lunes, 3 de febrero de 2014

Julio Gómez Julio Rosovski El maximato y el PCM IV

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IV
Retorno y despedida

Cincuenta años después, Julio Gómez en México

Reencuentro de una figura pionera con su país y su partido*

Alejandro Miguel

Ucrania es actualmente una de las repúblicas de la URSS. En Odesa, puerto ucraniano del Mar Negro, nació Julio Gómez en 1906; por supuesto, otro era su nombre. En 1921 arribó a México; desde entonces es simplemente, Julio Gómez.
—Yo me puse ese nombre, contesta, cuando en Puebla, hace unos días, le preguntaron con curiosidad y en confianza algunos miembros del PCM acerca de quién le había asignado ese nombre.
La razón de la pregunta anterior se basa en que, por la vida de revolucionario que Julio llevó en México, se cree que el cambio de nombre fue por consigna. También se llegó a pensar que su llegada a México fue parte de los planes de alguna organización revolucionaria. Con toda franqueza le preguntaron a Julio los comunistas poblanos si la Internacional Comunista lo había enviado como agente político a trabajar en México.
—Hubiera sido curioso: un agente de la IC que viaja acompañado de sus padres, responde con su habitual buen humor Julio Gómez.
En efecto, Julio Gómez viajó a México con su familia, porque su padre decidió probar fortuna en América. En México, por cierto, están enterrados los restos de sus padres, pero Julio desconoce el lugar. Un hermano de él probablemente todavía viva en México. Su hermana Esther vivió y murió en Leningrado.
En su ciudad natal, Odesa, cuna de Isaac Babel, Julio asistió al gimnasio, que es una institución escolar equivalente al liceo. Fue condiscípulo de Eduardo Bagritszki y Simeón Kirsanov, quienes llegaron a destacar como excelentes poetas. En el mismo plantel estudiaba Yuri Olesha, el autor de variada obra, entre la que se encuentra el cuento infantil Los tres gordinflones, conocidos en México.
Esos recuerdos de Julio, relacionados con hombres de letras, surgieron cuando se puso a examinar El vampiro de la colonia Roma, de Luis Zapata.
—Creo que no está escrita en serio, ¿verdad?, dice y sonríe con la expresión entre maliciosa e ingenua que le es característica. Habla con facilidad de asuntos literarios:
—Me gusta Pushkin, Chéjov, Tolstoi, Dostoyevski. Prefiero los textos sencillos, claros, comprensibles, para gente que simplemente sabe leer. La primera etapa de Mayacovski, la futurista, despierta poco interés en mí. El poemaLenin, de la segunda y definitiva etapa, es un buen poema.
¿Lees mucha poesía, Julio?
—Cuando estoy fatigado, antes de dormir leo poesía. Vuelvo constantemente a Lermontov y Nekrasov.
Julio se apasiona y entusiasma al recordar el poema Las mujeres rusas, de Nekrasov. "Canta una de las páginas más hermosas de la historia rusa: la conspiración de los decembristas en 1825 contra el zar. Los decembristas eran miembros de la nobleza; en castigo por el atentado se les envió a Siberia y hacia allá los acompañaron voluntaria y abnegadamente las nobles damas. Ellas renunciaron a sus salones para compartir el destierro de los hombres". Julio también declara su preferencia por el poema El demonio, de Lermontov. Se compromete a hacer una versión española de estos poemas.
Julio habla un español claro; lo maneja con soltura. Hasta modismos y expresiones coloquiales emplea. A veces se da el lujo de hablar con acento del DF. Cuando llegó a México en 1924, casi desconocía el idioma español. En tres meses el español pasó a ser el segundo idioma habitual de Julio.
En México vivió cinco años. Primero radicó en el DF y después en Puebla. Ingresó al Partido Comunista. Fundó el Comité Regional de éste en Puebla-Tlaxcala. Volvió al DF como secretario de organización del Comité Central del PCM. Fue compañero de Hernán Laborde, Julio Antonio Mella y Tina Modotti.
¿Qué cualidad recuerdas más de Laborde?
—Llevo la imagen de lo humano y sencillo que fue Laborde. En todas las circunstancias estaba presente el buen camarada, el internacionalista. Laborde no se preocupaba de su bienestar personal; el trabajo del partido era su aire, su vida.
¿Y de Mella qué imagen tienes?
—Era la indomable juventud, como la propia revolución. Tenía una fe inquebrantable en el comunismo. Estaba identificado plenamente con el marxismo leninismo, con la clase del futuro victorioso, con la clase obrera. Siempre sostuvo en alto su gran amor a la patria socialista de los trabajadores. Mella pertenece no solamente al PCM o al Partido Comunista de Cuba: fue un comunista universal.
La perspicacia de Julio Gómez no se hace esperar. Dice: antes que preguntes por Tina Modotti, debo decir que en ella se conjugaba la responsabilidad y la alegría de la militancia partidaria. Cuando estuve preso —continúa Julio— Tina me llevaba alimentos enviados por el Socorro Rojo Internacional; ella aprovechaba esta circunstancia para servir de intermediaria entre Laborde y yo. Así envié a Laborde información, direcciones y nombres que yo había memorizado. De aquella época también recuerdo, entre otras mujeres admirables, a Luz Ardizana, dirigente juvenil.
Julio, en efecto, fue aprehendido por la policía en diciembre de 1929. La policía lo entregó a la comandancia militar con sede en el Palacio Nacional. El gobierno acusó falsamente a Julio Gómez de participación en un complot para asesinar al presidente Portes Gil. Después de un mes de prisión y ante múltiples gestiones y protestas, Julio fue deportado en enero de 1930 por el gobierno mexicano. Partió de Veracruz, en barco, virtualmente prisionero; sin embargo, ante sus protestas, secundadas por los pasajeros, obtuvo libertad plena dentro del barco.
Medio siglo después, Julio Gómez retornó a México, a invitación del CC del PCM y con motivo del LX aniversario de éste.
El 28 de noviembre de 1979 Julio pisó nuevamente tierra mexicana. En el aeropuerto de la ciudad de México lo recibieron Valentín Campa, Eduardo Montes, una comisión del Comité Regional del PCM en Puebla y la Brigada Juvenil Comunista Julio Gómez en pleno. La bienvenida fue muy emotiva; subió de tono con las palabras del brigadista Miguel Ángel Martínez:
"Nunca pensamos que llegara el día de conocerlo personalmente, aunque como jóvenes mexicanos comprometidos a sentir, a pensar y a hacer la revolución socialista, conocemos su obra, obra que es un abrazo entre México y la Unión Soviética. Llevamos su nombre en nuestra bandera porque es usted un hombre limpio, generoso, justo y revolucionario".
Al día siguiente viajó a Puebla, al reencuentro con un paisaje y una historia que Julio vivió y sigue viviendo. Como invitado de la Universidad Autónoma de Puebla, participó en reuniones de investigación sobre la historia del movimiento obrero de la región. Allí volvió a estrechar las manos de antiguos compañeros, como Miguel Ángel Velasco. También allí estaba Rafael Carrillo. Había viejos luchadores, recios luchadores, junto a los jóvenes que a todas horas rodeaban cariñosamente a Julio.
Refiere Julio que fue Carrillo, precisamente, quien le aclaró una duda. Entre los organizadores y fundadores del Partido Comunista de Cuba se encuentra el mexicano Enrique Flores Magón, enviado por el PCM; a partir de este hecho, todo mundo pensaba que se trataba del hermano de Ricardo Flores Magón.
La verdad es otra. En Moscú, Juan de la Cabada dijo a Julio que este Enrique no era hermano de RFM. En Puebla, Carrillo reafirmó la aclaración: no se recuerda el segundo apellido de Enrique Flores, pero, desde luego, no era Magón. Por asociación de nombres pasó por Flores Magón, sin ser familiar de los famosos hermanos30.
Julio Gómez permaneció más de una semana en Puebla. Dio una conferencia. Fue entrevistado. Hizo grabaciones. Visitó varios lugares, donde hace medio siglo actuó: Atlixco, Cholula, etcétera.
En el DF, Julio participó en un pleno del CC del PCM. Visitó lugares aledaños. El 20 de diciembre estuvo en Teotihuacán. Las pirámides lo deslumbraron; subió a ellas, recorrió la Calzada l7 de los Muertos, entró al museo, adquirió una flauta indígena, se retrató con sus acompañantes y bromeó. Esto es tributar vida a la vida.
En Xochimilco, el 21 de diciembre, abordó una trajinera. Comió arroz con pollo y volvió a su eficaz didáctica: el buen humor. Julio sabe sonreír a pesar de los contratiempos: los notorios retardos de Teodoro, el compañero de la camioneta que siempre llega acompañado de familiares, la falta de horario confiable de los dirigentes del partido para asistir a sus oficinas, la ausencia de iniciativa de los camaradas que no saben, no quieren o no pueden elaborar un programa integral para un invitado (Julio no fue ni siquiera a una función del Ballet Folclórico, a pesar de que sus anfitriones mexicanos que han estado en Moscú saben que en un programa —por más político que sea— hay un lugar para el teatro, los museos y hasta para el circo).
En Teotihuacán o Xochimilco, o ante los murales de Diego Rivera, de compras en algún lugar o almacén, donde estuviera, Julio no dejaba de pensar en visitar la tumba de doña Leocadia, la madre de Luis Carlos Prestes.
Julio tiene una verdadera devoción por la amistad con Prestes, El cabalIero de la esperanza, el legendario capitán de ingenieros que se rebeló contra el Brasil feudal y continúa al frente del PC de aquel país. Con ayuda de Lino Medina, por fin fue localizada la tumba de doña Leocadia. Está a unos pasos de la Rotonda de los Hombres Ilustres en el Panteón Civil de Dolores. El 24 de diciembre Julio depositó un ramo de flores ante la tumba de la luchadora brasileña. La inscripción de tan sencilla dice todo: "La madre heroica".
Por la tarde de ese día Julio acudió a las oficinas de Oposición: plática fraternal, preguntas y respuestas interesantes. Durante el brindis, Julio levantó su vaso de sidral, porque la úlcera gástrica es despótica en asuntos de licores. Ulcera y problemas cardiacos padece Julianito. En 1972 sufrió el primer infarto. "Pero Klava (su esposa) estaba a mi lado; si no hubiera volado más lejos que a México", dice Julio enternecido. La ternura por Klava es la otra parte de la sangre y el sueño de Julio Gómez; en vísperas de su regreso a Moscú, repentinamente exclamó (lo que resultó un imprevisto, espontáneo poema): "¡Ay Klava me está esperando! Ya no cuenta los días, sino las horas".
Así, sin cansancio, en abrazo permanente con camaradas y sus amigos, con su enorme familia mexicana, como dice él, Julio Gómez vivió su retorno a México. No faltaron la visita a Juan Duch, a Jorge Fernández Anaya, la reunión con la Brigada Juvenil Comunista Julio Gómez. Un día estuvo en la casa de Montes; regresó emocionado a la casa en que se hospedaba a contar que había visto un programa del PCM por televisión. Estuvo en casa de Martínez Verdugo, de Ibarra, de Unzueta. Para él siempre había descubrimientos importantes en las casas visitadas, altas virtudes en los hombres y mujeres.
El 26 de diciembre Julio pronunció su dasvidania (hasta luego). En el aeropuerto de México se reunieron a despedirlo Campa, Montes, Ibarra, los brigadistas, nietos adoptivos, un buen número de personas puestas entre la pesadumbre de la partida de Julio y la alegría de verlo retornar sano, contento a su Moscú.
Al despedirse, Julio tenía los ojos levemente humedecidos; quienes lo abrazaban también.

Una esperanza

No solamente los comunistas sino los elementos de la izquierda, los elementos progresistas de México, desde hace muchos años tenían la esperanza de la unificación de la izquierda como un contrapuño a la reacción, al imperialismo yanqui. Por ello la unificación realizada es la materialización de un anhelo de hombres de izquierda, progresistas de México31.
Comprendo que hay muchas dificultades en el partido, dificultades muy comprensibles porque vienen y se agrupan varias organizaciones que tienen sus propios programas, sus propios estatutos, inclusive no siempre tienen la misma ideología que los comunistas. Por eso no hubo tiempo de unificar desde la base.
La unificación se verificó más bien en la cúspide y de aquí vienen las dificultades. Estoy seguro que se superarán. Quiero creer que el Partido Socialista Unificado de México (PSUM) se va a convertir en un partido unificado desde arriba hasta las bases y que va a responder a los anhelos de las clases trabajadoras, aunque hay muchas dificultades que, comprendo, no van a ser superadas de un día para otro, indudablemente.
En la campaña electoral han sido alcanzados ya, por un partido muy joven, logros muy importantes. Eso no es todo, la campaña electoral es sólo una de las tareas en las que tiene que participar.

Un deseo y un mensaje

Ante todo quisiera que los jóvenes militantes comprendan que a pesar de los errores cometidos en uno u otro periodo de la existencia del PCM, su historia es la de un partido marxista leninista que ha luchado siempre, en todos los años de su existencia, por el bien del pueblo trabajador.
Este partido ha tenido una enorme influencia en todos los ámbitos de su existencia, entre los trabajadores de México. Su influencia no siempre se ha transformado en organización y éste ha sido uno de los defectos contra el cual yo trabajé. Pero la influencia del Partido Comunista Mexicano ha sido siempre muy grande.
A pesar de que el partido era bastante joven y faltaban cuadros dirigentes, tenía influencia sobre miles de trabajadores, de campesinos organizados en la Liga Nacional Campesina. Tenía también gran influencia sobre organizaciones sindicales como la Confederación de Sociedades Ferrocarrileras.
Quisiera que las nuevas generaciones estudiaran la historia del Partido Comunista y la conclusión de que el PCM fue un partido del pueblo trabajador mexicano. Yo tengo mucha esperanza de que el PSUM luche por los intereses de los trabajadores mexicanos. Quisiera que los militantes nuevos tomaran en cuenta las experiencias del PCM.

Despedida

Muy querido Eduardo32:

Te escribo bajo la impresión de tu telefonazo de ayer. Eran las ocho (no, las seis y media) de la noche cuando inesperadamente sonó el teléfono de una manera especial: así suena solamente cuando nos hablan de otra ciudad o de otro país. Yo y Klava estábamos sentados cerca del teléfono y quién sabe por qué Klava gritó: "¡Es de México!", tomó el teléfono, escuchó y me dijo que hablaba Eduardo. Por lo pronto pensé que era Montes y cuando supe que tú eras el que hablabas me alegré mucho.
Querido hijo, no te imaginas lo que significó para mí tu telefonazo. Estoy mal de salud, muy mal. Y en estas condiciones lo que más necesito es el apoyo moral de ustedes mis amigos, hermanos, hijos y nietos. Este apoyo lo necesito sobre todo ahora, cuando todas mis enfermedades se unieron en un ataque agresivo contra mí. Las enfermedades de los riñones y del corazón, la sublevación de la úlcera, los dolores de la espina dorsal y cerca de la cabeza; no menciono todas las enfermedades, bastan éstas para comprender la difícil situación en la que me encuentro. Y como resultado una enorme y creciente debilidad. Tú conoces nuestro departamento, es pequeño: pasar del cuarto a la cocina y regresar me cuesta trabajo. ¿Comprendes, hijo? No, no vayas a pensar que ya perdí la esperanza de vivir. La tengo todavía. Pero son grandes las dificultades mías y sobre todo de Klava. Su energía, su apoyo son los que me permiten vivir.
En mi situación tiene una enorme importancia vuestras cartas. Es una lástima, verdaderamente, que hasta hoy no haya llegado a mis manos tu carta de septiembre enviada por medio de un estudiante de la Lumumba. Voy a pedir a Víctor que la busque.
Víctor nos visita y si no tiene tiempo nos habla frecuentemente por teléfono. Cuando recibe cartas de la casa, siempre nos habla. Es un magnífico muchacho, dedica mucho tiempo a los estudios y el tiempo libre lo dedica a las excursiones, a los museos, etcétera. Sentimos por él mucho cariño.
El tiempo ahora, para mí, es bastante malo. Hace frío y por mi debilidad lo siento más que otros. Víctor el frío lo pasa bien. Desde hace dos meses no salgo a la calle, esto me lo prohibieron los doctores por las enfermedades del corazón, el frío, el viento, etcétera. A lo que más miedo tengo es a una hospitalización. No la voy a soportar.
Te agradezco mucho por las informaciones que siempre me das sobre los trabajos del CEMOS. Desgraciadamente no recibo Asi es desde agosto y por lo tanto no sé qué es lo que pasa en el PSUM. Pasa lo de siempre: la falta de información... Ni modo, no encontramos remedio.
Te suplico agradecer en mi nombre a Antonio y Teresita por haber entregado tan pronto mis cartas a ti, y supongo que también a los demás amigos a quienes había yo escrito. Y también te suplico saludar en mi nombre y el de Klava a todos los que se acuerdan todavía de nosotros. Abrazos y besos a las dos Marías, a Alexis y Andrei; saludos y abrazos a Alba y su familia. Saludos a Arnoldo, Valentín, Miguel Ángel, Rafael, Rincón, Montes, Delgado, Iván García, Unzueta, Terrazas, Jorge Díaz Ortiz, Alejandro Miguel y muchos más.
Termino la carta, no tengo más fuerzas para escribir. Envío un grandísimo saludo a México, que es mi país; al ex PCM que era mi partido, y al PSUM al que deseo grandes éxitos en su trabajo para el bien del pueblo trabajador mexicano.

Julio
Klava (firmas)



Álvaro Obregón, DF, marzo de 1986.


* Tomado de Oposición, órgano del Comité Central del PCM, No. 318, 13 de enero de 1980, p.4.

30. Enrique Flores Magón, delegado del PCM al congreso constituyente del Partido Comunista de Cuba, efectuado el 16 de agosto de 1925, "fue uno de los más activos militantes comunistas de los años veinte. En 1929 se unió a Ursulo Galván y fue excluido del PCM. No confundirlo con el hermano de Ricardo Flores Magón, del mismo nombre". Amoldo Martínez Verdugo, Historia del comunismo en México, Editorial Grijalbo, México, 1985, p. 70.

31 "Entrevista con Julio Gómez", Héctor Delgado, Moscú, 1 de marzo de 1983, en CEMOS, fondo Julio Gómez, caja 1, expediente 2.

32 Carta de Julio y Klava Gómez a Eduardo Ibarra, Moscú, 11 de enero de 1985, en CEMOS, fondo Julio Gómez, caja 1, expediente 10. Julio Rosovski (Ramírez-Gómez) fallece el 23 de enero de 1985.

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