domingo, 30 de enero de 2011

Movimiento magisterial de 1956-1960. Gerardo Peláez Ramos

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5/7/2010México: El inicio del movimiento magisterial de 1956-1960Gerardo Peláez Ramos(De julio de 1956 a junio de 1958) :: La lucha del magisterio logró imponerle al gobierno la concesión de ciertas demandas, aunque luego de 1960 sería reprimido
Hace 50 años, entre marzo y agosto de 1960, el Comité Ejecutivo de la Sección IX del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación fue “conminado” por el Comité Ejecutivo Nacional del SNTE a rectificar su “política de indisciplina constante” y consignado ante la Comisión Nacional de Vigilancia; “establecida” su presunta responsabilidad por la CNV, ésta formó una Comisión Nacional de Honor y Justicia que dio al CES-9 por juzgado, suspendido “provisionalmente” de la dirección seccional, desalojado de las oficinas sindicales del magisterio capitalino, y desconocido y expulsado del sindicato.
El II Consejo Nacional Extraordinario del SNTE, celebrado en Acapulco, Guerrero, ratificó los acuerdos anteriores y nombró una Comisión Ejecutiva, encabezada por Máximo Revuelta Villalobos e integrada por cuadros priístas, pepinos y un elemento del jacobinismo socializante. En respuesta, los maestros defeños estallaron un paro entre el 10 de junio y el 31 de agosto de ese año, con gigantescas manifestaciones y otros actos de masas, siendo tratados con mucha violencia por el gobierno a principios de agosto, y, finalmente, derrotados. (1) Para entender estos acontecimientos, es posible que la mejor vía sea la de presentar, en esta entrega, un resumen sucinto sobre el inicio del movimiento magisterial de 1956-1960. Cabe, entonces, proceder de este modo.
Abel Ramírez Acosta, secretario general del CE de la Sección IX del SNTE, presentó un pliego petitorio a la Secretaría de Educación Pública en el cual destacaban dos demandas muy sentidas por los profesores: el aumento del 30 por ciento a los sueldos y la jubilación a los 30 años de servicio sin límite de edad. El pliego fue entregado a la SEP a mediados de abril de 1956.
Los maestros y educadoras --al igual que otros asalariados de la Federación-- fueron duramente golpeados por el desarrollismo y vieron sus condiciones de vida y de trabajo estancadas, en unos casos, y, en otros, francamente en retroceso.
Las pugnas interlideriles, el descontento acumulado, la tradición avanzada de los trabajadores de la SEP y la cercanía de las elecciones presidenciales ayudaron a la eclosión de la primera sacudida del charrismo (2) sindical; permitieron una irrupción impresionante de la base trabajadora, gracias, en especial, a que el aparato sindical recurrió a la movilización. En efecto, los burócratas magisteriales hicieron uso de las asambleas de escuela y delegacionales, de plenos de representantes y de esa arma formidable que son los paros.
Los jefes seccionales llegaron a un acuerdo con las autoridades y firmaron un convenio el 2 de julio, en el cual se asentaban como conquistas centrales un aumento de 90 pesos por plaza, un incremento de 10 por ciento al sobresueldo y un descuento de 40 por ciento en los precios de las medicinas. Los secretarios delegacionales rechazaron tal solución. (3)
Como estaba planeado, el 3 de julio se efectuó una concentración en los patios de la SEP, en la cual los dirigentes seccionales fueron ampliamente rebasados. Othón Salazar comenzó a perfilarse como el líder natural de aquellas jornadas. Se inició, en esta forma, la primera sacudida del corporativismo sindical. Rápidamente, los maestros del DF constituyeron su Comité Pro Pliego Petitorio (posteriormente Comité Pro Pliego Petitorio y Democratización de la Sección IX del SNTE, luego Movimiento Magisterial y finalmente Movimiento Revolucionario del Magisterio), rechazaron a la dirección oficialista y pasaron a colocarse en el centro de la atención pública.
El movimiento, que tuvo como origen demandas económicas, devino, ante la cerrazón corporativa, en movimiento depurador de la Sección IX. Se convirtió, en otras palabras, en una lucha por la democracia sindical y contra la corrupción y el burocratismo del sindicato.
La dirigencia gremial, al comprender el derrotero de la acción de las masas, dio comienzo a una intensa campaña confusionista y anticomunista.
Los mítines, manifestaciones y otros actos de masas de los profesores distritenses, en julio-septiembre de 1956, fueron auténticos paros, o, si se prefiere, huelgas parciales. El Comité Pro Pliego Petitorio, el 12 de julio entregó un memorando a Benito Coquet, secretario de la presidencia, en el que solicitaba la solución a sus demandas centrales. (4)
El empuje del movimiento orilló a los jerarcas sindicales a poner en pie todos sus recursos propagandísticos y publicitarios. Los secretarios generales seccionales, por ejemplo, manifestaron que en el sindicato reinaban la tranquilidad y el orden, y que apoyaban sin reservas todas las medidas adoptadas por la dirección nacional del sindicato. (5)
Al calor de la movilización, los trabajadores de la enseñanza elaboraron volantes, mantas y pancartas, celebraron reuniones con los padres de familia, publicaron desplegados en la prensa nacional y editaron periódicos de escuelas y delegaciones.
El Comité Pro Pliego Petitorio y Democratización de la Sección IX del SNTE presentó, el 16 de agosto, ante el Tribunal de Arbitraje de los Trabajadores al Servicio del Estado la demanda de que el CES-9 y el CEN del SNTE lanzaran la convocatoria para la celebración del VI Congreso Ordinario de la Sección IX del SNTE. (6)
El 27, el Tribunal de Arbitraje respondió que de acuerdo con el Estatuto depositado ante él debería erigirse la comprobación de ser miembro activo del sindicato; que, en consecuencia, deberían comprobar ante ese tribunal ser miembros activos del sindicato para poder tramitar la demanda que habían entablado. (7)
Representantes del movimiento y la dirección del sindicato celebraron negociaciones, pero las condiciones impuestas por Enrique W. Sánchez impidieron llegar a una salida política. La Asamblea Seccional del Magisterio del DF se inició el 6 de septiembre, con la asistencia de 12,843 profesores de enseñanza primaria y educadoras. La reunión eligió Comité Ejecutivo de la Sección IX, quedando integrado por Othón Salazar Ramírez, secretario general, y en otras posiciones otros cuadros. El acto se clausuró el 10 de septiembre de 1956.
El CEN nombró una llamada Comisión Coordinadora y de Dirección de la Sección IX, integrada por Enrique Olivares Santana, Miguel Conde, Bernardo Porta y Héctor Dueñas.
La situación política nacional se complicó en esos días por la ocupación militar del Politécnico el 23 de septiembre. El internado y el comedor fueron suprimidos, y en su lugar se estableció un sistema de becas. Poco después, Nicandro Mendoza y otros líderes estudiantiles del IPN serían encarcelados y procesados. Como expresión de su cerrazón, la dirección del sindicato se pronunció en contra de la “demagogia”, el “futurismo” y las “ambiciones personalistas”. (8)
El IX Consejo Nacional Ordinario del SNTE
En la segunda quincena de noviembre de 1956, tuvo lugar el IX Consejo Nacional Ordinario del SNTE, cuyo foco de atención se localizó en la agitación de la Sección IX. Enrique W. Sánchez expresó que el efecto desorientador cundió alimentado por la actitud impaciente de algunos elementos, por la artificiosa intransigencia de otros y por la evidente intromisión de factores extraños. (9) La reunión se desarrolló en una situación tensa. A Othón Salazar se le hostilizó y finalmente fue callado. La porra del CEN funcionó a la perfección.
Los acuerdos del consejo eran contrarios a la solución política del problema. Se ratificaron las medidas del CEN y se facultó a éste para formar una Comisión de Honor y Justicia para investigar y resolver sobre la conducta divisionista de Othón Salazar y otros dirigentes del movimiento. El CEN quedó facultado para convocar al congreso seccional cuando las condiciones lo permitieran. La intolerancia charril era evidente. En apariencia, tanto en la vida diaria como en la institucional-sindical, el asunto estaba archivado y resuelto. Sin embargo, la situación real era otra, por una razón que los bonzos sindicales no lograron comprender: el contexto social y político de esos años.
La aparente calma de 1957 fue engañosa. Las condiciones iban madurando para el estallido masivo del magisterio del DF. Mientras tanto, la dirección del movimiento y los comités ejecutivos delegacionales celebraron asambleas, realizaron varios actos públicos y editaron periódicos y boletines que orientaban a los trabajadores. 1957 no fue un año muerto.
El amparo promovido por el CE democrático de la Sección IX del SNTE fue respondido, el 9 de febrero de 1957, por el Tribunal de Arbitraje con la absolución del CEN del SNTE. (10) Debido a esto, el CE democrático se amparó ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Mas, tales pasos no producirían ningún avance en la solución del conflicto.
El aparato sindical logró comprar a algunos jefes opositores. El 24 de abril, miembros del CE del Movimiento Magisterial y Democratizador de la Sección IX del SNTE llamaban a buscar nuevas metas y nuevos métodos de lucha. (11)
En la segunda mitad de 1957 el Movimiento Magisterial se transformó en Movimiento Revolucionario del Magisterio. (12) A fines de ese año, el MRM reinició algunas acciones de masas, mientras el liderato oficialista reemprendía la campaña contra la insurgencia.
El MRM adoptó una de sus decisiones menos afortunadas el 2 de diciembre: apoyar la candidatura a la presidencia de la República de Adolfo López Mateos. (13)
El movimiento elaboró, el 11 de diciembre, un programa que incluía un aumento de sueldos en un 40 por ciento a partir del 1 de enero de 1958; aumento de sueldos suplementarios a 9.00 pesos mensuales por cada año de servicio; incorporación al sueldo nominal del 10 por ciento de sobresueldos por zona de vida cara; compensación de dos meses de sueldo cada fin de año; jubilación a los treinta años de servicio sin límite de edad, y extensión a los jubilados de los aumentos que se otorgaran a los maestros en servicio. (14)
El X Consejo Nacional Ordinario del SNTE
En enero-febrero de 1958 tuvo verificativo el X Consejo Nacional Ordinario del SNTE, el cual, una vez más, abordó el conflicto intergremial de la Sección IX y algunos problemas de la vida interna sindical. (15) La reunión resolvió avalar los acuerdos del anterior consejo y la práctica del CEN en el periodo que medió entre ambos consejos. No había posibilidad, en esas condiciones, de llegar a una solución negociada. Pero faltaba la palabra del gran factor decisivo: el movimiento de masas.
Ciertamente, 1958 fue el año de la primera gran insurgencia del magisterio desde la fundación del SNTE. En auténtica avalancha se encadenaron los actos de masas, el apoyo de sectores populares, la intensa propaganda y el desprestigio y descrédito del aparato sindical oficialista. En parte, coincidió, asimismo, con el movimiento ferrocarrilero
La agitación se elevó con la manifestación del 12 de abril. El gobierno y los capos sindicales respondieron en forma violenta. Decenas de maestros fueron golpeados, heridos y detenidos. Los líderes del sindicato no sólo apoyaron la represión, sino que ellos mismos ayudaron directamente a la policía a perpetrar el peligroso atentado. (16)
Los hechos del 12 de abril cimbraron a los maestros capitalinos, rodearon al movimiento de una extensa solidaridad popular y aislaron aún más a la dirección del SNTE. El CEN del sindicato culpó de los acontecimientos a la dirección de Othón Salazar. (17)
La asamblea plenaria del MRM tomó un acuerdo, el 15 de abril, de profundas repercusiones: suspender las labores en las escuelas primarias y jardines de niños del DF.
Los días 19 y 21 de abril se realizaron manifestaciones muy numerosas. Para entonces, el paro abarcaba a la inmensa mayoría del magisterio de la Ciudad de México. El 23, los 55 comités ejecutivos seccionales lanzaron un manifiesto en el que denuncíaban la anarquía que trataba de crear un grupo minoritario del profesorado de primaria del DF. (18)
La guardia permanente en la SEP
Los padres de familia realizaron una gigantesca manifestación el 30 de abril. Al llegar a la SEP, surgió la idea de permanecer allí hasta que el secretario de Educación Pública negociara y resolviera las demandas magisteriales. Nació, como nuevo método de lucha, la guardia permanente en los patios de la SEP.
Las fuerzas de izquierda, delegaciones sindicales de la Sección X del SNTE, sociedades de alumnos de las normales, el Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Nacional Autónoma de México, sindicatos obreros y otras agrupaciones populares apoyaban al magisterio en pie de pelea. El Sindicato Mexicano de Electricistas se solidarizó con el movimiento de los maestros. (19)
El MRM manifestó el 8 de mayo que la razón principal de su lucha era el aumento del 40 por ciento en sus salarios, y la otra razón la conversión de su sindicato en un organismo democrático y de lucha. (20) En otro documento planteaba que la SEP incrementó su presupuesto, de 1939 a 1958, en más de 17 veces, mientras los maestros habían visto aumentar su sueldo sólo en cuatro veces y media. (21)
En la celebración del Día del Maestro, el 15 de mayo, Adolfo Ruiz Cortines hizo algunos ofrecimientos a los paristas sin señalar cantidad ni porcentaje de los aumentos, lo que introdujo ciertas vacilaciones en la base; empero, el MRM decidió continuar su movimiento hasta obtener una respuesta concreta.
Al terminar las vacaciones de mayo, el día 27 los estudiantes de la Escuela Nacional de Maestros y la Escuela Normal Superior decidieron entrar en paro indefinido en solidaridad con el magisterio parista.
El movimiento se coronó con la victoria. El 2 de junio, el gobierno resolvió otorgar a los profesores de las escuelas primarias del DF, cuyos sueldos fueran de 800 pesos, 150 pesos adicionales y sus percepciones reglamentarias. Los profesores de las escuelas primarias foráneas obtendrían el mismo mejoramiento de 150 pesos mensuales, así como los inspectores y directores, tanto del DF como foráneos. Las percepciones de los maestros rurales mejorarían también, puesto que su sueldo mínimo sería de 600 pesos, más el sobresueldo respectivo. Para los profesores de educación posprimaria, se tomó como base el maestro de secundaria de tiempo completo (clase E), que recibiría una mejoría mensual de 143 pesos, más su sobresueldo. En forma proporcional, de acuerdo con sus categorías, mejorarían los sueldos de los inspectores, directores, subdirectores y demás personal en función magisterial en la educación posprimaria. (22)
No sin antes darse una interesante lucha de ideas y planteamientos contrapuestos, el 5 de junio los maestros pusieron punto final al paro y a la guardia permanente.
La lucha de los maestros de primaria y educadoras logró, así, imponerle al gobierno la concesión de ciertas demandas al magisterio, que, en parte, fueron extensivas a la baja burocracia en general. La victoria imbuyó de una seguridad inmensa a los profesores de banquillo. En el futuro inmediato sería democratizado el órgano dirigente de la Sección IX del SNTE, que sería saboteado por las autoridades, y en 1960, golpeados los ferroviarios, el movimiento magisterial sería reprimido y derrotado.

Notas
(1) Archivo Manuel Ontiveros Balcázar; Dictamen que rinde la Comisión Nacional de Vigilancia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, con motivo de la consignación presentada por el Comité Ejecutivo Nacional del propio sindicato en contra del Comité Ejecutivo de la Sección IX, presidido por el profesor Gabriel Pérez Rivero y de las comisiones dependientes de la misma, mecano, 9-IV-60; CEN del SNTE, Por qué se consignó al Comité Ejecutivo de la Sección IX, México, Ed. del Mag. 1960; Magisterio, núm. 14, junio de 1960; Declaración de la Comisión Política del CC del Partido Comunista Mexicano, en relación con el paro indefinido de los maestros de primaria del DF, México, 6-VI-60; Política, núm. 8, 15-VIII-60, y Célula Magisterial del PCM, El gobierno se protege con sus líderes lacayos de la acción revolucionaria de los maestros, mecano, 8-IX-60.
(2) En octubre de 1948, Jesús Díaz de León, apodado El Charro y secretario general del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana, con apoyo de policías y militares ocupó las oficinas centrales del STFRM y destituyó a los miembros de izquierda del Comité Ejecutivo de la organización, que encabezaban Valentín Campa y Luis Gómez Z. Estas acciones se enmarcaban en un contexto de división de la Confederación de Trabajadores de América Latina, la Federación Sindical Mundial y los sindicatos franceses, italianos, cubanos y de otros países, en el inicio de la guerra fría. A partir de entonces a los líderes sindicales oficialistas comenzó a llamárseles charros. Nació, pues, el fenómeno del charrismo sindical.
(3) Gerardo Peláez, Las luchas magisteriales de 1956-1960, México, ECP, 1984, p. 27.
(4) Suscribían el documento Amelia Oliver, Daniel Villagrán, J. Encarnación Pérez Rivero, Fermín Castañeda, Othón Salazar y otros. (El Popular, 13-VII-56, p. 2).
(5) Firmaban, entre otros, Enrique Olivares Santana (Sección I, Aguascalientes), Édgar Robledo Santiago (Sección VII, Chiapas), Alfonso Lozano B. (Sección X, DF) y Pablo Añorve (Sección XIV, Guerrero). (El Popular, 18-VII-56, p. 5).
(6) El Popular, 26-VIII-56, p. 13.
(7) El Popular, 3-IX-56, p. 2.
(8) Reivindicación, núm. 90, 20-IX-56, p. 8.
(9) SNTE. IX Consejo Nacional Ordinario, Informe que rinde el secretario general del Comité Ejecutivo Nacional, profesor Enrique W. Sánchez, sobre la gestión sindical correspondiente al primer año de ejercicio. 1955-1956, México, Ed. del Mag., 1956, p. 17.
(10) Resolución del H. Tribunal de Arbitraje de los Trabajadores al Servicio del Estado, sobre el conflicto planteado en relación con el problema interno de la Sección IX. (Laudo del 9 de febrero de 1957), México, Ed. del Mag., febrero de 1957, p. 31.
(11) Firmaba, entre otros, Antolín Rodríguez. (Unidad Magisterial, núm. 21, 31-V-57, p. 11).
(12) Volante, 9-IX-57.
(13) Firmaban por el CD Othón Salazar, Elia Sortibrán y otros. (Extra de Insurgencia, 16-XII-57).
(14) Manifiesto, 11-XII-57.
(15) Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. X Consejo Nacional Ordinario, Informe que rinde el secretario general del Comité Ejecutivo Nacional, profesor Enrique W. Sánchez, sobre la gestión sindical correspondiente al segundo año de ejercicio. 1956-1957, México, Ed. del Mag., 1958, pp. 15-16.
(16) Firmaban OSR, Daniel Villagrán, Elia Sortibrán y otros. (Gerardo Peláez, “12 de abril de 1958, la gran manifestación magisterial”, en UnomásUno, 12-IV-83, p. 2).
(17) Declaraciones del Comité Ejecutivo Nacional del SNTE, en relación con los sucesos del sábado 12 del presente mes en el Zócalo, México, mimeo, 15-IV-58, p. 2.
(18) La Prensa, 24-IV-58, p. 32.
(19) Ovaciones, 2-V-58.
(20) Gerardo Peláez Ramos, Historia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, México, Ed. del STUNAM, 2ª ed., 2000, p. 117.
(21) Movimiento Revolucionario del Magisterio, Razón y justicia de nuestro movimiento, México, s. e., 1958, p. 4.
(22) Novedades, 3-VI-58, pp. 1 y 10.
La Haine

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