martes, 13 de abril de 2010

Insignificante, el aporte del PRD a la coalición opositora en la capital

La Jornada de Oriente
CUITLATLÁN

FERMÍN ALEJANDRO GARCÍA



Una pregunta que es básica hacerse en estos momentos es: ¿la unión del PRD y el PAN en la capital del estado ha cambiado en algo la correlación de fuerzas políticas? La respuesta, de acuerdo con la última encuesta de La Jornada de Oriente, es que el partido del sol azteca no está aportando nada al candidato de la coalición Compromiso por Puebla, Eduardo Rivera Pérez, pues más de la mitad de los simpatizantes de izquierda prefieren abstenerse de votar.



Históricamente el PRD poblano ha conseguido en la capital del estado 5 por ciento de la votación local. Se estima que en la ciudad de Puebla la izquierda tiene un voto duro de unos 30 mil sufragios. Sin embargo, los dos últimos sondeos realizados por La Jornada de Oriente –en febrero y abril de este año–, arrojan lo siguiente:



Se estima que un poco más de 50 por ciento de la gente que simpatiza con el PRD o en general se define de izquierda, no parece estar interesada –por ahora– en acudir a las urnas, quizá como un rechazo a la coalición con el PAN y a que no encuentran viable otras opciones políticas, como la alianza PRI–PVEM o el PT.



Un cuarto de ese electorado de izquierda parecería seguir siendo leal al PRD y por ende votaría por la coalición opositora, mientras que el otro cuarto podría sufragar por el PT, que es la tercera fuerza que está participando, se mantiene cercana a los intereses del ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador y postuló al ex perredista Rodolfo Huerta Espinosa.



Hasta ahora la medición que ha hecho La Jornada de Oriente, cuyo último levantamiento fue entre los días 9 y 10 de abril, con 801 cuestionarios vía telefónica, señala que el PRD no podrá aportar más de 3 por ciento del total de votos en la próxima elección del 4 de julio.



Llama la atención dicho comportamiento, ya que a finales de 2009 y principios de este año el PRD poblano había registrado un inusual crecimiento que lo llegó a ubicar hasta en 11 por ciento del índice de preferencias electorales.



Ese crecimiento se explicaba por la crisis económica y que el PRD, a nivel nacional, era el único partido que mantenía un discurso de crítica constante contra la política económica del gobierno federal.



Además de que mucha gente no acaba de separar a la figura de Andrés Manuel López Obrador, el principal detractor del presidente Felipe Calderón, con la del partido del sol azteca.



Pero tal parece que la conformación de la Coalición Compromiso por Puebla, lejos de afianzar ese crecimiento atípico del PRD, solamente provocó su desplome, por lo que el aumento de preferencias electorales del principal partido de izquierda fue efímero y sin mayor repercusión.



En tal esquema, el PAN ha salido ganador, pues al tener al PRD de aliado, se anuló el discurso anticrisis, que es un elemento que desde el año 2007 ha sido un factor que ha desplomado las cifras de votos de Acción Nacional, mientras que el PRD está perdiendo todo con la coalición Opositora, no solamente al no mantener a su voto duro, sino que ha perdido espacios donde antes tenía competitividad electoral, como son los casos de Izúcar de Matamoros, Chietla y Tepeaca. Y por si fuera poco, hasta sus principios ideológicos los ha dejado atrás, ya que ahora en la plataforma electoral que suscribió de manera conjunta con el Partido Acción Nacional, ya hasta defiende la penalización del aborto y se opone a los matrimonios de personas del mismo sexo.



Queda claro que mucha gente que simpatiza con la izquierda también se define como antipriista, por lo que hasta hace unas semanas parecía natural que un número importante de esos electores simpatizaran con la coalición opositora con tal de garantizar la derrota del PRI.



Eso no ha ocurrido.



En ese escenario es donde podría cobrar relevancia el candidato del Partido del Trabajo, el ex diputado local del PRD Rodolfo Huerta Espinosa.



De sobra es sabido que Rodolfo Huerta es un palero del PRI, actitud que siempre mostró desde que fue diputado en el Congreso del estado.



No se necesita ser adivino para saber que este personaje se dedicará a hacer la guerra sucia en contra de los candidatos a gobernador de la coalición Compromiso por Puebla, Rafael Moreno Valle Rosas, y a presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez. Pero es necesario preguntarse:



¿La actividad proselitista de Huerta realmente impactará en el resultado final de la contienda?



Se supone que la intención del PRI de respaldar a Rodolfo Huerta es evitar que el voto antipriista, que ha desertado del PRD, se vaya hacia la coalición Compromiso por Puebla, que es encabezada por el PAN.



Ante ese esquema, se puede intuir que si Rodolfo Huerta únicamente se dedicara a atacar al bloque formado por el PAN, el PRD, el Panal y Convergencia, se pondrá en evidencia frente a los simpatizantes de la izquierda y difícilmente captará el voto antipriista. Será evidente y notorio que es un aspirante propriista.



En cambio, si muestra una actitud crítica pareja hacia sus dos contrincantes, Mario Montero Serrano y Eduardo Rivera Pérez, es probable que algún sector del electorado lo vea en una posición crítica y vote por él, como una manera de expresar su antipriismo y antipanismo.



Claro, todo eso podría suceder en caso de que Rodolfo Huerta haga campaña, porque hasta ahora nadie sabe dónde está ni qué hace.