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Luis Rivera Terrazas. Biografia. Alma Leticia Leon
En plena revolución mexicana, el 21 de diciembre de 1912,
en uno de los ocho tradicionales pueblos yaqui, Bácum, Sonora, nace Luis Rivera
Terrazas. Fue allí como pudo haber nacido en cualquier lugar del país, al azar
de la itinerancia de sus padres, Everardo Rivera y Narcisa Terrazas, que como
maestros tenían que desplazarse a donde
fueran enviados. En ese pueblo inició la
escuela primaria que termina en la ciudad de México en 1926. En la capital
también cursa la secundaria (1927-1929), estudia en la Escuela Nacional
Preparatoria de la Universidad Nacional Autónoma de México (1930-1931).
Posteriormente, la carrera de ingeniero civil en el Instituto Politécnico
Nacional (1932-1936).
Antes de cumplir los
18 años y de concluir la preparatoria despierta en él la vocación magisterial heredada de sus
padres: empieza a impartir clases en escuelas secundarias. Al terminar sus estudios de ingeniería, la SEP lo
comisiona para formar una escuela
secundaria en Lerdo, Durango. A partir de entonces se desempeña como profesor
en las Escuelas Secundarias Federales para hijos de trabajadores dependiente de
la SEP en Zamora, Michoacán (1937), en Ciudad Lerdo, Durango (1938 y 1940) y en
el Distrito Federal (1941-1943). La
docencia será una tarea que desempeñara toda su vida.
En Gómez Palacio,
Durango conoció a la que sería su esposa, madre de sus hijos y compañera de
toda la vida: María Luisa Flores Suárez. Se casan el 6 de diciembre de 1939. De
esta unión nacen Luis Enrique, Bertha Luisa, Sara Elia y Everardo.
Su otra gran
vocación, el estudio de la física y las matemáticas lo conducen en 1943 a Puebla para incorporarse al
Observatorio Nacional Astrofísico Nacional de Tonantzintla (OANT) —inaugurado
el 17 de febrero de 1942—, donde trabaja como astrónomo, al lado de grandes
científicos mexicanos como Luis Enrique Erro y Guillermo Haro (1943 a 1974).
A partir de 1945 y
hasta 1948 realiza estudios de posgrado en astrofísica en el Observatorio
Yerkes de la Universidad de Chicago.
Ente las
responsabilidades más relevantes que tuvo en el Observatorio destacan: Director
del Programa de Ráfagas Solares de 1957 a 1973 en colaboración con el
Instituto de Fraunhofer de la República Federal Alemana. De 1970 a 1973 fue
director del Programa de Observación Interferométrica Solar en Longitud de
Onda de 3.6 cm. Subdirector del OANT
de 1951 hasta su retiro en 1974.
Publicó 12 trabajos
de investigación sobre nebulosas y ráfagas solares. Impartió por muchos años
cursos de astronomía en el propio Observatorio, en la Facultad de Ciencias, y
en los Institutos de Astronomía y Geofísica de la UNAM.
La Escuela de Física, sueño hecho realidad
Ya con un prestigio consolidado de científico, inicia su
colaboración con la entonces Universidad de Puebla, invitado por el rector,
Horacio Labastida Muñoz. Funda en esta Universidad, junto con el ingeniero
Joaquín Ancona Albertos, la primera Escuela de Física en provincia en el
año de 1950, fungiendo como su primer director.
Pero a la Universidad le espera un lapso
de agitación: el gobernador, general Rafael Ávila Camacho presenta el Proyecto
de militarizar a la Universidad. El descontento entre los estudiantes no se
hace esperar, se organizan y combaten la intentona que es frustrada por esa
movilización. El gobernador Ávila Camacho le ordena al entonces rector, Carlos
Vergara Soto, el cese inmediato del ingeniero Luis Rivera Terrazas, la cabeza
más visible del movimiento, a la sazón secretario general del Partido Comunista
Mexicano, en Puebla.
Comunista de toda la vida
El ingeniero nunca escondió su filiación política desde
que en 1952, Mónico Rodríguez, enviado del Comité Central del Partido Comunista
Mexicano (PCM), le encomienda la organización del partido en Puebla. Dice
Horacio Labastida, rector de la Universidad de Puebla:..» Estaba convencido
Luis Rivera Terrazas de que las transformaciones de México serían positivas y
no negativas si la lucha era dirigida por hombres que supieran levantar los
estandartes del conocimiento riguroso del desarrollo social; y así fue como
decidió ingresar al PCM, y organizarlo en el estado de Puebla. Sus ahorros, no
muchos, pero bastantes para fundar una pequeña panadería como negocio que, para
el mantenimiento de la familia, ocuparía principalmente a su esposa y, en
segundo lugar, la presentación de su renuncia como profesor y director de la
maestría en Ciencias en la Universidad, fueron las medidas que adoptó para
cumplir sus propósitos políticos. La renuncia no le fue admitida, la rechacé de
inmediato con base en el principio de libertad de cátedra en que la Universidad
cimenta sus tareas docentes y de investigación, y una vez que discutimos mis
opiniones al respecto, Luis continuó sus trabajos con lealtad y competencia. Ni
la pobreza de los sueldos que ofrecía la universidad ni las grandes necesidades
de su familia, ni su separación del Observatorio de Tonanzintla, quebrantaron
la voluntad de servir a su patria» (HL P 240)
Sobre la presencia
del PCM en la Universidad, evocó: “… Desde 1959 la lucha ha sido muy difícil
para la UAP. Recordemos el intento de militarizarla por parte del gobierno de
Ávila Camacho. Ante esta circunstancia fue el PC, pequeño, chiquito,
insignificante, si ustedes quieren el que encabezó la gran acción de defensa de
la Universidad. Después vino la lucha contra Nava Castillo por la reforma
universitaria y por la transformación académica y democrática de sus
instituciones. Ustedes no tienen idea de lo que era esta universidad en años 50
y 60…”
Su dedicación a la
militancia y actividad partidaria era tan importante como la investigación y la
docencia y en ella participó activamente en las más difíciles discusiones y en
la toma de acuerdos en los momentos de mayor trascendencia. Fue miembro de la
dirección estatal y del Comité Central del PCM, del PSUM y del PMS. Participa
como candidato a gobernador por la Coalición Democrática y de Izquierda en
1988.
Regreso a la Escuela de Física
En 1961, luego del triunfo del movimiento de Reforma
Universitaria, el ingeniero regresa con más ímpetu a la Universidad con la
intención de fortalecer y modernizar la planta académica de la Escuela de
Física; propósito que logra al integrar un excelente grupo de investigación.
Esta escuela se convierte en el símbolo de la modernización académica de la
institución, es el lugar donde concurren las personas de pensamiento
progresista.
El Círculo de
estudios “José María Morelos y Pavón” –que fundó en diciembre de 1960, imparte
la cátedra de Materialismo histórico, que toman Joel Arriaga, Enrique Cabrera,
Zito Vera, entre otros luchadores sociales comunistas. De éste salen los
principales impulsores de la Reforma Universitaria y dirigentes de la UAP.
En 1961 el grupo
comunista encabezado por Rivera Terrazas juega un papel importante en el
movimiento de Reforma Universitaria que estalla en ese año.
El esplendor
académico en aumento de la Escuela de Ciencias trata de ser sepultado cuando en
1966 es destruida. El ingeniero es expulsado. Regresa un año más tarde para
abrir nuevamente la escuela y fue su director hasta 1975.
Impulso
científico
En la UAP una de sus tareas fue sentar bases sólidas para
la investigación. En 1972, se logra conformar en la Escuela de Física el grupo
de Bajas Temperaturas. En 1974, durante el rectorado del químico Sergio Flores
Suárez, funda el Instituto de Ciencias de la UAP–ICUAP-, fue su primer director. El grupo de Bajas
Temperaturas se transforma en Departamento de Física dentro de este Instituto.
El Ingeniero dejó la
dirección del ICUAP un año después al ser nombrado rector de la Universidad,
cargo que ocupó hasta 1981.
Actualmente la UAP es
considerada como la Universidad más destacada en el ámbito de la investigación
científica entre las universidades de provincia, gran parte de este mérito es
sin duda de Luis Rivera Terrazas. Finalmente, llevaría al Departamento de Física a una nueva
transformación, posterior a su fallecimiento, se funda el Instituto de Física
que hoy lleva su nombre.
Universidad Democrática, Crítica y Popular
Para los años setenta el núcleo comunista de Rivera
Terrazas experimenta un fortalecimiento notable, sobre todo por la
radicalización que experimenta el movimiento estudiantil en ese lapso, debido a
la intolerancia gubernamental y, una vez que el movimiento de Reforma
Universitaria logra derrotar a sus adversarios —tanto al interior de la universidad
como fuera de ella— en 1975, Luis Rivera Terrazas se convierte en Rector de la
UAP, les ofrece a los universitarios un programa de Reforma Universitaria que
plantea la transformación de la uap en una Universidad Democrática,
Crítica y Popular. Democrática «porque que tanto su estructura como todas sus
formas de gobierno serán expresión de la voluntad de la mayoría universitaria».
Por crítica entendemos aquella basada en la concepción científica del
universo... Porque «la democracia se convierte en un sin sentido cuando están
ausentes la crítica y la autocrítica; porque la universidad no puede contribuir
realmente a la superación de los problemas de nuestro pueblo sin criticar
permanentemente la explotación de que son objeto los trabajadores y la mayoría
de las clases trabajadoras». Popular porque «la uap
pretende ser una institución educativa a la que tengan acceso los estudiantes
provenientes de las clases explotadas, que de oportunidad de estudio a decenas
de miles de jóvenes que de otra manera no tendrían acceso a la educación
superior, que brinde su apoyo a las luchas que despliegan los obreros, los
campesinos y el conjunto de los trabajadores y una institución que tanto en el
orden académico como cultural y político se proyecte hacia el mejoramiento y
superación de las condiciones económicas de la mayoría del pueblo».
Manteniendo siempre
esta línea, al ingeniero Terrazas lo reelige, por unanimidad, el Consejo
Universitario para un segundo rectorado
que concluiría en 1981.
Al culminar su
periodo al frente de la UAP se incorporó al entonces Departamento de Física
como su Coordinador General, de 1981, hasta su fallecimiento. .
El hombre
moral
El último día
del invierno de 1989, un poco antes del arribo de la primavera, Luis Rivera
Terrazas muere en su casa, auxiliado todo el tiempo por María Luisa, la
compañera de toda su vida.
Es oportuna la reflexión que hace sobre él Horacio
Labastida, quien lo conoció profundamente: «Los grandes no mueren. Luis Rivera
Terrazas continuará enseñando en la aulas del añoso Colegio Carolino e
investigando en los institutos científicos de Ciudad Universitaria» y sobre todo probará y probará día a día,
ante los ojos de todos, que el hombre moral no es una utopía». (TU, .buap, LOM,
ALLS)
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