jueves, 1 de enero de 2015

Luis Rivera Terrazas. Biografia. Alma Leticia Leon

SICLA. 
Sistema de Información Clasificada         
Información Documental


Luis Rivera Terrazas. Biografia. Alma Leticia Leon
En plena revolución mexicana, el 21 de diciembre de 1912, en uno de los ocho tradicionales pueblos yaqui, Bácum, Sonora, nace Luis Rivera Terrazas. Fue allí como pudo haber nacido en cualquier lugar del país, al azar de la itinerancia de sus padres, Everardo Rivera y Narcisa Terrazas, que como maestros  tenían que desplazarse a donde fueran enviados.  En ese pueblo inició la escuela primaria que termina en la ciudad de México en 1926. En la capital también cursa la secundaria (1927-1929), estudia en la Escuela Nacional Preparatoria de la Universidad Nacional Autónoma de México (1930-1931). Posteriormente, la carrera de ingeniero civil en el Instituto Politécnico Nacional (1932-1936).
Antes de cumplir los 18 años y de concluir la preparatoria despierta en él  la vocación magisterial heredada de sus padres: empieza a impartir clases en escuelas secundarias. Al terminar  sus estudios de ingeniería, la SEP lo comisiona  para formar una escuela secundaria en Lerdo, Durango. A partir de entonces se desempeña como profesor en las Escuelas Secundarias Federales para hijos de trabajadores dependiente de la SEP en Zamora, Michoacán (1937), en Ciudad Lerdo, Durango (1938 y 1940) y en el Distrito Federal (1941-1943).  La docencia será una tarea que desempeñara toda su vida.
En Gómez Palacio, Durango conoció a la que sería su esposa, madre de sus hijos y compañera de toda la vida: María Luisa Flores Suárez. Se casan el 6 de diciembre de 1939. De esta unión nacen Luis Enrique, Bertha Luisa, Sara Elia y Everardo.
Su otra gran vocación, el estudio de la física y las matemáticas lo conducen  en 1943 a Puebla para incorporarse al Observatorio Nacional Astrofísico Nacional de Tonantzintla (OANT) —inaugurado el 17 de febrero de 1942—, donde trabaja como astrónomo, al lado de grandes científicos mexicanos como Luis Enrique Erro y Guillermo Haro  (1943 a 1974).
A partir de 1945 y hasta 1948 realiza estudios de posgrado en astrofísica en el Observatorio Yerkes de la Universidad de Chicago.
Ente las responsabilidades más relevantes que tuvo en el Observatorio destacan: Director del Programa de Ráfagas Solares de 1957 a 1973 en colaboración con el Instituto de Fraunhofer de la República Federal Alemana. De 1970 a 1973 fue director del Programa de Observación Interferométrica Solar en Longitud de Onda de 3.6 cm.  Subdirector del OANT de 1951 hasta su retiro en 1974.
Publicó 12 trabajos de investigación sobre nebulosas y ráfagas solares. Impartió por muchos años cursos de astronomía en el propio Observatorio, en la Facultad de Ciencias, y en los Institutos de Astronomía y Geofísica de la UNAM.
La Escuela de Física, sueño hecho realidad
Ya con un prestigio consolidado de científico, inicia su colaboración con la entonces Universidad de Puebla, invitado por el rector, Horacio Labastida Muñoz. Funda en esta Universidad, junto con el ingeniero Joaquín Ancona Albertos, la primera Escuela de Física en provincia en el año de 1950, fungiendo como su primer director.
     Pero a la Universidad le espera un lapso de agitación: el gobernador, general Rafael Ávila Camacho presenta el Proyecto de militarizar a la Universidad. El descontento entre los estudiantes no se hace esperar, se organizan y combaten la intentona que es frustrada por esa movilización. El gobernador Ávila Camacho le ordena al entonces rector, Carlos Vergara Soto, el cese inmediato del ingeniero Luis Rivera Terrazas, la cabeza más visible del movimiento, a la sazón secretario general del Partido Comunista Mexicano, en Puebla.
Comunista de toda la vida
El ingeniero nunca escondió su filiación política desde que en 1952, Mónico Rodríguez, enviado del Comité Central del Partido Comunista Mexicano (PCM), le encomienda la organización del partido en Puebla. Dice Horacio Labastida, rector de la Universidad de Puebla:..» Estaba convencido Luis Rivera Terrazas de que las transformaciones de México serían positivas y no negativas si la lucha era dirigida por hombres que supieran levantar los estandartes del conocimiento riguroso del desarrollo social; y así fue como decidió ingresar al PCM, y organizarlo en el estado de Puebla. Sus ahorros, no muchos, pero bastantes para fundar una pequeña panadería como negocio que, para el mantenimiento de la familia, ocuparía principalmente a su esposa y, en segundo lugar, la presentación de su renuncia como profesor y director de la maestría en Ciencias en la Universidad, fueron las medidas que adoptó para cumplir sus propósitos políticos. La renuncia no le fue admitida, la rechacé de inmediato con base en el principio de libertad de cátedra en que la Universidad cimenta sus tareas docentes y de investigación, y una vez que discutimos mis opiniones al respecto, Luis continuó sus trabajos con lealtad y competencia. Ni la pobreza de los sueldos que ofrecía la universidad ni las grandes necesidades de su familia, ni su separación del Observatorio de Tonanzintla, quebrantaron la voluntad de servir a su patria» (HL P 240)  
Sobre la presencia del PCM en la Universidad, evocó: “… Desde 1959 la lucha ha sido muy difícil para la UAP. Recordemos el intento de militarizarla por parte del gobierno de Ávila Camacho. Ante esta circunstancia fue el PC, pequeño, chiquito, insignificante, si ustedes quieren el que encabezó la gran acción de defensa de la Universidad. Después vino la lucha contra Nava Castillo por la reforma universitaria y por la transformación académica y democrática de sus instituciones. Ustedes no tienen idea de lo que era esta universidad en años 50 y 60…”
Su dedicación a la militancia y actividad partidaria era tan importante como la investigación y la docencia y en ella participó activamente en las más difíciles discusiones y en la toma de acuerdos en los momentos de mayor trascendencia. Fue miembro de la dirección estatal y del Comité Central del PCM, del PSUM y del PMS. Participa como candidato a gobernador por la Coalición Democrática y de Izquierda en 1988.
Regreso a la Escuela de Física
En 1961, luego del triunfo del movimiento de Reforma Universitaria, el ingeniero regresa con más ímpetu a la Universidad con la intención de fortalecer y modernizar la planta académica de la Escuela de Física; propósito que logra al integrar un excelente grupo de investigación. Esta escuela se convierte en el símbolo de la modernización académica de la institución, es el lugar donde concurren las personas de pensamiento progresista.
El Círculo de estudios “José María Morelos y Pavón” –que fundó en diciembre de 1960, imparte la cátedra de Materialismo histórico, que toman Joel Arriaga, Enrique Cabrera, Zito Vera, entre otros luchadores sociales comunistas. De éste salen los principales impulsores de la Reforma Universitaria y dirigentes de la UAP.
En 1961 el grupo comunista encabezado por Rivera Terrazas juega un papel importante en el movimiento de Reforma Universitaria que estalla en ese año.
El esplendor académico en aumento de la Escuela de Ciencias trata de ser sepultado cuando en 1966 es destruida. El ingeniero es expulsado. Regresa un año más tarde para abrir nuevamente la escuela y fue su director hasta 1975.
Impulso científico
En la UAP una de sus tareas fue sentar bases sólidas para la investigación. En 1972, se logra conformar en la Escuela de Física el grupo de Bajas Temperaturas. En 1974, durante el rectorado del químico Sergio Flores Suárez, funda el Instituto de Ciencias de la UAP–ICUAP-,  fue su primer director. El grupo de Bajas Temperaturas se transforma en Departamento de Física dentro de este Instituto.
El Ingeniero dejó la dirección del ICUAP un año después al ser nombrado rector de la Universidad, cargo que ocupó hasta 1981. 
Actualmente la UAP es considerada como la Universidad más destacada en el ámbito de la investigación científica entre las universidades de provincia, gran parte de este mérito es sin duda de Luis Rivera Terrazas. Finalmente, llevaría  al Departamento de Física a una nueva transformación, posterior a su fallecimiento, se funda el Instituto de Física que hoy lleva su nombre.
Universidad Democrática, Crítica y Popular
Para los años setenta el núcleo comunista de Rivera Terrazas experimenta un fortalecimiento notable, sobre todo por la radicalización que experimenta el movimiento estudiantil en ese lapso, debido a la intolerancia gubernamental y, una vez que el movimiento de Reforma Universitaria logra derrotar a sus adversarios —tanto al interior de la universidad como fuera de ella— en 1975, Luis Rivera Terrazas se convierte en Rector de la UAP, les ofrece a los universitarios un programa de Reforma Universitaria que plantea  la transformación de la uap en una Universidad Democrática, Crítica y Popular. Democrática «porque que tanto su estructura como todas sus formas de gobierno serán expresión de la voluntad de la mayoría universitaria». Por crítica entendemos aquella basada en la concepción científica del universo... Porque «la democracia se convierte en un sin sentido cuando están ausentes la crítica y la autocrítica; porque la universidad no puede contribuir realmente a la superación de los problemas de nuestro pueblo sin criticar permanentemente la explotación de que son objeto los trabajadores y la mayoría de las clases trabajadoras». Popular porque «la uap pretende ser una institución educativa a la que tengan acceso los estudiantes provenientes de las clases explotadas, que de oportunidad de estudio a decenas de miles de jóvenes que de otra manera no tendrían acceso a la educación superior, que brinde su apoyo a las luchas que despliegan los obreros, los campesinos y el conjunto de los trabajadores y una institución que tanto en el orden académico como cultural y político se proyecte hacia el mejoramiento y superación de las condiciones económicas de la mayoría del pueblo».
Manteniendo siempre esta línea, al ingeniero Terrazas lo reelige, por unanimidad, el Consejo Universitario  para un segundo rectorado que concluiría en 1981.
Al culminar su periodo al frente de la UAP se incorporó al entonces Departamento de Física como su Coordinador General, de 1981, hasta su fallecimiento. .
El hombre moral
El último día del invierno de 1989, un poco antes del arribo de la primavera, Luis Rivera Terrazas muere en su casa, auxiliado todo el tiempo por María Luisa, la compañera de toda su vida.

Es oportuna la reflexión que hace sobre él Horacio Labastida, quien lo conoció profundamente: «Los grandes no mueren. Luis Rivera Terrazas continuará enseñando en la aulas del añoso Colegio Carolino e investigando en los institutos científicos de Ciudad Universitaria»  y sobre todo probará y probará día a día, ante los ojos de todos, que el hombre moral no es una utopía». (TU, .buap, LOM, ALLS)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.