); senador por el estado en 1964 a 1970; presidente municipal del municipio de Puebla durante 1971-72 y gobernador interino de ese mismo año hasta mayo de 1973.
    El doctor Carlos Vergara Soto ocupó la presidencia municipal de Puebla de 1963 a 1966 y el doctor Rafael Artasánchez Romero de 1957 a 1959.
    Otros rectores, aún cuando no han ocupado cargos de elección popular, han sido miembros prominentes del PR! y han desempeñado cargos públicos importantes en el aparato estatal. Tal es el caso del licenciado Guillermo Borja Osorno, quien fuera presidente de la Comisión de Promoción Industrial, durante el gobierno de Merino Fernández y posteriormente gerente de la Compañía Aseguradora Mexicana, organismo paraestatal, durante la presidencia de su cuñado, licenciado Gustavo Díaz Ordaz, o el del licenciado Arturo Fernández Aguirre, quien ocupan, entre otros, el cargo de presidente. del Tribunal Superior de Justicia -del Estado; o el del doctor. Alberto Guerrero Covarrubias, que ¿ungió como secretario general de la sección de Puebla del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social y fuera electo diputado a la XLVIII Legislatura (1970-1973).

    [29] El Sol de Puebla de loe días 18, 19 y 20 de julio, contien6 abundante información sobre
    los acontecimientos

    [30] Silva Andraca, Héctor. “Reinicio del comunismo en Puebla” en Novedades de Puebla, 23 de julio de 1978
    --Auscultación comunista de Puebla. Novedades de Puebla, 30 de julio de 1978

    [31] Entrevista con don Manuel Antonio Díaz Cid, en “Puebla, la pugna por el control universitario”, por Francisco Zúñiga, Revista de Revistas, número 12, 18 de agosto de 1972
    “Han pasado cerca de diez años sin que ninguno de nosotros podamos observar los frutos que esta organización ha tenido: por el contrario se ha ido de fracaso en fracaso... Para la solución de este caos universitario se han presentado diferentes soluciones sin que ninguna ataque el mal de raíz, muchos son los profesores y estudiantes que conscientes de sus responsabilidades hán aportado sus puntos de vista sobre este asunto.” Y más adelante planteaba lo que en su opinión podría ser la solución: “Tanto profesores como alumnos deberán pugnar porque se nombre una comisión que se encargue de redactar el proyecto para una nueva Ley Orgánica que corresponda, a todas y cada unas de las necesidades de la universidad, buscando no una reforma parcial, que de nada serviría, sino la destrucción i del pasado para que sobre cimientos nuevos sé construya el porvenir”.

    [32] Hernández Sarmiento, Gustavo. “La universidad y su ley orgánica”, en A Puebla, mayo de 1946
    [33] La nueva ley establecía como requisitos para ocupar la rectoría los siguientes:
    1. Ser mexicano por nacimiento.
    2. Ser mayor de 35 y menor de 70 años.
    3. Tener grado universitario superior al de bachiller, adquirido en la misma corporación.
    4. Ser catedrático de la universidad en el momento de la elección y con un mínimo de 5 años.
    5. No desempeñar, en el momento de la elección ni durante su encargo, puesto público de carácter político.
    6. No ser ministro ni tesorero de ningún culto.
    [34] Periódico oficial. Órgano del gobierno constitucional del estado libre y soberano de Pase-
    bis, t. CLXXVII, número 42, Puebla, 23 de noviembre de 1956-57
    [35] Cabrero Barroso, Enrique. Testimonios y documentos. Prólogo y recopilación de Alfonso Vélez Pliego. En preparación .
    [36] Ibídem
    [37] Ibíd
    [38] El Sol de Puebla, 27 de abril de 1961
    [39] Décimaquinta carta pastoral, que el arzobispo de Puebla, dr. Octaviano Márquez, dirige al clero diocesano y regular y a todos los fieles de la Arquidiócesis sobre el comunismo. Puebla, 1961

    [40] La voz de México, número 1712, México, 115 de agosto de 1961
    [41] El sol de Puebla, 19 de julio de 1961
    [42] El sol de Puebla, 29 de junio de 1961
    [43] Anuario Escuela de Historia, número 1 Morelia, Mich. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 1976, pp. 137-145.
    [44] La ley establecía como requisitos para ocupar el cargo de rector:
    1. Ser mexicano por nacimiento.
    2. Ser mayor de 35 años y menor de 65 en el momento de la elección.
    3. Poseer un título o grado académico superior al de bachiller.
    4. Haberse distinguido en su especialidad, prestar o haber prestado - durante cinco años, ser vicios docentes ó de investigación en la universidad, así como gozar del respeto y la estimación Universitaria.
    [45] Danzós, Ramón. Vida y lucha de un dirigente campesino. Desde la cárcel de Atlixco. México, Ediciones de Cultura Popular, 1974, pp. 108-118
    [46] La palabra, año 1, mbnero 1, Puebla, noviembre de 1965
    [47] “Principios del movimiento universitario 26 de marzo”. Hoja volante
    [48] La voz de México, aúo 30, número 1892, México, 23 de julio de 1967
    [49] Acta de la sesión celebrada por el H. Consejo Universitario con fecha del 25 de julio d. 1967. Archivo de la Secretaría General de la UAP
    [50] México a través de ¡os informes ‘presidenciales. Educación Púb1 tomo 11, México, SEP-SP, 1976, p. 319
    [51] Estudio realizado por la Comisión  Pro-Patronato universitario para proponer una solución al problema financiero de la Universidad Autónoma de Puebla. Puebla, mayo-septiembre, 1968
    [52] Hoja volante
    [53] Hoja volante
    [54] Ante proyecto de Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Puebla (mimeógrafo)