martes, 17 de abril de 2012

UNAM Debate Caso-Lombardo 1933-1934

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El papel de la UNAM ante el Estado como consecuencia del debate Caso-Lombardo 1933-1934



Luis Meza Navarrete

Asesor de la UPN 094 Centro

Los orígenes

En el Décimo Congreso Nacional de Estudiantes, celebrado en Veracruz, del 25 de agosto al 3 de septiembre de 1933, se resolvió que la Universidad Nacional y los demás centros de educación superior del país formaran profesionistas que contribuyeran a la creación de un México socialista. Como una de las conclusiones más sobresalientes, resalta la aceptación incondicional de la cláusula preliminar del Primer Congreso Iberoamericano de estudiantes efectuado en San José, Costa Rica, en mayo del mismo año y cuyo texto es:
«Conclusión preliminar. El fin de la enseñanza ha de consistir, de un modo principal, en preparar mental y moralmente a los niños, a los jóvenes y a los adultos, para la organización de una sociedad sin clases, en la que todos sus miembros satisfagan sus necesidades materiales y espirituales, dentro de un orden en el que los derechos del individuo tengan por objeto el bienestar completo de la colectividad.»1
Cabría resaltar que en esta resolución, se mantiene la tesis de que la simple aplicación de una reforma educativa determinaría la cancelación de la estratificación social organizada por clases sociales, como si la educación por si misma, condujera a la igualdad de los seres humanos. Olvidando por ingenuidad o convicción que la organización social del Estado mexicano se sustenta en un modelo económico y político capitalista.
No podría asegurarse que los estudiantes presentes en dicho congreso defendieran por consenso dicha resolución; algunos estudiantes con ideologías contrarias se opusieron, pero fueron vencidos en la votación. Sin embargo, fue sólo el primer asalto del combate que se verificaría en otros escenarios sociales.
Del 8 al 14 septiembre de 1933, tuvo lugar en la Ciudad de México, el Primer Congreso de Universitarios Mexicanos, con participación de estudiantes, profesores y funcionarios. En él se propuso y aceptó al materialismo histórico como guía ideológica de la educación media y superior. Esta resolución fue impugnada por Antonio Caso y apoyada por Vicente Lombardo Toledano, lo que dio inicio a una célebre disputa entre el gran filósofo y su alguna vez discípulo.
En el mencionado congreso se aprobaron las siguientes resoluciones:
  1. Las Universidades y los institutos de carácter universitario del país tienen el deber de orientar el pensamiento de la Nación Mexicana.
  2. Siendo el problema de la producción y de la distribución de la riqueza material el más importante de los problemas de nuestra época y dependiendo su resolución eficaz de la transformación del régimen social que le ha dado origen, las universidades y los institutos del tipo universitario de la Nación Mexicana contribuirán, por medio de la orientación de sus cátedras y de los servicios de sus profesores y establecimientos de investigación, en el terreno estrictamente científico, a la sustitución del régimen capitalista por un sistema que socialice los instrumentos y medios de producción económica.
  3. Las enseñanzas, que forman el plan de estudios correspondiente al bachillerato, obedecerán al principio de la identidad esencial de los diversos fenómenos del Universo, y rematarán con la enseñanza de la filosofía basada en la naturaleza.
  4. La historia se enseñará como la evolución de las instituciones sociales, dando preferencia al hecho económico como factor de la sociedad moderna; y la ética, como una valoración de la vida que señale como norma para la conducta individual el esfuerzo constante dirigido para el advenimiento de una sociedad sin clases, basada en posibilidades económicas y culturales semejantes para todos los hombres.2
Antonio Caso, miembro honorario del congreso, se opuso a la adopción del materialismo histórico como la única doctrina que orientará por el contrario las funciones educativas universitarias, alegando que era una tesis falsa, defendió la libertad de cátedra y, rechazó que en las universidades se adoptara oficialmente algún credo.
«Somos una institución de investigación y enseñanza, sólo enseñamos aquello que investigamos y si investigamos que nuestro credo es deficiente, ¿por qué circunstancias vamos a limitarnos a una posición definida por una filosofía? Porque en el mundo nada se define sin una filosofía, la filosofía del colectivismo es el materialismo histórico, tesis actualmente falsa; pero los autores del proyecto aceptan el materialismo histórico.»3
Por su parte, Lombardo Toledano afirmó que era necesario un mayor compromiso social de la Universidad con los sectores marginados de la sociedad, y esta posición sólo sería llevada a cabo de manera eficaz, si se reformaba de raíz la orientación de la educación que se brindaba en la institución. En otras palabras, la UNAM debería ser uno de los pilares en los cuales descansara una acción gubernamental solidaria con los más desposeídos:
«Es necesario reformar la Universidad. Es necesario que ella se apreste en poner en práctica la más alta teoría de la vida contemporánea: socializar al hombre. Es necesario que de la Universidad salga un producto humano que pugne por la creación de una sociedad al servicio de todos los hombres y no de unos cuantos privilegiados. Estas, que son las necesidades más hondas de la Universidad en su papel de vehículo de orientación social, no sólo afectan a la Universidad Nacional Autónoma (Distrito Federal), sino a los institutos de cultura superior de todo el país. El problema de colocar la enseñanza universitaria en el plano de la ideología contemporánea, es un problema nacional…»4
En respuesta, Caso, remata su postura al especificar el papel que debe desempeñar la libertad de cátedra como el sustento de la libertad de elección de los universitarios en formación:
«La libertad es inherente a la cátedra, no debiendo tener más límite el profesor que la obediencia que le impongan las leyes. Es preferible un profesor sabio partidario de una doctrina que no se sustente por los alumnos, que un profesor adocenado que sólo explique una tesis de acuerdo con nosotros porque el primero hace un servicio a la cultura, en tanto que el segundo no hace ningún servicio a nadie.»5
En respuesta a la afirmación, sostenida por Caso, de que la Universidad debería mantener una posición neutral ante las diversas ideologías que se enfrentan en el ámbito social, Lombardo aseguró que esta aseveración implicaba en sí misma, una postura política e ideológica determinada:
Lo que sucede es que durante el último siglo de esta gran etapa de nuestra evolución histórica, se ha creído de veras que las escuelas han sido neutrales frente a los problemas sociales, frente a los problemas humanos y realmente no ha habido tal neutralidad: le hemos estado sirviendo inconscientemente o conscientemente, de modo explícito o implícito, al régimen que ha prevalecido en el país durante mucho tiempo. ...La libertad de cátedra ha servido simplemente para orientar al alumno hacia una finalidad política, en relación con las características del Estado burgués.»6
De acuerdo con la tendencia desfavorable en el debate y ante la eminente derrota de su postura en el seno del congreso, el Doctor Caso profetizó la confrontación de ideas y posturas que habrían de calentar el ambiente universitario de los días posteriores, y que anunciaba que sólo culminaría con la derrota total de una de las partes:
«...Hemos de hacer colectivismo o hemos de irnos de las aulas. Señor Rector de la Universidad Nacional: si esto se aprueba, el profesor Caso deja de pertenecer a la Universidad. Os lo protesto de todo corazón, con toda mi alma.»7

El desenlace

La polémica trascendió al debate intelectual y pronto se expresó políticamente al interior de la propia Universidad. El ambiente se polarizó y los extremos chocaron: en los días siguientes, los alumnos de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, en sesión plenaria, se declararon a favor de la libertad de cátedra, en defensa de la autonomía universitaria y en contra de la actitud prosocialista de Lombardo Toledano y del sector universitario, identificado con la línea gubernamental, que incluía al propio rector Roberto Medellín. Decidieron asimismo, rechazar las conclusiones del Primer Congreso de Universitarios; acción que precipitó la destitución del director Rodolfo Brito Foucher8 a quien se señaló como uno de los principales instigadores, un día después estalló la huelga en dicha facultad y se exigieron las renuncias del rector Medellín y de Lombardo.
Al Rector Medellín lo apoyaron Enrique O. Aragón, Director de Filosofía, Ignacio Chávez, de Medicina, José Villagrán, de Arquitectura, Roberto Casas Alastriste, de Comercio, y, obviamente Lombardo Toledano de la Escuela Nacional Preparatoria. Finalmente, el rector Medellín decidió sacrificar a Lombardo Toledano, lo que fue visto como una clara señal de debilidad que precipitó su propia caída, ya que en octubre presenta su renuncia y se designa a Manuel Gómez Morín como rector interino.
A la postre, resultaron vencedores los opositores a la reforma socializante, quienes vieron en ella la posibilidad de demandar una nueva reforma que garantizara la obtención de la plena autonomía. Por su parte, el gobierno no tenía intenciones de alargar el conflicto universitario ya que su principal prioridad era la implantación de la educación socialista en los otros niveles educativos, principalmente en la educación primaria; Por ello el presidente Abelardo Rodríguez envió al Congreso la iniciativa de reforma a la Ley Orgánica de la Universidad el 15 octubre de 1933 y el 21 el Congreso de la Unión señala las nuevas características del estatuto de la Universidad:
  1. Perdía el carácter de Nacional
  2. Conservaba el gobierno de estudiantes y profesores en las academias y en el consejo universitario
  3. Recibía un patrimonio constituido por los edificios, muebles, equipo y útiles que ya poseía, dividendos, intereses, etc., y de un fondo de 10 millones de pesos.9
  4. El gobierno no daría un peso más a la Universidad.10
La victoria, sin embargo, tendría un enorme costo, como la Universidad se desatendía del papel que el Gobierno le tenía encomendada, no disfrutaría de su apoyo económico y sería relegada por varios años de los recursos estatales. La nueva Ley Orgánica auspiciada por el secretario de Educación Pública, Narciso Bassols, otorgaba a la Universidad, en efecto, la autonomía plena, pero el gobierno se desentendía por completo de apoyar económicamente la educación superior capitalina. Esto significó un congelamiento en las relaciones Estado-Universidad que habría de durar hasta el gobierno de Ávila Camacho, en las consecuencias negativas para el desarrollo de la Universidad, de la educación y del país.
Notas
1.- Guevara Niebla, Gilberto. La Educación Socialista en México, 1934-1945, México, SEP-Ediciones El Caballito, Antología, 1985, pág. 38.
2.- El Nacional, septiembre 15 de 1933.
3.- Lombardo Toledano, Vicente. Obra Educativa. México, Tomo II, Col. Educadores Mexicanos, Coordinación de Humanidades, UNAM, IPN, 1987, pág. 399.
4.- Ibid., pág. 390.
5.- Ibid., pág. 405.
6.- Lombardo, op. cit., pág. 409.
7.- Ibid., pág. 421.
8.- Quien años después sería Rector de la Universidad.
9.- Mayo, Sebastián. 1964, Pp. 168-170
10.- Antes de la plena autonomía el gobierno entregaba a la UNAM entre 3 y 4 millones de pesos anuales que constituían el 70% del presupuesto, el 30% restante era por concepto de cuotas estudiantiles y otros ingresos propios. el subsidio otorgado de diez millones se entregaría por partes a la Universidad. Ante la penuria Gómez Morín lo redujo «c) Los ingresos propios de la Universidad este año serán los siguientes: 1. Por intereses y frutos de su capital 625, 000.-; 2. Por concepto de cuotas de colegiaturas, 600,000.- 3. Por donativos, ayuda de exalumnos y otros similares 375,000.- Total  1,800,000.- (Gómez Mont, María Teresa, Manuel Gómez. La lucha por la libertad de cátedra, México, Coord. de Humanidades, UNAM, 1996. Pág. 243).


Articulo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 D.F. Centro, M�xico. Se permite su uso citando la fuente. Direcci�n www.unidad094.upn.mx

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