domingo, 30 de enero de 2011

Los Movimientos Proletarios de los Años Cincuenta. Luis Ignacio Hernández Iriberri

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El Comité de Huelga de la “Prevo 5” del IPN,
en el Movimiento Estudiantil-Popular de 1968.
"Los Movimientos Proletarios de los Años Cincuenta"
 Luis Ignacio Hernández Iriberri
"Espacio Geográfico", Revista Electrónica de Geografía Teórica;
http://espacio-geografico.over-blog.es/;
México, 08 feb 10.

“Los Movimientos Proletarios de los Años Cincuenta”.
Entre estos movimientos del proletariado mexicano en dicha década, destacan, entre los telegrafista, telefonista y electricistas, en el orden de su inicio: 1) el Movimiento Magisterial de 1956, 2) el Movimiento Petrolero de 1958, y 3) el Movimiento Ferrocarrilero de 1958; de los cuales, acerca del significado histórico-político en específico, nos habremos de referir.


Haremos una breve caracterización de los mismos con el fin de entender el contexto histórico del movimiento proletario nacional en ese momento histórico, y de los resultados de esas luchas generalizaremos su significado y trascendencia histórico-política; la que podemos definir –y acerca de ello es que argumentaremos-, como el rompimiento momentáneo del colaboracionismo del movimiento proletario mexicano con la política de democracia corporativa impuesta por el Partido Revolucionario Institucional como Partido de Estado, en un régimen de propiedad privada y de desigualdad social.

Acerca de la “Edad de Oro” 

como Marco Histórico dado por Hosbaum.

La llamada “Edad de Oro” (1945-1970), queda reducida a un eufemismo cuando vemos que ésta se inicia prácticamente con la “Doctrina Truman” (el apoyo de los Estados Unidos a los pueblos “libres”), el inicio mismo de la Guerra Fría, y, en la terminología que Hosbaum recoge, con la política de “destrucción mutua asegurada”; que correspondiente a la terminología militarista norteamericana de los años cincuenta, es conocida como la “Estrategia de Represalia Masiva” [a], como amenaza de ataque masivo con el uso de la bomba atómica.


Particularmente, en el plano internacional es el momento político-diplomático; tras la muerte de Stalín (1953); conocido como de “distensión”, y –a decir de Harris, citado por Hosbawm [b]– se inicia conceptualmente la formación del llamado “Tercer Mundo” (1952).  En el plano nacional, a su vez, arribaba a la presidencia de la República Adolfo Ruiz Cortines (1952), el cual, en su “Historia del Movimiento Obrero”, dice Luis Araisa: “en cuanto le cruzan el pecho con la Banda de Honor, gritó: ¡pueblo de México!, te ofrezco ¡Mezclilla Barata!, ¡Manta Barata!, ¡Piloncillo Barato!, y ¡Pan Barato!  Grotesco espectáculo, pues el Palacio de Bellas Artes convertido en recinto parlamentario con la presencia de diputados y senadores, en sesión solemne del Congreso de la Unión; mas bien parecía un mercado popular en día de tianguis, por tan vulgares y demagógicas exclamaciones”[1], y más aun, unos meses después (abril de 1954) México se sume en una depresión económica que provocará una devaluación del 44.5% (el peso a 8.65 por dólar, pasa a 12.50) [c].


Al día siguiente de anunciada la devaluación, las burocracias de las federaciones sindicales, CTM, CGT, CROM, publican su declaración de apoyo al gobierno.  “Es cierto –dice José Luis Reyna- que ningún conflicto de importancia estalló como resultado directo de la devaluación.  Pero también es cierto que el malestar crecía...”[2], y a mediados de junio de ese 1954, la CTM emplaza a huelga general reclamando un 24% de aumento salarial, frente al 10% que ofrecía el gobierno.  Finalmente se otorgó un aumento un poco mayor al 10%.



1  El Movimiento Magisterial, 1956.



La situación económico-política descrita en los párrafos anteriores, determinan, para 1956, el surgimiento del primer movimiento de democratización sindical, a partir de la intolerancia tanto de la burocracia sindical y el Estado, a sus luchas reivindicativas salariales: el movimiento magisterial.


No abundaremos en detalles, sintetizaremos tales acontecimientos en tres actos: 1) el inicio del movimiento, a partir del 3 de julio de 1956, y hasta el 9 de septiembre de 1957, en donde los delegados sindicales rechazan los ofrecimientos económicos del Estado, se desarrollan los acontecimientos formales reivindicativos de ley, y a partir del 9 de septiembre de 1957 se da un cambio cualitativo al ser rebasada la burocracia sindical (la dirección “charra”), formándose el “Movimiento Revolucionario del Magisterio” (MRM), dirigido por Otón Salazar Ramírez; 2) el desarrollo del movimiento en el lapso entre ese 9 de septiembre de 1957, y hasta el 6 de septiembre de 1958, en que es detenida policiacamente la dirección del MRM; y 3) el desenlace de esa lucha, entre ese 6 de septiembre de 1958, y ya bajo el nuevo gobierno del presidente de la República, Adolfo López Mateos, el 28 de marzo de 1959, con la represión generalizada y la desarticulación selectiva de la organización.


Político-históricamente, los movimientos sociales que tienen su origen en los años cincuenta y se desenlazan a principios de los años sesenta, se van a caracterizar por lo que Gerardo Peláez dice acerca del movimiento magisterial: “El movimiento magisterial de 1956-1960...,  formó parte de la primera sacudida del charrismo [d] sindical...”[3], forma popular de referir, desde 1946; en contra de los intereses de los trabajadores; la política colaboracionista y entreguista de las burocracias sindicales a los intereses de la clase patronal capitalista y el Estado.

Ante la manipulación distraccionista de la burocracia sindical (convertida en especie de “Oficialía de Partes” del Estado), y la cerrazón del Estado para satisfacer las demandas de los trabajadores de la educación, el 9 de septiembre de 1957 se forma la organización democrática del sindicato en el MRM, que el 12 de abril de 1958 es violentamente reprimida en una manifestación, que lleva al crecimiento de la oposición y solidaridad generalizada de la sociedad, empezando a tener carácter de movimiento sindical-popular; más aun, que los sindicatos petrolero y ferrocarrilero habían iniciado su propia lucha reivindicativa.  Como resultado, el 2 de junio el Estado resuelve favorablemente a los trabajadores de la educación sus demandas,  y el 5 de junio se disuelve el movimiento.


La organización sindical momentáneamente se democratizó.  Pero a partir del 6 de septiembre de ese año 1958 en que habían convocado a una manifestación en protesta al acoso; particularmente del gobiernista “Bloque de Unidad Obrera” (formado desde 1955 –a decir de su dirigente– como “formación de un frente único para frenar las agitaciones antipatrióticas de las fuerzas reaccionarias”[4] y desde donde se postuló a López Mateos); los dirigentes del MRM son detenidos y el día 12 quedan bajo formal prisión.  En diciembre toma posesión de la Presidencia de la República Adolfo López Mateos, y tres meses después; desde la madrugada del 28 de marzo de 1959; éste desencadena abruptamente una represión fascistoide generalizada, en que todos los dirigentes, no sólo sindicales magisteriales, sino petroleros y ferrocarrileros, los dirigentes estudiantiles y de los partidos políticos de oposición e intelectuales solidarios con los movimientos sindicales, son detenidos.  El 12 de abril el ejército ocupa las instalaciones sindicales, y el 13 los nuevos “representantes” sindicales ocupan espuriamente los cargos dando lugar a la nueva burocracia sindical.


2  El Movimiento Petrolero, 1958.

El problema central de aquellas movilizaciones de los trabajadores de fines de los cincuenta, fue la revisión de sus Contratos Colectivos de Trabajo, con el planteamiento de la demanda de aumento salarial.  El 8 de abril de 1958, el representante “charro” Felipe Mortera Prieto, pactó con la empresa una prórroga de revisión de Contrato Colectivo de Trabajo, que anunciada el 10 de abril, concedía un plazo de un año para su revisión.


Simultáneamente, el 12 de abril el magisterio es reprimido; hemos visto más arriba, y luego resueltas sus demandas; a su vez, el sindicato ferrocarrilero se preparaba para su propia revisión, convocando a paros escalonados a partir del 26 de junio, antes de las elecciones presidenciales del 6 de julio.


Para el 7 de julio el movimiento democrático de los trabajadores petroleros decide iniciar paros a favor de su reclamo de aumento de sueldo, el que es concedido en $6/día; aceptado por el Comité Ejecutivo Nacional, desconocen ese acuerdo las Secciones 34 y 35 del D.F., cuya petición fue de $9/día.  Se realizan Asambleas Locales, y el 27 de agosto son destituidas las burocracias sindicales en ambas Secciones.


Nacía así el llamado “Movimiento Depurador 27 de Agosto”.  Depurar las representaciones sindicales burocráticas, venales, “charras”, o sea, entreguistas y colaboracionistas, era el concepto en ese momento entre los diversos movimientos democratizadores.

Para el 28 de agosto la nueva dirigencia de las Secc 34 y 35 convocan a una huelga de hambre para lograr su reconocimiento legítimo y legal por parte de Estado, siendo reprimidos por éste, a la vez, sin obtener ninguna manifestación de apoyo solidario de ningún otro sindicato.  En lugar de la huelga de hambre, se convoca a elecciones para el día 18 de septiembre, donde son electos, en la Secc. 34 Carlos Castillo, y en la Secc. 35 Ignacio Hernández Alcalá [e], el cual –citamos de Antonio Alonso- “expuso un programa de dos puntos para realizar en 90 días, tiempo durante el cual sería representante: <>”[5].

Ante la cerrazón del Estado a reconocer las dirigencias y otorgar el aumento solicitado; el dirigente de la Secc.35 Ignacio Hernández Alcalá, convoca al paro de la Refinería de Atzcapotzalco, el cual se realiza (caso único en la historia político-sindical), y como consecuencia, el gobierno reconoce los nuevos Comités Ejecutivos Locales y la empresa concede el aumento de los $9/día, con lo cual finaliza ese movimiento de trabajadores petroleros, que si bien breve, por su naturaleza estratégica, enormemente trascendente.

Más tarde, a la iniciativa de este dirigente, se hace un pronunciamiento de apoyo solidario de las Secciones sindicales petroleras 34 y 35, a los restantes sindicatos en sus demandas (lo que éstos antes no habían hecho para con el movimiento petrolero); y como consecuencia, el movimiento ferrocarrilero que aun continuaba en lucha y había convocado a huelga para el día 28 de marzo de 1959; fue el detonante para que el Estado tomara las medidas draconianas de la detención general, de la que formó parte Ignacio Hernández Alcalá; recluido inicialmente en el Campo Militar Nº 1, luego dos años en la cárcel de Lecumberri; a la vez que el dirigente nacional del sindicato petrolero, Pedro Vivanco, declaraba que, el sindicato petrolero, “no se solidarizaba con los ex líderes ferrocarrileros [...] que han cometido una traición a México...”[6].



3  El Movimiento Ferrocarrilero, 1958.

El movimiento ferrocarrilero conviene también dividirlo en tres partes por lo menos: 1) de 12 de julio de 1958 en que es destituido el Comité Ejecutivo de la burocracia sindical, haciéndose cargo Demetrio Vallejo como Secretario General, al 4 de agosto de 1958, en que se declara el paro nacional de ferrocarriles; 2) del 4 de agosto de 1958, a la represión del 28 de marzo de 1959; y 3) del 28 de marzo de 1959 a los días inmediatos.

Así, el 12 de julio de 1958, luego de la renuncia días antes del Comité Ejecutivo del Sindicato Ferrocarrilero (STFRM), es electo como nuevo Secretario General, Demetrio Vallejo Martínez, miembro del Partido Obrero Campesino fundado por Valentín Campa; y luego de intentos para su desconocimiento, se convocó al inicio de los paros a partir del 31 de julio, si no se aceptaba por la empresa: 1) el reconocimiento del nuevo Comité Ejecutivo, 2) un aumento de  $6/día.  Al iniciarse los paros, el gobierno declaró ilegal al Comité Ejecutivo y el 2 de agostó el Ejército tomó las instalaciones sindicales y detuvo a dirigentes y trabajadores, en tanto que Vallejo (que eludió la detención) llamaba a paro total, que estalló esa misma noche, y para el 4 de agosto, en apoyo solidario, se declararon en paro telegrafistas, maestros y petroleros (Sec. 34 y 35 del D.F; no obstante burocracias sindicales, pero presionadas por sus bases de trabajadores).

Luego de declarado el paro nacional, las negociaciones obrero-patronales se hicieron muy difíciles, y el Estado prolongó el conflicto hasta el cambio de poderes presidenciales. Resueltos en lo básico todos los conflictos excepto el ferrocarrilero, el cual más ideologizado, más bien había servido de base para ser un factor de solución a los demás, si bien cada sector contaba con su propia fuerza: el magisterio con el apoyo popular, el petrolero con lo estratégico del sector productivo.  Prolongado el movimiento, vuelve a convocar al paro nacional para el 28 de marzo de 1959, con las consecuencias ya relatadas anteriormente>>.




[a] La “Estrategia de Represalia Masiva”, Hosbaum menciona que es anunciada en 1954, mas en fuentes soviéticas, ésta se denuncia desde el inicio de la Guerra de Corea.
[b] Hosbaum, Eric; Historia del siglo XX; Editorial Crítica, Buenos Aires, 1998; p.358.
[1] Araisa, Luis; Historia del Movimiento Obrero Mexicano; Ediciones de la Casa del Obrero Mundial, 2ª edición, México, 1975; T.II; p.275.
[c] Reyna, José Luis; De Adolfo Ruiz Cortines a Adolfo López Mateos; en “La Clase Obrera en México”; siglo XXI Editores-Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM, 2ª edición, México, 1984; p.35.
[2]       Ibid. p.60.
[d] “Charrismo”, término popular en el ámbito sindical que deriva del apodo de “El Charro”, dada su afición a la práctica de la charrería, del representante ferrocarrilero venal, Jesús Díaz de León.
[3] Peláez, Gerardo; Historia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación; Ediciones de Cultura Popular, México, 1984; p.77.
[4] Alonso, Antonio; El Movimiento Ferrocarrilero en México, 1958/1959; De la Conciliación a la Lucha de Clases; Editorial Era, Colección Problemas de México; 6ª edición, México, 1983; p.101.
[e] El autor del libro referido, Antonio Alonso, en su trabajo “El Movimiento Ferrocarrilero en México...”, invierte los representantes de cada Sección sindical.
[5]       Ibid. p.136 (tomado de una nota de Excélsior, del 19 de septiembre de 1958).
[6]       Ibid. p.154

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