domingo, 20 de julio de 2014

Ostalgie: nostalgia roja de Berlín


Ostalgie: nostalgia roja de Berlín
"Antes todo era mejor", pareciera ser una frase de los abuelos, pero en Berlín es la expresión ideal para describir a la Ostalgie. Esta tendencia se ha vuelto moda en la capital alemana, se refiere a los tiempos de la ex República Democrática Alemana (RDA) y a aquellos productos de consumo que sólo existían en la era comunista.
Por Yetlaneci Alcaraz
Se trata de un juego de palabras entre ost (este) y nostalgie (nostalgia) que los propios alemanes del este acuñaron años después de la reunificación de las dos Alemanias para referirse a la nostalgia por el tiempo pasado. La Ostalgie es hoy pieza fundamental del mosaico de tendencias y modas que le brindan ese toque especial y único a Berlín.
Quien se encuentre de paso por esta urbe no puede dejar pasar la oportunidad de experimentar el peculiar estilo de vida de aquel Berlín del este que no volverá más. Si ya viste Good bye Lenin!, una de las películas alemanas de mayor éxito de todos los tiempos, sabes muy bien de qué se trata.
Aquellos famosos pepinillos Spreewaldgurken (que sirven como hilo conductor de la trama), el típico vino espumoso de la rda, el Rotkäppchen,las galletas Russisch Brot y hasta la crema de manos y corporal Florena son productos que, a 23 años de desaparecida la rda, todavía se pueden encontrar en el mercado.
Pero para experimentar a fondo la Ostalgie de Berlín es necesario mucho más que sólo productos de la época ya pasada. Habrá que comer, dormir y hasta transportarse como lo hacían los habitantes de Berlín del este.
Dormir tras la cortina de hierro
Situado justo a un costado de la estación de trenes del este (Ostbahnhof), se erige el colorido y peculiar Ostel (otro juego de palabras con los conceptos ost ("este") y hotel), un hostal que recrea de manera formidable los conjuntos departamentales del Berlín comunista. Decorado hasta en el mínimo detalle a la usanza de los setenta y ochenta, este peculiar alojamiento ofrece a los huéspedes toda la atmósfera de la Ostalgie.
ostel.eu
Volkskammer
Y si de probar la típica cocina alemana del este se trata, la Cámara del Pueblo es el lugar adecuado. Se trata de un restaurante que también recrea el ambiente típico de aquella época y sirve platillos tradicionales como la sopa solianka (a base de carne, col, eneldo y crema), el chamorro cocido acompañado del muy alemán sauerkraut (col fermentada), o el würzfleisch mit käse (carne gratinada en salsa de especies).
volkskammer.de
Inmune a las ideologías
Si de compras se trata, mención aparte merece el Ampelmännchen u hombrecito del semáforo. Es quizás el único símbolo de la antigua rda adoptado por la Alemania occidental hasta nuestros días y su nombre es sinónimo de exclusividad.
Se trata de un hombrecito con sombrero que se utilizó en los semáforos de la Alemania del este, el cual al estar en verde simulaba un andar muy simpático, y al pasar a rojo extendía ambos brazos en cruz para indicar alto. El Ampelmännchen es considerado por muchos un símbolo de identidad y luego de la reunificación, algunas ciudades de la República Federal, incluido Berlín, comenzaron a adaptar sus semáforos con la figura del hombrecillo.
Renta un auto
La experiencia Ostalgie se complementa con un paseo muy original por toda la ciudad a bordo del mítico y emblemático Trabi o Trabant, el pequeño y económico auto que imperó en las calles de la rda y que se puede alquilar por horas y ser manejado por uno mismo. El único requisito es poseer una licencia de conducir vigente.
trabi-safari.de
Marca registrada
En la actualidad el nombre Ampelmann es marca registrada y uno puede hallar desde toallas con la figura del hombrecito hasta mochilas, collares, dijes, bolígrafos, llaveros, relojes, separadores de libros, playeras, balones de futbol, bolsos, tazas, vasos, destapadores de botellas y dulces. Ahora es un símbolo que identifica a Berlín en todo el mundo y, por mucho, el mejor representante de aquellos tiempos que no volverán.
Adiós a Lenin
Filmada en el 2003, la cinta del director Wolfgang Becker relata la historia de Christiane, una ferviente creyente en el sistema socialista que entra en coma pocos días antes de la caída del Muro de Berlín, en 1989. Cuando despierta, ocho meses después, su hijo Alexander procura ocultarle los cambios políticos ocurridos en el país.

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