Por Rolando Lino Mina sábado, 17 de octubre de 2009
Alguna vez fue la lengua vehicular (lo que actualmente es el inglés para el mundo globalizado) de toda Mesoamérica, pero hoy sólo permanece en boca de la población rural indígena de México, así como en las aulas de distintas universidades del mundo, donde es aprendida por historiadores y antropólogos.
¿Quién no ha tenido en la vida un "tocayo" o "tocaya"? Ese término tan usado en todo el mundo de habla hispana para definir a quien se llama como uno, proviene del náhuatl Originario del continente americano y cultivado hoy en todo el mundo, el tomate es la base para incontables alimentos en distintas culturas y le debe su nombre también a la lengua náhuatl
¿Y el chocolate? Esa denominación universal que se da al alimento oscuro que además de estimulador del cerebro, es para muchos un efectivo afrodisíaco. Y cuántas y tantas palabras de origen náhuatl están diseminadas en las más diversas lenguas, muchas veces sin que quienes las pronuncian, conozcan del todo su raíz.
Tal es el caso del idioma "Tagalo" que se habla en Filipinas. Ésa es una de las lenguas que más elementos ha tomado del idioma que más de millón y medio de mexicanos hablan de manera cotidiana. En tagalo se dice "tsokolate" en lugar de chocolate; "sayote", en vez de decir chayote; o cuando acuden a una explanada donde se reúnen vendedores ambulantes, los tagalos van al "tiyangge", que es muy parecido a decir "tianguis".
Quienes han estudiado el náhuatl desde sus raíces, aseguran que los primeros hablantes llegaron al valle de México en el siglo VII de la era cristiana. Durante la época del imperio Azteca llegó a ser lingua franca (idioma oficial) y se diseminó hasta América Central. De hecho, en El Salvador había un gran número de personas que lo hablaban, pero casi todos fueron exterminados durante la llamada "insurrección campesina" de 1932.
Durante el apogeo del imperio azteca, las escuelas enseñaban la forma correcta de hablar en náhuatl. También se enseñaban otras fascinantes aplicaciones como cantarlo o utilizarlo para hacer poesía. Tras la conquista, el náhuatl sirvió a los misioneros para realizar tareas de evangelización. Ciertamente, ya en el siglo XVI se imprime el primer libro escrito en náhuatl, con el fin de facilitar la difusión del cristianismo.
Después de la Revolución Mexicana, han surgido diversas iniciativas para preservar este legado cultural, que para muchos estudiosos debería otorgársele un valor idéntico al que se le da a las zonas arqueológicas. Aunque el náhuatl no está considerado una lengua oficial, las leyes de nuestro país establecen educación bilingüe para las comunidades donde se hable.
Por supuesto que internet ha tenido también un impacto en esta lengua. Hace más de una década fueron puestos en línea los primeros "vocabularios" español-náhuatl. No pasó mucho tiempo para que se hicieran interactivos y se agregara además la útil opción náhuatl-español.
A partir de 2003, en un hecho sin precedentes, arrancó una sección de Wikipedia en náhuatl, mejor conocida como "Huiquipedia". Esta fascinante herramienta, contiene más de 5 mil artículos y es la segunda Wikipedia más grande en un idioma americano.
También existen varios cursos en línea, donde paso a paso el cibernauta puede ir aprendiendo palabras, pronunciación, conjugaciones, todo de manera interactiva y, por supuesto, de forma completamente gratuita.
Y no pueden faltar innumerables videos en "You Tube", donde se puede encontrar el Himno Nacional Mexicano cantado en náhuatl, o una versión especial de las mañanitas en esta lengua, o hasta una guía de términos para declarársele en náhuatl a la mujer o al hombre amado.
En la actualidad, la Real Academia Española acepta 200 "préstamos" del náhuatl al castellano, entre los que se encuentran las muy usadas en Iberoamérica: cacahuate, coyote, aguacate, petaca, quetzal, tiza o chicle. Otras son aceptadas, aunque su musicalidad es básicamente empleada en territorio mexicano: amate, canica, capulín, cuate, escuincle, jacal, macana, nopal, papalote, popote o zacate.
Muchos investigadores y hombres de letras llevan décadas clamando por su preservación y porque no quede en desuso. Pero no se puede ignorar que hasta hace apenas unos siglos el náhuatl era una lengua hablada sólo por esclavos, con toda la denigración que eso implicaba. Los nuevos medios para tener acceso al náhuatl –lengua donde la poesía se llamaba "in xóchitl, in cuícatl" o sea, "la flor y el canto"- están ahí a manera de reto, para saber a qué grado los mexicanos del siglo XXI hemos superado aquellos viejos prejuicios.
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