lunes, 3 de febrero de 2014

Julio Gómez Julio Rosovski El maximato y el PCM II

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II
El maximato y el PCM

La crisis económica y la vivificación
del movimiento revolucionario en México*

Julio Gómez

Ya mucho antes del comienzo de la crisis económica mundial, la economía nacional de México cayó en una decadencia significativa, tanto a consecuencia del régimen de explotación colonial y feudal, cuanto en relación con la crisis agraria, muy agudizada por este mismo régimen. La obtención de los productos más importantes de la economía agrícola decaía de año en año. Los grandes latifundistas, descontentos hasta de aquella miserable reforma agraria21 que tuvo necesidad de realizar bajo la presión revolucionaria de las masas el gobierno revolucionario (desde 1915 fue tomado de los terratenientes no más del 2 por ciento de todas las tierras que detentan), disminuían la producción en sus haciendas. Los múltiples golpes de Estado y rebeliones, organizados con la ayuda de los imperialistas ingleses o americanos que utilizan tanto cada lucha de las distintas facciones de las clases dominantes como la lucha entre la capa todavía fuerte de los terratenientes semifeudales y la burguesía nacional naciente (principalmente agraria), arruinaban las economías campesinas, separaban del trabajo del campo a miles de peones y campesinos y acarreaban la reducción de las siembras. El empobrecimiento progresivo de los campesinos pobres y medios a causa de la explotación feudal y colonial y la pauperización directa de las amplias masas del campo impedían que estos elementos hicieran los gastos necesarios para el mejoramiento del laboreo y el aumento de la productividad de la tierra. Por esto, paralelamente a la reducción del terreno de siembras, se realizaba la disminución del rendimiento de la tierra. Así, por ejemplo, la producción del principal producto de consumo de las amplias masas —el maíz— ha disminuido en los últimos 20 años en casi tres veces.
En lo que se refiere a la industria extractiva, que es la rama fundamental de la industria mexicana, vemos también que en los últimos años anteriores a la crisis se daba ya una disminución de la producción. Así, por ejemplo, el petróleo, que es uno de los productos fundamentales, en la extracción del cual México ocupaba hasta hace poco el segundo lugar en el mundo, comenzó a reducir los ritmos anteriormente crecientes de la producción, que pasó de 193millones de barriles en 1921 a 64 millones en 1927.
Tanto aquí como en la agricultura la causa principal de la disminución era la dependencia semicolonial de México con respecto al imperialismo. El imperialismo americano, al que pertenece más del 60% de todos los capitales invertidos en la industria petrolera de México, procedía a una disminución artificial de la extracción del petróleo como protesta contra la ley de la nacionalización del subsuelo decretada en el año de 1926 por el gobierno de Calles. La revocación de la ley y la capitulación de Calles ante el imperialismo americano, sucedidas inmediatamente después de estas represalias económicas, no cambiaron sin embargo la política de la disminución artificial de la extracción del petróleo en México por las compañías petroleras americanas, que encontraron más provechoso conservar la parte de los campos petroleros mexicanos y forzar la extracción del petróleo en Venezuela.
La crisis económica mundial no solamente profundizó la crisis crónica de la agricultura y de la industria petrolera de México, sino que ha traído como consecuencia una rápida y catastrófica reducción de la extracción de la plata, del cobre y del plomo, llevando hasta un estado de decadencia completa todas las ramas principales de la economía del país. De una manera especialmente rápida, la crisis de la industria minera mexicana se desarrolló durante los años 1930-1931. La baja de los precios de los metales arriba mencionados llegó a proporciones increíbles. Así, por ejemplo, el precio de una onza de plata bajó de 53 centavos americanos en 1928 a 27-28 centavos en 1931. Siendo la disminución del volumen físico de la producción de la plata durante los primeros cinco meses de 1931 de 11% en comparación con el mismo periodo de 1930, el valor de la producción ha bajado en 40%. Durante el mismo periodo la extracción del cobre ha disminuido en 22% en lo referente al peso y en 54% en lo que se refiere al valor.
Como resultado de esto, toda una serie de empresas mineras han sido paralizadas totalmente. Según El Economista (16-IX-1930) durante los primeros ocho meses de 1930, de las 266 minas de México, diez paralizaron totalmente sus trabajos, 26 despidieron en total a 7,267 hombres, siete disminuyeron el número de los días de trabajo y cuatro se limitaron a la reducción de salarios. Aunque sobre esta cuestión no han sido publicados más datos, sin embargo, sobre la base de distintas notas publicadas en la prensa burguesa, se puede suponer que en la actualidad no menos de 25% de las minas están completamente paralizadas. Las que continúan trabajando han reducido a menos de la mitad el número de sus obreros (en lugar de 100 mil obreros mineros que trabajaban en 1926-1927, en la actualidad trabajan 45-50 mil), han aumentado la jornada de trabajo (que frecuentemente, sin este aumento, superaba ya la jornada legal de ocho horas), han intensificado el trabajo en proporciones increíbles, reduciendo a la vez los salarios del 10 al 40%.
En la industria petrolera se sigue la reducción constante de la producción: en 1929, 45 millones de barriles; en 1930, sólo 39 y medio millones de barriles. Según los datos que obran en nuestro poder, la producción de petróleo en 1931 ha llegado solamente a 34 millones de barriles en números redondos.
La crisis ha repercutido rudamente también sobre la industria de transformación de México, cuya rama principal es la producción textil. A consecuencia de la reducción del mercado, los industriales toman medidas tales como el cierre total de las fábricas (estados de Zacatecas, Jalisco y otros), la disminución del número de obreros (Coahuila y otros estados), la reducción de salarios del 10 al 50%. Como regla general las fábricas textiles en la actualidad trabajan sólo un turno y su semana de trabajo consta de tres o cuatro días con la correspondiente reducción del salario.
En la agricultura han sufrido por la crisis principalmente los cultivos técnicos, es decir, los que tienen mayor demanda en el mercado. La caída de los precios del algodón, azúcar, henequén, etcétera, ha traído como consecuencia la disminución artificial de la producción, (por ejemplo: la producción de algodón disminuyó en 31% y el terreno de siembra del mismo se redujo en 1930 en 20%) o el paro completo de los trabajos en el campo (por ejemplo, en Yucatán, que es el principal estado productor de henequén, fueron paralizados por varios meses los trabajos en el campo). Se tomó el acuerdo de paralizar por un año los trabajos en una serie de plantaciones de caña de azúcar, porque ya en la actualidad el stock de azúcar llega a más de 40 mil toneladas.
Siendo una parte de la crisis económica mundial, la crisis de la economía en México está particularmente ligada al desarrollo de la crisis en Estados Unidos. La introducción de las tarifas proteccionistas en Estados Unidos y particularmente el aumento de las tarifas aduaneras sobre una serie de productos (verdura, fruta, etcétera), que se importan de México, se reflejó de una manera extremadamente desfavorable sobre el comercio exterior de México, el 70% del cual corresponde a Estados Unidos. Durante el primer semestre del año de 1931 en comparación con el mismo periodo en 1930, la exportación ha bajado en 38%, es decir, en 94 millones de pesos.
En 1930 el déficit del presupuesto llegó a 40 millones de pesos. En 1931 se supone que el déficit ascendió a 80 millones de pesos (en un presupuesto general de 300 millones de pesos). La situación catastrófica se agudiza más todavía por la baja en la cotización del peso: en julio y agosto de 1931 el dólar se cotizaba a 3.5-4.50 pesos, es decir, 75-125% más que en 1929. Como resultado de esto, se registraron las bancarrotas de una serie de empresas comerciales, industriales y bancarias. También se declaró insolvente uno de los más grandes bancos de México, el Banco del Crédito Español, que tiene sucursales en todos los centros importantes del país. A pesar de una serie de medidas de emergencia tomadas para consolidar el peso, éste se cotiza aún en la actualidad un 30% más bajo que al principio del año pasado. La anulación del patrón oro (Plan Calles) no ha salvado la situación, sino que ha tenido como resultado un aumento considerable de los precios de los productos de primera necesidad y una intensa exportación de las reservas de oro de los bancos extranjeros (es decir americanos) para Estados Unidos.

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Estados Unidos utiliza por todos los medios posibles la crisis para su más profunda penetración en la economía de México, para el refuerzo de su carácter colonial. La rapidez y el ritmo de la expansión del capital americano han adquirido proporciones nunca vistas. Sólo durante 1929 las compañías americanas invirtieron más de 100 millones de dólares en la industria eléctrica de México. En la actualidad, la cantidad total de las inversiones americanas en México llega aproximadamente a 1, 700-1,800 millones de dólares. Las inversiones fundamentales corresponden a los campos petroleros, minas, ferrocarriles y agricultura. Una atención especial fue dedicada en el transcurso de los últimos años precisamente a la agricultura. En una serie de estados (Puebla, Morelos, Oaxaca, Chiapas, etcétera), los hacendados americanos se transformaron en los más grandes terratenientes. En los estados de Chiapas y Oaxaca la United Fruit Co., es la más grande explotadora de plantaciones bananeras. En la actualidad le corresponde cerca del 70% de toda la producción platanera del país.
Pero, penetrando en la agricultura de México, el capital americano no sólo no cambia las relaciones semifeudales que dominan en ésta, sino que las adopta y combina la explotación capitalista con la intensificación de la dependencia semiesclavista y feudal de las masas trabajadoras. Para ilustrar esto daremos a continuación dos ejemplos (los podríamos citar por decenas y centenas) que caracterizan las condiciones de trabajo en las plantaciones y en las haciendas pertenecientes al capital americano.
"... A los indígenas de las fincas de la American German Coffee Co., se les obliga a trabajar con faenas rudísimas durante seis días a la semana a cincuenta centavos por día, sin proporcionarles alimentos, y aunque el trabajo termina los sábados por la tarde no se les pagan sus miserables tres pesos semanarios sino hasta el domingo... No sin antes verse despojados de la mayor parte de su jornal por las tiendas de raya, que la misma finca tiene establecidas... Los pobres indios cuyo dolor y paciencia parece que no tienen término, no poseen ni siquiera el consuelo de la queja. Si alguno se duele y expresa su esclavitud, es expulsado de las tierras de sus mayores... Se ha dado el caso... que hace algún tiempo... los verdugos de la empresa por una simple y explicable rebeldía de unos pobres indios, ante el terror mezclado de callada indignación de sus compañeros, pusieron a los desobedientes en tortura sobre unos hormigueros..." (El Nacional, 18 de agosto de 1931).

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En muchas plantaciones y haciendas del cónsul americano Jennkins, el terrateniente más grande del estado de Puebla, el salario miserable de los peones se les entrega en fichas que sólo pueden circular en las tiendas del mismo Mr. Jennkins, las famosas tiendas de raya, donde los precios de las mercancías superan en dos y en ocasiones en tres veces los precios normales del mercado.
Estos dos ejemplos ilustran suficientemente las formas de la explotación civilizada de las masas trabajadoras de México por los capitalistas americanos.
Penetrando con ritmos acelerados en la industria y la agricultura del país, el capital americano ha sobrepasado a su rival, el capital inglés, a pesar de que éste presenta una resistencia muy activa. De la cantidad total de las inversiones en la economía nacional de México, que asciende en la actualidad aproximadamente a 3,000 millones de dólares, al capital americano le corresponde cerca del 60% y al capital inglés 25%. Lo característico es que el capital americano en México no sólo adquiere nuevas posiciones, sino que conquista aun aquellas que hasta hace poco se encontraban en manos del imperialismo inglés. Así, por ejemplo, una parte de las minas de plata en los Estados de Hidalgo y Jalisco, así como una serie de estaciones locales de energía eléctrica que anteriormente pertenecían a compañías inglesas, han sido compradas por los americanos durante los últimos años.

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Un apoyo considerable en la penetración acelerada de Estados Unidos a México le presta el gobierno mexicano, fiel lacayo del imperialismo americano, que recibe del mismo en los momentos difíciles una ayuda material efectiva (empréstito de 15 millones de dólares, etcétera). El presidente actual, Ortiz Rubio, quien ascendió al poder en 1930, es de hecho solamente un juguete en manos del expresidente Calles (el verdadero dirigente de la vida política del país) y un instrumento del imperialismo americano. Electo en noviembre de 1929 como presidente, antes de entrar en funciones, fue a Washington a rendir vasallaje a su patrón Hoover, de quien recibió las instrucciones fundamentales sobre la línea política del gobierno mexicano.
Uno de los primeros pasos serios del gobierno de Ortiz Rubio ha sido la realización acelerada de la reforma agraria. Para la preparación de la opinión pública, la prensa burguesa ha realizado una amplia campaña abogando por la suspensión total de la distribución de la tierra entre los campesinos. "Los terratenientes no siembran porque tienen miedo de que sus tierras sean tomadas por los campesinos. Es necesario suspender la distribución de la tierra. Así conquistaremos la confianza para nuestro país y los extranjeros podrán tranquilamente invertir sus capitales en la agricultura de México". Tal fue la tesis fundamental de campaña inspirada por Estados Unidos. El mismo Calles ha declarado que "las tierras se deben entregar a aquellos que sean capaces de laborarlas (léase: a los kulaks22 JG)y a los campesinos a quienes fue entregada la tierra y no la laboran, debe recogérsela y devolverla al dueño o entregarla a otro campesino capaz de cultivarla". Claro está que una parte de las tierras repartidas entre los campesinos o trabajadores (desde la promulgación de la Ley de 1915 fueron repartidas y tomadas por los campesinos algo más de seis millones de hectáreas, es decir, el tres por ciento de la superficie total del país), no podía cultivarse debido al hecho de que los campesinos recibían la tierra virgen, sin ninguna máquina, sin crédito y sin semillas. Al mismo tiempo, los campesinos acomodados, recibían del Estado toda la ayuda necesaria y en primer lugar créditos. Claro está que éste último laboraba la tierra explotando a la vez a los campesinos pobres.
Como resultado de toda esa campaña, algunos de los estados agrícolas más importantes declararon la reforma agraria terminada (tales estados en la actualidad llegan a 11). Considerando a la opinión pública lo suficientemente preparada, el gobierno promulgó a fines de 1930 la reforma a la Ley Agraria de 1917 (artículo 27 de la Constitución). De acuerdo con esta nueva variante de la Ley Agraria, cargada de fraseología revolucionaria, una enorme masa de peones y semiproletarios pierde todo derecho a obtener tierras; de hecho, lo pierde también todo el campesinado pobre, desde el momento en que "la tierra se repartirá sólo después del pago previo de su valor" (por el gobierno o por las personas interesadas). De este modo, el gobierno mexicano se ha orientado hacia la conservación de la propiedad rural tanto de los hacendados de tipo feudal como los nuevos terratenientes burgueses. Más aún, la parte de las tierras confiscadas a los terratenientes extranjeros en los años anteriores les será devuelta (y de hecho ya se les devuelve), y se prestará un apoyo directo al esfuerzo de las regiones feudales en el régimen agrario del campo. En el caso de que el gobierno se vea obligado a confiscar por una u otra circunstancia una parte de las tierras de los hacendados, se establece de antemano el principio de la previa indemnización. Al mismo tiempo, la Ley Agraria de 1930 intenta asegurar la atracción del capital americano hacia la agricultura de México, garantizándolo contra el peligro de la confiscación de las tierras adquiridas. Finalmente, uno de los objetivos más importantes de esta ley es la creación de una fuerte capa de kulaks campesinos ricos, que pueden servir como una de las bases sociales más serias del gobierno burgués-terrateniente.
En el mismo sentido se resuelve también la cuestión de los créditos. La Ley de Crédito Agrícola decretada en 1930 permite la entrega de créditos sólo a aquellos campesinos que sean accionistas del Banco Nacional de Crédito Agrícola. Es claro que los campesinos pobres no tienen la posibilidad de adquirir acciones del banco y por lo tanto, de hecho, los créditos son proporcionados solamente a los hacendados y a los kulaks.
La ofensiva contra las masas trabajadoras, la descarga sobre sus hombros de todo el peso de la crisis económica, el refuerzo de su explotación y una progresiva entrega del país al imperialismo, tal es la línea fundamental del gobierno mexicano en fascistización. Para la realización de esta línea, el gobierno ha creado (en 1929) un partido gubernamental de masas, llamado Partido Nacional Revolucionario. Por primera vez en la historia de México es creado un partido burgués-terrateniente disciplinado, y de funcionamiento permanente, que controla la Cámara de Diputados, el Senado, las gubernaturas y las cámaras locales. El PNR tiene secciones en todos los estados, distritos y ciudades del país; deben ser miembros de él obligatoriamente todos los burócratas gubernamentales a los cuales se les descuenta para el sostenimiento del partido el sueldo de los días 31 (es decir, siete días al año). El PNR recibe oficialmente un subsidio del gobierno. Estando integrado principalmente por la burocracia estatal, por los empleados del gobierno, los kulaks, los nuevos terratenientes y la burguesía nacional, y encontrándose bajo la dirección de los partidarios deCalles, el PNR constituye el apoyo fundamental del gobierno en la ofensiva contra la clase obrera y las masas trabajadoras, encubriendo esta ofensiva con la más amplia demagogia (antimperialista, antifeudal, anticapitalista, mostrando simpatía hacia la construcción socialista en la URSS, etcétera). Adjuntas al PNR, han sido creadas una serie de organizaciones auxiliares a veces realmente de masas: los sindicatos, ligas campesinas, Confederación de Desocupados, el Partido Feminista Revolucionario, el ejército de obreras y campesinas, la Unión Revolucionaria de Obreros y Soldados, las universidades obreras nocturnas, la policía infantil y juvenil, la federación deportiva, los clubes, etcétera. El objetivo de todas estas organizaciones es claro: separar a los obreros y campesinos trabajadores de la lucha revolucionaria, del Partido Comunista y de las organizaciones revolucionarias.
Con ayuda del PNR, el gobierno mexicano ha puesto en vigor en agosto de 1931 el Código (fascista) del Trabajo (el cual es calificado aun por los socialfascistas de la CROM como "copia del código de Mussolini"), en virtud del cual toda una serie de conquistas logradas por el proletariado le son arrebatadas; a los empresarios se les da la posibilidad de revisar las tarifas (para su reducción), se establece el control gubernamental sobre los sindicatos (el envío obligatorio de las listas y direcciones de sus miembros a los órganos respectivos del Estado). A los sindicatos se les prohíbe mezclarse en actividades políticas, se implanta el arbitraje obligatorio, se prohíben las huelgas políticas y generales, las huelgas económicas pueden declararse sólo con el permiso del Departamento de Trabajo; por la participación en las huelgas ilegales, los obreros son procesados, etcétera. Defendiendo los intereses de la burguesía nacional y de los capitalistas extranjeros (de los americanos en primer lugar). el Código del Trabajo abre para ellos amplias posibilidades para la intensificación de la explotación de las masas trabajadoras de la ciudad y del campo.
La crisis económica que se profundiza, agudiza cada vez más las contradicciones de clase en el país y la lucha de las facciones burgués-terratenientes por el poder. El imperialismo inglés trata de utilizar en la actualidad el descontento de los hacendados semifeudales y de aquella parte de la burguesía nacional que está descontenta por la penetración del imperialismo americano; profundizando este descontento, el imperialismo inglés intenta por todos los medios posibles llevar al país hacia una nueva guerra civil, aspirando a derrumbar el gobierno del imperialismo americano y poner al frente del nuevo gobierno a su gente. A principios del año pasado fue descubierto en la capital un complot militar, al frente del cual se encontraba Luis Cabrera, quien participó en la revuelta reaccionaria-latifundista de 1923 (la revuelta de De la Huerta apoyada por el imperialismo inglés). En octubre. en el estado de Jalisco, fue descubierto otro complot, organizado por la Iglesia católica.
El peligro de la revuelta católica una vez más se presenta ante el país. Todas las fuerzas feudales en el país, todos los grupos burgués-terratenientes en oposición al gobierno han entrado en actividad. En el mismo gobierno se han formado dos fracciones, una de las cuales tiene a la cabeza al exministro Amaro y está ligada con los viejos latifundistas y generales (del tiempo de Porfirio Díaz), y otra, detrás de la cual se encuentra Calles, que en la actualidad forma parte del gobierno en calidad de secretario de Guerra y Marina, representa los intereses de la burguesía nacional agraria, comercial e industrial, ligada con el imperialismo yanqui.
En octubre, el ministro dimitió voluntariamente. Se formó un nuevo gabinete, en el cual el Ministerio de la Guerra correspondió a Calles. Con el ascenso de Calles al poder se refuerza considerablemente la fracción burguesa en el gobierno y el imperialismo americano afirma todavía más sus posiciones en México. Una de las primeras medidas del nuevo gobierno fue la de sustituir a una serie de gobernadores y jefes de operaciones militares que no eran una garantía suficiente en lo que se refiere a la realización de la política de Calles y del imperialismo americano. A la vez, se dan pasos hacia la pacificación de la Iglesia y entre otras cosas se trata de sustituir al gobernador Tejeda, quien hizo exageraciones en la demagogia anticlerical y al que se considera culpable de la agitación creada por los clericales y feudales.

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El feroz terror blanco que empujó a la ilegalidad a todas las organizaciones revolucionarias del proletariado y que está dirigido ante todo contra la vanguardia de la clase obrera mexicana, el Partido Comunista de México; la demagogia del gobierno y del PNR que enmascara la ofensiva de la burguesía, de los terratenientes y del imperialismo americano contra las masas trabajadoras; la traición de los líderes socialfascistas, con la ayuda de los cuales se realiza esta ofensiva y se fascistiza el aparato del Estado, todo esto frena, pero no paraliza el movimiento revolucionario.
En respuesta a la rebaja de salarios y a los despidos obreros, en contestación a la ofensiva contra el nivel de vida de las masas trabajadoras, la clase obrera organiza huelgas y demostraciones de protesta. Son atraídas a la lucha hasta capas de la clase obrera como los electricistas, los ferrocarrileros, que forman las categorías superiores y que anteriormente constituían la llamada aristocracia obrera. La crisis económica y la ofensiva de las clases dominantes contra las masas trabajadoras les ha alcanzado también a ellos. Últimamente —durante el año pasado— se han producido varias huelgas de obreros de las estaciones de energía eléctrica, la más importante de las cuales ha sido la huelga de Oaxaca, que duró 63 días y en la que participaron varios centenares de obreros que llegaron hasta realizar actos de sabotaje, hasta la destrucción de los hilos conductores de energía eléctrica, etcétera. Este movimiento, como otros, fue organizado por encima de los líderes socialfascistas de la Confederación de Electricistas que trataban de solucionar el conflicto pacíficamente. En una serie de minas, en respuesta a la reducción de salarios y a los despidos de obreros se registraron huelgas de carácter espontáneo en gran parte. Durante el último periodo, aumentó en las ciudades la cantidad de huelgas, principalmente en las empresas pequeñas y medias (textiles, calzado, etcétera), y en los talleres (reparación de calzado, etcétera). El hecho de que en las empresas grandes no haya habido huelgas se explica porque en ellas se encuentran las organizaciones socialfascitas de la CROM y de la CGTcuyos líderes traicionan abiertamente los intereses de los obreros y establecen todos los compromisos posibles con los dueños, ayudándoles a realizar la ofensiva contra la clase obrera. Como ejemplo claro de esto puede servir la CROM que aceptó la reducción de la semana de trabajo hasta tres y cuatro días (con la reducción respectiva del salario) en las fábricas textiles (Orizaba, Puebla, etcétera); declarando que "ambas partes deben sufrir igualmente, porque sin la ayuda de los obreros los capitalistas no podrán salir de la crisis" (Informe del CC de la CROM). Como ejemplo de la misma traición puede servir también el consentimiento de los líderes de la Confederación de Transportes y Comunicaciones para el despido de 12 mil ferroviarios en los Ferrocarriles Nacionales) y para la reducción del salario en un 10-15%. No es mejor también la actuación de los líderes anarcosindicalistas de la CGT (que en la actualidad colaboran francamente con el gobierno y con los sindicatos fascistas) que aceptaron, después de algunas protestas demagógicas, la reducción de los turnos y de los días de trabajo en las fábricas textiles del Distrito Federal.
Pero los socialfascistas no se limitan solamente a frenar el movimiento revolucionario por medio de compromisos y concesiones a los empresarios y al gobierno. En toda una serie de casos, organizan el rompimiento de las huelgas, entregan a los obreros revolucionarios a la policía, suministran rompehuelgas a los propietarios, etcétera. En este sentido se distingue principalmente la CROM. En 1929, en Atlixco. el famoso Grupo de Acción (la organización armada del Partido Laborista y de la CROM) asesinó a varias decenas de obreros comunistas que intentaban organizar su sindicato revolucionario en la fábrica textil El Volcán. Todas estas manifestaciones de traición, este carácter policiaco de los líderes socialfascistas son conocidos por las masas trabajadoras. En una serie de organizaciones socialfascistas se advierte un fuerte descontento. cuyo resultado es el abandono de esas organizaciones por obreros aislados y por sindicatos enteros. En el transcurso de los últimos tres años, la CROM ha perdido casi el 75% de sus efectivos, contando en la actualidad con no más de 70,000 miembros. También en las filas de la CGT se ha producido en julio del año pasado una escisión, a consecuencia de la cual varios sindicatos se han separado de la CGT. Un evidente descontento frente a los líderes se manifiesta también en la Confederación de Transportes y Comunicaciones. Bajo la presión del creciente descontento de los obreros, los líderes socialfascistas se han visto obligados a iniciar una lucha demagógica contra el Código del Trabajo. Sus protestas siguen siendo verbales; ninguna de las organizaciones socialfascistas luchan de hecho contra el código.
A pesar de este proceso de descomposición, estas organizaciones siguen siendo todavía cuantitativamente las organizaciones sindicales más fuertes de México, y están integradas por los obreros de las ramas decisivas de la industria. Al mismo tiempo, los sindicatos que se separan de ellas y los obreros aislados no pasan a las filas de la organización sindical revolucionaria (la CSUM); en su mayoría constituyen organizaciones autónomas (que por lo general caen bajo la influencia de los gobiernos locales) o ingresan en la organización sindical fascista del PNR. Esto se explica en primer lugar por la falta de trabajo de la CSUM en las grandes empresas y en las ramas decisivas de la industria. Hasta los últimos tiempos las fuerzas de la CSUM están concentradas principalmente en las empresas de la industria ligera, en los talleres, en las pequeñas fábricas y usinas23. En parte esto explica que precisamente en estas empresas y talleres se hayan producido durante el último periodo la mayor cantidad de huelgas. Sin embargo, el trabajo en estas empresas no puede ligar a la CSUM con las amplias masas obreras y transformarla en una verdadera organización sindical de masas. La penetración en las grandes fábricas y usinas, en las minas, en los talleres ferroviarios, en las plantaciones, etcétera, es la tarea fundamental de la CSUM. Ante la CSUM se plantea la tarea de conquistar a los obreros miembros de la CROM, de la CGT, de la Confederación de Transportes y Comunicaciones y de otras organizaciones sindicales socialfascistas y fascistas, por medio de la penetración en estas organizaciones y de la creación de las oposiciones sindicales revolucionarias en ellas, por medio de la creación del frente único por abajo para la lucha por las reivindicaciones parciales de los obreros, contra la ofensiva del capital.
La falta de un trabajo serio en las organizaciones socialfascistas ha sido consecuencia de la sobreestimación de la descomposición de estas organizaciones, de la subestimación de sus fuerzas y de la sobreestimación de las fuerzas propias. El aislamiento organizativo de la CSUM de las amplias masas motivó también el aislamiento de su política de las masas. Una serie de reivindicaciones inmediatas planteadas por la CSUM han tenido un carácter muy abstracto; muchas veces las consignas políticas no han sido ligadas con las reivindicaciones concretas, tenían a veces un carácter imaginario y no partían de las condiciones del momento. Todo esto impide a la CSUM movilizar a las masas en la lucha contra la ofensiva burguesa y al mismo tiempo hace fracasar todas las tentativas de realizar la táctica del frente único. Como ejemplo, en lo que se refiere a esta última, es característica la actuación de las organizaciones de la CSUM en la manifestación del primero de mayo en Tampico y del primero de agosto en Xalapa. En ambos casos el frente único fue creado con los líderes socialfascistas y nuestros compañeros tuvieron necesidad ya en la marcha, durante la demostración, de corregir los errores cometidos (las demostraciones al principio tuvieron un carácter puramente socialfascista).
En los últimos meses en el trabajo de la CSUM se nota cierto mejoramiento. Se dedica una mayor atención al trabajo en las empresas, particularmente en las plantaciones; en algunos lugares han sido creados nuevos sindicatos (en la capital y algunas otras ciudades). En varios sindicatos socialfascistas (de la Confederación de Transportes y Comunicaciones, de la CGT y otras), han sido creados grupos todavía débiles de oposición sindical revolucionaria. En la lucha por las reivindicaciones parciales, bajo la dirección de la CSUM interviene cada vez un contingente mayor de obreros.

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En lo que se refiere al movimiento campesino, éste adquiere formas cada vez más agudas. La ofensiva del gobierno burgués-terrateniente contra el campesinado, que se manifiesta en la liquidación de la reforma agraria, en el desarme de los campesinos y en la creación de destacamentos fascistas en el campo, en la intensificación de la explotación de las capas más pobres del campesinado, encuentra una resistencia espontánea, no organizada, de parte de las masas trabajadoras del campo. El movimiento de las más amplias masas del campesinado todavía tiene un carácter doble. Hasta ahora su forma fundamental la constituyen las peticiones demandas a los terratenientes al gobierno y demostraciones de masas para su apoyo. Pero, al mismo tiempo, el campesinado cada vez más comienza a pasar también a formas abiertas de lucha revolucionaria armada. La prensa burguesa está llena de informaciones sobre los asaltos a las haciendas, sobre los asesinatos de las autoridades locales, sobre el abatimiento de los destacamentos fascistas de la defensa social, etcétera; todo esto según la prensa burguesa es efectuado por bandidos. Sin embargo, estos bandidos son los campesinos pauperizados, los peones sin trabajo, descontentos del régimen social existente, hambrientos y en la más profunda miseria. Formando grupos de 30-40 y más hombres, creando las guerrillas armadas, ocupan a veces pueblos enteros y aun pequeñas ciudades.
La resistencia al pago de los impuestos, para cobrar los cuales son enviadas las tropas federales, según escribe abiertamente la prensa burguesa, adquiere un carácter de masas cada vez mayor.
El campesino revolucionario pierde cada vez más las ilusiones tanto en el gobierno obrero y campesino de Ortiz Rubio-Calles, como en los demagogos del tipo de Tejeda; los fusilamientos de los campesinos revolucionarios constituyen en la actualidad un acontecimiento diario en el país; ya no se fusila uno a uno a los campesinos, como en los pasados tiempos democráticos, sino que son fusilados en masa, de 50-60 y más hombres (Jalisco, Tabasco, etcétera). El pretexto para el fusilamiento es la resistencia a la entrega de las armas, al pago de los impuestos, al reconocimiento de las autoridades impuestas, etcétera. En la lucha contra el gobierno, contra los terratenientes y los odiados plantadores americanos, el campesino pobre y medio encuentra apoyo y dirección solamente por parte del Partido Comunista, que le señala el camino de la lucha revolucionaria. La influencia del Partido Comunista entre los obreros agrícolas, los semiproletarios y las capas pobres del campesinado crece rápidamente. Sin embargo, aunque en las ligas campesinas regionales revolucionarias creadas hace poco y que se encuentran bajo la dirección del PCya se cuentan decenas de miles de campesinos pobres, la no organización del campesinado trabajador retrasa considerablemente la influencia política del PC.
La Liga Nacional Campesina (que es en la actualidad una organización abiertamente gubernamental) no es una central efectivamente nacional; sus fuerzas están concentradas en el estado de Veracruz y en parte en el estado de Puebla. Los líderes de la LNC no sólo no organizan la lucha de los campesinos contra la ofensiva de los terratenientes y del gobierno, sino que al contrario ayudan por todos los medios posibles a las facciones dominantes a esclavizar al campesino trabajador, a desarmarlo. etcétera. Los líderes de la liga han sido los primeros que felicitaron al gobierno por la promulgación del Código del Trabajo. Y, si a pesar de todo esto, en las filas de la LNC, además de los kulaks,están todavía los campesinos trabajadores, esto se explica ante todo por la debilidad organizativa del PC y por la insuficiencia de su trabajo de disgregación de la LNC.

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En estrecha relación con la lucha de los campesinos por la tierra y contra el yugo colonial, se encuentra el movimiento nacional revolucionario de los indios. En este sentido. nosotros podemos constatar ciertos éxitos alcanzados por elPC en lo que se refiere al contacto con las masas indígenas por medio de las organizaciones campesinas regionales creadas por el partido (en una de ellas, en el estado de Veracruz, se encuentran organizados varios miles de campesinos indígenas). Estos éxitos constituyen la base para un viraje efectivo del PC hacia las masas indígenas nacionalmente oprimidas.
Sin embargo, el movimiento revolucionario de los indios que se desarrolló el año pasado, se realizó por encima del PC sin su participación y su dirección, de una manera espontánea. Así ocurrió con la rebelión de abril-mayo de 1931 de los restos de la tribu juchiteca en el estado de Oaxaca, a la que sirvió de pretexto el desconocimiento por las autoridades del estado del Consejo Municipal electo por los indios y la tentativa de imponerles a los agentes de los latifundistas locales. La lucha armada duró más de dos meses. En septiembre-octubre del mismo año el movimiento de los indios abarcó también la tribu yaqui (estado de Sonora), la única tribu que conservó una parte de sus tierras. Si el estímulo fundamental para la lucha de los juchitecos fue la falta de tierras (las tierras les habían sido arrebatadas por los latifundistas españoles y los plantadores americanos), para los yaquis la causa directa de su descontento la constituyen los impuestos demasiado altos cobrados por el gobierno y la crisis agraria. Según los comunicados de prensa, los yaquis llevan a cabo asaltos a los pueblos próximos, matan a los representantes del gobierno, etcétera. El movimiento ha abarcado también a la vecina tribu de los tarahumaras y a una serie de otras tribus indias.

* * *

En la lucha contra la solución burgués-terrateniente de la crisis a expensas de las masas trabajadoras, participan también otras capas de la población más pobre: los empleados del Estado de las categorías inferiores, los empleados de las empresas particulares, los maestros, etcétera. Tanto el Estado como los propietarios han despedido del 30 al 50% de los empleados y a los que quedaron trabajando les fue rebajado el salario en un 30-40 y más por ciento. Además de estas rebajas que se llevaron a cabo a principios del año 31, el gobierno decretó en el mes de agosto una nueva rebaja de salario en 10-15% a todos los obreros de las empresas del Estado, a los empleados, al Ejército y a la policía. El pago del salario se realiza muy irregularmente por los gobiernos locales y a veces se detiene hasta 3-4 meses. Esto último sirvió de pretexto para la huelga de 178 maestros, en el estado de San Luis Potosí; para la huelga de los gendarmes (en Chihuahua y otros lugares), etcétera.

* * *

La crisis económica agudizada durante el último periodo y la ofensiva de las clases dominantes provocan la vivificación del movimiento revolucionario de las masas. Su desarrollo en lo sucesivo dependerá en gran parte del aumento de la actividad y de la influencia política del PC que en la actualidad todavía está en retraso frente al movimiento revolucionario de las masas trabajadoras de la ciudad y del campo.
Uno de los defectos fundamentales del partido, así como de la CSUM, es el débil trabajo en las grandes empresas, en primer lugar en las empresas imperialistas. La falta de este trabajo es la causa del aislamiento del partido de las masas fundamentales del proletariado industrial. Las células existentes están creadas principalmente en las empresas pequeñas y medias y no realizan un trabajo diario y sistemático. Tanto los comités locales del partido, como las células apenas luchan por las reivindicaciones diarias e inmediatas de los obreros. El trabajo entre los obreros agrícolas es casi nulo. En su pleno de julio de 1929, el CC del PCM corrigió sus pasados errores oportunistas de derecha (la colaboración con el gobierno, la campesinización del partido, la debilidad del trabajo entre los obreros urbanos y el aislamiento de las masas proletarias) e hizo una amplia crítica de los mismos. Habiendo corregido sus errores y siguiendo en lo fundamental una línea política justa, el Cdel PC todavía comete a veces errores en la práctica que, en su desarrollo, amenazan con reincidencias oportunistas. Tales son, por ejemplo, los errores en la resolución del CCdel 22 de marzo de 1931 donde se planteaba la demanda de confiscación de las empresas imperialistas por el actual gobierno burgués-terrateniente y se hacía un llamamiento para la utilización del arbitraje (que es obligatorio, de acuerdo con el nuevo Código del Trabajo), en aquellos casos "en que las Juntas de Conciliación y Arbitraje constituyen la única forma que garantiza (?!: JG) el cumplimiento de algunas reivindicaciones inmediatas de los obreros" y "en que la falta de fuerza excluye la posibilidad de una lucha directa del sindicato contra el empresario". Tal es también la tentativa de regularizar la composición social del partido prohibiendo completamente a los campesinos el ingreso al mismo, lo que significaría el aislamiento del PCM de las masas campesinas y constituiría una amenaza de su transformación en un partido sectario puramente obrero. Tal es finalmente un párrafo del proyecto de la CSUque plantea ante el Parlamento el control por el Departamento del Trabajo de las comisiones obreras que deben distribuir el "fondo del seguro social".
El XI Pleno del Comité Ejecutivo de la IC significó un impulso para el PCM en todo su trabajo. Popularizando ampliamente las decisiones del pleno, adaptándolas a las condiciones concretas de México, el PC durante los últimos meses ha alcanzado ciertos éxitos en la lucha por la conquista de las masas. Reforzando los sindicatos rojos y creando los grupos de oposición sindical revolucionaria, el PC ha iniciado una campaña de desenmascaramiento de los líderes socialfascistas en las columnas de su órgano de combate, El Machete. Desenmascarando la declaración verdaderamente lacayesca del gobierno mexicano de que "en la próxima guerra el Ejército mexicano se pondrá del lado de Estados Unidos" (la declaración del exsecretario de Comunicaciones, general Almazán); señalando el peligro de la nueva guerra imperialista, el peligro de la intervención contra la URSS, ligando las consignas de la defensa de la URSS con las reivindicaciones inmediatas de los obreros y campesinos, el PC moviliza amplias masas de trabajadores en la lucha revolucionaria. Las demostraciones combativas del primero de agosto, en las que participaron miles de trabajadores, demuestran claramente el aumento de la influencia del PC entre las masas. Esto mismo demuestran las manifestaciones del 7 de noviembre, así como el aumento del tiraje de El Machete en un 50% durante los últimos meses. Trabajando en condiciones del terror blanco, estando en la ilegalidad, el PC amplía sin embargo cada vez más sus filas. La campaña de reclutamiento realizada durante los últimos meses ha dado al PC nuevos centenares de obreros y campesinos trabajadores; han sido creadas nuevas organizaciones locales del partido y células de empresas, incluso en regiones donde el partido no había penetrado hasta ahora; en el PC han ingresado obreros agrícolas e indígenas; ha crecido considerablemente la composición proletaria del partido y el PC se ha transformado, de un partido campesino por su composición según era en el pasado, en un partido verdaderamente proletario en la actualidad. Luchando por la línea general de la Internacional Comunista, contra las tendencias oportunistas de derecha de colaboración con el gobierno en proceso de fascistización, contra la pasividad oportunista, contra las tendencias putchistasque surgen a veces, el PC de México refuerza bolcheviza24 sus filas.

* * *

El desarrollo posterior de la crisis económica en México tendrá como resultado su mayor dilatación y agudización. Esto lo niega la prensa burguesa; sobre esto escribe también el órgano del partido gubernamental, El Nacional. El invierno trae un mayor crecimiento de la desocupación, principalmente en relación con la esperada deportación complementaria de varios centenares de miles de obreros mexicanos de Estados Unidos. El inevitable déficit del presupuesto del Estado obliga al gobierno a pensar en su posible disminución en 1932. En relación con esto, El Nacional del 22 de octubre comunica que los presupuestos para 1932 "contienen importantes economías que fluctúan entre el 18 y el 20%, con reajuste de personal y reducción de sueldos..."
La intensificación de la crisis económica agudizará todavía más las contradicciones de clase en el país, reforzará la lucha entre las distintas facciones burguesas-imperialistas por el poder, agudizará las contradicciones entre el imperialismo americano e inglés y hará ascender el auge revolucionario. El ascenso de Calles al poder demuestra que las clases dominantes, conscientes de la amenaza de la situación que se crea para ellas, refuerzan su preparación para la lucha. La agravación del régimen de la reacción y del terror, el refuerzo de los métodos fascistas de dominación, la intensificación de la ofensiva contra las grandes masas y al mismo tiempo la entrega cada vez mayor del país al imperialismo yanqui, tal será el camino del gobierno de Ortiz Rubio-Calles.
En respuesta a la ofensiva del bloque contrarrevolucionario de los explotadores, los obreros, las masas fundamentales del campesinado, las nacionalidades oprimidas y la pequeña burguesía revolucionaria, deben crear el frente único de lucha revolucionaria, bajo la hegemonía del proletariado y bajo la dirección del Partido Comunista, por la solución revolucionaria de la crisis, por la revolución agraria y antimperialista.


* Tomado de La Internacional Comunista, órgano mensual del Comité Ejecutivo de la IC, No. 1, abril de 1932, pp. 53-65.

21.Las palabras en cursivas aparecen entrecomilladas en el original.

22.Campesino rico que se opuso al poder soviético.

23.Fábricas, galicismo que se emplea en Uruguay y Argentina.

24.Proletariza.




Vida política

El “plan de seis años” de Calles*


Julio Gómez (México)

La crisis económica en México sigue agravándose. Aunque en algunas ramas aisladas de la industria (por ejemplo, en la extracción del petróleo) se nota en el transcurso del último tiempo una cierta vivificación de la producción en relación con la coyuntura de preguerra, en parte en ligazón con la guerra ya iniciada en el lejano Oriente y en América del Sur; sin embargo, por otra parte, una serie de nuevas empresas se paralizan. Crece el ejército de los desocupados. Sigue la depauperación de los campesinos. Junto con el crecimiento del descontento de las masas obreras y campesinas, se manifiesta cada vez más el descontento de la pequeña burguesía urbana, agobiada por el peso de enormes impuestos.
Esta situación dificulta cada vez más la capacidad de maniobra de las clases dominantes; dificulta la paralización el sentimiento del movimiento revolucionario. Ciertamente es grande. el apoyo que se presta a las clases burgués-terratenientes y al imperialismo extranjero por sus agentes en las filas del proletariado y de los campesinos trabajadores, por todos y toda clase de líderes reformistas, anarcosindicalistas, etcétera; por los Morones, Toledano, Araiza, por los renegados del PC de México del tipo de Blanco, Almanza, Fuentes López, etcétera, que hacen todo lo que de ellos depende con tal de no permitir que estallen las huelgas, "nocivas del periodo actual de crisis", según dicen ellos, y por arreglar por vía pacífica los conflictos cada vez más frecuentes entre los obreros y los patrones. Pero esos fieles lacayos de las clases dominantes de México y del capital financiero extranjero pierden cada vez más terreno bajo sus pies. Sus prédicas sobre "la colaboración pacífica entre el capital y el trabajo", son cada vez menos escuchadas por las masas trabajadoras, que comienzan a rebasar las fronteras de la lucha legal establecida por el reglamento de las juntas de arbitraje. El gobierno burgués-terrateniente de México presiente el peligro. Con el fin de desviar a las masas de la lucha revolucionaria, y, al mismo tiempo, con el objeto de elevar el prestigio del gobierno que sigue denominándose revolucionario, son presentados toda una serie de proyectos de leyes, y se organizan distintas campañas que dicen perseguir como objetivo el mejoramiento de la situación de las masas. El comienzo fue la campaña por la fijación del salario mínimo. Investida en una forma demagógica de protección a los obreros, en la práctica conduce solamente a la sucesiva ofensiva contra el nivel de vida de las masas trabajadoras. Después, constituyó la campaña antichina y antisemita, cuyo fin único consiste en instigar las pugnas entre distintas nacionalidades y desviar así a las masas trabajadoras de la lucha por sus reivindicaciones económicas y políticas. Más tarde fue promulgada una ley que restablece la reforma agraria que fue declarada terminada por el expresidente Rubio, lo que había provocado un intenso descontento entre los campesinos y conducido, en una serie de casos, a la toma de las tierras de terratenientes por iniciativa propia de los campesinos.
Pero indudablemente de todas las trampas últimas de las clases dominantes de México, la más interesante es la titulada plan de un sexenio, cuyo proyecto genial se engendró en la cabeza del jefe máximo de la revolución,general Calles, expresidente de México y actualmente el dirigente de hecho de la camarilla burgués-terrateniente que se encuentra en el poder. La idea sobre el plan de un sexenio no es una idea casual. Las noticias de los grandiosos éxitos del plan quinquenal, soviético han recorrido todo el mundo y llegaron también a México. Con un enorme interés, las masas trabajadoras de México seguían y siguen atentamente la realización del plan quinquenal, de las grandes obras de industrialización del país de los soviets, de la colectivización de la economía agrícola, de la construcción de los fundamentos de la economía socialista, del refuerzo del primer Estado de la dictadura del proletariado en el mundo, patria de los trabajadores de todos los países. Las noticias de los éxitos alcanzados en el frente de la construcción socialista de la URSS han sido y son recibidas con una gran simpatía por las masas trabajadoras de México. Comparando los dos mundos —el mundo capitalista y el mundo del socialismo en construcción—, las masas trabajadoras se convencen, sobre la base de su propia experiencia, de que el sistema capitalista de la economía es un sistema rapaz, de guerra, de empeoramiento constante de la situación de los trabajadores, en cambio, el sistema soviético es el sistema basado en la planificación, el sistema que conduce al mejoramiento incesante de la situación de las masas trabajadoras, a la abolición de la explotación del hombre por el hombre, a la construcción de la sociedad socialista sin clases. El plan quinquenal de la URSS es la bandera y el programa de la construcción socialista en interés de las masas trabajadoras.
Este espíritu de las masas trabajadoras de México, ha sido la causa principal de la gestación del proyecto Calles sobre el plan de un sexenio. Uno de sus colaboradores, Ezequiel Padilla, dice claramente: "El ejemplo soviético tiene un gran atractivo y es un estimulo para las masas" (El Nacional, 16-VI-33).
¿Qué representa, pues, el plan de Calles? Este plan abarca el periodo de 1934 a 1940, es decir, el sexenio del próximo presidente de la República que será electo este año. El plan sexenal traza toda una serie de tareas. Nos detendremos aquí solamente en las más importantes: la industrialización del país la reconstrucción de la economía agrícola.
¿Cómo piensa, pues, el general Calles realizar esa industrialización del país? "¡Por ahora tenemos que depender de la iniciativa privada, guiada, sostenida, encauzada, por el Estado, fomentando la justicia distributiva y abriendo brecha hacia el Estado socialista". Lo que se supone bajo la iniciativa privada en la obra de la industrialización del país, se ve claramente del hecho de que más del 90% de los capitales invertidos en las distintas ramas de la industria mexicana pertenece a las compañías extranjeras, sobre todo norteamericanas. Así, pues, industrialización del país a cuenta de la iniciativa privada presupone la industrialización por cuenta de la sucesiva atracción del capital extranjero (sobre todo norteamericano). Pero resulta que la iniciativa privada no es todo lo que presupone el plan. Hablando del paso hacia el Estado socialista, Calles declara que cuando México alcance "una grande preparación moral y administrativa, fundada en el desinterés personal, en la probidad, en el deseo de servir a los intereses colectivos", entonces se podrá iniciar la organización de empresas de tipo socialista, empresas "directamente del Estado". Pero hoy día se puede suponer cómo serán esas empresas socialistas (en caso de ser creadas) y qué verdadero carácter tendrán ellas, viendo solamente aquellas empresas socialistas, "directamente del Estado" existentes en la actualidad: por ejemplo, la Ilamada Ferrocarriles Nacionales, cuyo dueño de hecho es el imperialismo norteamericano.
Por lo tanto, no es la industrialización, sino una sucesiva colonización, sucesivo avasallamiento del país por el imperialismo extranjero y en primer lugar norteamericano, esto es lo que presupone el plan del sexenio de Calles.
¿Y cómo se piensa, de acuerdo con este plan, reconstruir la economía agrícola? Como se sabe, México es un país de enormes latifundios: 222 de éstos cuentan con más de 100,000 hectáreas cada uno. Hay algunos que cuentan con 250-300 mil hectáreas. La reforma agraria sólo en grado mínimo satisfizo las necesidades de una parte insignificante de campesinos. Hasta ahora se cuentan aún por centenares de miles los campesinos sin tierra y por millones los peones que viven en condiciones de explotación semifeudal y semiesclavista. ¿Cómo se realizará, pues, en esas condiciones la reconstrucción de la economía agrícola en México? Claro está, en forma que corresponda a los intereses de los grandes terratenientes latifundistas: "Fraccionamiento de la gran propiedad por sí sola y venta de lotes a los campesinos".
Calles declaró hace ya mucho tiempo que la distribución sucesiva de las tierras de los terratenientes (aun en aquella proporción miserable en la que se practicaba de acuerdo con la reforma agraria) no es deseable, por cuanto "crea en el extranjero un espíritu de desconfianza con respecto al régimen imperante en México" y por lo tanto, la consigna de la "distribución de la tierra", es sustituida por una consigna más conveniente para los terratenientes: "Fraccionamiento de la gran propiedad y venta de lotes". Y desde el momento que se presupone que esto será hecho por sí solo, es decir, por la buena voluntad de los terratenientes, éstos no serán obligados, por lo tanto, a realizarlo. Además, una serie de terratenientes realmente no se opondrán a la venta de algunos lotes de sus enormes propiedades a los campesinos acomodados (y solamente tales son los que pueden adquirir la tierra), ayudándoles a su transformación en kulaks y creando de este modo la barrera necesaria contra el reciente movimiento campesino revolucionario. Esto es precisamente lo que persigue el plan Calles con respecto a la reconstrucción de la economía agrícola.
Así pues, un sucesivo avasallamiento del país por el imperialismo extranjero, la conservación de la gran propiedad semifeudal de los terratenientes y el refuerzo de los kulaks, por una parte, y un sucesivo empeoramiento de la situación de la clase obrera, la depauperización de los campesinos pobres y medios, y conservación de la explotación semiesclavista de peones y campesinos sin tierra, tales son el contenido y fines verdaderos del plan de un sexenio de Calles. Pero este plan no puede tener otro contenido ni otros fines, porque es el plan de las clases dominantes de México y del imperialismo norteamericano, plan de los explotadores de obreros y campesinos.
A este plan burgués-terrateniente e imperialista, el PC de México, la vanguardia del proletariado mexicano y dirigente de las masas trabajadoras, contrapone su propio plan, su propio programa: la abolición del yugo imperialista, el derrocamiento del gobierno burgués-terrateniente de México y la implantación de un gobierno revolucionario obrero y campesino, sobre la base de los soviets de diputados obreros, campesinos y soldados; confiscación de todas las grandes empresas pertenecientes al capital extranjero; confiscación sin indemnización de las tierras de terratenientes, del Estado y de los capitalistas extranjeros y su distribución gratuita entre los campesinos trabajadores.
Sólo después de derrocar al gobierno burgués-terrateniente y de liberarse del yugo imperialista y de implantar su propia dictadura democrático-revolucionaria, la clase obrera y los campesinos trabajadores de México, bajo la dirección de su PC, elaborarán y realizarán su propio plan, el plan de la verdadera industrialización del país, el plan de la verdadera reconstrucción de la economía agrícola en interés de la clase obrera y de las masas trabajadoras de México.


* Tomado de La Correspondencia Internacional, revista semanal, No. 350, año V, 24 de noviembre de 1932, pp. 20-27.



Experiencias del trabajo de una
célula de empresa en México*

Julio Gómez

En la fábrica textil San Bruno (Xalapa, México), trabajan cerca de 300 obreros. Esa fábrica es la empresa más grande de la ciudad. Antes de la creación de la Confederación Sindical Unitaria de México, los obreros de la fábrica estaban organizados en un sindicato reformista, miembro de la federación local de sindicatos reformistas y de la CROM. Desde 1927 el Comité Local del PCM comenzó a dedicar una atención especial al trabajo de esa empresa. A los tres miembros del partido que trabajan en San Bruno ha sido prestada la ayuda de parte de los grupos del partido de las fábricas cercanas; además, del trabajo en San Bruno fueron encargados también algunos miembros del Comité Local del partido. Luchando contra los líderes reformistas del sindicato y de la federación local, el pequeño grupo de los miembros del partido muy pronto conquistó el prestigio entre los obreros de la fábrica.
En 1928, el sindicato de los textiles de San Bruno acordó salir del centro sindical reformista (CROM), y al principio de 1929 se adhirió a la Confederación Sindical Unitaria.
A pesar de que había todas las posibilidades para la creación de la célula del partido, sin embargo, el Comité Local posponía su organización. Tal subestimación de la organización de células de empresas ha tenido lugar (y aún ahora tiene) en toda una serie de comités locales y estatales del PCM.
Pero al principio de 1929 el grupo del partido en la fábrica San Bruno ha crecido considerablemente, y debido a la exigencia del CC del PC, el Comité Local de Xalapa organizó la célula en la fábrica. Durante el tiempo que la célula existe, ha realizado un gran trabajo; reforzó su influencia entre los obreros, conquistó la dirección del sindicato, amplió considerablemente sus filas (en la actualidad abarca cerca de un 20% de los obreros de la fábrica), fortificó considerablemente la célula de la FJC, de un grupo pequeño de miembros del partido, se convirtió en la organización más grande del partido en Xalapa.
Sobre el crecimiento de la actividad política de los obreros se puede juzgar por el siguiente hecho: en el mes de mayo de 1931, en una asamblea general de los obreros, se acordó expulsar a los líderes reformistas del sindicato, en vista de que éstos no habían participado en la manifestación revolucionaria del 1° de mayo. Además, se acordó exigir su despido inmediato de la fábrica. Esta demanda, a la insistencia del sindicato revolucionario y a su influencia decisiva entre los obreros, el patrono tuvo que satisfacerla.
Poco tiempo después, los reformistas decidieron penetrar una vez más en la fábrica, apoyados por las autoridades locales y por el patrono. Los obreros se negaron a que entraran en la fábrica, cerraron las puertas de la misma y, habiendo quedado en su interior, declararon la huelga de protesta. La fábrica fue sitiada por las tropas. Durante dos días nadie podía entrar ni salir de la fábrica. La huelga de hecho se ha transformado en una huelga de hambre contra los reformistas, contra las autoridades y contra el patrono. Dos días más tarde, los obreros ganaron la huelga: la célula del Comité Local del partido ha movilizado a las mujeres de los obreros (organizadas en el Centro Femenil Obrero Rosa Luxemburgo, adjunto a la fábrica) y a las obreras de otras empresas, que desarrollaron una amplia campaña de agitación entre las tropas que sitiaron la fábrica. Entre los soldados y obreros se inició la fraternización; el gobernador entonces dio la orden de retirar las tropas, desistiendo de su propósito de introducir a la fábrica por medios violentos a los reformistas despedidos.
Pero luchando contra la influencia reformista, la célula no debe olvidar un solo minuto a los obreros de fila, miembros del sindicato o grupo reformista. En lo que se refiere a estos obreros, es necesario siempre tratarlos en forma de compañerismo por parte de los comunistas; hacer un trabajo constante con tal de conquistarlos para el sindicato revolucionario y para el Partido Comunista.
En lo sucesivo, la célula debe mejorar también los métodos de su trabajo. Hasta ahora, la célula, a pesar de la gran cantidad de sus miembros, no ha creado sus eslabones en los departamentos de la fábrica; todos los miembros de la célula se reúnen juntos en las asambleas; no se realiza un trabajo diario en los departamentos, etcétera. Para abarcar mejor a los obreros con la agitación, la propaganda y la organización. es necesario realizar el trabajo por los departamentos, según las condiciones concretas de cada uno.
La célula de San Bruno hasta ahora trabaja sin cumplir las reglas elementales de la conspiración. Los obreros deben sentir a cada paso el trabajo y la actividad de la célula; pero no hay ninguna necesidad de que todos conozcan la composición de la célula y mucho menos su dirección, porque en las empresas capitalistas la célula siempre, y :donde quiera, en todas las condiciones, es de hecho una organización ilegal. Claro que será imposible evitar que sea conocido uno u otro obrero comunista, miembro del Partido Comunista. La reorganización de la célula sobre la base de los grupos del partido en los departamentos también jugará un papel muy importante en lo que se refiere al trabajo ilegal; por ejemplo, esto dará la posibilidad de organizar, cuando sea necesario, pequeñas asambleas de los comunistas, por los grupos, con siete, ocho o diez asistentes.
A pesar de todas las posibilidades existentes, la célula hasta ahora no edita su periódico de fábrica. La tarea de la célula es iniciar lo más pronto posible la edición del periódico (impreso en mimeógrafo o en la máquina de escribir) y de crear alrededor del mismo un fuerte núcleo de corresponsales obreros, no sólo miembros del partido, sino también los sin partido.
Dirigiendo al sindicato, al comité de fábrica y al consejo sindical de fábrica, la célula, sin embargo, no debe apoderarse de todos los puestos de dirección. Ella debe hacer todo lo posible para promover a los órganos dirigentes del sindicato a los obreros activos sin partido, ayudarlos en su trabajo, preparar de ellos a los cuadros para el partido. Finalmente, realizando su trabajo en la empresa, abarcando con su agitación y propaganda, con su influencia política a todos los obreros de la fábrica, la célula al mismo tiempo debe estudiar concienzudamente la composición de los obreros, realizar distinto trabajo entre las distintas capas de los mismos. Es necesario, particularmente, dedicar una gran atención al trabajo especial con aquellos obreros que estén ligados estrechamente al campo. Con una atención especial hay que tratar a los obreros indios.


* Tomado de La Correspondencia Internacional, revista semanal.



Ficha para la historia

Vínculos fraternales PCM-PCUS*


Julio Ramírez

Hay en Moscú una fábrica de maquinaria eléctrica, conocida no sólo en la Unión Soviética, sino también fuera de sus fronteras. Su nombre es Vladimir Ilich en honor del fundador del Partido Comunista de la Unión Soviética y del primer Estado socialista en el mundo. No es casual que se le concediera ese nombre: Lenin pronunció aquí uno de sus brillantes discursos, al salir del mitin fue herido de bala por Fany Kaplan, una terrorista del contrarrevolucionario partidosocialista revolucionario.
Esta fábrica siempre ha sido una de las fortalezas del PCUS, sus trabajadores estaban y están hoy día en las primeras filas de los constructores del socialismo y del comunismo en la Unión Soviética.
Hace 48 años, precisamente en diciembre de 1929, un grupo de jóvenes comunistas mexicanos procedentes de Torreón y la Comarca Lagunera entraron en relación, en el curso de una visita a la URSS, con la célula del Komsomol (la Juventud Comunista) de la fábrica. Fueron acogidos con enorme entusiasmo por los obreros en un gran mitin internacionalista. Como resultado de este encuentro fraternal se firmó un documento histórico que ocupa su puesto en el museo del centro de trabajo.
El documento se llama: Contrato de emulación revolucionaria internacional. Tiene fecha 14 de diciembre de 1929 y lo firmaron: en nombre de la célula del Komsomol, Gusiav y en nombre de la organización estatal de la Juventud Comunista de México, Gallardo. Además, está firmado por la presidenta de la comisión de trabajo internacional de la fábrica Vladimir Ilich, Kondrina.
En la primera parte del contrato se hace un análisis de la situación internacional, del movimiento revolucionario en los países capitalistas, de la lucha nacional liberadora en los países coloniales y semicoloniales y al mismo tiempo del desarrollo en la Unión Soviética "de la construcción socialista jamás vista por sus dimensiones y sus ritmos, construcción encarnada en el plan quinquenal de obras grandiosas". (Hay que recordar que 1929 era el comienzo del primer plan quinquenal.)
En esta misma parte del contrato se dice que "la agudización de contradicciones dentro del mundo capitalista y a la vez el reforzamiento cada vez mayor y decisivo de la URSS empujan a la burguesía a la preparación de la guerra imperialista contra la Unión Soviética".
Después de hacer este análisis se dice que "en estas condiciones la emulación revolucionaria internacional se propone ligar en un solo lazo el trabajo de los jóvenes comunistas soviéticos y del extranjero... sobre la base de una elevada iniciativa creadora, del intercambio de experiencias del reforzamiento de lazos internacionalistas".
En el Contrato de Emulación, la célula del Komsomol tomó 16 obligaciones, entre las que quiero mencionar las siguientes:
2) Organizar en todos los talleres de la fábrica Brigadas de Choque, dando a una de éstas el nombre de Juventud Comunista de México. 5) Organizar un círculo de estudios técnicos para la juventud obrera. 9) Atraer a 100 jóvenes comunistas a los estudios políticos. 12) Organizar en el "rincón de la Internacional Juvenil Comunista" los estudios de la vida y de las condiciones de actuación de la Juventud Comunista de México. 13) Suscribirse, para la organización de la Juventud Comunista de México, a las obras completas de Lenin en español. 14) Sostener relaciones a través de cartas mensuales con la JCM; realizar el intercambio de experiencias en el trabajo de masas, intercambio de fotografías y otros materiales.
No menos interesantes fueron las obligaciones, tomadas por la organización estatal de la Juventud Comunista de México:
1) Aumentar el número de los miembros de cada célula de la Juventud Comunista en el estado en un 20%. 2) Organizar las células de la Juventud Comunista en todas las empresas grandes de la región (metalúrgicas, jabonería, manteca, de aguas minerales, etcétera). Estas células deben abarcar no menos del 10% de la juventud obrera de la empresa. 3) Organizar en todas las células los comités contra la guerra. 4) Organizar un club para los obreros metalúrgicos con una sección juvenil 5) Organizar la sección estatal de la asociación deportiva obrera. 6) Organizar las células de la Juventud Comunista en cada plantación algodonera. 7) Organizar en todos los sindicatos las secciones de la Juventud Comunista. 8) Ayudar al partido en lo que se refiere a la dirección de la lucha económica de la clase obrera. 9) Llevar a cabo en las filas del Ejército burgués un trabajo antimilitarista y a la vez organizar no menos de dos células de la Juventud Comunista en los cuarteles. 13) Organizar en la ciudad de Matamoros, Coahuila, una sección de la Organización Femenil Internacional. Esforzarse en que la organización de la Juventud Comunista cuente con no menos de un 5% de muchachas entre todos sus miembros.
El contrato estaba firmado para el lapso entre los Plenos X y XI del Comité Ejecutivo de la Internacional Juvenil Comunista.
Los comunistas mexicanos que en los años siguientes venían a Moscú, siempre visitaban la fábrica Vladimir Ilich, intervenían en los mítines y diferentes reuniones dedicados a México. Entre los que intervenían en esas reuniones se puede recordar a Hernán Laborde, Xavier Guerrero, Jorge Fernández Anaya, que en aquel entonces era el secretario general de la Juventud Comunista de México y muchos otros compañeros.
En una velada internacional, celebrada el día 9 de octubre de 1930, al colectivo de la usina fueron entregados regalos del CC del PCM. El comité sindical de la fábrica Vladimir llich estaba ligado con el sindicato metalúrgico de México, que formaba parte de la Confederación Sindical Unitaria de México. También estaba ligado con la Sección Mexicana del Socorro Rojo Internacional.
A través del Socorro Rojo Internacional, la organización correspondiente del SRI en la fábrica tomó el patrocinio sobre seis presos políticos (comunistas) en México, lo que significaba ayuda material a los presos.
Tanto el contrato, como las relaciones fraternales sostenidas durante largo tiempo entre los comunistas de la fábrica Vladimir Ilich y los comunistas mexicanos eran una expresión concreta del internacionalismo proletario basado en los principios inmortales del marxismo leninismo.


* Tomado de Oposición, No. 174, 19 de febrero de 1977, pp.4 y 9.

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