domingo, 9 de octubre de 2011

Luis Rivera Terrazas. Escritos 1

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Artículo PERIODISTICO publicado en el No. 1 del periódico
LA PALABRA.
(Fecha: noviembre de 1965)
25 AÑOS DE REFORMA UNIVERSITARIA EN LA UAP Artículo periodístico hecho público bajo seudónimo (LUCIO RIVAS)
VISION ACTUAL DE LA REFORMA UNIVERSITARIA Publicado en el No. 4 de "CRITICA". (Fecha: Primer Trimestre de 1980)
Desplegado publicado en la prensa local el 24 de julio de 1981.
Concedida a la prensa local en ocasión de un discurso pronunciado por el Presidente JLP, el 3 de agosto de 1981.
Fecha: 24 de noviembre de 1975.
Fecha: 31 de agosto de 1978.
LLAMAMIENTO A LOS UNIVERSITARIOS Fecha: 7 de mayo de 1979.
Fecha: 18 de febrero de 1981.

La universidad es una institución que sufre en nuestra época un proceso de transforma­ción y en el periodo actual -en los países capitalistas- da lugar a la lucha por una uni­versidad de nuevo tipo sin dejar de formar parte del aparato de hegemonía del Estado, constituyendo al mismo tiempo un ámbito de enfrentamiento ideológico; el típico esce­nario de resistencia al sistema y centro de actividad de la intelectualidad avanzada.
Bajo la perspectiva de la investigación científica y la lucha política, la universidad contemporánea refleja la crudeza de la confrontación social. Paulatinamente pierde terre­no el aparato universitario heredado del feudalismo y asimilado a la época contemporánea. Los universitarios impugnan hoy la institución elitista, conservadora y reaccionaria.
El perfil de la universidad de nuevo tipo es aún incierto. La destrucción de la estruc­tura conservadora puede ser muy rápida, incluso violenta. Pero la edificación de lo nuevo constituye la parte más ardua del proceso. Es en ese tramo del camino en el que la consis­tencia o endeblez de las alternativas que se propongan deben ajustarse al más rigmoso examen.
Además de otros motivos, el solo crecimiento numérico de los que aspiran auna edu­cación universitaria -particularmente en los países en vías de desarrollo— implica por sí mismo un fenómeno nuevo. Paradójicamente, eso no significa que la universidad crezca en la misma proporción: sólo supone que la marginalidad educativa crece en esa dimensión.
A pesar de que el factor señalado tiene su peso específico, la universidad es ya física­mente distinta, es una institución masiva.
En la época histórica del socialismo, del fin del colonialismo, en presencia de ruptu­ras periódicas en la cadena de dominación (Vietnam, Angola, Nicaragua) y del agudo agra­vamiento de las contradicciones antimperialistas, la universidad enfrenta desde diversos ángulos la conmoción de su doble carácter de agente y adversario del sistema.
Su transformación involucra no sólo al contenido de la enseñanza, sino al conjunto de la institución. Afecta todo lo que se relaciona con ella. Así, este periodo de cambio ha dado lugar a las luchas por la educación científica y crítica, por su derecho a desentrañar científicamente los problemas de su contexto social y plantear las alternativas correspon­dientes, por la participación directa y efectiva en la gestión administrativa y académica, por la organización estable y duradera de los sectores de la comunidad y por su vida democrá­tica.

Sin embargo, la UAP ha conquistado un lugar destacado en la historia y el destino de la patria; y, si es así, es por la acción de los propios universitarios y el pueblo mexica­no; por su lucha llamada de Reforma Universitaria Democrática. La Universidad actual es producto de ese combate; la Universidad de hoy es un factor de primera importancia en la lucha por el progreso social, la democracia y la plena soberanía del país;y es aspiración de los universitarios y de los trabajadores de la ciudad y del campo que así sea.
Asimismo, la Universidad Autónoma de Puebla es parte del sistema educativo na­cional; y, más concretamente, del sistema de educación superior. Debe destacarse aquí que la Universidad Mexicana se ha mostrado como el eslabón más débil del sistema educa­tivo, y esto sucede por sus propias características y funciones que desarrolla.
En tanto parte de la superestructura, la Universidad expresa las contradicciones fundamentales de la sociedad. La Universidad, inscrita en una formación económico- social concreta, obedece a los intereses de la clase dominante, es una institución al servicio del régimen social del cual es producto* En este sentido, coadyuva al mantenimiento de las relaciones de producción existentes al cumplir las funciones planteadas por el sistema como necesarias para su reproducción; es decir: a) en sí misma, conformar el sistema institucional necesario, b) reproduce la ideología de la clase dominante, c) forma los cuadros técnicos y científicos para que ta clase dominante mantenga su predominio social.
Pero, como todo proceso es en sí contradictorio, por otro lado, la Universidad coadyuva al desarrollo de las fuerzas productivas cuando: a) impulsa la ciencia, la técnica y la cultura; b) en su seno se gesta el movimiento universitario —estudiantil principalmen­te- que desauolla tareas revolucionarias al lado de los trabajadores.
Lo anterior hace de la Universidad un nudo de contradicciones y, por tanto, ad­quiere una sensibilidad extrema. Además, sobre esta contradicción inciden otros factores que, en su conjunto, hacen de la Universidad un escenario muy importante de la lucha de clases.
La UAP es una de las instituciones educativas más antiguas del país; en este año ha cum­plido ya 150 afios de vida laica y, próximamente, en 1978, celebrará 400 años de su fundación:
A lo largo de su existencia ha sido un fiel reflejo de la sociedad mexicana; en ella se han manifestado las contradicciones de nuestra evolución histórica; por sus aulas han pasado ilustres mexicanos, como Carlos Sigüenza y Góngora, Francisco Javier Clavijero, José María Lafragua, Ignacio Manuel Altamirano, Manuel Toussaint y otros.
AI defender su existencia como institución la UAP desempeña un papel importante en la lucha por las libertades democráticas permanentemente constreñidas por quienes mantienen sus privilegios a través de la anulación de los derechos constitucionales, de la opresión política y la explotación sin límite de los trabajadores.
Durante estos últimos años, el movimiento estudiantil -el de Puebla y el de todo el país—, al lado de amplios sectores de la población, ha obligado a retroceder a quienes bus­can en la antidemocracia y la falta de libertad política la vía que garantice su posición de beneficiarios de la desigualdad social.
A lo largo de su lucha, los universitarios de Puebla se han enfrentado a violentas re­presiones; las agresiones de la fuerza pública en 1964 y el encarcelamiento de dirigentes estudiantiles, los asesinatos de nuestros compañeros Enrique Cabrera y Joel Arriaga y los cometidos por la policía contra cinco jóvenes el lo. de mayo de 1973; los atentados térro- ristas y las campañas calumniosas contra profesores y trabajadores de la Universidad; la infiltración de provocadores y el impulso de la corrupción; la protección de pandillas y la introducción de drogas, son algunas de las formas con las cuales se quiere impedir que la Universidad continúe en el camino trazado durante todos estos años.
Sin embargo, dichos intentos han fracasado y hoy la UAP se plantea nuevas metas y objetivos. Durante estos años de combate contra el oscurantismo y la reacción, la UAP ha foijado los rasgos de la universidad democrática, crítica y popular, que deben ser con­tinuados, extendidos y profundizados.
Desde sus inicios, el movimiento de reforma universitaria planteaba que el destino de la UAP, así como el de la educación en México, depende, en última instancia, de la trans­formación social. Su objetivo estratégico básico consiste en lograr la identificación plena de estudio y trabajo productivo; la integración de la educación a la vida.
A la Universidad no le corresponde protagonizar la transformación social; mas, pue­de y debe contribuir a ella a través de la superación de su vida institucional mediante el desarrollo de la conciencia social acerca de los problemas cardinales que afectan a nuestro país, junto con el impulso de las fuerzas culturales, científicas y técnicas necesarias para la solución democrática.
En su función, la Universidad deberá vincularse con las necesidades concretas de la sociedad; la tarea central, en este sentido, consiste en estimular la transformación en las fuerzas productivas, de tal manera que posibilite una acción revolucionaria para cambiar las relaciones sociales existentes.
Dicha función se basa en la comprensión del proceso histórico real, en el cual se vincula el poder del hombre sobre la naturaleza, base del desarrollo de las fuerzas produc­tivas, con el conocimiento mismo de la naturaleza y de las relaciones sociales que el hom­bre puede dominar.
En la orientación de sus actividades, la Universidad deberá basarse en la concepción científica del universo, es decir, reconocer su existencia objetiva, independiente de la re­presentación en la conciencia humana; y la existencia del hombre como parte integrante del mismo. Además, considerar que en este último, el universo humano, se deberá luchar por un reparto justo de la riqueza; por hacer desaparecer la explotación del hombre por el hombre; y de establecer la democracia en todos los ámbitos de la actividad social.
En síntesis, la universidad democrática, critica y popular tenderá a integrarse a la vida real y concreta del país, sobre la base-de contribuir, en su quehacer propio, a la solu­ción democrática de los problemas del pueblo trabajador y a fortalecer la lucha por la plena soberanía e independencia nacional. En esta integración, la Universidad coadyuva a la transformación social y, a la par que hace esto, se transforma también ella misma al establecer en su propio orden las bases tendientes a formar hombres cada vez más plenos, conscientes de su vida y de su época, cuyo fundamento moral sea el de la lucha por el progreso social.
Al mismo tiempo, la lucha por una universidad democrática constituye una respues­ta a la crisis de la educación superior en nuestro país. Frente a la penetración imperialista; frente al desmembramiento de los centros de estudio; la tecnocratización y el carácter antipopular y elitista que se intenta dar a la educación, la universidad democrática surge como alternativa.
La universidad democrática, critica y popular, tal es el objetivo alcanzable de la reforma universitaria, tales son las características necesarias para hacer que nuestra Uni­versidad, en compañía de las mejores fuerzas de nuestro país, se transforme en factor de lucha por la democracia y el progreso scfcial.
En cuanto a la perspectiva de la universidad democrática, ella está dada por la perspectiva del México democrático. Compleja y difícil en verdad, pero la UAP pondrá todas sus fuerzas en el logro de dicho objetivo. Sólo un país democráticamente gobernado puede conseguir una universidad democrática.
Como la antidemocracia reinante propicia que la solución a los problemas presenta­dos, efecto de la crisis por la cual atraviesa el país, sea una solución antidemocrática y antipopular, México está así en peligro de inscribirse en un desarrollo proimperialista y reaccionario.
Pero, la misma crisis puede convertirse en elemento favorable para el desarrollo de la democracia y, por tanto, dar una salida de ese carácter a la crisis. La historia del país demuestra que esto es posible, pues las fuerzas del progreso son numerosas y fuertes, y existe una corriente histórica capaz de lograrlo. Así, la lucha por una vía de desarrollo democrática e independiente del exterior es hoy posible y necesaria.
Asimismo, la jüventud universitaria ha demostrado cómo sus inquietudes, sus incon­tenibles impulsos combativos, pueden dar grandes frutos cuando los encauza por la senda de las fuerzas de la historia, las cuales deciden la vía de la lucha del pueblo trabajador por la democracia y contra el imperialismo. Es la juventud quien ha forjado el programa de lucha, ella es también la forjadora del futuro luminoso del México de los trabajadores.
La defensa de los principios universitarios es una característica de la UAP en los últi­mos años. El mantenimiento de éstos es condición necesaria para la construcción de la universidad democrática. El movimiento de reforma universitaria, a través de su desarrollo histórico, se ha fortalecido bajo el más estricto apego a sus principios, que han guiado su acción. Por tanto, es un deber de todos los universitarios la defensa de la Universidad y de los principios sobre los cuales se desenvuelve.
1.            AUTONOMIA UNIVERSITARIA. U UAP, en la defensa y lucha de la libertades políticas, ha enriquecido el mismo concepto de autonomía. El Consejo Universitario for­muló una definición que es necesario apoyar y se basa en el respeto a los siguientes dere­chos:
a)           Libertad de cátedra para el desarrollo de la ciencia y la enseñanza.
b)            El autogobierno de los universitarios sin restricciones e interferencias del poder público.
c)               El desarrollo en la Universidad de la actividad crítica, del pensamiento libre y del debate de los problemas económicos, políticos y sociales de nuestro país y del mundo.
d)            El derecho de los universitarios, común a todos los ciudadanos, de participar en la vida política y de actuar en apoyo de los movimientos populares que buscan la transformación y el progreso de la sociedad.
e)               El derecho a disentir de lo dicho y lo actuado por los gobernantes y actuar, en consecuencia, sin más restricciones que las que marca la Constitución.
2.            COMBATE POR LAS LIBERTADES DEMOCRATICAS. Libertad de cátedra, es decir, libre exposición de toda corriente de pensamiento. Libertad de expresión, libertad de asociación y de reunión, así como libre diposición de locales y medios para utilizarlos.
La mejor manera de fortalecer el desarrollo de la UAP y defenderla de los ataques es formentar en ella el ejercicio pleno de las libertades y derechos marcados en la Constitu­ción Política.
Así, impulsar decididamente la organización de los estudiantes, profesores y trabaja­dores para que luchen por sus demandas específicas y por las exigencias de la Universidad como institución, es la base más firme para que la UAP cumpla su función democrática y transformadora de la sociedad.
Los derechos y libertades de los ciudadanos garantizados en la Constitución, no pueden encontrar inexplicable excepción entre quienes participan en la vida universitaria.
3.               ELABORACION DEMOCRATICA DE LA REFORMA UNIVERSITARIA. Re­quisito esencial para las transformaciones democráticas en la Universidad, es la participa­ción de los universitarios en ellas.
En esta reforma deben colaborar todos los sectores a través de las instancias corres­pondientes y de las que fuere necesario crear, para garantizar la más plena participación de la comunidad. La observancia de la más estrica rigurosidad y disciplina encuadrada en la organización, es elemento básico para el éxito de la reforma univeisitaria.
4.             ADMISION DE GRANDES GRUPOS EN LA UNIVERSIDAD. La burguesía ha demostrado su incapacidad histórica para resolver las aspiraciones populares en materia educativa. Preocupada tan sólo por los cuadros calificados capaces de mantener y repro­ducir las relaciones capitalistas de producción, deja ver constantemente una clara tenden­cia reaccionaria en este terreno. El carácter elitista y tecnocrático de la enseñanza burgue­sa tiene esta base.
Por el contrario, la universidad democrática reivindica el derecho y el deber de abrir sus puertas a grandes grupos de la población, fundamentalmente aquellos provenientes de las clases trabajadoras.
5.              ENSEÑANZA GRATUITA. La UAP sostiene con toda firmeza que la enseñanza universitaria debe ser gratuita, por eso mismo será necesario establecer y crear los medios para que la UAP pueda mantener este principio básico.
Consecuentemente, la UAP sólo establecerá aquellas tasas que no signifiquen una carga para los estudiantes y puedan ser cubiertas sin sacrificios; al mismo tiempo, conce­derá exención absoluta, sin condiciones humillantes de ninguna especie, a quienes por su situación económica así lo demanden.
6.                LA ENSEÑANZA MEDIA CORRESPONDE A LA UNIVERSIDAD. La educa­ción media superior, si bien puede ofrecer salidas laterales, es parte de un proceso de for­mación educativa má amplio y profundo. Por ello, forma parte de la actividad universita­ria. Desgajar las preparatorias de la Universidad sería una pretensión política para restar influencia al pensamiento crítico que ejerce esta Institución sobre los preparatorianos. La Universidad defiende, por ello, a sus escuelas preparatorias y, además, creará otras.
La Universidad -cuyos rasgos más generales han quedado definidos- inscrita en el sis­tema educativo nacional, refleja tanto las características de éste (insuficiente, piramidal, elitista, centralista y autoritario), como las contradicciones inherentes a la estructura socioeconómica y a la problemática política de la sociedad mexicana.
Sobre la base de la crisis más general, la universidad mexicana se encuentra sumida en una crisis permanente que se ha profundizado, sobre todo a partir de los años sesenta. Algunos rasgos de esta crisis son la masificación creciente de la Universidad, que al incidir sobre sus estructuras tradicionales, provoca profundas contradicciones en la estructura de gobierno y en el sistema de administración; la insuficiencia creciente de recursos finan­cieros y de las condiciones materiales para poder desarrollar el quehacer universitario; la ineficacia de las formas y métodos de enseñanza tradicional para resolver los problemas inherentes a una educación masiva.
Por otro lado, el papel de la Universidad, que hasta hace pocos años se desempeñaba como mecanismo de promoción social y permitía la alianza de la pequeña burguesía con la clase dominante, se ha visto minado. Esta situación contradictoria que origina por un lado la proletarización del trabajo intelectual, y por el otro, la estrechez del mercado pro­fesional, el cual arroja a miles de egresados de las universidades a la desocupación o al desempleo, en su causa fundamental.
El capitalismo dependiente, como sistema social dominante, coloca a nuestro país como simple espectador de la revolución científico-técnica, lo cual se traduce en la exis- tencia de un raquítico sistema de investigación y un creciente distanciamiento entre el desarrollo alcanzado por el conocimiento científico y tecnológico, y el conocimiento transmitido por la Universidad. La Universidad se limita entonces a la simple preparación de cuadros que, en el mejor de los casos, aplican la teconología importada. Este fenómeno refuerza así la dependencia.
En el plano político e ideológico, la Universidad, como instrumento de control de la burguesía sobre los estudiantes, profesores y trabajadores, también ha entrado en crisis. Los universitarios, y principalmente los estudiantes, han pasado a jugar un importante papel en el movimiento político de masas con una clara tendencia a la independencia política e ideológica de la burguesía. Al mismo tiempo, los centros de educación superior, como consecuencia de las luchas sociales desarrolladas a su alrededor, de la creciente influencia política del marxismo y el desarrollo de una conciencia crítica en los universi­tarios, han convertido a la Universidad en el escenario de una importante lucha ideológica, en particular, contra la ideología de la clase dominante en nuestro país, la ideología de la "Revolución Mexicana".
Nuestras universidades, y en especial las de provincia, manifiestan con mayor agu­deza los rasgos de esta crisis. Al ser el resultado de la lenta evolución de instituciones educativas que, como en el caso de la UAP, se adaptan lentamente a la evolución de la sociedad, conservan la mayoría de las veces los rasgos vinculados a etapas anteriores de su desarrollo. La UAP, de 1825 a 1937, estuvo organizada bajo el criterio de formar profe­sionales de las ramas liberales, principalmente en derecho y medicina, de tal manera que aún después de su transformación formal en Universidad (1937), cumplió sólo esa fim- ción. Su estructura académica, por tanto, ha correspondido a esta finalidad y a pesar de las transformaciones parciales, responde en gran medida, a este modelo de universidad profesionalizan te.
La estructura académica actual de la UAP, presenta los siguientes rasgos:
a)                               La enseñanza profesional es su actividad principal, aun cuando en los últimos años se han hecho intentos por desarrollar la extensión universitaria y la investigación científica.
b)                              La enseñanza está organizada en niveles impermeables (planes de estudio verti­cales, cátedras sin ninguna relación entre sí, escuelas separadas por fronteras infranquea­bles, etc.).
c)                         En cuanto al contenido de la enseñanza, en ella se manifiesta una clara desvincu­lación entre la teoría y la práctica. Los planes y programas de estudio, en la mayoría de los casos, son un simple agregado de materias con una orientación anticientífica y repro­ductora de valores que fortalecen nuestra dependencia cultural, científica y técnica.
d)                              La educación es, en lo esencial, informativa y basada en la transmisión oral del conocimiento.
La crisis de la Universidad en México, y en general del sistema educativo, pretende ser resuelta por la burguesía con una incapacidad manifiesta. Su alternativa, entre otros ob­jetivos, pretende disminuir las tensiones que se producen como resultado del carácter piramidal, centralista e insuficiente del sistema educativo, a través de la diversificación y la ampliación del sistema, del desarrollo de un modelo de estructura académica que supere la estructura tradicional de la Universidad y la adecúe a los requerimientos del desarrollo del capitalismo monopolista y, por tanto, a los intereses de la gran burguesía y del impe­rialismo. Al mismo tiempo, intenta recuperar su dominación ideológica y política al bus­car el sometimiento del movimiento estudiantil, el de profesores y trabajadores universita­rios.
Frente a las tácticas y estrategias burguesas, debemos profundizar la lucha de los univer­sitarios, orientados hacia la creación de una alternativa propia, basada en los siguientes puntos:
lo. MODIFICAR LA FUNCION SOCIAL DE LA UNIVERSIDAD. EUo se logrará al impulsar su conversión en una universidad democrática; crítica y popular, a través de una transformación radical de la actual estructura académica al profundizar la democratiza­ción de sus formas de gobierno y administración; orientar el conjunto de sus actividades con base al conocimiento científico y vinculación de la institución a la realidad económico- social del país, y proyectarla como factor que impulsa su crítica y su transformación.
2o. TRANSFORMACION RADICAL DE LA ESTRUCTURA ACADEMICA DE LA UNIVERSIDAD. El agrupamiento de las escuelas en función de las áreas del conoci­miento, permitirá superar el aislamiento; oponer a la parcialización del conocimiento la actividad interdisciplinaria y la superación de la actividad individual por la actividad co­lectiva.
3o. PLANES Y PROGRAMAS DE ESTUDIO. Los egresados de las Universidades son el resultado de la acción de múltiples factores sociales e ideológicos, la mayoría de los cuales se encuentra fuera de la Universidad, por lo que ésta no puede determinar la ideo­logía de los estudiantes.
Sin embargo, la univenidad democrática debe contribuir a formar universitarios comprometidos con los requerimientos y aspiraciones de su pueblo y de su país, al impri­mir a la orientación y contenido de la enseñanza un nuevo sentido, un sentido eminente­mente social. Los planes de estudio y las carreras impartidas en la UAP, deben estructu­rarse en esa dirección; ello necesariamente desemboca en una educación que sea:
CIENTIFICA. Es decir, sustentada en la comprensión de las leyes generales que rigen el curso de la naturaleza y de la historia.
INTEGRAL. Es decir, globalizadora del conocimiento y de la verdad. La necesaria espe- cialización no debe convertirse en parcialización del conocimiento, en mutilación de la totalidad, propiciadora de tecnócratas.
ACTIVA. Es decir, que tenderá a superar la relación vertical profesor-alumno que coloca al estudiante como sujeto pasivo, para integrarlo al proceso de aprendizaje como un elemen­to condicionado y condicionador a la vez, modificado y modificador de un proceso sujeto a revisión y enriquecimiento constante, que parte de los niveles reales de comprensión y asimilación y se apoya en la crítica y la autocrítica.
DESALIENANTE. Esto es, encaminada a lograr el encuentro del hombre -del estudiante, profesor e investigador— consigo mismo, con la verdadera conciencia y con los verdaderos problemas. Por ello mismo, politizante.
DEMOCRATICA. Esto es, dará cabida a todas las corrientes del pensamiento y de la cul­tura universal, con excepción de las concepciones fascistas, fanático-religiosas y retrógra­das, ligadas al interés de los grupos monopólicos nacionales y extranjeros.
NACIONALISTA. Es decir, orientada a preservar y desarrollar nuestra identidad y patri­monio cultural o histórico.
POPULAR♦ Es decir, dará preferencia a las clases trabajadoras. Tenderá a romper el elitis- mo característico de la Universidad burguesa.
En síntesis, debemos dar una orientación y un contenido a la enseñanza que sea democrático, crítico y popular, consistente en integrar institucionalmente las diversas actividades, con el fin de impartir una educación integral, es decir, como una totalidad compuesta de enseñanza, investigación científica y extensión universitaria.
4o. ENSEÑANZA MEDIA. Especial atención merece este nivel, que es esencial­mente formativo. La enseñanza media deberá despertar en el alumno el interés por acre­centar por motu propio sus conocimientos, a través del manejo de los elementos meto* dológicos básicos de las ciencias naturales y sociales.
5o. PREPARACION Y FORMACION DE PROFESORES. La preparación del personal docente es una de nuestras grandes deficiencias que no puede solucionarse únicamente a través de la contratación de personal ya formado. Debe elaborarse un programa de formación de profesores con los siguientes puntos:
a)                Promover e impulsar hacia la docencia a los egresados de la UAP,
b)                Proporcionar cursos de actualización en todos los niveles,
c)                 Crear cursos de especialización tendientes a organizar los estudios de maestría.
d)                 Becas de estudio en universidades nacionales y extranjeras.
e)                 Seminarios interdisciplinarios.
f)                  Becas de trabajo (seis meses, un año), para lograr el dominio de procesos técni­cos.
g)                  Contratación de investigadores de reconocido mérito, por tiempo específico (uno, dos años), para formar grupos de trabajo bajo su dirección.
6o. COORDINACIONES ACADEMICAS. Se propone la creación de coordinaciones académicas a todos los niveles de enseñanza e investigación, anexas a las escuelas corres­pondientes, encargadas de coordinar y unificar la enseñanza de aquellas materias imparti­das en distintas escuelas; por ejemplo: la coordinación de matemáticas (anexa a la escuela de Físico Matemáticas) coordinará y unificará la enseñanza de las matemáticas en toda la Universidad.
Las coordinaciones permitirán un mejor aprovechamiento de nuestros recursos humanos y materiales, por ejemplo, el uso racional de aulas y laboratorios que en la actua­lidad se usan unas cuantas horas al día; la evaluación objetiva de los profesores, etc.
Deben dedicarse, asimismo, a la elaboración de programas y planes de estudio que reflejen la política educacional de la Universidad,
7o. METODOS DE ENSEÑANZA. Los métodos de enseñanza actuales deben modi­ficarse radicalmente; es indispensable que los alumnos participen en forma activa (discu­siones, presentación de temas, críticas, etc.), en todos sus cursos y esto debe ser motivado y estimulado por los profesores.
Algunas medidas que podrían implementarse serían:
a)                La creación de un departamento de nuevos métodos de enseñanza.
b)               Cursos de didáctica y pedagogía para todos los profesores.
c)                    El uso de seminarios, conferencias, talleres, etc., para complementar o sustituir los cursos tradicionales basados principalmente en el método oral.
d)                 Adquisición de materiales para apoyos didácticos audiovisuales: proyectores, pantallas, películas, transparencias, videocintas, láminas, etc.
8o. EXAMENES. Los exámenes tradicionales, ordinarios, extraordinarios y de pro­moción, y aun el profesional, deben ser objeto de discusión, para encontrar un sistema de evaluación de conocimientos dinámico y más congniente con la realidad actual.
Deben definirse en forma clara la naturaleza y el objeto de los exámenes de admisión, tanto a nivel medio como superior, ya que se aplican con muy distintos criterios en las diferentes escuelas.
9o. TESIS. Una de las más serias deficiencias de nuestras universidades se encuentra en la presentación de las tesis profesionales y el servicio social. En efecto, la ideología individualista y egoísta, muy propia de la sociedad capitalista, determina que las tesis pro­fesionales y el servicio social, se vean como pesados requisitos a cubrir no importa como, para así obtener el título profesional el cual permite escalar posiciones sociales y obtener ventajas materiales.
Las consecuencias de lo anterior son deplorables, particularmente en el nivel acadé­mico. Es necesario que la Universidad ofrezca diversas opciones para cubrir la presenta­ción de tesis y el servicio social, lo cual permita una verdadera aportación -por mínima que sea- a las necesidades materiales e intelectuales del pueblo trabajador.
De esta manera, se resolvería un problema social y también muchas de las irregula­ridades académico-administrativas de nuestra Universidad.
10o. POR UNA FORMACION MAS PLENA DEL UNIVERSITARIO. Las distintas actividades que se realizan, tales como estudio, deporte, política, etc., deberán tender a la integración del universitario. Ello requiere de condiciones materiales adecuadas.
Los avances tecnológico-científicos, al ser incorporados al proceso productivo en el marco de las actuales relaciones de dominación, son utilizados en función de los intereses de las grandes empresas imperialistas y sus socios nativos. México, convertido en un sim­ple importador de maquinaria y tecnología producida en su mayor parte en los Estados Unidos, y alejado de tos avances de la revolución científico-técnica, refleja en su incipien­te sistema de investigación las consecuencias derivadas de esta dependencia, misma que se convierte en el principal obstáculo para el desarrollo de la investigación científica en nues­tro país. Así, contra las opiniones centralistas, dependentistas y desarrollistas, la UAP, debe elaborar una política encaminada a fortalecer e impulsar la investigación científica sobre la base de los siguientes criterios:
1.                    A la Universidad le corresponde efectuar actividades encaminadas a incrementar el acervo científico de la humanidad.
2.                    Contribuir a la lucha por la independencia económica del país. Desarrollar et es­píritu crítico y creativo para el análisis y diagnóstico de los problemas de la región y la nación, y proponer soluciones sin imitaciones o aplicaciones mecánicas de esquemas im­portados, que sólo acentúan la dependencia. Ello exige incorporar esta actividad a la tarea más general de elaborar y concretar una estrategia de desarrollo nacional, alternativa a la actual y de carácter superior.
3.                     Detectar los problemas esenciales de México y en concreto de la región Puebla- Tlaxcala (así como sus causas), para lograr un conocimiento objetivo de nuestra realidad y para ayudar a plantear soluciones que permitan modificar nuestra situación actual
4.                     Conocer la extensión de nuestros recursos naturales y plantear por un lado, una explotación más racional de los mismos y, por otro, nuevos usos de los mismos.
5.                    Combatir la centralización de la investigación en el país, ya que el 70% de las instituciones de investigación se encuentran en el Distrito Federal. Sucede lo mismo con los investigadores, pues la proporción es de 1 a 35,700 habitantes en el Distrito Federal, por 1 a 334,000 en la provincia.
6.                      Ayudar a la formación de profesores, sobre todo a nivel de licenciatura y de en­señanza media.
7.                   Vincular la investigación a la enseñanza y a la extensión universitaria.
La universidad critica, democrática y popular implica un replanteamiento de las funcio­nes y del tipo de extensión universitaria a desarrollar. Esta Universidad otorga a la ex­tensión universitaria un papel y una importancia mayor, puesto que tiene y plantea la necesidad de volcarse hacia afuera, de establecer canales sólidos y perdurables de comu­nicación con las clases trabajadoras, como elemento imprescindible para el rompimiento con el elitismo característico de la universidad burguesa. Como nunca antes, la Universi­dad debe dejar de ser un elemento divorciado de la vida y de la problemática social. Antes bien, debe ser promotor directo de una cultura de masas.
Por ello, lo que comúnmente se conoce como Extensión Universitaria, debe ser una actividad permanente a todos los niveles, no algo parcial y circunscrito a departamentos especializados. Debe comenzar desde los inicios de la vida universitaria y ampliarse en los niveles superiores, para ser consecuentes con los principios de ligar la teoría con la prácti­ca y de crítica y transformación de la realidad económico-social.
El servicio social debe ser norma universitaria. La práctica social debe entenderse como parte esencial de la formación universitaria, como factor de elevación de los niveles académicos.
Integrar la docencia y la investigación con la planeación y realización del servicio social es, por tanto, nuestro propósito y deben remodelarse sobre estas bases las estructu­ras administrativas y los departamentos universitarios ligados con la extensión universita­ria.
Durante una etapa, las reformas ocurridas en la UAP en el área de la extensión uni­versitaria -difusión cultural, información y relaciones, departamento de extensión, bufete jurídico, departamento de idiomas, departamento de bibliotecas, librería universitaria, de­partamento de música- cumplieron un papel progresista al ser resultado de las necesida­des de avance de la Universidad y expresión concreta de inclinaciones sociales y populares de ésta. Dicha experiencia debe resumirse y dar cuerpo a un proyecto global. Se trata aho­ra de dar un salto adelante y establecer ta necesaria convergencia entre enseñanza e inves­tigación con extensión universitaria.
Todos estos organismos y departamentos deben reagruparse en una sola gran unidad; conjugar esfuerzos e impulsar coordinadamente nuevas actividades para integrar a ellas a la gran masa de estudiantes, profesores e investigadores a partir de sus niveles y de sus especialidades. El sentido de su actividad debe ser politizar la cultura con una orientación revolucionaria, y su radio de acción, el pueblo trabajador; sus lugares de trabajo, de vivien­da y de reunión. Sus formas de trabajo, además de la exposición, la representación teatral, la proyección cinematográfica, el cartel, la asesoría legal y la difusión escrita, serán el impulso de brigadas interdisciplinarias de servicio social y la construcción de campamen­tos de servicio social. La creación de Radio UAP será muy importante, para los fines de la Extensión Universitaria.
Por ello, la Universidad, con la que es y sus potencialidades, será un estímulo en el desarrollo de una amplia conciencia popular sobre la realidad económica, cultural, histórica y artística y sobre la necesaria transformación de ella. Eso requiere que estu­diantes, profesores e investigadores tengan claridad de las dimensiones y el compromiso implícito en tales tareas.
Una reforma universitaria requiere de un gobierno democrático. El gobierno -y las for­mas que puede adoptar- debe ser visto como el instrumento para concretar los plan­teamientos de la reforma, es decir, la elaboración, discusión y ejecución democrática de las transformaciones universitarias.
En la lucha de los universitarios destaca por su importancia el aspecto del gobierno. Múltiples combates por la autogestión universitaria caracterizan la historia de nuestras universidades. En la UAP, el movimiento ha logrado fortalecer el concepto de autogestión; así, ésta consiste en que son los universitarios, y sólo ellos, quienes deben decidir sus propios destinos, sin interferencia del Estado.
Sobre esta base se establece el problema de las formas de gobierno. En estos años, en el país y en la propia Universidad se han creado nuevos instrumentos de gobierno como resultado de la lucha por la democratización de la enseñanza. Las experiencias de Arquitectura, Economía, Psicología, la Preparatoria Popular, la Preparatoria Nocturna y la Escuela Popular de Arte, deben ser sistematizadas y asimiladas.
La autogestión y la forma que pueda adoptar (cogobiemo, autogobierno, etc.), no es un fin en sí mismo. La autogestión es objetivo inseparable de la lucha más general; y la creación de óiganos de representación democrática sólo es un elemento integrante de la misma; la tarea de desarrollar entre estudiantes y profesores una conciencia antiimperiatís- ta y anticapitalista por hacer avanzar la ciencia y la técnica y utilizada en bien de la mayo­ría de nuestro pueblo, es inseparable de la lucha por crear óiganos democráticos de go­bierno.
Asimismo, la autogestión democrática se convierte así en un instrumento para que sean los propios universitarios quienes dirijan la actividad universitaria en todos los órde­nes y aspectos, al mismo tiempo que logra incorporar a un mayor número de estudiantes, profesores y trabajadores al proceso de reforma, en tanto significa la posibilidad de que los universitarios, al dirigir democráticamente su centro de estudios, se eduquen y desarro­llen políticamente en esas estructuras creadas.
Por lo anterior se propone:
1.            Análisis y discusión de la estructura actual y de las experiencias acumuladas.
2.               Estudiar y crear nuevas estructuras. Algunas iniciativas podrían ser las siguientes:
a)            Consejo Universitario paritario. Incorporar en la representación a las escuelas de extensión y a los sindicatos.
b)           Ampliar las facultades del Consejo. Reglamentar y especificar sus facultades, así como los derechos y obligaciones de sus integrantes.
c)               Reglamentar las funciones, derechos y obligaciones de Rectoría.
d)           En cuanto a la creación de nuevos órganos de gobierno en las escuelas, deberían discutir las formas más adecuadas.
En este sentido habría que:
-                 señalar las formas de representación.
-                 señalar sus facultades.
-                  reglamentar sus actividades.
(Sin embargo, las iniciativas surgidas deberán ser planeadas al tomar en cuenta el conjunto de sus repercusiones, así como establecer claramente sus objetivos, para evitar desgastes y esfuerzos inútiles.
Será necesario, además, establecer la más estrecha comunicación para intercambiar experiencias, así como organizar discusiones del conjunto institucional con el objeto de acordar una estructura generalizable a fin de legalizarla).
e)              Reglamentar las funciones de los directores de las escuelas, con miras a democra­tizar, según el punto, el gobierno de las mismas.
0 Reglamentar las funciones de los jefes de Departamento y/o de institutos y de­más dependencias,
g)             Reglamentar la elección del conjunto de autoridades e incorporar el principio de revocabilidad.
h)           Las demás reglamentaciones necesarias en la vida universitaria y mantener las orientaciones generales de los puntos antes señalados.
1. Establecer, sobre la base de una profunda discusión, el nuevo sistema administrati­vo.
a)             Combatir la corrupción y la burocratización.
b)             Introducción de métodos modernos y eficientes.
c)               Reglamentación de esta actividad y establecer claramente las distintas funciones,
d)           Promover, conjuntamente con el Sindicato, todas las medidas para lograr la supe­ración del personal administrativo.
2. Planificación de esta actividad en función de la planeación universitaria en gene­ral, y prever la creación de nuevas carreras, así como el crecimiento de la población esco­lar y todos aquellos aspectos derivados de la creciente complejidad universitaria.
Presupuestos deficitarios, bajos salarios y nulas prestaciones a los profesores y traba­jadores universitarios; bibliotecas y laboratorios que difícilmente pueden considerarse como tales; falta de aulas, etc., son componentes de la imagen de la mayoría de nuestras universidades. La insuficiencia de los recursos destinados por el Estado para el financia­miento de la educación superior se traduce en la imposibilidad de las instituciones educa­tivas para cumplir cabalmente sus funciones.
Con objeto de resolver el creciente problema del gasto educativo, la burguesía adop­ta soluciones antipopulares tendientes a mantener el carácter selectivo de la estructura educativa. Entre algunas de las soluciones implementadas por el régimen, podemos señalar las siguientes:
a)             Facilitar una mayor intervención de la "iniciativa privada'* en el sistema educati­vo.
b)            Establecimiento del sistema de becas-crédito y la obligación de los estudiantes de costear su educación a través del pago de colegiaturas.
c)               Incremento del financiamiento de los centros de estudio ubicados en la capital de la república, con el consiguiente aumento de la desproporción presupuestaria entre aquéllos y los de provincia, además del reforzamiento del centralismo edu­cativo.
d)           Creación de nuevas instituciones dotadas de abundantes recursos que bien po­drían ser utilizados para mejorar sustancialmente las ya existentes.
Ante el problema del financiamiento de la educación superior, mantenemos el crite­rio de que es obligación del Estado otorgar los subsidios necesarios para el desarrollo de las Universidades. Rechazamos por consiguiente las soluciones antipopulares con que se pretende eludir esta obligación.
Hasta ahora, nuestra Universidad ha carecido de una política presupuestaria elabo­rada con criterios claros y definidos. Este hecho provoca serios problemas en la distribu­ción de los escasos recursos de la UAP. Para solucionar este problema proponemos el diseño de una política presupuestaria que permita el uso racional de los ingresos, planifi­que su aplicación y controle su manejo. Para la orientación de esta política se seguirán los lincamientos establecidos en el conjunto del programa.
VIIL Los universitarias, su organización y su lucha
Como la construcción de la universidad democrática está enmarcada por la lucha para la transformación social, ella será posible si se extiende y profundiza la unidad consciente y organizada de los universitarios y de éstos con los trabajadores, sobre la base de la incor­poración del programa de reforma al programa político más general. Como la construcción de la universidad democrática está enmarcada por la lucha para la transformación social, ella será posible si se extiende y profundiza la unidad conscien­te y organizada de los universitarios y de éstos con los trabajadores, sobre la base de la incorporación del programa de reforma al programa político más general.
Por tanto, reiteramos nuestra solidaridad con todos los movimientos de democra­tización dentro y fuera de las universidades.
Sin embargo, para dar salida a la potencialidad encerrada en el movimiento, debe­mos superar las concepciones, métodos y prácticas que tanto han dañado y constituyen el principal obstáculo a su total aportación. Aún se presentan en la UAP, la corrupción administrativa, el oportunismo y otras desviaciones ías cuales debemos extirpar.
Lograr la organización independiente de los estudiantes; fortalecer la de profesores; perfeccionar la de trabajadores; establecer la vigencia de la democracia en las organizacio­nes y en la resolución de las contradicciones entre ellas; elevar el nivel ideológico y polí­tico de los universitarios; constituyen requisitos esenciales para el avance de la reforma y la lucha social.
LLAMAMIENTO
La Universidad Autónoma de Puebla atraviesa actualmente por uno de los períodos más importantes de su historia. Enfrenta, junto al pueblo mexicano, un desafío de carácter histórico.
Nuevamente se escenifica en el país una lucha entre el progreso y la reacción; entre el avance y el atraso. Esta lucha hunde sus raíces en la historia de México. Durante ella se suceden los encuentros entre las fuerzas libertarias y las fuerzas reaccionarias. Ahora, cuando el pueblo mexicano toma un nuevo impulso en su lucha por libertad y democra­cia, las fuerzas más reaccionarias se coaligan para detener el proceso. En la actualidad, el enfrentamiento se da sin embargo en un contexto diferente, en un contexto de crisis, de agonía de los grandes imperios. Ahora, las fuerzas más reaccionarias representan los intereses de los enemigos de la humanidad entera, pues ellos representan el último obs­táculo en la lucha histórica del hombre por su libertad.
Esas fuerzas son el imperialismo y el fascismo, hoy tan actuantes, sobre todo en nuestro continente latinoamericano.
La humanidad debe derrotar a sus enemigos. Y esto sólo se logrará si barre con las bases que sostienen esas fuerzas: el sistema irracional e injusto de explotación del hombre por el hombre.
En esta contienda, estatal, nacional, mundial, la Universidad Autónoma de Puebla toma, claro está, un partido. El partido del progreso, de la democracia, de la libertad- Nos colocamos junto al pueblo mexicano en su lucha contra el imperialismo, el fascismo, con­tra el sistema explotador.
Actualmente somos una institución democrática, inmersa en un régimen predomi­nantemente antidemocráticorEs por ello un cuerpo extraño en esta realidad dominada por los intereses más reaccionarios. Y como tal, es atacada desde todos los puntos de vista. Se nos dice partido político; se nos cree Secretaría del Trabajo; Secretaría de la "Re­forma Agraria"; Secretaría de Salubridad; etc. Nada más lógico cuando el brillo irradiado por la Universidad contrasta con la oscuridad tremenda que la rodea. Por todo eso se le agrede, chantajea, presiona. Pero en nuestra lucha, que es la lucha del pueblo, el pueblo todo ha decidido estar a nuestro lado.
Los universitarios quisiéramos desarrollar aún más el papel liberador de nuestra Universidad. Impulsar más aún su desarrollo científico, técnico y cultural. Proyectarla todavía más al resto de la sociedad. Pero esto no es fácil, pues se oponen hoy los intereses dominantes de nuestra sociedad.
Aún así, hemos impulsado, el pueblo ha impulsado, cambios en la Universidad. Hoy mismo, la Universidad vive un proceso de transformación profundamente democrático.
Por otro lado, es necesario decir que a esta Universidad se le califica de subversiva, y de agentes subversivos a sus integrantes. ¡Qué gran capacidad de subversión la nuestra! Las causas de la movilización de los estudiantes no están en la subversión. Las causas de la movilización universitaria son las mismas causas de la movilización obrera y campesina, de la movilización popular.
Las razones de ésta, se encuentran en las condiciones de vida del pueblo, condicio­nes de miseria económica y opresión política. Veamos algunos datos.
La distribución del ingreso en el Estado de Puebla para 1970 -y la situación tiende a empeorar— era la siguiente:
El 92.4% de la población recibía ingresos "menores a 1,500 pesos mensuales; el 68.2% menores a 500 pesos, y ¡sólo un 0.5 % percibía ingresos de 10,000 pesos y más!
Otros datos, que se pueden comprobar en cualquier estadística oficial, son los siguientes:
El 33%de la población es analfabeta;
El 74%de la misma habita en casas de uno o dos cuartos;
El 52%no dispone de agua potable;
El 68%no cuenta con drenaje;
El 80% de médicos está en las ciudades; hay un médico por cada 2,536 habitantes.
14.4 por mil es el índice de mortalidad general, y es el infantil de 87.7 niños por cada mil. Ocupamos aquí el primer lugar nacional.
El 65.1% de la población consume leche, cuando más una vez a la semana. El 50,3% carne, y el 36.9% pan de trigo.
Para terminar, un dato que es realmente dramático: sólo un 27% de la población económicamente activa cuenta con trabajo productivo. Es decir, ¡tres cuartas partes carecen de trabajo seguro y productivo!
Aquí está la subversión. Una situación así no se explica dentro de un régimen "democrático y popular". Estos son índices claros de antidemocracia y antipopularidad.
El pueblo no necesita de agentes subversivos. En efecto, el obrero carece del sindicato que lo defienda; el campesino no tiene la organización que lo represente; su lucha no encuentra cauce en el partido político que lo dirija ni en el gobierno que le resuelva. Encuentra, en el mejor de los casos, unas cuantas migajas, y casi siempre promesas o represión. Por eso, al pueblo de nuestra entidad y de la región que lo rodea, lo caracteriza una lucha constante. Baste recordar a Morelos, Zapata, los hermanos Serdán, Jaramillo y tantos otros.
Esta es la base también de la lucha unversitaria. El estudiante, el ser más sensible, no puede permanecer indiferente. Se pone al lado de las luchas populares. El pueblo, al carecer de sus derechos, encauza su lucha por el camino que transita el estudiante. Así, estudiante y pueblo se funden en una sola lucha.
El campesino, que tiene años y años en espera de su tierra, se lanza a la toma de lo que considera suyo. Y de los obreros agrícolas, ¿qué decir? Ni siquiera el derecho a la sindicalización tienen, y por consecuencia no perciben el salario mínimo.
Los obreros son sujetos del despotismo de sus "líderes" y patrones. Los colonos no tienen las condiciones necesarias para una vida decorosa. El vendedor ambulante, arrojado a la ciudad, sin otro medio de vida que su pequeño comercio. Los artesanos, sujetos a la explotación de los monopolios, al igual que los capitalistas medianos y peque­ños.
Pero existen otros, los llamados "marginados", los desempleados, los pobres de la ciudad y el campo, sin ningún derecho, incluso al de su propia vida.
Es, pues, tal situación de vida y la carencia de derechos políticos, lo que explica las violentas y explosivas reacciones del pueblo. Incluso algunos, desesperados, recurren a otros medios de lucha.
Son éstas las causas de fondo de la lucha popular. Y ella se da como un proceso objetivo. Hoy el pueblo de nuestro Estado despliega una gran energía. Esa energía, pro­fundamente revolucionaria, trata de ser reprimida. Y es que algunos toman la represión como el mejor método de gobierno. Lo único que en realidad logran es reproducir y agu­dizar los problemas sociales.
Nosotros afirmamos que sólo medidas democrático-populares, basadas en el respeto a la Constitución, las cuales alivien las condiciones de vida y garanticen los derechos políticos del pueblo, podrán resolver y aliviar la situación. Sólo el tratamiento político de los problemas, y su solución democrática, garantizarán el pleno desarrollo histórico del pueblo mexicano...
Las consideraciones y puntos programáticos anteriormente expuestos, son una proposi­ción que hoy se hace a la comunidad universitaria para avanzar en la transformación democrática de nuestra Casa de Estudios. A esta proposición deben incorporarse todas aquellas que los diferentes sectores plantean como necesarias. La discusión de las di­versas iniciativas, si se lleva a cabo en un clima democrático, alcanzarán entonces toda la posibilidad de su concreción, pues serán respaldadas por el conjunto de los universita­rios.
En efecto, el programa por sí mismo no basta; éste sólo plantea la orientación general de la reforma. Para llevarlo a la práctica se requiere cristalizar en fuerza oiganizada esa orientación y, por tanto, establecer el método, los pasos, medidas y procedimientos en un plan concreto de aplicación del programa. Así, es el enriquecimiento del programa y su cristalización en una fuerza democrática capaz de llevarlo adelante por medio de un plan, la principal tarea que hoy nosotros enfrentamos y debemos cumplir para ser conse­cuentes con nuestros principios.
La lucha por construir una universidad democráticaf critica y popular; atraviesa por múltiples dificultades, existe la posibilidad de que la UAP caiga nuevamente en manos de sus enemigos; y eso demanda una actitud de combate; exige de los universita­rios la mayor firmeza en sus principios y la conciencia de que fue la participación de los universitarios y del pueblo trabajador lo que permitió rescatar a la UAP de la reacción y, por eso mismo, sólo la profundización de la unidad entre los universitarios y las clases avanzadas, así como su organización democrática, harán posible el triunfo definitivo.

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