miércoles, 16 de marzo de 2011

Las Viudas de Maximino

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Las Viudas de Maximino


Jueves, 01 Octubre 2009

Indice del artículo

Las Viudas de Maximino

Los jaloneos entre los herederos de Maximino

Apología de Maximino acaba en crucifixión familiar

La última estampa de la fortuna de Maximino

Todas las páginas







¿Catalina Guzmán o Bárbara Margarita Richardi Romagnoli? ¿Heroína de película o víctima de la realidad? Si bien, Ángeles Mastretta asegura que ella inventó a Catalina Guzmán para contar la historia de un general (Maximino Ávila Camacho) en “Arráncame la vida”, su personaje ha sido identificado como Bárbara Margarita Richardi, quien a pesar de haber heredado una buena fortuna, su final en la realidad distó mucho de la abundancia y la libertad con la que aparece Ana Claudia Talancón en la última escena del largometraje. La viuda de Maximino murió en una modesta situación financiera.











Lesly Mellado May



¿Catalina Guzmán o Bárbara Margarita Richardi Romagnoli? ¿Heroína de película o víctima de la realidad? Si bien, Ángeles Mastretta asegura que ella inventó a Catalina Guzmán para contar la historia de un general (Maximino Ávila Camacho) en “Arráncame la vida”, su personaje ha sido identificado como Bárbara Margarita Richardi, quien a pesar de haber heredado una buena fortuna, su final en la realidad distó mucho de la abundancia y la libertad con la que aparece Ana Claudia Talancón en la última escena del largometraje. La viuda de Maximino murió en una modesta situación financiera.

La producción cinematográfica “Arráncame la vida” y la edición del libro “Vivir de pie” desató un buen número de dimes y diretes entre los descendientes de Maximino Ávila Camacho, en especial sobre la protagonista.



En la obra de Ángeles Mastretta se denomina Catalina Guzmán, en la vida real su nombre fue Bárbara Margarita Richardi Romagnoli y nació en Gutiérrez Zamora, Veracruz, según el acta de matrimonio publica en “Vivir de pie”, una biografía de Maximino Ávila Camacho escrita por Rodrigo Fernández Chedraui.



Margarita nació el 4 de diciembre de 1907, según asegura su nieta Bárbara Ávila en una carta de junio de 2008.



En la cinta se cuenta que la entonces quinceañera conoció al general en Puebla; en el libro de Fernández Chedraui se asienta que el romance comenzó en Guadalajara, sitio donde se casaron el 11 de agosto de 1930. De hecho, en el acta se le clasifica como mujer amancebada, pues ya había nacido su primer hija: Gloria.



La nieta tiene otra versión en la carta: Maximino y Margarita se casaron el 11 de marzo de 1925, antes de que llegara la primogénita. Esta fuente, difundió fotos de la viuda Maximino en su época de esplendor y en el ocaso de su vida.

Sobre la vida en pareja del general y la descendiente de italianos, en la película se narran las múltiples infidelidades del gobernador de Puebla y secretario federal de Obras Públicas; lo mismo que en la biografía donde se documentan al menos 15 hijos legalmente reconocidos con 8 mujeres, dos de ellas esposas legales.









Bárbara Margarita y su nieta Bárbara en 1965



“Vivir de pie” no se detiene a contar sobre la personalidad de la segunda esposa del general. Más allá de los datos arrojados por el acta de matrimonio, poco se habla de ella. Mastretta, por su parte, le da en la novela el carácter de heroína: una mujer que es humillada, pero que también humilla… Sin embargo, en las fotos de libro que forman parte del acervo de la familia Chedraui, Bárbara Margarita junto a Maximino apenas si tiene gesto, ni alegría, ni dolor.



En los múltiples textos y fotografías que han circulado vía internet emitidas por los nietos y bisnietos de Maximino, se han adjudicado y desmentido versiones sobre los amantes de Bárbara Margarita.



En la historia de Mastretta se cuentan dos: un amigo de la infancia y un director de orquesta; ambos no han sido identificados en personas reales por la familia.



Sin embargo, en lo que sí coinciden los descendientes del general es tras enviudar Bárbara Margarita se casó con Jorge Vélez, con quien padeció un atentado. Se cuenta que uno de los hijos de Maximino trató de impedir que se fueran a Roma a casar por la iglesia, pues ella había dispuesto de la fortuna del general sin compartir con los hijos de las otras viudas.



“Arráncame la vida” lo cuenta así: Catalina (Bárbara Margarita) asegura que repartirá la herencia entre todos los hijos. Una fortuna lograda por compras ventajosas de bienes inmuebles, venta de alcohol adulterado y el negocio de la tauromaquia, entre otras empresas.



La última imagen de la cinta muestra a una mujer por fin liberada del yugo del general, dueña de su destino… una heroína de película.



La realidad fue distinta. En internet circula la versión que la viuda de Maximino murió en la pobreza al terminar el siglo XX. Una fotografía difundida por su nieta Bárbara parece corroborar la versión, en 1992 era dueña de atuendo modesto en nada relacionado con la fortuna amasada por el general… sobre su cabeza posaba una contrastante imagen de sus mejores tiempos… cuando era la bella y rica Bárbara Margarita.









Bárbara Margarita, viuda de Maximino en 1992













Lesly Mellado May



Alicia Antonieta Ávila, una de las hijas de Maximino Ávila Camacho, ha generado polémica entre la familia, pues mientras algunos le adjudican como madre a Bárbara Richardi, la segunda esposa legal del general, otros niegan el hecho y aseguran que Rodrigo Fernández Chedraui (autor del libro “Vivir de pie”)miente e incluso calumnia a la primera esposa, Natalia Binder, al acusarla de abandono.



Tras la edición del libro y el estreno de la cinta “Arráncame la vida”, la familia empezó a circular cartas y fotografías por internet para desmentir a Fernández Chedraui. De parte de los nietos de Natalia Binder, con quien Maximino se casó el 16 de agosto de 1916, se cuenta esta carta:



Fe de Erratas:



Corrección de datos del libro “Vivir de Pie” El Tiempo de Don Maximino. Editorial “Las Ánimas”. Autores: Rodrigo Fernández Chedraui y Arturo Olmedo Díaz.



Al comenzar a leer la biografía de mi abuelo Maximino Ávila Camacho, experimenté una especial emoción ya que los autores hablan de una historia escrita con el mayor de los cuidados y veracidad de los hechos.



Siendo nieta de Maximino e hija de su hijo mayor Luis Manuel Ávila Binder. Me interesó de sobremanera cómo y en qué orden habían desglosado los documentos y el material gráfico así cómo la narración de los mismos.



Al llegar a la página 50 se muestra la fotografía de la boda de mis abuelos (Natalia y Maximino) me di cuenta de un pequeño pero significativo error escrito. Mi bisabuelo Franz Alois Binder no era de origen francés sino austriaco.



En la página 53 se dice que mi abuela Natalia procreó tres hijos con mi abuelo Maximino. Guadalupe Natalia (Pita), Luis Manuel (Huicho) mi padre, y Maximino (Picos), el menor. (Hubieron dos hijos con el mismo nombre.) Aclaro: Dice que mi abuela huyó a Estados Unidos embarazada del tercer hijo, dejando abandonado a mi abuelo Maximino el cuál había sufrido una fractura y se encontraba convaleciente de la misma.







Esto no es del todo cierto. Primero, mi tío Max ( Picos ) ya había nacido, antes de que mi abuela se fuera a Estados Unidos. Esto consta en la fotografía que anexo en dónde están: mi papá, mi tía Alicia (Licha), mi tía Guadalupe, y mi tío Max siendo un bebé.







Si bien mi abuela se fue a Estados Unidos esto tiene su razón. La verdadera es que mi padre entonces de 4 años sufrió un atentado en contra de su vida por ser el primogénito de mi abuelo. Esto lo compruebo con las fotografías que anexo en la que está mi padre vendado de la cabeza, sólo y con mi abuela. Una persona de “toda” la confianza de mi abuelo la alertó a que se fuera ya que corrían peligro ella y sus hijos. La ayudaron a dejar el país y esconderse por varios años. Dejando a mi tía Alicia con mi bisabuela Eufrosina. Ella se refugió en aquel país con familiares por varios años. Al encontrarlos mi abuelo los hizo regresar ya encontrándose él casado con Bárbara Margarita Richardi Romagnolli.



















Aclaro también que mi tía Alicia Antonieta Ávila nació unos meses antes que mi padre cuándo aún formaban un matrimonio mi abuelo Maximino y mi abuela Natalia, estando ella embarazada de mi padre mi abuelo le comunicó del nacimiento de una hija para que los criara juntos.



ATTE

Familia Ávila Binder













Maximino Ávila Camacho y Bárbara Margarita Richardi con sus hijos Maximino y Gloria



Lesly Mellado May



Rodrigo Fernández Chedraui, bisnieto de Maximino Ávila Camacho tuvo la idea de hacer una biografía-apología que cristalizó en el libro “Vivir de pie”. La edición resultó contraproducente, pues desató una disputa familiar que puso en entredicho la “legitimidad” de su rama genealógica; además le reprocharon: ¿por qué revivir memorias seguramente negativas de un hombre del cual se habla y piensa mal?



En las primeras páginas del libro se justifica la conducta de Maximino con el argumento de que así eran todos los militares y gobernantes de este país. Aquí algunos párrafos de la introducción firmada por Fernández Chedraui y Arturo Olmedo:



“La afirmación de que el general Maximino Ávila Camacho fue un hombre polémico no es novedad, aquí lo nuevo radica en desentrañar todos aquellos aspectos que llevaron a la mitificación de este hombre como un cacique represor, siendo que en muchos aspectos no fue diferente de otros personajes a quienes la historia consagró como ejemplos a seguir, pese a que algunos ordenaron la represión y hasta la muerte de las voces que para ellos resultaban discordantes, cuando se apartaban o se oponían a sus métodos y estrategias para la consecución de sus ideales, de Nación o personales”.



“Así, tal vez el carácter polémico de don Maximino se deba también al papel que desempeñó como pacificador por la fuerza de las armas durante la Cristiada (1926-1929), que fue parte de su propia construcción militar, o por lo que significó más tarde como hombre de poder y del poder, primero como gobernador de Puebla entre 1937 y 1941, desde donde ejerció un férreo control del sindicalismo, y como secretario de Comunicaciones y Obras Públicas en 1941, durante el periodo presidencial de su hermano, el general Manuel Ávila Camacho”.



“Si se piensa en el tiempo de Maximino, debe reflexionarse en la época en que predominaba el lenguaje de las armas, circunstancia para la que él estaba hecho, ya sea por su historia familiar, por sus luchas y heridas internas, por su carácter o por sus convicciones, como se desprende del hecho que desde joven quiso ser soldado, como lo manifestó en diversas cartas dirigidas al presidente Madero”.



Aunque parezca una paradoja, fue el capítulo de la historia familiar el que desató los mayores dimes y diretes entre los descendientes.



Rodríguez Chedraui terminó exhibido por los descendientes de los matrimonios legales de Maximino. En su libro, publicó que su abuela Alicia Antonieta Ávila fue hija de Bárbara Margarita Richardi, aunque sólo incluyó las actas de nacimiento de Gloria y Maximino Eulogio. De hecho, en la cinta “Arráncame la vida” se habla sólo de dos hijos de la segunda esposa del general.



Bárbara Ávila Hamrick, hija de Maximino Ávila Richardi (Chacho), escribió una carta sobre el libro “Vivir de pie”:



“Curiosamente este libro no ofrece ninguna prueba que sustente que nuestra abuela Margarita tuvo tres hijos. Que conveniente que esperaron a publicar el libro después de fallecer todas las partes que pudiesen testificar la verdad. Si esto fuera verdad y creyéramos todo lo que los autores escriben en este libro, nuestra abuela tuvo a la primera hija entre los diez y doce años de edad”, dice en alusión a que Alicia Antonieta no pudo ser parida por Bárbara.



Del matrimonio con Bárbara nacieron: Gloria, el 11 de marzo de 1925; y Maximino el 29 de febrero de 1932 (ambos aparecen en compañía de sus padres en la fotografía superior).



“Nuestra abuelita nos platicó que el abuelo Maximino tuvo relaciones con otras mujeres, antes, mientras y después de estar casado con ella. El abuelo le pidió a mi abuela registrar a una de sus hijas con su apellido, misma que no era suya sino de otra mujer, dándole el apellido Ávila Richardi antes de que ésta se casara. La ciencia puede comprobar la verdad de los hechos examinando el ADN. Del matrimonio de nuestros abuelos paternos sólo hubieron dos hijos: Gloria y Maximino Eulogio Ávila Richardi”.



Además reclama:



“¿Para qué escribir y hablar tanto de Maximino Ávila Camacho ahora?, ¿por qué revivir memorias seguramente negativas de un hombre del cual se habla y piensa mal? Deberíamos recordar y respetar lo bueno de nuestro abuelo y no tratar de alterar verdades ya que lo único que logramos con esto es enlodar más su nombre aun más allá de lo que ya está…”





Lesly Mellado May



Envenenado o infartado, cuando Maximino Ávila Camacho se fue a la tumba era poseedor de una cuantiosa fortuna. Sin embargo, a diferencia de las herencias de sus socios Manuel Espinosa Yglesias y William O. Jenkins que hoy aun son prolijas y famosas, la del general se diluyó al grado de que su viuda legal terminó sus días en una casa de huéspedes, según algunas reseñas de prensa.



Tras envenenarlo, Catalina Guzmán le promete a Andrés Ascencio en su lecho de muerte que repartirá su patrimonio entre todos sus hijos y mujeres; dinero que obtuvo con la venta clandestina de alcohol, adquisición ventajosa de bienes inmuebles y otros negocios de dudosa legalidad.



Será porque como dice Rodrigo Fernández Chedraui en “Vivir de pie” que Bárbara Margarita Richardi no envenenó al general ni estaba en la ciudad de Puebla cuando el sufrió un par de infartos en Atlixco que le generaron la muerte, que no le prometió repartir equitativamente la herencia lo que provocó jaloneos entre sus más de diez vástagos y ocho mujeres; enfrentamientos que incluso le hicieron víctima de un atentado cuando viajaba con su segundo esposo, Jorge Vélez.



El padre de Maximino fue arriero, lo que le daba una posición modesta. Para su muerte el 17 de febrero de 1945, la vida económica era diametralmente opuesta.



Información recabada por el cronista poblano Rigoberto Cordero, en 1943 Maximino fue entrevistado por el periodista José C. Valadéz sobre abundante patrimonio proveniente de negocios realizados en su posición de privilegio de militar, gobernador y hermano del presidente de la República, Manuel Ávila Camacho.



Aquí un escueto listado de fortuna: el rastro de la ciudad de México; principal accionista del hipódromo; participación en el lujoso Cabaret Ciros; propietario del edificio de Samborns llamada “Casa de los Azulejos” en la avenida Juárez y los dos edificios de siete pisos , frente al Palacio de Bellas Artes en la capital del país; unos veinte ranchos en Puebla y Veracruz; regalías por concesiones gubernamentales a empresarios; mil cabezas de ganado; casas en Acapulco Puebla y Veracruz; criadero de caballos…



“Nada he hecho que me ponga colorado”, dijo en aquella entrevista.



En “Arráncame la vida”, Catalina Guzmán recibe como regalo de su esposo la “Casa de los Azulejos” de la ciudad de México.



En la vida real, la principal heredera de Maximino Bárbara Margarita Richardi pasó sus últimos días en una modesta pensión… aquí la última estampa del patrimonio del tirano.









Bárbara Margarita, viuda de Maximino en 1992

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